*TROUPEE – FORMATO – CONCRETARSE A – CONCRETARSE EN – NICHO

“Su autora -la actual directora de la TROUPEE y ex bailarina principal. . .”

Como sucede en tantas ocasiones, cada vez que el redactor se atreve a incursionar en lenguas que no conoce a fondo, se expone a incurrir en errores.

En el lugar copiado el periodista cayó en la trampa de usar un término mal digerido y peor asimilado, que en lugar de impresionar a sus lectores lo hace quedar mal.


El vocablo que trató de reproducir quien escribió la reseña proviene del francés y se escribe “troupe”, que se pronuncia más o menos “trupe”. Se usa la palabra para referirse con ella a los grupos de personas que constituyen una compañía de espectáculos.

Como en un principio se utilizó para mencionar con el vocablo a los grupos circenses, pasó luego a tener una connotación despectiva.

En el diccionario de la Academia del año 2001, aparece el término “troupe”. En la entrada correspondiente, el colegio madrileño de la lengua consigna que es una voz francesa. La definición que suministra el consejo antes mencionado es esta: “Grupo de artistas, especialmente de teatro, de cine o de circo que trabajan juntos, desplazándose de un lugar a otro. //2. Grupo de personas que van juntas o que obran de forma similar”. La segunda acepción es la que ofrece el diccionario francés como su primera. La acepción primera del diccionario de las autoridades de la lengua española consta en la tercera posición en el diccionario francés y consta en documentos que empezó a usarse en la última lengua con ese valor, en el año 1664.

En nuestra lengua el vocablo -hoy aceptado por la Academia- está documentado en uso desde el año 1865 en la literatura, así lo usó por lo menos Benito Pérez Galdós en ese año. Con vocablos, como este comentado, lo que debe hacerse es actuar con cuidado para no hacer el ridículo al escribirlo. Ya no hay necesidad de consultar un diccionario de lengua extranjera porque está asentado en el lexicón mayor con la ortografía del francés.

FORMATO 

“. . .es sobre todo una de las pocas compañías de gran FORMATO que ha podido mantener. . .”

A la luz del diccionario publicado por la rectora madrileña de la lengua, los significados de esta palabra no significan “tamaño”, sin más ni más.

Sólo equivale a tamaño para los impresos, para las fotografías, los cuadros y con relación a las características técnicas de presentación de una publicación periódica o de un programa de televisión o radio. Además de lo anterior, en el campo de la informática es la “estructura de un disco dividido en campos y pistas según un determinado sistema operativo, lo que permite almacenar en él información”.

Después de leer lo que consta en la edición correspondiente al año 2001 del Diccionario de la lengua, no queda duda alguna con relación al mal empleo que se hizo del término en cuestión en el texto copiado.

Si se piensa que quien incurre en este error es un periodista que se sirve de un computador, y que quizás es muy versado en las ciencias de la informática, sabrá uno excusarlo por el error, pues se mueve en un ambiente en el que la palabra circula como moneda de uso diario. Si se desea ser un poco más condescendiente con el periodista, es posible pensar que en un futuro no muy lejano, la autoridad de la lengua con sus reales en Madrid puede extender el campo semántico del vocablo en estudio, porque en verdad le falta muy poco para llegar allí.

Como la lengua debe prestarle oídos al uso, las autoridades en el transcurso de este siglo con toda probabilidad le darán cabida a la palabra del título con una acepción más amplia.

En inglés existe un vocablo semejante al español, “format”, que tiene todo el significado que se le desea atribuir en español. Coincide con los significados del español en cuanto a los impresos y los programas de televisión. También comparte con el español el significado incorporado en 1964 para la informática. En lengua francesa el término apareció con los significados originales mucho antes que en las dos lenguas comentadas con anterioridad., está documentado desde el año 1723, mientras que en inglés apareció en el año 1840.

CONCRETARSE A – CONCRETARSE EN 

“Mi participación en este acto de presentación. . . se CONCRETÓ EN narrar experiencias personales que me acercaron a. . .”

El verbo concretarse es forma espontánea o reflexiva de “concretar”. Equivale a “materializar, realizar, cuajar, cristalizar, plasmar”. En otros casos se le emplea con el sentido de “aclarar, definir, precisar, puntualizar”. Especialmente en los casos en que el verbo adopta su forma reflexiva, puede ser asimilado a “limitarse”; con este valor se encuentra en el texto vaciado al principio de esta sección. Del mismo modo en que el verbo “limitarse” adopta la preposición A, así debe hacerlo también el verbo en estudio.

En los casos en que el verbo se usa seguido de un infinitivo de otro verbo, entonces la preposición que rige es la “A”. Por el contrario, cuando se trata de hacer seguir el verbo por un sustantivo que indica a lo que se contrae la acción, entonces la preposición que conviene es “EN”.

Esas pequeñas partículas de la lengua española que se conocen con el nombre de preposiciones, tienen su función. En nuestra lengua son importantes, y el mal uso que se pueda hacer de ellas puede dar lugar a interpretaciones equivocadas del mensaje.

NICHO 

“. . .realizar el estudio de mercado para encontrar el NICHO indicado, repasar la demografía. . .”

La voz del título ha rodado mucho durante los últimos años. Se la emplea en vez de “lugar, sitio, espacio, rincón, ángulo” y otros vocablos por el estilo que pudieran muy bien utilizarse para expresar lo que los hablantes y escribientes se empeñan en expresar mediante “nicho”.

La vigésima segunda edición del catálogo general de la lengua no incluyó ninguna acepción que reconozca el valor que se empeñan en otorgarle a “nicho”. La Academia sigue en su posición, sólo le concede dos acepciones al vocablo. La del espacio en los muros para empotrar santitos y vírgenes, y el espacio postrero en los cementerios en las “tumbas por apartamentos”, lo que un amigo llama “condominios post mortem”.

Para dar con el origen de la confusión en nuestra lengua hay que compulsar el diccionario de la lengua inglesa. En ese idioma, además de los significados que comparte con el español, también tiene dos que son los responsables de la intromisión en el español.

En el inglés americano, en el campo de los negocios tiene la palabra “niche” el significado de “sitio, empleo o actividad para la cual una persona o cosa es más idóneo”. La otra es más o menos como sigue, “un mercado especializado”. Esto del mercado es lo que expresan en lenguaje moderno de este modo, “segmento del mercado”.

En verdad no parece que haga falta que se le añada ningún significado nuevo a la palabra “nicho” del español, sobre todo cuando el sujeto que se labra un espacio de actividad comercial o en el mercado, no queda en la posición del santo, virgen o del difunto, es decir limitado en sus movimientos en espacio estrecho.

RÉCORD 

“. . .de cientos de expedientes del departamento, RÉCORDS de la Corte y docenas de entrevistas”.

Desde el año 1992 la palabra del título figura en el diccionario autorizado de la lengua española.

No se debe confundir lo que el uso generalizado de la lengua española le reconoce al término en cuestión, y el significado que el español de los Estados Unidos quiere atribuirle.

En el diccionario aparece la palabra con su acento y todo como sinónimo de “marca”, usada en el sentido de “mejor resultado en el ejercicio de un deporte”. En su segunda acepción es el “resultado máximo o mínimo en otras actividades”.

Si se trata ahora de aplicarle los significados del español de la Academia al texto citado al principio de esta sección, se verá que es un disparate y que a todas luces lo que el periodista entiende por récord está muy lejos de ajustarse a lo que el común de los mortales conoce en español.

Para las personas a quienes les molesta la adaptación o adopción que la Academia hizo del muy usado término inglés, se le proponen algunas soluciones más o menos satisfactorias. Además de la voz “marca”, se le puede sustituir por “registro”, y últimamente, “plusmarca”.

Si se regresa al español hablado en los Estados Unidos se verá que el abuso que se hace del vocablo récord corresponde a una ampliación de sus significados, es decir, que en territorio de este último país, se emplea el término comentado en el lenguaje jurídico, cuando debería usarse: “registro, archivo, actuaciones, actas, documentación, inscripción, prueba instrumental”. En otros aspectos de la actividad jurídica equivale el “record” americano a “antecedentes penales, expediente, informe o prontuario judicial, historial delictivo”.

El Panhispánico asevera que la mala práctica también se detecta en México, Centroamérica, Puerto Rico, Venezuela y Ecuador. Considera ese diccionario que el calco del inglés debe ser rechazado.

Los hablantes del español de los Estados Unidos están en una gran desventaja numérica en comparación con los demás hispanohablantes. Sería muy raro que el uso en ese país lograra generalizar en los países de habla española el empleo de “récord”, como equivalente de lo que se mencionó en el párrafo anterior en el lenguaje jurídico de los tribunales estadounidenses.

GOZAR CON – GOZAR DE 

“A pesar de sólo GOZAR CON el 5.1% de la intención de voto según las últimas. . .”

Como podrá ya adivinarlo el lector, de nuevo en esta sección se estudia el asunto de las preposiciones. Por aquello de que no es igual “con guitarra que con violín”, lo del verbo gozar es o puede ser peliagudo, es decir, prestarse a interpretaciones aviesas.

Hay que tener en cuenta que en nuestro vapuleado idioma el verbo gozar es “tener gusto. . . sentir placer. . . conocer carnalmente a una mujer. . . disfrutar con alguien”. Debe entenderse enseguida que los significados copiados entre comillas proceden del diccionario del 2001. La selección se ha hecho con toda la intención de destacar que este verbo puede interpretarse muy certeramente para enunciar satisfacción material y sexual.

En el texto del cual se extrajo la cita que consta al principio de esta sección se trataba de destacar el favor de los votos con respecto a una candidata, es decir, una mujer. En vez de usar la preposición “con”, como le colocaron al verbo para acompañarlo, debieron ponerle la “de”, para evitar que alguien malintencionado pudiera sacar malas interpretaciones.

La preposición “de” le permite al verbo en funciones transitivas expresar “que se tiene alguna cosa útil, beneficiosa o agradable”.

No se debe dejar pasar la oportunidad para señalar la falta de equidad que muestra la Academia cuando redacta uno de las acepciones, la que reza, “conocer sexualmente a una mujer”. Las preguntas que se plantean son: ¿Sólo el hombre es capaz de gozar a la mujer? ¿Ésta por su parte, es incapaz de experimentar el placer de poseer carnalmente?

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