Escuadra – aterrizar – en función a – adicto – éxtasis (éctasis)
“Esa noche, recordó, su ESCUADRA fue asignada a N., tradicionalmente una de las áreas más peligrosas de. . .”
Como se acostumbra a hacer en estos escritos se plantea el móvil principal de la sección desde el inicio, sobre todo cuando este difiere de lo que puede esperarse como normal. Estas reflexiones van encaminadas a examinar algunos significados que transitan por vías secundarias, es decir, no son conocidas por todos los hablantes de español; sin embargo, su conocimiento no deja de tener importancia para el hispanohablante moderno en la era de la “aldea global”.
La escuadra más conocida es la de un cuerpo armado organizado comandada por un cabo. Esa escuadra, junto con las demás de los diccionarios tradicionales, no se examinará en esta sección. Las que interesan aquí son las de Hispanoamérica.
La primera escuadra que trae el DAA es la que se refiere a la pistola o al revólver. Entre los países mencionados figuran siete; no obstante, no se cuenta la República Dominicana entre ellos. Ese es uno de los puntos más importantes para esta sección.
En la República Dominicana se llamaba «escuadra» a la pistola semiautomática. De eso se puede dar fe por haberlo oído de labios de personas que no sabían leer ni escribir, quienes hace más de cincuenta años conocían con ese nombre las pistolas. Hay que insistir, así llamaban solo las pistolas.
La razón para llamar así la pistola es por la forma, diseño o como se desee llamar que tienen las pistolas en las que el ángulo que forma la empuñadura es distinto al de los revólveres. Ese rasgo era determinante para que los dominicanos la llamaran escuadra.
Hay otra escuadra propia de la República Dominicana es el “conjunto de gallos de pelea” como la asienta el DAA. Es una pena que no conste en esa acepción si ese conjunto pertenece a un
mismo criador como se llama al propietario de gallos de lidia, o a la misma “traba” o sitio donde se cuida de los gallos finos.
ATERRIZAR
“Pero a mediados del 2000 muchas de las empresas españolas que ATERRIZARON en la Florida eran en general grandes, y con abundantes recursos financieros. . .”
Al idioma español le disparan desde todas las posiciones. Cuando se interviene para puntualizar algunos aspectos no se hace para defenderlo porque eso no hace falta. La lengua común cuenta con suficientes recursos para defenderse por sí sola y no corre peligro.
En esta ocasión se trata de esclarecer algunos conceptos con respecto del verbo aterrizar. Sin duda la utilización que se hace del verbo en esta ocasión escapa a lo que se había hecho antes con relación a este.
De acuerdo con lo que se acepta, los que aterrizan son los aviones y artefactos voladores. Aterriza también quien llega a tierra después de descender en un avión o artefacto volador.
Además, una persona aterriza cuando cae al suelo, o, cuando se aparece inopinadamente en alguna parte. Por esto es que a las personas que se presentan a las fiestas sin invitación previa se les llama “paracaidistas”, por lo menos en la República Dominicana.
El verbo en cuestión tiene muchos otros sentidos más. Se enumerarán en esta sección algunos de los más conocidos entre los hispanohablantes de América.
En México aterriza la persona que pasa de las ideas a las propuestas concretas. En seis otros países aterriza la persona que reconoce la realidad existente. Cinco países centroamericanos entienden por aterrizar el momento en que una persona habla de asuntos concretos. En Colombia corresponde el verbo en estudio a “serenarse”. En Venezuela, es prestar atención una persona después de un momento de distracción.
La pista del uso de la cita y de las características de este las ofrece el Diccionario Clave de uso del español actual, que para aterrizar asienta en el registro coloquial: “llegar y tomar los primeros contactos, generalmente con algo desconocido”. Es muy probable que este uso corresponda exclusivamente al español peninsular.
EN FUNCIÓN A
“. . .unidad y reconciliación era insoportable para un Partido que se legitima desde hace seis décadas EN FUNCIÓN AL miedo y la división”.
Esta locución o combinación de preposiciones y sustantivo es una que no se encuentra a menudo en el español regular. Ante algo de este tipo hay que hacer como dice el dominicano de la calle, “hay que buscarle la vuelta” para entenderlo.
Con esa expresión el dominicano de a pié expresa que no es suficiente con aprehender cada palabra por separado, sino que se hace necesario interpretar la expresión como un todo independiente.
Para poder interpretar el mensaje que el investigador de habla hispana trató de transmitir es preciso separar primero la combinación en sus partes componentes para recomponer el rompecabezas.
En parte el análisis de la expresión va a consistir en evaluar las palabras en función de su valor individual y asociativo. Es posible que una preposición haya malogrado el propósito de la redacción al cambiar la orientación del todo.
La palabra función por sí misma tiene valores en varias ramas del saber: biología, matemáticas, gramática, informática y química. Se equipara la palabra examinada en algunos de sus significados con atribución, cometido; destino, papel; ceremonia, fiesta; sesión; espectáculo. Si se trata de reemplazar el vocablo función con uno de los que se copió inmediatamente antes de esta frase, la intención de darle sentido termina en fracaso.
Para no alargar más el asunto, la locución prepositiva que se conoce es en función de, esto es, con la preposición de y no con a. Esta mencionada locución sirve para expresar “dependiendo de ello o de acuerdo con ello”.
Aun sustituyendo lo citado por la locución prepositiva que se conoce la redacción que resulta no es elegante o, es de difícil inteligibilidad. Como puede apreciarse con lo que se ha evaluado en esta sección, en algunas ocasiones una preposición puede malograr el sentido de una oración completa.
ADICTO
“Gracias a ellos se sabe que es más aconsejable ser un ADICTO DEL sexo que de las matemáticas y que no basta con sacar cuentas y descifrar rompecabezas para conservar lozanas las neuronas”.
No se trata de argumentar en contra del sentido de la
oración reproducida a manera de ejemplo, sino de reflexionar sobre la construcción de esta; sobre todo en lo relativo al sustantivo/adjetivo adicto. Aun más, a la preposición que lo acompaña.
Se significa con el término “adicto” que la persona a quien así se llama no puede renunciar al uso de las drogas; o que es partidario o seguidor de algo o alguien. Se dice también de la persona que está dominada por la afición desmedida a ciertos juegos. Por extensión contemporánea se utiliza además para la dependencia psíquica o física a alguna actividad.
Una vez despejado el asunto del significado puede pasarse al punto de la preposición que acompaña en la cita a la palabra adicto. Se es “adicto A”. Por ejemplo: “Él es adicto a la lectura”.
El DPD admite que cuando adicto se emplea con el contenido de partidario acérrimo de alguien o algo el complemento va introducido por A o más raramente por DE. Cuando significa dependiente del consumo de alguna sustancia o de la práctica de una actividad, se construye con A. Al final ese diccionario escribe: “No debe introducirse este complemento con de”.
Las preposiciones con su régimen pueden en ocasiones cambiar el sentido de algunas locuciones. Este régimen no es fácil de entender y más difícil es dominarlo. En las lenguas derivadas o relacionadas con el latín las preposiciones desempeñan un papel importante. Esto así por el abandono que se hizo de las declinaciones.
ÉXTASIS – ÉCTASIS
“. . .quien asegura haber perdido la cuenta de los orgasmos que ha donado para la ciencia en busca de medir las reacciones que desencadena en las mujeres el ÉCTASIS sexual”.
La palabra éxtasis es muy antigua en el léxico español. Aparece en el Diccionario de autoridades en el tomo III (1732). A continuación se reproduce una parte de la acepción: “Arrobamiento de espíritu que dexa el hombre fuera de sentido. . .o por alguna súbita mudanza de un placer repentino. . .” Téngase en cuenta que se copió tal y como aparece en el texto, pero solo las partes que tienen relación con el éxtasis de la cita.
En la actualidad el DRAE ha cambiado la redacción de este vocablo y lo considera un “estado del alma”. En otros diccionarios se define como un “estado de la persona enteramente dominada por un sentimiento”. En ese estado la persona está cautivada por sensaciones extremadamente placenteras.
En la vida moderna se ha incorporado otro éxtasis, y es la droga sintética de efectos alucinógenos y afrodisíacos, es decir, que tiene poderes afrodisíacos y produce alucinaciones.
Además de la ortografía éxtasis que es la común, hace largo tiempo ya era posible escribir éxtasi. Lo que no es posible es escribir éctasis como en el texto reproducido porque eso no ayuda para imprimirle sentido a lo que desea expresar el articulista.
La voz éctasis existe y es el “alargamiento de una sílaba breve para la cabal medida de un verso”, como la definen tanto el DRAE como Fernando Lázaro Carreter en el Diccionario de términos filológicos (1962). Es pues una licencia poética que permite el alargamiento de una sílaba breve de una palabra para conseguir la medida precisa de un verso. Además, es palabra de género femenino y no masculino como apareció en la cita.
Ya con anterioridad se ha insistido en que lo que ofrece menos dificultad, tanto para el redactor como para el lector, es construir las oraciones con términos conocidos de todos, sin rebuscamientos. Con una versión sencilla se evitan los errores engorrosos y ridículos como este señalado aquí.
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