CANDIDIASIS – *CANDIDOSIS – EN LO INMEDIATO

“Existe también una forma especial de infección llamada CANDIDOSIS ungueal, que…”

Con respecto al “ungueal”, no hay que abundar, porque está bien formado tomando como base “unguis” que era la uña de los latinos, de donde se puede deducir que lo que se pretende es expresar “relativo o perteneciente a la uña”. En español existe una palabra para estos fines que es “ungular”, que es “de la(s) uña(s)”. Si se toma de nuevo el texto, se puede corregir escribiendo en su lugar “candidiasis ungular”.


Ya se mataron dos pájaros de un solo tiro. La infección de la piel y las mucosas producida por hongos del género Candida, se llama “candidiasis”. En una ocasión se escuchó que el nombre provenía del color blanco que presentan los hongos cuando se les mira a través del microscopio, y precisamente blanco es lo que significaba en latín la palabra candida.

Lo que podría ser la “candidosis”, si se registra el nombre como es debido, es un síndrome que delata la candidez de un sujeto. Quizá es pertinente recordar lo que es la cualidad de cándido(a), que procede del latín candor, que pasó al catalán con la grafía candidus; al francés candide, y al italiano igual que en español. Se entiende por cándido(a) la persona que es sencilla, sin malicia y sin doblez. El candoroso es el que abunda en candidez.

Desconfíe de la falsa similitud que existe entre el candid del inglés y el cándido del español. El vocablo inglés debe interpretarse en español por “franco, sincero, justo, abierto, imparcial”. El falso cognado también ocurre en francés, porque el francés lleva el mismo significado del español. Lo propio acontece en italiano, lengua en la cual el candid del inglés se traduce por “franco, honesto o schietto”. No se sorprendan si leen en un folleto en italiano las maravillas de las blanquísimas playas dominicanas “le candide spiagge”. Perdonen la digresión.

EN LO INMEDIATO 

“La cúpula militar no reaccionó EN LO INMEDIATO al nombramiento de R. . .”

Hacía largo tiempo que no escuchaba o leía este giro de la lengua para expresar lo que ocurre cercano en el tiempo, que sucede sin tardanza.

Los diccionarios de usos que se han consultado no mencionan este empleo, mientras que sí registran otros usos que casi no se escuchan en América. “De inmediato” está aceptado en la actualidad aunque tuvo que esperar para ser bendecido por la Academia, con el valor de “inmediatamente”.

En lenguaje informal se dice “la inmediata”, para mencionar así la consecuencia o la acción inmediata de otra acción que se produce con anterioridad. Se había escuchado también “lo inmediato”, para mentar lo que se debe suceder o se espera que suceda de acuerdo con las circunstancias, dentro de un futuro muy próximo. Algunos de estos usos no son sancionados ni reprobados expresamente por las autoridades de la lengua.

CLAVE

“Mientras tanto, en Hacienda -otro de los cargos CLAVES- fue nombrado, también la semana. . .”

La clave para el uso del vocablo del título es que debe mantenerse invariable en número cuando va en aposición, es decir, cuando como en este caso sigue directamente a un nombre, por ejemplo, “hombres clave”, o el del texto “cargos clave”.

El uso pluralizando del término se ha extendido de tal forma que ya casi nadie se ocupa de este asunto. En el presente hasta los correctores de estilo se hacen de la vista gorda con respecto a esto para no tener que analizar el caso.

Aparte de lo que se indicó con respecto a la “aposición” -muy sucinto por cierto- debe entenderse por ésta, la construcción en la que el sustantivo o el adjetivo sustantivado completa al sustantivo base del sintagma nominal, sin preposición. Con esta aposición lo que se busca es explicar, para conseguir con ella establecer la distinción que se desea. Tiene la intención de individualizar a cuáles cargos se refiere el texto, de entre los muchos cargos que existen en ese género.

El Panhispánico explica que se usa en aposición a otro sustantivo para indicar el carácter fundamental o decisivo de lo denotado. La última palabra es: “si el sustantivo al que se refiere es plural, clave puede permanecer invariable o adoptar también la forma plural, con funcionamiento plenamente adjetivo”.

CUESTIONAR 

“. . .si quiere recuperar la fe de sus fieles (que mantienen su fe intacta pero CUESTIONAN A la institución) la jerarquía debe garantizar. . .”

No es asunto nuevo que  las personas malentiendan lo que el verbo en estudio quiere decir. Algunos piensan que el verbo “cuestionar” es sinónimo de “preguntar”, por la similitud que tiene con verbos de otras lenguas en las que sí guardan sinonimia. Hay quienes creen que “cuestionar” es “poner en tela de juicio”, y no se reduce solo a eso. Es pertinente que se estudie el caso.

Cuestionar es “controvertir un punto dudoso, proponiendo las razones, pruebas y fundamentos de una y otra parte. // 2. Poner en duda lo afirmado por alguien, Cuestionar la veracidad de una noticia”. La cita pertenece a la Academia.

Como siempre sucede en estos casos, hay que revisar el significado de “controvertir”, que es, “discutir extensa y detenidamente sobre una materia defendiendo opiniones contrapuestas”.

Como se deduce de las definiciones anteriores, no se contrae el punto a oponer reparos a la institución, o a la jerarquía, sino a afirmar lo que se debe garantizar.

Para que no quede aspecto sin escudriñar, estar o poner “en tela de juicio”, es existir o tener dudas sobre la cosa de que se trata. De lo antes se desprende que hay que expresarse con propiedad para evitar interpretaciones aviesas.

*TEMPRANOS – A PRINCIPIOS DE 

“La colección del museo se integró en buena medida en los años 70 y LOS TEMPRANOS 80 por los fundadores de Dia. . .”

Muchos lectores de seguro se están preguntando qué cosa es eso de los “tempranos 80”, porque en español eso no tiene sentido.

En la lengua española cuando los asuntos suceden ya tarde en la medida que se adopta, se acostumbra decir que eso acaece “al final” de los ochenta, o como se usa ahora “al final de los 80”.

Del mismo modo que no se escribió en “los *tardes 80”, tampoco debió publicarse de la manera como apareció en el texto copiado al principio de esta sección.

Lo que es conforme al genio de la lengua es que se diga y se escriba “a principios de”, para destacar que algo sucede en los primeros momentos de la unidad de tiempo que se menciona, o de la cosa que se menciona.

Si ustedes se preguntan aún que de dónde rayos procede eso, la respuesta se la proporciona el inglés, lengua en la que “early” es temprano, y es la voz que se emplea para hacer las funciones de lo que significa en español “a principios de”.

Para dejar bien claro el asunto. Cuando se usa “temprano”, en sus funciones de adverbio es imposible que se le cambie la terminación, es decir, no cambia para femenino ni plural. Es una ley inflexible en español.

DENTRO – DENTRO DE 

“. . .requiere que cierto porcentaje de unidades DENTRO todo nuevo reparto se venda a precios asequibles para familias que ganen. . .”

No hay secreto con respecto a lo que “dentro” es, pues se recuerda con facilidad que es un adverbio de lugar que significa “en la parte interior”. Éste funciona precedido de ciertas preposiciones que indican o señalan movimiento o aproximación. Del mismo modo que puede ser precedido por preposiciones, también funciona seguido por ellas, y sobre todo lo hace con la compañía de DE, que debe siempre estar allí para indicar a lo que se refiere o alude.

La preposición “de” no puede omitirse en estos casos, pues denota falta de conocimiento. Solo  en el nivel educativo bajo se produce el fenómeno. Todo profesional de la escritura que conoce su oficio sabe que en las locuciones prepositivas que constan de adverbio seguido de la preposición “de”, la última no puede dejarse fuera. La expresión prepositiva examinada equivale a “en, en el interior de”.

Si alguien duda acerca del uso o la pertinencia de la preposición puede evitar -debe hacerlo-  la expresión completa y utilizar en su lugar lo más corto y sano, “en”.

ORGÁNICO

“. . .hechos a la orden con masa fresca del codiciado crustáceo, se sirven sobre una ensalada de vegetales ORGÁNICOS”.

Los hispanohablantes que viven en los Estados Unidos de América del Norte, si son medianamente cultos, saben lo que el vocablo del título significa en el contexto en el cual se le emplea, si no, es muy probable que no sepan lo que “busca” este término aquí.

La consulta de los diccionarios de uso y de los de neologismos no traen todavía el significado de “orgánico” para aplicárselo a “vegetales”, entiéndase por estos, hortalizas, legumbres, ensaladas y verduras.

En el inglés de los Estados Unidos la voz “organic” en esa lengua se usa para los alimentos en general, incluidos entre éstos los animales, que se producen con la ayuda de productos, insumos de origen natural, sin la intervención de productos químicos, sin estimulantes del crecimiento, sin pesticidas ni antibióticos artificiales. Todos los productos que se utilizan en la crianza o cultivo son de origen vegetal o animal, en estado natural o mediante mezclas de éstos.

Este lujo de la dieta de los americanos del norte de habla inglesa no ha alcanzado los mercados y paladares de las pobres naciones situadas al sur del río Grande. Si aún no se conoce bien el concepto, mal podría acuñarse el término. Aún si se acuñase, el uso sería muy restringido, con lo cual carecería de la frecuencia en la lengua, que es una característica esencial para imponer un vocablo en el diccionario oficial de la lengua española.

Como el diccionario entre las acepciones para “orgánico”, no consigna nada que permita asemejarlo al significado que tiene en inglés, eso dificulta el uso en español. Una de las palabras cuyo empleo podría servir para expresar el concepto examinado sería “natural”, en su significado de “hecho sin artificio, mezcla ni composición alguna; que se produce por solas fuerzas de la naturaleza”. En esta etapa todas las soluciones que se propongan pueden ser aceptadas siempre y cuando sean acertadas y tengan algún tipo de asidero semántico.

*SEGUIDILLA 

”. . .como el segunda base con la SEGUIDILLA más larga para un INTERMEDISTA en la historia de las Grandes Ligas”.

Se debe tratar primero lo que figura de último. “Intermedista” es el jugador de béisbol que atiende o sirve la segunda base, o la posición que se sitúa entre la primera y la tercera almohadilla. Como pertenece al béisbol no aparece ni aparecerá en los diccionarios ibéricos.

Ahora es el momento de estudiar lo concerniente a “seguidilla”. Este término no consta en los diccionarios oficiales de la lengua. Los diccionarios de americanismos tampoco registran el vocablo. El autor de estos comentarios ha escuchado en su país, República Dominicana, el empleo de la palabra. Con ella se alude a una cosa que se hace con mucha frecuencia, más aún, la frecuencia es tanta que a veces se menciona con el vocablo el irreprimible impulso de continuar haciendo algo.

Los diccionarios del español americano catalogan el término “seguido”, con el valor de adverbio para significar con él que algo se hace o acaece “frecuentemente”. Ya desde mediados del siglo pasado se conoce este uso en la América Morena. Con esta acepción se le usa en Argentina, y un autor tan conocido como Juan Rulfo en su libro El llano en llamas lo utiliza para expresar lo antes mencionado.

En muchos otros países de nuestra América, entre ellos México, Costa Rica, y República Dominicana se emplea “seguido” con la acepción de “a menudo”, lo que se contrae a lo mismo. Además de Rulfo, ya antes en el 1926 lo escribió Güiraldes en su libro Don Segundo Sombra. Con esta última cita se comprenderá que en Argentina estuvo en uso desde ese año. En Chile se conoció un juego de niños con el nombre de “seguidilla”, en el cual los muchachos saltaban todos sucesivamente, pero con solo una pierna.

En el caso del texto, la “seguidilla” equivale a “racha”, que es el “período breve de fortuna o desgracia en cualquier actividad”. En el lenguaje de los dominicanos, se usa para dar a entender que algo no se puede detener, como la acción de rascar cuando se padece de escozor, o la acción de comer, en el momento que se saborea algo que excita el apetito, o también para la acción de beber, sobre todo alcohol, cuando el sujeto llegó al punto en que no tiene control suficiente para detenerse.

Las “seguidillas” que conoce el Diccionario oficial de la lengua son todas de origen ibérico y se refieren a estrofas, versos, canciones y bailes.

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