TREPAR
“El índice de desempleo TREPÓ entonces al 20 por ciento, similar a los niveles vistos durante la Gran Depresión de los años 30.”
Vale la introducción del párrafo anterior para situar al lector con respecto de la cita en la cual se observa el verbo “trepar” aplicado al índice de desempleo. Es oportuno que se revisen los genes de este verbo para saber si es tolerable que se coloque en este lugar.
Escrito de modo incoloro trepar es subir a un lugar alto utilizando las extremidades. Como lo pinta la Academia es: “valiéndose y ayudándose de los pies y las manos”. En el registro coloquial es elevarse en la escala social ambiciosamente y sin escrúpulos. Se aplica el verbo a las plantas que crecen y suben agarrándose de un árbol o de cualquier soporte.
El primer sentido del verbo fue el de la acción humana o de los animales que subían con la ayuda de las manos y los pies como se leyó antes. Solo se aplicó a seres animados. El sentido intuitivo enseña que la acción en el hombre no implica facilidad en el logro de la empresa.
Este trepar tiene rasgos que pueden comprarse con el “gabear” de los dominicanos, verbo el último que el DAA define: “trepar, encaramarse alguien. Gabear puede ser verbo pronominal, pero en todos los casos permanece como verbo intransitivo del mismo modo que lo hace el verbo trepar.
Los jóvenes dominicanos, y los que una vez fueron jóvenes, saben que trepar y gabear son los verbos que se aplican para subir a un árbol y marotear las frutas, sobre todo si es en patio ajeno.
Con respecto del verbo trepar(se) el DAA recoge que en el registro popular, en Honduras y Nicaragua en funciones intransitivas se utiliza para “aumentar el precio de un producto”.
Como puede comprobarse mediante la lectura de los párrafos anteriores, el verbo trepar ha avanzado con la lengua en sentido figurado para las personas en el registro culto, y, para las cosas en el habla popular.
La opinión personal de quien produce estos comentarios es que la acción del verbo solo tiene vocación para que la ejerza una persona, un animal o una planta y que llevarla a cosas inmateriales es llevarla demasiado lejos.
ARROGAR – ABROGAR
“No he faltado a una votación desde que la Constitución me ABROGÓ tal privilegio y conste que, como todos, he tenido mis dudas, pero al final, pienso que el silencio y la indiferencia. . .”
Muy interesante era el artículo de la muy conocida personalidad que lo firma. El uso impropio del verbo en este contexto empaña la lectura. Quizá fue el corrector automático que le jugó una mala pasada como ocurre en la vida moderna. En tiempos que han pasado al olvido ya esas culpas se las cargaban a la cuenta de los copistas.
Como de despejar las dudas con respecto a los dos verbos del título se trata, se examinarán los dos exponiendo los significados de estos y destacando las diferencias para despejar de una vez por siempre las zonas nebulosas.
Abrogar es abolir, derogar y es un verbo de uso en materia jurídica para hacer entender que algo cesa de estar en vigor. Es un verbo que se conjuga de manera regular. En un sentido más lato es invalidar una disposición que estaba en vigor.
El verbo arrogar a su vez es atribuir, adjudicar. Es de uso más frecuente en funciones pronominales y debe tomársele por apropiarse indebidamente o exageradamente de cosas inmateriales, como derechos, facultades, honores y poderes. Este acto de apropiación se hace sin más razón que la voluntad propia.
La diferencia entre uno y otro verbo es mucha. Abrogar es dejar algo sin fuerza. Arrogarse a su vez es tomar por fuerza. La confusión entre los dos verbos es muy vieja y existe en español desde antes de que inventaran los correctores automáticos de las computadoras.
ARIQUE
“Siempre pensé, con el típico pesimismo de quien lleva medio siglo padeciendo los ARIQUES castristas, que con un oficialismo controlando a Juana, la madre de. . .”
Por un prurito quizá científico (¡!) el autor de estas reflexiones acerca de la lengua española en uso trata de ocultar algunas partes de los pasajes que cita. En este caso fue inevitable para que pudiese entenderse, si es que se entiende la cita.
En la lengua común dirían que este arique “no está fácil”. Aún para los entendidos en lengua, versión cubana, el significado de esta intromisión no es fácil de descifrar. Como ha de entenderse, hasta la paciencia tiene límites.
Algo que los redactores de columnas deben siempre tener en cuenta es que no todos los lectores de sus columnas comulgan con sus ideas o que no son capaces de entender el español que utilizan para expresarse. Este es un juicio imparcial, hecho solo guiado por la lengua.
Cabe que la mayoría de los lectores se pregunte, junto con el redactor de estos comentarios, qué cosa es eso de “arique”. Para encontrar una respuesta aceptable tiene uno que echar mano de los diccionarios de cubanismos, o en su defecto del DAA.
Como se notará, no hay coincidencia total entre los diferentes diccionarios consultados para este asunto. Existen pequeñas diferencias entre las nociones que pueden resultar capitales en materia de comunicación.
La primera acepción que registra el DAA para arique es “tira estrecha que se saca de la yagua y que se emplea, por ej., para atar paquetes”. En plural, da a entender ese diccionario, sirve para expresar que la persona se comporta con timidez e inhibición. El Diccionario mayor de cubanismos de José Sánchez-Boudy difiere de lo anterior al expresar que al aplicárselo a persona equivale a decir o escribir que es “persona rústica”. Esa es una noción que expresada en lengua común dominicana sería algo así como: “no da para más”. “No salir del arique” para el último autor citado es “no estar muy civilizado”.
El origen del vocablo procede de la industria del tabaco en la que el arique es la tira de yagua que se utiliza para amarrar los matules de tabaco. El matul es un atado de 420 hojas, cuando se trata de capas; y de unas tres libras de peso, si se trata de tripas. En el primer caso está formado por hojas solamente; en el segundo contiene, además de las hojas, los palos que se han cortado con estas. La última información se tomó de la obra Léxico tabacalero cubano de José E. Perdomo, 1998.
Una vez llegado a este punto cabe que tanto el lector como el redactor de estos apuntes se pregunten cómo debe interpretarse el cubanismo en este contexto.
Es posible que trate de entregar el columnista la idea de que lleva medio siglo padeciendo de timidez o inhibición. No resulta fácil acomodar la redacción –orden de las palabras- con las significaciones de las mismas: ¿Padeciendo medio siglo de inhibiciones? Quizá eso es lo que propuso el articulista.
No hay lugar a dudas de que si alguna vez este columnista se propone que lo entiendan todos los lectores orientaría la elección de sus términos hacia un español más conocido, más universal de modo que su mensaje trascendiese a un “universo” de lectores más amplio.
POTO
“. . .en unas elecciones donde (sic) el dato a analizar es un chavismo más duro que POTO de muñeca con un por ciento de aprobación inalterable. . .”
La palabra resaltada en la cita no es de fácil entendimiento en el español corriente. Por eso se la incluye en estas apostillas al español escrito en la actualidad. Como en muchas ocasiones anteriores el examen de la significación del término comentado trae consigo lecciones que no deben desdeñarse.
Con frecuencia ocurre que a las palabras que no han encontrado el camino abierto hacia los diccionarios del español usual se les cierran las puertas porque no tienen bien asentadas las significaciones.
Parece que esto acontece en el caso de la voz del título. Esta aseveración se aclarará con la lectura del desarrollo de esta sección.
Los significados de la voz son muy variados. Van desde el ano, de la alusión a las nalgas y a la parte inferior o posterior de un objeto. En Perú y Ecuador el poto tiene relación con la calabaza, ya sea el fruto, la planta o el recipiente confeccionado con el fruto de la planta. En el suroeste de los Estados Unidos se acepta el vocablo por equivalente de hombre homosexual. Estas significaciones se extrajeron del DAA.
Si estos valores para la palabra estudiada aparecen en el DAA es porque esa obra es el resultado de una labor ingente de investigación y recopilación.
No hace falta que se haga, pero se hace, se recomienda a los columnistas que eviten el empleo de voces que no son del conocimiento general de los lectores porque entorpecen la claridad del discurso.
ANTIVUELCO
“El auto cuenta con dos barras ANTIVUELCO montadas detrás de los asientos para proteger al conductor y a su acompañante.”
El prefijo anti- expresa oposición o contrariedad. En el caso de la oración transcrita al principio de esta sección no debe entenderse al pie de la letra la palabra compuesta.
En realidad lo que hacen las barras no es evitar los vuelcos, eso que los dominicanos también conocen con el nombre de “volcadura”, sino que como muy bien lo expresa el redactor, protegen al conductor y al pasajero de las consecuencias de un inevitable vuelco.
Se trata de unas barras muy fuertes de metal que evitan que el techo del vehículo se deteriore a tal punto que produzca lesiones mayores a los pasajeros. Evitan que el espacio entre el techo aplastado y el piso del vehículo sea exiguo en grado extremo.
Son barras protectoras colocadas generalmente detrás de los espaldares de los asientos delanteros con el fin que ya se enunció. En cuanto al nombre de estas barras hay que convenir en que ese es el nombre que le han puesto.
No constituye una rareza que la denominación no se corresponda con la función real y última de las barras. Estos nombres obedecen a una parte de las funciones, pues son para protección en casos de vuelcos.
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