Academia presenta la obra Sexismo lingüístico y doble género
Rosario Candelier dijo que las palabras que se clasifican como sustantivos y adjetivos se rigen por una desinencia o terminación cuya forma denota si se trata de masculinos o femeninos, excepto algunos casos especiales, como los nombres comunes, entre otros. Subrayó que la Academia rechaza el concepto “doble género” o “lenguaje de género” porque carece de base lingüística. No se puede confundir el concepto de sexo con el concepto de género. Las palabras tienen género, pero no sexo; en cambio, los seres vivos tienen sexo, pero no género. Los conceptos de macho/hembra, hombre/mujer, aluden al sexo diferenciador. El concepto de género no es de naturaleza biológica sino gramatical, que se aplica a sustantivos y adjetivos (masculino/femenino).
La fórmula del mal llamado ´doble género´, que han promovido los grupos feministas con la intención de poner de relieve la figura de la mujer, afecta el buen uso de la lengua. Decir, “ciudadanos y ciudadanas”, “dominicanos y dominicanas”, etc., no es apropiado porque se trata de una fórmula innecesaria, lingüísticamente redundante en la mayoría de los casos. Señaló el director que el lenguaje se rige por una ley básica: la economía de la lengua, que postula el empleo de la menor cantidad de palabras para expresar la mayor cantidad de ideas. Es chocante decir “Voy con mis hermanos y mis hermanas para que se junten con tus hijos y tus hijas en la fiesta de esta noche”. Quienes dicen en público “los capitaleños y las capitaleñas”, cuando hablan en privado no dicen “ayer fui a cenar con mis amigos y mis amigas”, sino que simplemente dicen “Ayer fui a cenar con mis amigos”. ¿Por qué repetir el vocablo en femenino? Esa repetición del femenino es redundante. En semejante desacierto incurren, por un populismo verbal infundado, quienes dicen “los y las” o “todos y todas”, como si “los” y “todos” no fueran un conjunto que engloba y comprende a los dos sectores implicados. En ese dislate han incurrido políticos, profesores, sacerdotes, comunicadores y actores que usan esa fórmula aunque les resulte chocante y pesada la reiteración.
Las Academias no aprueban la propuesta del “doble género”, según consignó la Nueva gramática de la lengua española, por la siguiente razón: “El género no marcado en español es el masculino y el género marcado es el femenino (…), lo que hace innecesario mencionar el término marcado”. Es decir, “en la designación de seres animados, los sustantivos de género masculino no solo se emplean para referirse a los individuos de ese tipo, sino también para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexo”. Si decimos “los hombres”, en términos genéticos, se alude a todos los seres humanos, en cuyo conjunto figuran las mujeres. Si decimos “los dominicanos”, en términos jurídicos, comprende a todos los ciudadanos, hombres y mujeres, de República Dominicana. Si decimos “los estudiantes”, no hay que decir “las estudiantes” o, peor, “las estudiantas”, ya que quienes pertenecen al sexo femenino quedan comprendidas en el conjunto global “los estudiantes”. Por tanto, es incorrecto decir “los y las dominicanas”, “todos y todas”, ya que el uso genérico “los dominicanos” comprende a toda la población de República Dominicana, no solo la masculina. Además, el artículo masculino (“los”) no concuerda en género con “dominicanas”, que es femenino, razón por la cual no es válido, gramaticalmente, decir “los y las dominicanas”. De igual manera, cuando decimos “todos”, no se excluye a nadie, pues el vocablo “todos” no establece diferencia de sexo, edad, condición social, etc., ya que engloba un conjunto. Exceptuando los términos de cortesía, como “señores y señoras”, “damas y caballeros”, el circunloquio expresivo “los” y “las” es innecesario, sobreabundante, redundante e incorrecto, sea quien sea el hablante. Si decimos “Saludos a todos”, es impertinente y sobreabundante añadir “y a todas”, porque “todos” comprende a cuantos participan sin marginar ni discriminar a la mujer.
Por otro lado, la palabra “miembro” no admite el femenino “miembra” ya que es gramaticalmente incorrecto y, por tanto, inadmisible. La palabra miembro alude a la condición de pertenencia de un individuo a un grupo, organización o instancia. Por consiguiente, miembro se aplica a cualquier persona, hombre o mujer, que pertenece a una determinada organización. Lo mismo sucede con los vocablos “testigo” y “poeta”, válidos para sujetos masculinos o sujetos femeninos, pues su terminación es aplicable a las dos formas posibles (el testigo, la testigo; el poeta, la poeta).
Es importante consignar que, con la presente normativa, la gramática no discrimina a la mujer. Si la discriminara, no habría admitido, como efectivamente admitió, el uso del femenino para los oficios y profesiones, cuando se refiere a la labor realizada por una mujer. Así decimos abogada, arquitecta, médica, odontóloga, filóloga, etc., para referirse a la titular femenina de una de esas ramas profesionales. En tal virtud, el director de la Academia precisó: “Somos respetuosos de la mujer, pero la defensa, justa y valedera, que hacen las feministas a favor de la mujer, no debe hacerse en menoscabo de los valores y principios, entre los cuales figura la normativa gramatical”.
Por su parte, la coordinadora de la Tertulia Lingüística de la Academia, María José Rincón, puntualizó: “La lucha legítima y necesaria por alcanzar la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres ha tomado, en el caso de la crítica al lenguaje sexista, derroteros poco sostenibles. Como casi siempre, nuestra sociedad se preocupa por las apariencias y deja de lado lo realmente importante: el contenido. La preocupación por las formas agota nuestras energías y nos impide llegar al fondo. Discutimos acaloradamente sobre el género de algunos sustantivos, sobre el matiz despectivo de algunas palabras y perdemos de vista que la lengua es un sistema que se ha conformado para expresar a los hablantes de una comunidad. El contenido de esa expresión es responsabilidad de cada uno de esos hablantes”.
Luego María José Rincón enfatizó: “Como mujer y como lingüista lamento que invirtamos nuestro tiempo en decorar el tejado cuando los pilares son los que se tambalean, un ejemplo más de nuestras prioridades extraviadas. La lengua es el medio de expresión de una sociedad sexista, que expresa contenidos sexistas; pero el sexismo no está en la lengua, del mismo modo que la fiebre no está en la sábana. Cuando las mismas mujeres nos vanagloriamos de cómo nuestras parejas “nos ayudan en casa”, expresamos un contenido sexista, aunque lo hagamos en lengua de signos. Preocupémonos por desterrar el sexismo de nuestras actitudes y de nuestros contenidos; nuestra lengua sabrá adaptarse a ese cambio, como a muchos otros y comunicará con sabiduría a esa nueva sociedad a la que aspiramos, en la que todos nos sentiremos representados y expresados”.
La discusión sobre el uso no sexista de la lengua en los medios de comunicación procura evitar el detrimento del buen decir. La Academia Dominicana de la Lengua rechaza el uso indiscriminado del doble género gramatical, como lo exponen, en este opúsculo, los artículos de Bruno Rosario Candelier, María José Rincón, Ignacio Bosque, Fabio J. Guzmán y Domingo Caba. Es un intento que procura elevar el nivel académico del debate lingüístico para recomendar a los hablantes la forma pertinente en beneficio de un mejor uso de la lengua española.
El acto discurrió como una tertulia abierta y participativa. Bruno Rosario Candelier, director de la Academia, María José Rincón, coordinadora de la Tertulia Lingüística y Fabio J. Guzmán, Presidente de la Fundación Pro Academia de la Lengua, respectivamente, presentaron los planteamientos teóricos y prácticos dilucidados por la institución del idioma a través del Diccionario panhispánico de dudas y la Nueva gramática de la lengua española. La introducción general al tema y la lectura de las premisas teóricas dio paso a un animado debate del público participante. Se plantearon cuestiones generales, como el uso jurídico o político del doble género gramatical y sus motivaciones prácticas.
Las preguntas concretas sobre usos prácticos pusieron de manifiesto la necesidad de fomentar la formación lingüística general de los hablantes dominicanos y, de un modo especial, de quienes ejercen una función pública a través del aula, la cátedra, la tribuna, los medios de comunicación, el púlpito y el micrófono. Los participantes aportaron datos del uso del género gramatical en textos jurídicos o informativos dominicanos. En actividades como la presente, la Academia cumple una de sus tareas esenciales, que es servir de orientación para el uso culto y correcto de la lengua española que deben seguir los hablantes de República Dominicana. Santo Domingo, ADL, 19 de junio de 2012.
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