ENCAUSAR – ENCAUZAR – *EMPROBLEMAR
Toda la confusión que se produce con respecto a estos dos verbos ocurre en las zonas de seseo. Estas zonas cubren una gran parte de la América morena.
Como no se pronuncia (=articula) la diferencia entre un verbo y el otro, es más fácil incurrir en el error. Eso fue lo que le sucedió al articulista del cual se copió la cita.
Para que esto no suceda lo adecuado es tener bien presente en todo momento quien es quien, es decir, cual verbo lleva la Z, y, cual la S. La clave se encuentra en el origen de los verbos mismos.
El verbo que guarda relación con causa conserva la S. El que tiene relación con el cauce transforma la C en Z al formar el verbo correspondiente.
Encausar es formar causa a alguien, proceder judicialmente contra esa persona. Es sinónimo de procesar. Encauzar es conducir una corriente por un cauce. Es hacer un cauce para una corriente. En sentido figurado es encaminar, guiar. Llevar a alguien por el buen camino, evitar que esa persona se desvíe. Es arreglar o normalizar la marcha de cualquier cosa, como asuntos, discusiones, etc.
Ya en este estado del asunto se hace obvio que el columnista cometió una pifia. Usó el verbo equivocado para la situación que describía.
*EMPROBLEMAR
“. . .y sí admitió haber visitado por razones humanitarias a la EMPROBLEMADA joven. . .”
La palabra del título está marcada para que se sepa que no es término que ocurre en la lengua común. Esta voz parece que sale de la inteligencia creadora de alguien que desea ahorrar esfuerzo y espacio.
Hay que tomar el vocablo problema, utilizado en esta composición, para examinarlo en el sentido en que lo usa el redactor de la frase citada.
La noción más lata de problema es como conjunto de hechos o circunstancias. Téngase en cuenta que son las que rodean a la joven que se menciona en la cita. Hay un problema cuando hay algo que averiguar o alguna dificultad.
En términos generales un problema es una cuestión complicada que requiere solución. En la mayoría de los casos el problema precisa de una solución práctica. Hay problema cuando hay contratiempo o dificultad que se opone a la realización fácil de algo.
Puede llegarse a la conclusión de que quien está en problemas es una persona que está en dificultades. Es un individuo que afronta obstáculos que necesita salvar para conseguir un fin. En otros casos se trata de la persona rodeada de circunstancias que la limitan.
La joven de la cita está “en problemas”. Sirviéndose de este compuesto de preposición y nombre el redactor formó un verbo terminado en –AR. Al meterlo todo en una sola palabra, se vio obligado a colocar la eme (M) en lugar de la ene (N) antes de la P y así terminó el verbo: *emproblemar.
No hace falta que creemos más verbos. No hay que tratar de simplificar la lengua al punto en que se le desprovea de brillantez. Los cambios en el seno de la lengua son paulatinos y no obedecen siempre a hechos deliberados.
La solución al uso del participio en funciones de adjetivo (emproblemada) se planteó en el cuerpo de esta sección. Basta con expresar: “a la joven en problemas”.
LIBERTINAJE
“Sin embargo, la economía actual del béisbol no permite muchos LIBERTINAJES.”
En la redacción del DRAE el libertinaje es el “desenfreno en las obras o en las palabras”. En la próxima edición del diccionario regulador de la lengua española esa será la única definición. La vigésima tercera edición del lexicón mayor no menciona más la falta de respeto a la religión.
Como es forzoso hacer en estos casos hay que escrutar el significado de desenfreno porque es parte de la noción implícita en el libertinaje. Desenfrenar es entregarse desordenadamente a los vicios y maldades. Hay libertinaje cuando existe conducta viciosa o deshonesta.
Llegado a este punto se impone la vuelta a la cita copiada al principio de esta sección. Se cree, sin admitir argumentos en contrario, que no es lo que resulta de la redacción lo que deseó expresar el redactor con esa oración.
El error lo induce la creencia de que el concepto que encierra el vocablo libertinaje se reduce a una exageración de lo que expresa la palabra libertad en sí misma. Como se dejó bien claro más arriba el libertinaje no es el grado superlativo de la libertad.
Este mal uso del término libertinaje se ha detectado en ocasiones anteriores, pero casi siempre en las conversaciones de los hispanohablantes. Ocurre con menor frecuencia en el español escrito.
No se puede cerrar esta sección sin proponer una solución para la oración examinada. Podría emplearse el vocablo “holgura” para que termine: “. . .no permite mucha holgura.”
La holgura a su vez es el disfrute de recursos suficientes, lo que se aviene muy bien con la idea implícita en la parte de la cita que alude a “la economía actual”.
DOPING
“. . .la situación es más trágica de lo que pudiera pensarse y al parecer la cultura del DOPING resulta tan común en el atletismo. . .”
No cabe duda de que la voz doping pertenece al inglés. De esa lengua ha pasado al español. Es de aparición reciente en esa lengua también.
Este nombre se forma tomando como base el verbo “to dope” que ha hecho carrera en español como dopar. Al infinitivo se le añade la terminación del participio presente –ING para formar el nombre, algo que es de uso legítimo en esa lengua.
En inglés el verbo significa tratar o afectar con droga o narcótico (droga narcótica) a un animal o una persona. El propósito en deportes es aumentar el rendimiento de la persona que lo usa.
Comenzó su uso en animales, sobre todo en caballos de carreras para estimular la velocidad; en la actualidad se usa con semejantes fines en los deportistas.
La voz del inglés ha penetrado otras lenguas. Los franceses la conocen desde el año 1903. Entienden ellos que es un estimulante empleado para realzar el rendimiento.
Los puristas franceses atacaron el término que sin embargo terminó integrándose al habla francesa. Propusieron utilizar “dopage” que tiene cromosomas franceses. Para la sustancia han preconizado el uso de la voz “dopant”. El compuesto “antidoping” se formó en francés alrededor del 1960. (Dictionnaire des anglicismes, les usuels du Robert, 1980.)
Según el “Dictionnaire des anglicismes” de Larousse, 1982, la sustancia excitante que se usa puede excitar no solo el rendimiento físico, sino también el mental. Comenzó como un producto químico que actuaba como un precipitante de algunas propiedades o efectos en los procesos químicos.
En la actualidad en francés “dope” es sinónimo de droga. Dopar es administrar un estimulante; es además, aumentar la potencia, la calidad, el rendimiento de alguien. Ya recoge el diccionario “Petit Robert” de la lengua francesa estas acepciones desde la edición del 1993.
En diccionarios españoles una de las primeras menciones de la palabra inglesa “doping” la hace el “Pequeño Larousse” del 1964 y describe “estimulante que se da a un hombre o animal antes de una prueba deportiva”. Ese diccionario también consignó las voces dopar y dopado.
Emilio Lorenzo en su libro “Anglicismos hispánicos” (1996) escribe que María Moliner recoge las palabras doping, dopar y dopado en 1966 y asegura que ella indica que la RAE había aprobado la inclusión de “drogado, drogar y droga” para desterrar del español las voces del inglés.
En el español contemporáneo el DPD asienta que el dopaje es la administración de sustancias estimulantes para potenciar el organismo con fines competitivos. Se ha creado el vocablo a partir del verbo dopar y es el término que debe usarse en español como equivalente de la voz inglesa doping.
El DPD continúa, “existe asimismo el adjetivo antidopaje que significa destinado a evitar el dopaje”. Es el equivalente español del termino inglés antidoping.
GUINDA
“. . .pues el joven de la recepción, en su impecable uniforme GUINDA, me pidió que pagara el consumo de licores en que había incurrido.”
Conste aquí que el autor de la cita es peruano de origen. En otras intervenciones en estos escritos se ha expresado la aventura que significa leer a ciertos escritores cuando estos escriben en su dialecto.
Hay que subrayar de inmediato aquí que la palabra dialecto se utiliza en una de sus acepciones lingüísticas, como “sistema lingüístico derivado de otro, normalmente con una concreta limitación geográfica, pero sin diferenciación suficiente frente a otros de origen común”.
De nuevo, en su dialecto el escritor se divierte redactando con auxilio de sus términos propios. A veces ocurre que la lectura no resulta tan apacible como se desea. La cita que se usa en esta sección es un ejemplo de desasosiego léxico. Más abajo se explicará el porqué.
La primera reacción es recurrir a los clásicos de los hispanoamericanismos. Santamaría es el más reconocido por su DGA de 1942. Este lexicólogo para la voz guinda escribe: “En Cuba, vertiente del techo de la casa rústica”. Como es natural en estos casos, la significación no se quedó ahí.
En la Cuba actual el vocablo guinda forma parte de una expresión coleccionada por Sánchez-Boudy en el “Diccionario mayor de cubanismos”, 1999. Él escribe: “quedarse en guinda”. Quedarse en babia (sic).
El maestro Ángel Rosenblat también catalogó de pasada la guinda en su “Buenas y malas palabras” (1974), cuando escribió: “La guinda es en algunas partes de Barlovento el palo en que se llevan dos latas de agua guindando de los extremos”.
Las penas del lector no terminan ahí si se tiene en cuenta que en Guatemala, de acuerdo con J. Francisco Rubio, la guinda es la guitarra (el instrumento). Así aparece en la obra “Diccionario de voces usadas en Guatemala”, 1982.
La guinda es el barranco, es la cuesta empinada en Puerto Rico. Información que se obtiene en el “Diccionario de hispanoamericanismos” coordinado por Renaud Richard, 1997. El empleo está documentado en la literatura de ese país en libros de más de un literato.
En Argentina la guinda es el testículo y casi siempre se emplea en plural. La referencia se saca del “Diccionario de voces lunfardas y rioplatenses de Mario E. Teruggi, 1998.
La noticia de Argentina viene corroborada en el “Diccionario del español de Argentina de Haensch y Werner, 2001, donde se localiza que la guincha es la pelota de rugby, y en el habla coloquial los testículos. Con la ayuda de este término conocen los argentinos varias expresiones para comunicar fastidio, molestia.
Llegados a este punto al fin se da con la significación que le imprime sentido a la cita. Guinda en México es “que es de color rojo quemado”. Es una fruta europea semejante a la cereza que se cultiva poco en ese país. Esto se extrae del “Diccionario del español usual en México”, del Colegio de México, 2002.
En otras palabras describe Bernard Hamel el color guinda, “color vino tinto”, lo que en inglés es “Burgundy color”. Esa información procede del “Bilingual dictionary of Mexican Spanish” (2002). En español que conoce el autor de estas apuntaciones este color correspondería al “rojo Burdeos”, por alusión al rojo característico del vino tinto de Burdeos.
Finalmente se supo que el peruano que escribió se refirió al color rojo del uniforme del empleado del hotel. ¡Bendito sea el español que nos permite estas aventuras!
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