UN ENCUENTRO CON NIÑOS PARA ENFOCAR LA LENGUA
Consignó que hay diferencia entre los adultos y los niños y esas diferencias se manifiestan en el grado de conocimientos, en el desarrollo de la mente y la sensibilidad y en la ejecución de la creatividad. Esa diferencia no viene marcada solo por la edad, ya que es una diferencia de percepción, de comprensión y de valoración de las cosas. El niño vive en una esfera de la realidad diferente a la del adulto, ya que este está inmerso en una circunstancia centrada en una responsabilidad de trabajo para cumplir con otros deberes, como el de conducir un hogar o cumplir obligaciones que, por el momento, no tienen los niños. Todos los adultos fueron niños, de modo que todos vivieron esa singular etapa de la vida, como la están viviendo ahora los infantes y los pequeñuelos; pero a veces los adultos nos olvidamos que esa etapa de la vida tiene aspectos y peculiaridades exclusivas, como lo refleja la misma lengua, pero obviamente, a veces distorsionamos esa realidad. ¿Por qué? Porque, por ejemplo, con relación al lenguaje, a menudo no les hablamos a los niños con la naturalidad como los adultos hablan entre sí, sino que la modificamos con giros idiomáticos, con actitudes añoñadas, con un dejo que no se corresponde con la realidad, lo que es desaconsejable porque los niños ven la realidad tal como es. Para los niños no hay una modificación de la realidad desde la perspectiva de la lengua, puesto que, cuando escuchan a los adultos, estos hablan entre sí de la forma habitual como lo hacen y, entonces, el niño aprende la lengua tal como la escucha de los adultos que le rodean. Por eso es importante que los padres, los maestros, los adultos en general, les hablen a los niños con la debida naturalidad y con la pertinente corrección para que a su vez ellos, en su actual etapa de formación y desarrollo, aprendan a usar correctamente el medio más adecuado de comunicación. Comentó en la ocasión que lee sorprende gratamente la pronunciación fluida, clara, correcta, de los niños de España, de Colombia, de México…hecho que se debe a que los adultos de esos países hablan bien.
Sobre el rol de la lengua en los niños precisó el director que los hablantes aprenden a usar la lengua tal como se habla en la comunidad donde crecieron o se desarrollaron cuando eran niños. Si en la sociedad donde los niños crecen o viven se habla mal, los niños aprenden a hablar la lengua con las mismas deficiencias de los adultos, ya que van a asimilar una lengua con la riqueza o las limitaciones de los hablantes adultos, porque ese es un patrón establecido; de hecho, cuando el niño comienza a estudiar la lengua en la escuela, ya conoce un caudal de palabras, pronuncia de una manera peculiar y, en general, entiende lo que comunican los demás. Cuando el niño inicia la etapa escolar ya sabe hablar, entiende y valora lo que escucha. ¿Dónde aprendió su lengua? En la casa, en el barrio, en el campo, a través de la conversación de los mayores, lo que oye por la radio y la televisión; a través del diálogo de los adultos y de la lectura que le leía su madre.
Subrayó el director que esta es una Academia de la Lengua, es decir, una institución que vela por el estudio de la lengua y da a conocer lo que hay que saber sobre el uso correcto de la lengua. Precisó que la sociedad está organizada en muchos aspectos y en diferentes organismos que la representan, puesto que para vivir en sociedad los seres humanos se organizan en muchos aspectos, como se requiere para vivir una vida ordenada, disciplinada, con reglas propias de una sociedad civilizada. En la medida en que vamos creciendo, vamos descubriendo que es necesaria un ordenamiento, una normativa, una disciplina no solamente para vivir en determinados lugares, cobijados en una vivienda y protegidos de los impactos de la naturaleza y también del riesgo de algunos animales peligrosos y de algunos seres humanos malvados, que lamentablemente los hay. Los diversos sectores en una ciudad, en un barrio o en una aldea, residen en viviendas, cobijados en una construcción hecha para habitar con seguridad; algunas de esas edificaciones sirven para curar nuestras dolencias, como los hospitales y las clínicas; otras sirven para vender la ropa que vestimos o los alimentos que comemos, como los comercios y las tiendas; otras se usan para divertirnos, como los centros de recreación o para orar, como los templos de las iglesias; y otras sirven para enseñarnos, como las escuelas y los centros culturales. Además, la misma sociedad está organizada según las diversas necesidades de la vida, mediante la producción y la venta de alimentos y servicios, los centros de enseñanza, las oficinas de trabajo… es decir, la sociedad en la que vivimos está organizada en diferentes aspectos.
Consignó el charlista que el conocimiento de la lengua forma parte de los objetivos de la formación humanística que nos proporcionan los padres, los maestros y los libros, al tiempo que motivó a los niños presentes para que estudien la lengua con esmerada dedicación con el fin de asegurar un desarrollo intelectual, firme y fecundo. Santo Domingo, Casa de las Academias, 19 de agosto de 2010.
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