ESTAR POR – PAQUITO – *PRACTICIDAD

“. . .dejó a cinco personas lesionadas y obligó al desalojo de miles de personas que ESTABAN POR asistir a un concierto. . .”

Esta combinación del verbo “estar” con “por” no es de uso tan general como lo indica el DPD. Ese era el criterio que mantenía el autor de estos comentarios. Es probable -pensaba- que sea de utilización mayor en España que en América. No es solo el DPD que trae noticias acerca de esta combinación, el diccionario Moliner también lo trata.


Los dos diccionarios anteriores coinciden en sus juicios acerca del valor de la combinación. El maestro Manuel Seco despeja la ignorancia que manifiesta el hablante de español dominicano -autor de estas reflexiones- con respecto a esta combinación.

En lugar de “estar por” como consta en la cita, los dominicanos emplean “estar al”. Esta aseveración la hace Ch. Kany, de acuerdo con la cita que trae el maestro Seco. Los ejemplos que enumera Seco, tomados de Kany, son los siguientes: “está al llegar; estuve al casarme; el ardiente deseo estaba al cumplirse”. Esta es la forma dominicana de expresarse en vez de utilizar “estar para” más infinitivo.

“Estar por” más infinitivo, por “estar a punto de” más infinitivo es uso de varios países americanos asegura el maestro Seco. Como consecuencia de este tipo de constataciones es que hay que ser cuidadosos en la emisión de un parecer. La subjetividad traiciona a quien se apresura a emitir opiniones sin suficiente base.

El DPD despeja muy bien el asunto. “Estar por” significa “estar lo designado por el sujeto pendiente de recibir la acción expresada por el infinitivo”. Por otro lado -continúa el DPD- con sujeto de persona es “sentir la tentación, o tener las intención, de realizar la acción designada por el infinitivo”.

El diccionario Moliner aporta otros datos al asunto. Ese diccionario mantiene que expresa también “ser partidario de algo o de alguien o tener inclinación o admiración por alguien que se nombra a continuación: “Yo estoy por el mar con preferencia a la montaña. Yo estoy por las cenas ligeras. Donde él está, todos están por él”.

Después de todas estas comillas no queda nada personal que adicionar. Una vez más queda de manifiesto que los americanos nos entendemos muy bien a pesar de que no hablamos un español idéntico. Esta es una pequeña muestra de la riqueza del idioma español.

PAQUITO

Esta palabra no es diminutivo de Paco ni es mención cariñosa de Francisco. En el español de los dominicanos tuvo un significado particular. Fue un término de uso común durante muchos años.

Si ya no se escucha la voz paquito es porque lo que representa casi ha desaparecido del campo de interés de los jóvenes dominicanos.

Con esa palabra se conoció lo que también se llamaba “muñequitos”. Muñequito era el nombre que se le daba a las tiras de dibujos de los periódicos, sobre todo a las que aparecían en una sección especial, de la misma forma que aún sucede hoy en día.

Esas tiras generalmente cómicas mudaron su carácter más adelante para traer otros tipos de mensajes y dejaron de ser simples instrumentos de diversión, chiste o recreo. Se convirtieron en instrumentos de mensajes subliminales.

Para volver al “paquito”. Ese era la presentación en forma de folleto que traían las aventuras en colores, o en blanco y negro de algunos personajes famosos entre el público joven. También se les llamaban muñequitos.

Por lo general en cada uno de esas pequeñas libretas había una o más historietas cuyo público era la capa joven de la sociedad. Durante largo tiempo lo niños y jóvenes de muchos países crecieron leyendo ese tipo de material.

Para evitar confusiones con los asuntos de las niñas, esos folletos de historietas se denominaban paquitos. De ese modo no había lugar a equívocos con respecto a lo que se pedía o acerca de lo que se hablaba. Así se evitaba cualquier situación enojosa con respecto a las tendencias u orientaciones de un niño.

A estas revistas de historietas en España le llaman tebeo. Según parece en los países de los Andes y en México les llaman “monitos”. No solo en República Dominicana le llamaban muñequito a la revista de tiras cómicas. Hay otros países en los cuales se les conoce con ese nombre.

El DRAE ofrece el origen de la voz tebeo TBO, fue una revista española fundada en 1917. El tebeo español definido es: “una revista infantil de historietas cuyo asunto se desarrolla en series de dibujos”. También reconocen con ese nombre a la “sección de un periódico en la cual se publican historietas gráficas de esta clase”.

Como es de conocimiento del gran público algunos ejemplares de estas revistas se han vendido a precios sorprendentes. En los Estados Unidos algunas de estas revistas son artículos de colección.

*PRACTICIDAD

“La Town & Country del 2. . . se destaca por su PRACTICIDAD en el manejo de su espacio interior.”

La palabra practicidad no figura en el “Diccionario de la lengua española” de la Real Academia Española. Ese es un capítulo difícil.

El vocablo práctico aparecerá modificado en la vigésima tercera edición del diccionario de la Academia. Viene con enmiendas que hacen su alcance más reducido. Los académicos hacen galas de economía de términos en la redacción de la sección que se consagra a este vocablo.

De todas formas, lo que no se consigna ni en la nueva edición es la incorporación de la palabra que se coloca en el título.

Es un hecho que algunos correctores dan por legítima la voz *practicidad a pesar de que no ha recibido la bendición de las autoridades de la lengua.

Para que resulte más acorde con el genio de la lengua española, la redacción de la oración que se reprodujo al principio de esta sección, deberá redactarse así: “. . .se destaca por lo práctico que es el manejo de su espacio interior”.

Mejor aún sería si se cambia lo del manejo. Resultaría de este modo: “. . .se destaca por lo práctico del diseño de su espacio interior”. Otra solución más; “. . .se destaca por el diseño práctico de su espacio interior”.

De la manera en que se redacta en las soluciones, se acentúa que se ajusta a la realidad y persigue un fin útil. Que hace un buen provecho del espacio interior.

ENDOSAR

“. . .y no ha recibido ENDORSO de ningún político influyente.”

Muchos hispanohablantes piensan que no existe el verbo endorsar en español. Sí existe y cuando se consulta el diccionario de las autoridades lo que estas hacen es que remiten a endosar.

El verbo endosar en el español corriente significa ceder a favor de alguien una letra de cambio u otro documento de crédito expedido a la orden, haciéndolo así constar al respaldo o dorso.

En otra área de la actividad humana ese verbo es trasladar a alguien una carga, trabajo o cosa no apetecible. En la vida actual el endoso que más se practica es el segundo de los dos. El primero se va haciendo cada vez más escaso. Las normas bancarias han dificultado mucho el endoso mencionado en el párrafo anterior.

La Academia reconoce que la lengua española tiene deuda con la lengua francesa con respecto a este verbo. En la última lengua se escribe “endosser”. Se forma de la preposición “en” y de la voz “dos”, que en esa lengua significa espalda.

El origen de la palabra es interesante porque la carga se la echa el individuo sobre su espalda (=dos) y las letras o documentos se firman al dorso (=espalda). En lengua francesa el verbo posee otras significaciones que no pasaron al español.

En inglés también posee el verbo (to endorse) endosar otras aplicaciones que son desconocidas en la lengua española para ese verbo. El campo de acción es mayor, aunque no coincide con los valores semánticos del francés.

Ahora, al meollo del asunto. En la cita al principio de la sección el verbo fue utilizado en un sentido que no posee en español. En inglés sí se admite que una persona apruebe abiertamente una idea o un candidato y que eso se manifieste con el verbo “to endorse”.

En español aún se manifiesta el “apoyo, favor, simpatía, ayuda, patrocinio” de un candidato y no se utiliza el verbo examinado aquí.

*LITERATOSO

“. . .mientras que ella, en novelas como. . ., sabía alborotar el panal LITERATOSO con un buen jolgorio donde una muerta evocaba sus experiencias.”

Con mucha frecuencia sucede que un escritor culto escribe acerca de un nuevo libro. Las manos que pulsan el teclado las lleva la imaginación a una velocidad increíble. La creación se desenfrena y salen palabras nuevas creadas por el literato.

No existe duda alguna de que este *literatoso que adorna el título de esta sección es fruto de ese impulso creativo que sobrecoge a los literatos emocionados por las sensaciones que les produce la literatura.

La voz por fuerza se desgaja del vocablo literatura o mejor aún, de literato. Con el término literato como base y añadiéndole la terminación –oso creó esta palabra que se examina aquí.

La terminación –oso/a le añade a la palabra de origen el sentido de “lleno de, que tiene”. Este sufijo se encuentra en adjetivos. Los vocablos en español que terminan en –oso comunican el mensaje de que la persona o cosa que se describe posee características de la raíz.

La formación del adjetivo la hizo el escritor siguiendo las buenas leyes del genio de la lengua española. En la lengua española hay muchos casos en los cuales se procedió del modo indicado más arriba.

Ejemplos de vocablos legítimos construidos según este método son entre muchos: “carnoso, doloroso, escandaloso, fabuloso, gozoso, lastimoso, lloroso, maravilloso, nervioso, peligroso y rencoroso”.

Al final. ¿Qué debe hacerse en un caso como este? Es una actitud compuesta la que hay que adoptar en este caso. Primero, hay que celebrar que el escritor siguió los lineamientos de la lengua. Segundo, hay que desalentar este tipo de muestras de genio creador.

*DELIRANCIA

“. . .supo, también, alcanzar ese certero juicio crítico que lo condujo, evitando DELIRANCIAS, a identificarse con lo dicho por el poeta francés. . .”

Los críticos de arte son las personas que según el humilde parecer de este columnista (el que esto escribe), tienen la más pronunciada tendencia a inventar vocablos. En muchas ocasiones son acertados porque desean introducir un matiz que no consta en los términos conocidos.

Como no les satisface la gama de colores de la prosa española, se ven compelidos a crear nuevas voces que requieren explicaciones. Como la mayoría de estos críticos son personas versadas en el arte de crear y conocen bien la lengua, les sale bien el vocablo así inventado.

Parece que el crítico autor de estas líneas no comulga enteramente con la noción del delirio y por eso introduce esta *delirancia.

La *delirancia sería un grado menor que el delirio, aunque de la misma naturaleza. Esto así porque el delirio es un despropósito emitido por una razón perturbada presa de una enfermedad.

Puede ser un tipo de juicio expresado, delirancia, en el cual desempeña un papel preponderante la pasión que no es violenta. No hay aquí turbación del sentido, sino al contrario, exacerbación de la sensibilidad. En este caso exacerbación de la sensibilidad poética. Es fruto probable del profundo deleite que no llega hasta el enajenamiento del sentido.

De la misma manera que se ha hecho en otros casos, aquí se expresa respeto por el buen sentido de la literatura. Se reitera a la vez que no debe apartarse esa literatura del sentido.

La mejor forma de hacerse entender es utilizar las palabras que el gran público conoce y hacerlo con esas herramientas usándolas con la noción reconocida por todos.

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