Pueden elegir, o casi

Los nombres en español son masculinos o femeninos. El género es una herramienta fundamental para establecer la concordancia y de su dominio depende un buen manejo de la lengua. Por eso es tan importante saber que, como ya nos tiene acostumbrados, la lengua se guarda un par de excepciones a esta norma gramatical.

Hay sustantivos que se refieren a objetos y seres inanimados y que pueden combinarse con adjetivos de género masculino o femenino sin que su significado cambie. El azúcar endulza igual que la azúcar; el mar nos impresiona de la misma forma que la mar, aunque los marineros prefieren a esta última; el pus es indicio de infección como lo es la pus; el maratón exige el mismo esfuerzo físico que la maratón. Y son solo algunos ejemplos.

Todos mantienen su significado a pesar del cambio de género. Son los llamados sustantivos con género ambiguo. Pero, como casi siempre en la lengua, tenemos que tratarlos con delicadeza. Su ambigüedad no es siempre la misma. Arte puede usarse como masculino o como femenino en singular pero en plural la cosa cambia: las bellas artes, las artes de pesca. El mar, o la mar, nos fascina pero siempre nos sonarán novelescos los mares del sur (nunca *las mares).

La preferencia por un género u otro en ocasiones delata la procedencia de los hablantes. Los procedentes de España elegirán la sartén, el vodka o el pijama mientras que los hispanoamericanos se decantarán por el sartén, la vodka o la pijama.

Pero, mucho ojo, si se produce un cambio en el significado ya no estamos hablando de género ambiguo; pero esto y la segunda excepción, el género común, tienen que esperar otras columnas.

 

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