El verbo es el motor de la lengua
Tradicionalmente, las palabras del idioma español se clasifican, según su función, en nueve tipos o clases: sustantivos (abogado, justicia), pronombres (él, quien), adjetivos (sabio, inescrupuloso), verbos (argumentar, ser), adverbios (bien, conjuntamente), artículos (el, la) , preposiciones (de, durante) , conjunciones (y, o) e interjecciones (eh, uepa). De estas diversas clases, se destacan por su importancia dos: los sustantivos o nombres —que designan individuos, grupos, cosas e ideas— y los verbos, que denotan, generalmente, una acción, un movimiento, un hacer. Existen idiomas que carecen de artículos, preposiciones, etc., pero no hay ninguno que prescinda de sustantivos o verbos.
Los sustantivos, por su naturaleza, tienen una significación más bien estática: representan personas, cosas o ideas que perduran; los verbos, al contrario, son generalmente dinámicos: reflejan las fuerzas y el movimiento de un mundo eternamente cambiante. Cuando leemos un sustantivo, pensamos que se trata de algo o de alguien; cuando leemos un verbo, pensamos en lo que sucede con algo o alguien. En general, los sustantivos son menos directos y más abstractos que los verbos y, por tanto, más difíciles de intuir y entender.
De ahí que se considere al verbo la clase de palabra por antonomasia en la lengua humana. No es casualidad que su nombre se deriva del latín verbum, que significa, precisamente, palabra. Como explica Álex Grijemo en su obra La gramática desomplicada:
El verbo es el motor de la lengua. El verbo representa la fuerza del idioma, una potencia que él traslada al resto de las palabras y que las atraviesa como un pincho […]. Todo el entramado de vocablos que empleamos para expresarnos se vendría abajo si no supiéramos usar el verbo o si no lo hubiéramos inventado…
Muchos profesionales del derecho parecen desconocer estas verdades. Solo así se explica la costumbre que tienen de eliminar sistemáticamente de sus escritos todos los verbos de acción, sustituyéndolos por expresiones siempre menos directas. Por ejemplo, hay letrados que preferírían colgar la toga antes de decir simplemente Esta sentencia viola la Constitución, en lugar de La decisión judicial ut supra citada in extenso es violatoria de principios y paradigmas fundamentales incorporados por el constituyente en nuestra ley de leyes o Constitución, en fecha veintiséis (26) del mes de enero del año dos mil diez (2010), actualmente vigente en todo el territorio nacional.
Ejemplos como este ultimo abundan en el lenguaje jurídico dominicano, pese a la recomendación unánime de los manuales de redacción de que, para expresar una acción, se deben preferir los verbos y las formas verbales (gerundios, infinitivos) a los sustantivos, adjetivos y expresiones nominales y adjetivales.
A continuación ilustramos esta recomendación con textos tomados de diversas fuentes. Se han resaltado con negritas tanto los verbos y formas verbales como las expresiones nominales, adjetivales y circunloquios criticados:
La sentencia es violatoria de la Constitución (La sentencia viola la Constitución).
La utilización de cámaras ocultas para perseguir los fines del periodismo de investigación resulta atentatoria a derechos fundamentales de los particulares (Utilizar cámaras ocultas en el periodismo de investigación atenta contra los derechos fundamentales de los particulares).
Es un objetivo principal de la política social del Estado promover la reforma agraria y la integración de forma efectiva de la población campesina al proceso de desarrollo nacional, mediante el estímulo y la cooperación para la renovación de sus métodos de producción agrícola y su capacitación tecnológica ( Es un objetivo principal de la política social del Estado promover la reforma agraria e integrar de forma efectiva la población campesina al proceso de desarrollo nacional, renovando sus métodos de producción agrícola y su capacitación tecnológica).
Se llegó a esta conclusión mediante el estudio de… (Se llegó a esta conclusión estudiando…).
En definitiva, si lo que se quiere es un escrito vigoroso, claro y comprensible, venza la tentación de convertir verbos en expresiones nominales y adjetivales. Sus lectores se lo agradecerán.
© 2015 Fabio J. Guzmán Ariza