TELEMETRÍA
Hay que advertir desde el principio que el término que se trata aquí se refiere a un departamento de un hospital que recibe ese nombre. Es un departamento relativamente nuevo porque en tiempos ya superados formaba parte de otro que aún existe.
En su origen el término telemetría solo designaba las medidas de las distancias mediante un instrumento que recibía el nombre de telémetro.
Por ampliación del sentido anterior el vocablo del título vino a significar el sistema de medidas de magnitudes físicas transmitidas a un observador lejano.
En la actualidad el Departamento de Telemetría en un hospital ha adquirido importancia por las funciones que desempeña. En ese departamento se mantienen los pacientes conectados a muchos instrumentos que miden diferentes funciones de los órganos del cuerpo humano.
Como ya ha podido deducirse esta palabra se compone de dos muy bien conocidas que forman parte de muchas otras conocidas ya. La primera parte “tele” es la que permite llevar a distancia el mensaje. La segunda parte es la de la medición -metron- que es la que permite evaluar en valores numéricos o similares las funciones.
Al final el asunto se reduce a pensar que ese departamento del hospital permite que el personal médico asignado a esa unidad esté en condición de dar seguimiento a la evolución de un paciente a través de una pantalla que reproduce la información necesaria. El aparato médico permite medir de manera continua la tensión arterial, la velocidad del corazón, la temperatura y otros datos de manera constante.
Como es normal en estos casos, si se hace necesario el personal médico interviene para hacer cambiar las lecturas de las funciones mediante la administración de medicamentos u otro medio adecuado.
En resumidas cuentas, ese departamento se encarga de darles seguimiento a los pacientes que precisan de cuidados especiales mediante la transmisión de datos o información transmitidos electrónicamente a distancia.
Esta voz y su extensión al campo de la medicina obedecen a una necesidad bien sentida. En la actualidad estos departamentos funcionan con un mínimo de personal y un riesgo menor para los pacientes en virtud de los aparatos modernos que permiten el control constante del paciente.
PULSAR
“Siempre que la bolsa PULSE al alza y continúe el crecimiento del empleo, existe una convicción verdadera de que todo está bien. . .”
La inclusión de este verbo en esta frase es una curiosidad. Se cataloga de esta manera porque nunca antes se había podido encontrar nada tan extraño.
Al principio de esta sección se analizarán las significaciones conocidas del verbo pulsar para más adelante lanzar una aventurada hipótesis explicativa acerca del porqué la periodista lo utilizó.
El verbo pulsar posee varias acepciones que dependen del tipo de pulsación que se imprima. Para comenzar es presionar un pulsador. Es además tocar, palpar, palpar algo con las manos o con las yemas de los dedos. Lo que hace pensar que este palpar es suave.
Existe el pulsar de tocar la tecla de la máquina, del teclado de un instrumento de música; hasta de una cuerda de un instrumento de música. En el campo de las ciencias médicas es reconocer el pulso o latido de las arterias.
En otras áreas de las actividades económicas es tantear un asunto para descubrir el medio de tratarlo. Cuando se trata del corazón, de una arteria o de otra cosa que tiene movimiento sensible es el latir.
Una vez llegado a este punto cabe que uno se haga la pregunta de saber si las acepciones generalmente aceptadas iluminan el sentido de lo leído en la cita. Se puede responder de inmediato que no se encuentra satisfacción con estas acepciones.
Del párrafo anterior se desprende que la utilización que se hizo en el pasaje no es sabia. Que ha habido algún giro errado en el sentido de la interpretación del verbo en este caso. Quizá fruto de una mala interpretación por parte del redactor de la reseña.
Una vez que se expusieron las reflexiones anteriores es posible que se exponga una idea para suministrar una explicación plausible con relación al error que se ha detectado en este ejemplo.
En sentido figurado en el habla de las personas existe un pulso que se toma de modo imaginario o a través de encuestas que permiten avanzar opiniones con respecto a ciertas tendencias predominantes en una sociedad o en un segmento de ésta. De allí es de donde sale que se le tome el pulso a la opinión pública.
Un pulso no tiene que ser necesariamente constante y estable. En el registro que se hace de éste puede encontrarse quien lo hace que hay un ritmo o variación de menor a mayor o viceversa o una oscilación entre estos extremos.
Uno de de los extremos refleja la variación superior y en la baja hay un descenso que marca la bajada extrema. Aquí está la clave para la explicación del texto copiado. La mayor subida detectada es la “pulsación mayor” (pulse al alza) por oposición a lo opuesto hay lo que sería la pulsación menor o pulse a la baja.
Ya para cerrar esta sección hay que puntualizar que debió usar el redactor el nombre en lugar de lo que inventó, es decir, pulsación en lugar de pulse.
Es más, pudo encontrar otro vocablo más conveniente para este entorno de la bolsa, algo más específico y satisfactorio para que lector no tuviera que perder tiempo para dar con el sentido de lo que se pretendía expresar.
BEMOL
“Pero al parecer ninguno, que yo sepa, ha tenido los BEMOLES de discutirlas ni de denunciarlas en público por temor a represalias electorales.”
El sexto sentido léxico hace presumir que en el texto vaciado debajo del título el columnista ha usado un eufemismo para referirse a un sentimiento o acción cruda y real.
En el cuerpo de esta sección se expondrá el asunto con suficiente detalle para que se haga inteligible a todos los lectores.
En la lengua común el vocablo bemol solo tiene acepciones de corte musical. Además de eso hay dos locuciones verbales para ponderar lo que se tiene por muy grave y dificultoso, éstas son: “tener bemoles” y “tres bemoles”.
La sospecha que ofrece base a esta sección es que estos bemoles no tienen nada que ver con las partituras y la música, sino con una parte del cuerpo humano de sexo masculino.
Se trata de los testículos. Se ha oído que algunos hispanohablantes en reuniones decentes en situaciones de contacto en las cuales se evita herir oídos castos, se recurre a este eufemismo para encubrir la realidad. De esta manera -al usar este término- no se mencionan esas partes pudendas por su nombre.
Conforme con el significado de las locuciones reconocidas los chilenos en la comunicación espontánea llaman bemol a un problema o dificultad.
El “Diccionario Clave” registra que “tener bemoles” significa “ser muy complicado o difícil”. Es muy probable y casi cierto que eso sea así en España, pero en nuestra América cuando se destaca que un individuo tiene bemoles para enfrentar una situación se realza su coraje, valentía y decisión. Eso que muchas personas entienden que solo reposa en las glándulas mencionadas antes.
Se piensa que después de estas explicaciones ya se puede leer el texto copiado en esta sección y se verá que ése es el valor que el articulista le confiere a los bemoles que menciona.
Una vez más queda evidenciado que los diccionarios no recogen todas las palabras y expresiones que la realidad y el uso ponen en circulación. Se hace necesario dejar aquí constancia de que no se critica el empleo porque se considera ajustado a los usos de la lengua.
REINAR
“El Vaticano estima que cerca de dos millones y medio de personas asistirán a la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II el primer papa polaco de la historia que REINÓ durante 27 años.”
Este texto venía debajo de una foto del mencionado papa. Se ha vaciado el párrafo completo para que los lectores no se pierdan detalle alguno.
Como ya es de uso en estos comentarios en el texto copiado se destacó la palabra, en este caso el verbo, que se discutirá más abajo. Se verá que quien redactó lo hizo de modo muy descuidado.
El diccionario de los académicos se ha actualizado muy bien con respecto a este verbo. Si se leen las diferentes acepciones y se comparan con las que vendrán en la 23ra. edición se comprueba la veracidad de la aserción anterior.
El meollo de la crítica al uso del verbo en el pasaje transcrito se encuentra en que desde un principio reinar es ejercer en una monarquía la Jefatura del Estado. Esa acepción consta en el mentado diccionario y formará parte de ese verbo por mucho tiempo por venir.
Otras acepciones del verbo se han modificado para poner al día los conceptos con las realidades de los regímenes políticos. Va a desaparecer en la próxima edición del diccionario mayor la acepción en la que se sostenía que reinar era regir un Estado un rey o príncipe.
Hay un resquicio por el que se puede colar el uso del verbo en el ejemplo que se estudia. La tercera y última acepción para el verbo es “prevalecer o persistir continuándose o extendiéndose”.
Aún así no se puede aceptar porque el lexicón mayor enuncia muy claramente que esa redacción se refiere solo a “cosas”. Antes de terminar hay que evaluar otra posibilidad.
La tercera acepción para el verbo en la edición 22da. Reza así: “Dicho de una persona o cosa: Dominar o tener predominio sobre otra”. En la siguiente edición será: “Sobresalir de modo eminente en determinada actividad o ámbito de la vida”.
Aquí en la última acepción tiene el redactor un asidero que puede salvarlo. Eso si se está dispuesto a aceptar que durante los 27 años ese papa sobresalió de modo eminente en el desempeño de sus funciones.
En última instancia depende de la benevolencia de los lectores si desean concederle la presunción de buena fe al redactor y reconocerle la intención derecha de escribir lo que se aseveró en el párrafo anterior.
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