EN EL HOGAR – A DOMICILIO

“. . . para asistentes de la atención médica EN EL HOGAR, los estudiantes aprenden. . . (. . .) las perspectivas de empleos para los asistentes de la atención médica EN EL HOGAR –y para cualquiera que trabaje. . .”
No es un asunto nuevo la confusión que genera la traducción del inglés al español de la palabra “home”. En muchas ocasiones los traductores se apegan o se encariñan demasiado con una sola traducción de un vocablo de la lengua extranjera que tiene muchos matices.

No basta en la mayoría de los casos con recurrir a un diccionario bilingüe para resolver el asunto, sino que se hace necesario hacer trabajar las meninges para determinar cuál es la palabra del español que corresponde al sentido de lo expresado.

Hay que tener en cuenta que la voz del inglés se traslada al español de diferentes maneras dependiendo de la compañía que traiga, vale decir, de lo que se dice o escribe en inglés. Puede ser: casa, domicilio, residencia, hogar y otras significaciones más que no viene al caso mencionar aquí.

Las reparaciones y las entregas que anuncian algunos comerciantes se hacen “a domicilio”. Se sobreentiende que esos servicios se prestan en la casa, domicilio o residencia de la persona que requiere el servicio. La locución adverbial “a domicilio” expresa que se trata del domicilio del interesado en los casos en que se refiere a suministros o servicios personales. A veces se comporta como locución adjetiva.

Hay que evitar pensar que cada vez que se encuentre la voz inglesa “home” hay que emplear en español algo que lleve la palabra hogar porque no siempre es acertado hacerlo.

Siempre habrá de tenerse pendiente que las lenguas para decir algo tienen muchas maneras de hacerlo. Una de las grandes cualidades de un buen traductor es descifrar la “fineza” de los matices para poder dar con el más acertado término en la lengua de llegada que despierte en el lector la misma imagen, como lo hizo la voz traducida en la lengua de partida.

FEUDO

“. . . aseguran que las tropas leales a K. ya no avanzan hacia B., FEUDO de la rebelión. . .”

Hace largo tiempo ya que la palabra feudo se utiliza de la manera en que lo hacen en esta frase reproducida más arriba. Se examinará primero lo que entiende y reconoce la RAE y luego se pasará revista al uso moderno.

Lo que causa sorpresa es acudir al diccionario de la RAE y encontrar con que las acepciones que le reconoce ese diccionario al vocablo en cuestión no proveen un buen asidero para el empleo.

El DRAE comienza su enumeración de acepciones por el concepto general propio de la Edad Media. Las acepciones numeradas dos y tres afinan el concepto de las relaciones feudales. Todavía la cuarta acepción guarda relación con los lazos feudales entre señor y siervo, al tratar el vasallaje. Hay que esperar hasta la quinta acepción para notar alguna liberación con respecto de la noción primera, dice así: “propiedad o bien exclusivo”.

El diccionario Clave en su cuarta y última acepción asienta que feudo es “Propiedad, zona o parcela en las que se ejercen una influencia o un poder exclusivos”. Esta acepción le proporciona la base al uso que hicieron en la cita.

Causa extrañeza que la RAE no haya liberalizado su manera de entender la noción del feudo para adaptarla a los tiempos modernos y hacerla menos estricta. En el ámbito político se emplea con frecuencia la palabra del título para destacar que una persona o una institución ejercen una gran influencia sobre un territorio o un grupo de personas.

Esta manera de expresar la idea constituye un ensanchamiento que se corresponde con las actividades y los lazos modernos de ejercicio del poder político.

GUAYABA

“Y luego pidió disculpas porque no se percató de cómo sus comentarios iban a ser interpretados. Otra GUAYABA verde. Lo que dijo lo dijo y no se le fue”.

Esta gayaba del texto ya es de conocimiento general. No causa sorpresa oírla en la boca de jóvenes y mayores. El sobresalto lo produce la velocidad con que se ha propagado la voz con ese significado.
Una guayaba en los tiempos modernos es una mentira, un embuste. La trayectoria de este vocablo con ese significado fue muy rápido, por lo menos esa es la opinión que sostiene el autor de esta columna.

En tiempos pasados ya los muchachos acostumbraban a sazonar sus excusas con “cuentos” para atenuar el castigo. No es menos cierto también que algunas veces estas excusas “traídas por los moños” producían una reacción adversa pues el castigo era mayor cuando se mentía encima de cometer una falta.

La guayaba de esta sección comenzó a oírse en República Dominicana hace menos de 50 años. Quienes la introdujeron fueron los jóvenes. Ya pasó de los diccionarios de palabras nuevas o de las colecciones lexicográficas al “Diccionario de americanismos” y entró en el diccionario de la RAE.

En el habla coloquial casi siempre se hace acompañar esta guayaba por el verbo meter, para que “el decir mentiras o embustes” termine siendo “meter guayabas”. Este tipo de verbo le imprime mayor fuerza a la expresión porque la hace más cruda.

Con la guayaba del engaño quien profiere las palabras así consideradas deforma la verdad o exagera la realidad con el fin de impresionar al interlocutor o bien, busca burlarse del último.

No se sale aún del asombro que causa la velocidad con la que se aceptó en las altas esferas de la lengua este modo de llamar  las exageraciones desmesuradas y los estiramientos deformantes de la realidad. Hay que celebrar que los jóvenes hayan podido incrustar esta voz en el campo de los vocablos aceptados por las autoridades de la lengua.

Antes de concluir esta sección hay que recordar que esta voz es un eufemismo que se utiliza a veces con ánimo festivo para adornar el contenido. Esa no es la única fruta que sirve para el propósito de señalar la mentira, embuste o exageración intencional.

Charles Kany en su libro “American-Spanish Euphemisms” (1960) advierte que el término estudiado aquí ha generado un verbo utilizado en algunos países, que es  “guayabear” para indicar mentir. Ese investigador citado asegura que en Chile usan “zapallo” para desempeñar las mismas funciones que la “guayaba” comentada aquí.

*MERITOCRACIA

“Debemos lograr que la MERITOCRACIA se implante en nuestra región para lograr que solo los más competentes sean maestros.”

Hace ya largo tiempo que los hablantes de español de diferentes países están formando voces nuevas con la ayuda de la terminación “-cracia”.

No son pocas las palabras que sí existen por derecho propio en el seno de la lengua española que se han formado con la terminación antes mencionada. No es menos cierto que algunos desaprensivos en cualquier momento y circunstancia inventan palabras de efímera duración con esta terminación.

Quienes se dedican a esta tarea no saben que la terminación “-cracia” es forma de la raíz griega “krat” que significa gobierno. Una vez que esto se reconoce no se puede añadir esta terminación a cualquier engendro para crear una nueva voz al antojo del hablante sin tener en cuenta que los vocablos de esta familia son bien conocidos.

Entre las más conocidas palabras de esta familia formadas con la terminación “-cracia” a manera de forma sufija están, democracia, aristocracia, plutocracia, tecnocracia y otras que sería prolijo enumerar.

La idea que tuvo el creador de la nueva voz fue integrar un vocablo que indicara que el sistema que menciona funciona reconociéndole a cada persona su puesto en la sociedad de acuerdo con los méritos que posee.

El peligro que existe al conceder libertad para que se formen términos de esta índole es que luego son tantos los que resultan de la actividad creadora de los hablantes que la lectura y desciframiento de éstos resultaría una tarea tediosa.

DIKTAK – *DICTAK

“Hispanoamérica seguía en las tinieblas educativas. Una oligarquía sempiterna entendía la enseñanza, cual DICTAK sobre una masa pasiva, sin libertad crítica ni de cátedra. . .”

A veces para imprimirle mayor colorido a una oración el redactor introduce una voz extranjera. Otras veces recurre a este tipo de uso movido por el deseo de llamar la atención. En otros casos quienes utilizan esta clase de voces extranjeras lo hacen porque no se sienten satisfechos con las palabras propias de su lengua.

En raras ocasiones el recurso al término, frase o combinación en lengua extraña a la que se redacta viene al caso porque representa muy bien lo que se desea expresar.

Poco importa el motivo que mueva al redactor para allegarse una voz extranjera; lo que sí importa es que la emplee del modo en que se hace de manera aceptada.

En esta sección se está en presencia de una voz salida del alemán y la forma correcta de escribirla es con la K (ca) para que se manifieste mejor el origen de ésta.

Este vocablo alemán significa dictado, imposición, orden dictatorial. Las traducciones al español dependen de qué autor se consulte para dar con el sentido del término alemán.

Esta voz alemana tuvo su origen en las filas alemanas de los nazis quienes de manera peyorativa llamaban así al Tratado de Versalles de 1917 con que terminó la Primera Guerra Mundial.

La voz examinada aquí alude a la palabra francesa “dictée” que corresponde al español dictado. Hay que recordar sin pérdida de tiempo que el dictado francés pertenece al género femenino, “la dictée”.
El empleo de la palabra alemana para este propósito se remonta al año 1919 cuando se escribía acerca de “una paz de justicia dictada”.

Antes de terminar vale la pena mencionar que por la redacción del pasaje el empleo se contrae a un buen uso de la palabra alemana. Una vez más hay que recalcar que antes de plasmar un vocablo extranjero siempre debe verificarse la ortografía de éste.

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