Celebran coloquio en Santiago sobre el Diccionario del español dominicano
Los miembros del equipo lexicográfico de la Academia Dominicana de la Lengua se trasladaron a la ciudad de Santiago de los Caballeros para conducir un coloquio sobre el Diccionario del español dominicano en acto público que tuvo lugar en el Centro Cultural Eduardo León Jimenes, prestigiosa institución cultural de la ciudad cibaeña.
Participaron en esa jornada lingüística el Lic. Fabio Guzmán Ariza, presidente de la Fundación Guzmán Ariza Pro Academia Dominicana de la Lengua; la Lic. María José Rincón, coordinadora del equipo lexicográfico de la Academia; y el Dr. Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua.
El nuevo diccionario recoge y define las voces usadas por los dominicanos que no tienen un uso común en el español general, como los términos peculiares del habla criolla, fruto del talento creativo de nuestro pueblo, como melagadanario, mangú, pariguayo; las connotaciones semánticas, como extrajudicial (‘difícil, complicado’), guapo (‘valiente, enfadado’) o cuero (‘prostituta’); y expresiones fraseológicas, como hijo de machepa, al paso o pobres de solemnidad, según comentaron los expositores.
La idea de confeccionar esta obra comenzó a hacerse realidad cuando el Lic. Fabio Guzmán Ariza se comprometió ante el director de la Academia a gestionar el apoyo económico para la preparación de un diccionario sobre nuestro léxico, apoyo que materializó con la Fundación Guzmán Ariza Pro Academia Dominicana de la Lengua.
En sus palabras de presentación, Fabio Guzmán Ariza dijo: “Una vez escogidas las voces candidatas para el diccionario, la labor de aceptarlas y definirlas recayó sobre el equipo de redacción, dirigido magistralmente por la señora María José Rincón González y compuesto por tres académicos dominicanos: Bruno Rosario Candelier, Roberto Guzmán y quien les habla”. De todos esos esfuerzos, comentó Guzmán Ariza, este diccionario es “la obra más emblemática y relevante publicada por la Academia desde su fundación en 1927, con las voces que nos identifican y definen como pueblo. No creo que haya dominicano en el mundo que al hojearlo no se le ilumine el rostro con una sonrisa de reconocimiento de su propia identidad como ciudadano de la patria de Duarte, Sánchez y Mella”, consignó el abogado, lingüista y académico dominicano.
El presidente de la Fundación Guzmán Ariza pro Academia Dominicana de la Lengua, cuyo apoyo fue fundamental para la confección de esta obra académica que aporta un nuevo diccionario dialectal del español americano, ponderó la participación de los colaboradores en esta obra lexicográfica: “La trascendencia de esta labor académica destaca especialmente en un contexto nacional con graves problemas de alfabetización y formación académica pero que aspira al mantenimiento y la defensa del buen uso de la lengua española como una de sus principales señas de identidad. Las cifras del DED son impresionantes pero lo más importante es el inmenso caudal de información sobre nuestro lenguaje”, precisó Guzmán Ariza.
Por su parte, María José Rincón comentó que la lengua española puede presumir del Vocabulario de Elio Antonio de Nebrija, nacido a finales del siglo XV; del Tesoro de la lengua castellana o española, publicado en 1611 por Sebastián de Covarrubias; y del Diccionario de autoridades, cuya composición fue el objetivo fundacional de la Real Academia Española. El empeño académico era demostrar el lugar preponderante de la lengua española en el conjunto de las lenguas europeas. Los mismos factores que provocaron el surgimiento de la variedad americana del español produjeron, simultáneamente, su diferenciación regional interna, más patente y más rica, si cabe, en el vocabulario. Señaló nuestra lexicógrafa y académica que si dejamos a un lado las obras enciclopédicas que describen la realidad americana o los glosarios de voces sobre la labor misionera, los americanismos tardaron en aparecer en nuestros diccionarios.
Comentó María José Rincón que la aparición en 1836 del Diccionario provincial de las voces de Cuba, del dominicano Esteban Pichardo, fue el primero de los diccionarios de regionalismos. Vicente Salvá en 1846 presume de que su Nuevo diccionario de lengua castellana recoge unas veintiséis mil voces más que el publicado por la Academia, “entre ellas muchas americanas”, que había obtenido carteándose con amigos e intelectuales del nuevo continente. La fundación de las academias americanas de la lengua, entre las que se encuentra la Academia Dominicana de la Lengua en 1927, contribuye al reconocimiento de las distintas variedades americanas del español y a una presencia cada vez más notable de americanismos en los diccionarios académicos.
En nuestros diccionarios, según María José Rincón, se observa un aprecio por la expresión criolla al mismo tiempo que una actitud purista en la que el español peninsular se tomaba como punto de referencia. Esta dualidad distingue nuestros diccionarios: Rafael Brito y su Diccionario de criollismos, de 1930; Manuel Antonio Patín Maceo y sus Dominicanismos, de 1940 y 1947; y Carlos Esteban Deive y sus dos ediciones del Diccionario de dominicanismos, de 1986. En la senda de estos antecesores en la Academia Dominicana de la Lengua nos vimos ante una necesidad prioritaria para la lexicografía dominicana: el diseño y la construcción de un diccionario que respondiera a técnicas y criterios lexicográficos actuales y que pudiera ofrecerles al hablante dominicano y al usuario que se acerque a esta variedad dialectal con las suficientes garantías de rigor científico, un diccionario de uso, que registre lo que decimos y cómo lo decimos. El Diccionario del español dominicano registra y describe el léxico propio de la variedad de la lengua española usada en la República Dominicana. “La selección de la nomenclatura del DED se ha realizado de forma contrastiva; es decir, el diccionario incluye las palabras y las acepciones del vocabulario usual en el español dominicano que no tienen un uso común en el español general. Estamos ante una obra que incluye el léxico vigente y frecuente y también el léxico desaparecido o en vías de desaparición por razones generacionales o de cambios en la cultura o en la forma de vida de la sociedad dominicana”, precisó la académica y lingüista.
En su exposición, Rincón consignó que el Diccionario del español dominicano prefiere las definiciones propias que cumplan con el principio general de equivalencia entre el definido y la definición y su identidad categorial. El trabajo en equipo, que nos enorgullece en este diccionario, contrarresta el personalismo y favorece la desaparición de la impronta ideológica en la definición, cuya eliminación ha sido uno de nuestros objetivos fundamentales. El DED muestra unas coordenadas sociales y culturales que pueden reconocer los usuarios del español dominicano, apuntó.
El director de la Academia subrayó que la confección del Diccionario del español dominicano, con el concurso del equipo lexicográfico de la ADL, implicó un arduo y exigente trabajo en la selección de cada una de las entradas léxicas y la precisión de su significado. Para la definición de las palabras tuvimos en cuenta sus usos y significados con sus variantes y sus acepciones, así como la pertinente ilustración en muchos casos. En este sentido, dije: “La lengua es el vínculo de relación y coparticipación de diferentes generaciones, estamentos sociales y comunidades de una región o un país. Por efecto del cambio que va experimentando el sistema de comunicación verbal, hay vocablos que se hacen arcaicos y algunos desaparecen para dar lugar a nuevas voces y expresiones. Aquí se registran las palabras que son usadas por los diversos estamentos y generaciones de dominicanos, así como las voces de reciente factura que parecen tener vigencia firme. La lengua tiene palabras del sistema general y términos propios de la lengua local. Con frecuencia una misma palabra tiene, en el español dominicano (como en cada uno de los países que hablan la lengua española) un significado peculiar con la misma validez del léxico primordial. Palabras como cuero, pico o lámina tienen en México, Colombia y República Dominicana, respectivamente, significados diferentes de los que esos vocablos registran en el diccionario oficial de nuestra lengua”. De ahí la importancia de un diccionario especializado en las voces locales de un país.
Al término de la exposición de los tres académicos, hubo un intercambio de preguntas y respuestas, con comentarios sobre diversos aspectos del lenguaje de nuestros hablantes.
Santiago de los Caballeros, 18 de febrero de 2014.
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