PRONUNCIAMIENTO

“El mandatario, no obstante, dedicó parte de su PRONUNCIAMIENTO el lunes para asegurar que se está recuperando y. . .”

La impropiedad en el uso de la palabra resaltada en la cita, especialmente en este contexto es un error de bulto, más aún de bulto para viaje largo. El tamaño del bulto se apreciará mejor una vez que se desarrollen los argumentos.

Si se toma al pié de la letra lo que el mandatario de ese país dijo -conforme lo escribe el periodista-  el presidente en tanto que caudillo ha promovido un alzamiento militar contra el gobierno. Aquel que no acredite lo que recién se escribió solo tiene que leer la primera acepción que la RAE registra para ese nombre.

Esa acepción reza así: “Alzamiento militar contra el Gobierno, promovido por un jefe del Ejército u otro caudillo”. Inmediatamente después de esa acepción lo que siguen son acepciones de Derecho que nada tienen que ver con el contexto.

El verbo pronunciar que sirve de soporte a este pronunciamiento es el que equivale a “sublevar, levantar”. El verbo y el nombre corresponden en su acción al cuartelazo de los hispanoamericanos que los españoles prefieren llamar de “cuartelada”, que no es otra cosa que un “pronunciamiento militar”.

En América se conoce el “golpismo” y son famosos los  “golpistas”. Todos estos son descendientes del famoso “golpe de Estado” que es un hijo naturalizado español del coup d´État de los franceses. No hay que sorprenderse de que los americanos puedan reivindicar algunos vocablos si hasta los alemanes pusieron de moda después de la Primera Guerra Mundial el Putsch, a lo que los hispanohablantes le añadieron putschistas, pustchismo. Claro, puede tildarse de Putsch el de Pinochet en Chile porque fue un golpe reaccionario.

A manera de descargo, para aliviar la carga al periodista que redactó la reseña hay que reconocer que en su país ese término “pronunciamiento” se utiliza con la connotación de declaración, explicación, exposición, discurso, deposición, testimonio, revelación o cualquier otro vocablo pertinente.

Se le “solivianta” el peso de la carga mas no puede eximirse de culpa si se tiene en cuenta que sus artículos son leídos por nacionales de diversos países que pueden interpretar al pie de la letra lo que leen o que por lo menos se burlan de su utilización del español. No hay lugar a diatriba porque todos acarreamos ese fardo del idioma nacional.

CONDICIÓN

“. . .la posibilidad de quedar incapacitado, se incrementa con la edad si la persona tiene: poca actividad física, una CONDICIÓN de salud crónica, deterioro cognitivo; menor coordinación motora gruesa, mala función de las extremidades inferiores. . .”

Hace ya largo tiempo que en los Estados Unidos los hispanohablantes adoptaron el uso de “condición” para lo que se examinará aquí. Ellos no son los únicos culpables pues los traductores también tienen su cuota aquí cuando no son cuidadosos y traducen textos sin analizar el significado real y caen en el falso cognado.

En materia de salud puede argüirse que hay varias situaciones en las cuales hay que elegir palabras diferentes del español para trasladar la idea exacta. F. A. Navarro en su obra Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina ha enumerado una serie de cuatro hipótesis en las cuales hay que acudir a términos diferentes en español para llevar a la inteligencia del hispanohablante la correcta idea de lo tratado.

La voz del inglés condition en el campo médico corresponde a “enfermedad, proceso, dolencia, afección, cuadro clínico, trastorno o padecimiento”. Ya pueden los que no son profesionales de la traducción percatarse de las dificultades que conlleva la traducción de textos médicos, técnicos y científicos en general. Lo difícil no es traducir, sino hacerlo bien.

En muchos casos basta con emplear enfermedad para desempeñarse bien. En otros casos más específicos hay que llegar hasta el término apropiado, como por ejemplo heart condition que es una “cardiopatía” en buen español. Los pathologic conditions son procesos patológicos. Los skin condition son “dermopatías, dermatopatías, enfermedades cutáneas”.

En otras situaciones el tratadista mentado recomienda utilizar “estado, situación” para referirse al enfermo o a la enfermedad. Comatose condition es “estado comatoso”; a critical condition corresponde “estado crítico”; para in serious condition o in severe condition lo mejor es “en estado grave”; si es in stable condition se aviene mejor con el español “en estado estacionario, en situación estable”.

Evitar el falso cognado “situación” no es exclusivo de la jerga médica pues en otras materias y temas hay que soslayar el parónimo del español para condition del inglés de manera que se entienda mejor el mensaje.

Otro ejemplo destacado es el de clinical condition que puede significar “cuadro clínico”, tanto como “estado clínico” o “situación clínica”.

La última situación en que es importante dar con el término apropiado es en el de delicate condition o interesting condition que no es otra cosa que “estar embarazada”. Habrá de personárseme la anécdota verídica: En una ocasión un hispanohablante me refirió que su esposa estaba en estado interesante. La miré y me la encontré desprovista de atributos que la hicieran interesante. No hice comentario alguno. Luego en el curso de la interpretación me enteré de que estaba embarazada.

Para regresar al punto de partida en la reseña o artículo, la periodista debió escribir “enfermedad, padecimiento o afección”. Naturalmente si se utiliza uno de los vocablos propuestos no hace falta mencionar que son de salud pues ya se sabe que se trata de personas.

OSTEOARTRITIS

“Problemas como la OSTEOARTRITIS, Parkinson, problemas neurológicos, fibromalgia,  obesidad combinada con diabetes y, posiblemente, problemas del corazón. . .”

Desde el principio hay que señalar que en lugar de “problemas” pudo la periodista usar palabras más propias para el tema de que se trataba, es decir, de la salud.

En esta sección el tema principal es la voz “osteoartritis” que se escucha con frecuencia en relación con dolores en las articulaciones, especialmente en Reumatología.

En español es más sencillo porque se comulga con el español cuando para la osteoarthritis del inglés se emplea “artrosis”. A decir de algunos la artrosis es la enfermedad reumática más frecuente en los Estados Unidos y, sobre todo, prevalente en el sexo femenino. Esta es una enfermedad considerada incapacitante (disabling) aunque no sea mortal de por sí.

Otra enfermedad que se menciona en Estados Unidos con mucha frecuencia es degenerative arthritis que recibe también el nombre de degenerative joint disease; ambas denominaciones tienen relación con la Reumatología y es una “artropatía degenerativa” que se entiende más fácil en el lenguaje común cuando se dice que es producto del deterioro en la articulación.

No debe olvidarse que cada artrosis tiene su nombre específico de acuerdo con la localización en el cuerpo humano. Cada una de ellas hace más difícil su pronunciación.

Es divertido constatar los puntos de coincidencia entre las diferentes lenguas cuando se llega al lenguaje científico porque todos estos términos cultos provienen del griego o del latín.

RECTOR

“Según R. R., una de los RECTORES de la junta escolar de Miami-Dade, es hora de revaluar los FCATs.

Como se entiende del modo en que se redacta este extracto de reseña o artículo, se utiliza el término rector en plural y se aplica a una de los miembros de la junta.

Hace ya muy largo tiempo se agotó el espacio de una sección  para tratar el asunto de los rectores de las universidades. Ya se acepta en español que se llame presidente a la persona que ejerce las funciones más elevadas en una universidad.

La definición que ofrece la RAE para rector es muy vaga. Dice así: “Que rige o gobierna”. Esta definición es demasiado amplia para satisfacer los gustos de personas acostumbradas a la precisión.

En algunos países a los miembros de esos cuerpos colegiados que adoptan decisiones de tipo general con respecto a la conducción de una organización se les llama regentes.

Sin mucha espera se hace necesario revisar el concepto de los que es un regente en este contexto. Al recurrir al DRAE para satisfacer la curiosidad acerca del regente se encuentra quien eso hace con que la conceptualización es muy escueta y amplia: “Que rige (//gobierna)”.

Es un hecho sabido que en la juntas, colegios, asambleas y, toda clase de organismo colectivo lo que se hace es trazar pautas sobre la dirección de una institución. No se inmiscuye este consejo es las operaciones diarias de gobierno. De allí que se critique la forma que acoge la RAE para ofrecer la noción.

Hay que tener en cuenta que en las acepciones que ofrece el DRAE para regente en la tercera acepción se encuentra la palabra en singular “encargado”. En la cuarta figura “catedrático” en singular. La quinta acepción asienta el vocablo “hombre”; mientras que en la sexta es “magistrado”. La sexta y séptima acepciones traen en singular el término “persona”.

No hay que ir más lejos para sostener que el regente es solo uno. De la misma manera que ocurre con el regente se produce con el rector.  Las segunda y tercera acepciones utilizan la palabra “persona” en singular para delimitar las funciones. La cuarta y última acepción para rector lleva el vocablo “cura o párroco” con el complemento en singular.

Todo lo anterior indica sin lugar a dudas que las funciones de rector o regente son ejercidas por una sola persona y no por una junta. Tanto una denominación como la otra no se compadecen con el espíritu de la lengua española si se usa para nombrar a los miembros de un organismo colegiado.

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