EFICIENTE – NATIMUERTO – GRAVAR
Al ver el título y leer la cita se da cuenta el lector de que en esta sección se dedicará el autor a interrogar la oportunidad de escribir ese vocablo destacado en un texto como el que se transcribe.
Como en todos los casos parecidos al presente, eficiente significa “que tiene eficiencia”, es decir, que desempeña funciones de adjetivo. Al copiar las palabras del lexicón mayor de la lengua, se lee el vocablo eficiencia. Eso obliga a que se revise ese concepto.
La eficiencia es la “capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado”. Al amparo de esa definición debe leerse de nuevo el trozo de literatura de la cita.
Leído de ese modo se puede interpretar que es un jet que tiene capacidad de disponer de combustible. Eso no le agrega nada al mensaje. No introduce ningún elemento nuevo al concepto de lo que es un avión jet. Todos los aviones de ese tipo funcionan consumiendo combustible.
Para crear conciencia acerca del valor y del campo de acción de la palabra del título se revisará el significado del vocablo así como los abusos que de él se hacen. Se va a argumentar contra el uso que se hizo en el pasaje que se copió y se indagará sobre el origen del error.
Desde el año 1964, Don Ricardo Alfaro no escatimaba epítetos para calificar este desliz e incluía las voces eficiencia y eficiente entre las que coleccionó para escribir su libro “Diccionario de anglicismos”.
En su momento ese lexicólogo criticó el uso de eficiente en lugar de “competente, hábil, capaz, listo, despierto, diestro, perito”, cuando se elogiaba la capacidad de una persona, el desembarazo de ésta. No fue menos certero al afirmar que los dos términos que mencionaba eran de puro abolengo español.
Una curiosidad que vale la pena mencionar antes de continuar con el examen de eficiente es que la voz “effective” del inglés puede traducirse al español con su equivalente “llamativo” en los casos en que se haga necesario, pues también tiene ese significado en lengua inglesa. Esto consta en la obra de José Merino “Diccionario de dudas inglés-español”, 1971.
Quien acierta sin duda es Alfonso Torrents dels Prats. Este autor al pasar revisión a la voz inglesa “efficiency” ofrece varias traducciones muy acertadas; entre otras propone algunas alejadas de las del sonido español parecido al inglés. Entre ésas propone “rendimiento, productividad”.
Ya puede deducirse que la palabra que tradujo mal el periodista de la agencia internacional de noticias fue la que se reprodujo en el párrafo que antecede inmediatamente a éste. Se quedó muy cerca del parecido y erró. Lo que cabía que se utilizase era rendimiento. Esto le habría dado sentido a lo que escribió. “…un jet de elevado rendimiento. . .”
Los conceptos que expresa Torrents dels Prats aparecen en su “Diccionario de dificultades del inglés”, 1976. Para el vocablo del inglés propone otras traducciones que se utilizarán según convenga al caso. Vale la pena que se mencionen aquí porque no faltará quien se muestre sorprendido: “eficacia, eficiencia; rendimiento, productividad; buena marcha, buena organización”.
Para la voz “efficient” propone otros términos del español: “eficaz, eficiente; que rinde, de (elevado) rendimiento, que produce; apto, capaz, competente, bueno; que funciona muy bien, muy bien organizado”. Hay que resaltar que cada una de las equivalencias tiene su lugar de acuerdo con el entorno y el sentido de lo expresado en inglés.
De nuevo hay que hacer una reflexión antes de proseguir. El ejemplo que se critica aquí se tomó de una noticia servida por una agencia internacional de noticias. Se llama la atención sobre el hecho porque este tipo de redacción viaja largos trechos y se lee en muchos países.
Como consecuencia de lo anterior crean mucha confusión entre los lectores que acreditan a estos redactores con conocimientos que muchas veces no poseen. Es un mal ejemplo que genera consecuencias nefastas.
Como ya se introdujo en el cuerpo de esta sección la palabra eficaz, se hace necesario dejar establecida de manera simple pero tajante la diferencia que existe entre ésa y eficiente. El académico Don Emilio Lorenzo lo pone en una cápsula, “No es lo mismo eficiente que eficaz, como se puede comprobar comparando las expresiones un hombre eficiente y un remedio eficaz. El primer adjetivo apunta a la actuación o al rendimiento: el segundo, al resultado”. Así se lee en el volumen “Anglicismos hispánicos”, 1996.
El fenómeno que ocurre en español acontece también en francés. Los ingleses tomaron la voz “efficient” del francés de la misma ortografía. Se la devolvieron a la última lengua con el valor de “efficace”, que recibieron al mismo tiempo que “efficience”. Esto está documentado en el “Dictionnaire des anglicismes” de Rey-Debove y Gagnon, 1980.
Tal y como sucede en español los franceses en el sentido técnico traducen “effective” con la ayuda de “rendement effectif”. En el caso de traducir “effective”, recurren a “efficace”, por ejemplo, “des mesures eficaces”. Los ejemplos y las expresiones se tomaron del libro “Mistakable French”, de Thody y Evans, 1985.
El asunto no termina ahí. Hasta el italiano tiene que estar alerta. El adjetivo “effettivo” (italiano) corresponde a “effective” (inglés) en algunas ocasiones. En otras ocasiones, sin embargo, significa “real, verdadero”. Una ley o medida es “effective” cuando en italiano “entrare in vigore”.
Para terminar con este asunto de una vez por todas se citará lo que el “Diccionario Panhispánico de dudas” trae. Para eficaz, dicho de una cosa “que produce el efecto propio o esperado”; dicho de una persona, “competente, que cumple perfectamente su cometido”.
Con respecto a eficiente ese diccionario se expresa así: “Dicho de una persona, competente, que rinde en su actividad”. Dicho de una cosa, “eficaz, capaz de lograr el efecto que se desea”. “En referencia a cosas es preferible usar los adjetivos eficaz o efectivo”.
El sustantivo que corresponde a eficaz es eficacia. Para eficiente el sustantivo correspondiente es eficiencia. También es válido el uso de eficacia en algunos casos. Al terminar la parte asignada a estos dos adjetivos y los sustantivos de lugar, el DPD cierra así: “No debe emplearse eficiencia por efectividad”.
*NATIMUERTO
“. . .sería útil que revisara otros artículos del decreto NATIMUERTO que lesionan las libertades de expresión y los derechos civiles de los ciudadanos dominicanos. . .”
Hace muchos años que se escuchó esta palabra de uso en el español de los dominicanos. Se la oía y se la repetía con toda naturalidad, como si tuviese carta de ciudadanía en el español de alto prestigio.
Es más, se recuerda muy bien haberla escuchado de labios de abogados y médicos. Muy específicamente de esas dos profesiones porque esos profesionales tienen que lidiar con frecuencia con el fenómeno que se designa con la voz.
La primera vez que se oyó esa voz se pensó que era de ascendencia latina, de la Lengua Latina. Sobre todo por lo de “nati” que de inmediato se relacionó con el verbo nacer, por aquello de natividad. En esos años los conocimientos personales acerca del latín eran más precarios que en la actualidad, si es que cabe la exageración.
Este vocablo hace recordar la época en que los profesionales dominicanos del Derecho acostumbraban a proferir sus latinajos en estrados, con la intención de impresionar y confundir.
Después de transcurridos muchos años se descubrió que la voz no era de uso en el español común, que en otros países no la conocían, y por lo tanto, no entendían lo que con ella se trataba de expresar.
La palabra la han tratado dos estudiosos del léxico dominicano. Don Max Uribe, en su “Notas y apuntes lexicográficos (americanismos y dominicanismos)”, publicado por primera vez en 1996. Ese lexicógrafo afirma que la voz analizada aquí pertenece al “habla vulgar de los dominicanos”. El autor de estos comentarios se permite disentir de esa afirmación.
El otro estudioso que se ha ocupado del término es Carlos Esteban Deive en el “Diccionario de dominicanismos”, 2002. Este investigador califica el vocablo “adjetivo, barbarismo”. Tiene toda la razón de su lado.
Los dos tratadistas del habla dominicana coinciden en que el adjetivo que corresponde para describir a la criatura que muere antes de nacer es “mortinato”.
De la forma en que lo entienden los dos eruditos del dialecto dominicano el “natimuerto” es el que muere después de haber nacido. Acerca de la palabra dominicana cabe que se diga que ese barbarismo es fruto de un trueque de elementos en el seno de una palabra.
GRAVAR
“El problema de la exculpación de F. por haber firmado el decreto que GRAVA la libertad de expresión individual y de los medios de comunicación es que. . .”
Se ha hecho antes y se hará en una ocasión más; se emitirá un juicio acerca del uso del verbo gravar en una redacción como la copiada más arriba. Eso se hará después de revisar la propiedad del empleo del verbo en el caso examinado.
El verbo gravar solo tiene dos acepciones aceptadas por las autoridades de la lengua. La primera es “cargar, pesar sobre alguien o algo”. La segunda tiene la redacción siguiente en el DRAE: “imponer un gravamen”.
Una carga es un peso; tanto en los asuntos materiales como en los abstractos. Un peso es un lastre, por lo menos en la mayoría de los casos. El lastre puede ser real o intelectual.
Cuestionada la utilización del verbo gravar en el caso de la cita, a la luz de las significaciones que reconocen las Academias, la respuesta parece indicar que hay impropiedad del lenguaje en este caso.
No obstante las expresiones del párrafo último, se profesa simpatía por el uso que se ha hecho del verbo gravar. Se explicará enseguida el porqué. Ya algunos de los argumentos a favor de esa posición se avanzaron.
Hay que entender que el uso del verbo en este caso es en sentido figurativo. La carga que consta en la definición de las Academias para el verbo gravar forma parte del lenguaje del redactor. Es un peso que se coloca sobre los hombros de los individuos y sobre los medios de comunicación en el momento de ejercer la libertad de expresión.
Es imposible predecir si este empleo tendrá buena fortuna en el futuro. Ni siquiera se sabe si ya es de uso en algunos países o en algún tipo de actividad. Se reitera lo que ya se expresó antes, se simpatiza con el sentido que se ha dado al verbo gravar en el caso presente.
Al final la decisión a favor o en contra de la utilización comentada aquí está en las bocas de los hablantes y en las manos de los escribientes. Hasta esta fecha el uso del español común lo que ha hecho es reconocer el verbo solo para las obligaciones contributivas y los pagos.
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