Eñe – Voces del español

La corrección en el decir o en el escribir no se puede medir en términos absolutos. La expresión correcta debe adecuarse, en primer término, a las normas gramaticales. Nuestros tiempos no son muy propicios al sometimiento a reglas establecidas. No nos gusta que nos digan cómo tenemos que hacer las cosas. Oímos frecuentemente decir que, aunque no sea correcto, si se entiende, es mejor dejarlo así. Los que siguen esta máxima como hablantes o escribientes se resignan a un empleo bajo mínimos de una extraordinaria herramienta expresiva: la lengua española. Los que estamos sometidos como oyentes a esta teoría del mínimo esfuerzo lingüístico nos vemos obligados a convivir con un uso mediocre, cuando menos, de nuestro patrimonio expresivo.
El español, como instrumento de comunicación compartido, exige de sus hablantes una adecuación respetuosa a sus normas, comunes a millones de seres humanos. Normas que no se inventaron ayer. Normas que hemos recibido como herencia de siglos de todos los que, antes que nosotros, hablaron la misma lengua.

La creatividad, tan valorada siempre, es un componente importante de la expresividad pero deja de ser efectiva cuando se sustenta en una expresión incorrecta. En este año 2010, en que estrenamos nuestra Nueva Gramática de la Lengua Española, no estaría de más que los hispanohablantes tomáramos conciencia de la importancia que para la expresión y comunicación personal y colectiva supone un uso correcto de nuestro mayor valor cultural: la lengua materna.

Envíe sus comentarios o preguntas a la Academia Dominicana de la Lengua en esta dirección: consultas@academia.org.do

© 2010 María José Rincón

Eñe – Voces del español

Una de las características fundamentales de la lengua española es su amplia difusión geográfica. La complejidad de las múltiples variaciones geográficas de nuestra lengua no puede compararse con ninguna otra lengua moderna occidental. Para los hablantes, la diferenciación de la lengua en los distintos países se hace evidente fundamentalmente en la pronunciación y en el vocabulario.
Un grupo muy interesante de americanismos lo componen las palabras que tienen como rasgo básico la de ser originarias del continente americano. Nacieron en América y se insertaron en nuestra lengua para nombrar realidades hasta ese momento desconocidas. Usaron nuestra lengua para difundirse en otras lenguas como el francés o el inglés.

La primera palabra americana que se incluye en español es canoa. Es sorprendente comprobar que ya aparece en el que se considera como uno de los primeros diccionarios dedicados al español. Elio Antonio de Nebrija la registra entre las primeras 18,000 palabras españolas de su Diccionario español-latino, ya en 1495. Sólo habían pasado tres años desde ese primer contacto entre las lenguas indígenas americanas y el español. Desde entonces el flujo de ida y vuelta no ha dejado de producir nuevas palabras, nuevas acepciones de palabras patrimoniales, de enriquecer el caudal léxico del que disponemos los hispanohablantes.

Ya no tendremos que esperar mucho para disfrutar del Diccionario Académico de Americanismos que nos ha propuesto la Asociación de Academias de la Lengua Española. En marzo de este año tendremos en las manos la inmensa riqueza del caudal léxico que América ha creado para el español.

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© 2010 María José Rincón

Eñe – Voces del español

¡Bienvenida!

Por fin tenemos en nuestras manos la Nueva Gramática de la Lengua Española. Su publicación es un gran acontecimiento para todos los hablantes de español. Acontecimiento muy esperado puesto que la anterior databa de 1931. Los años de espera nos han traído una obra panhispánica que recoge la norma lingüística común que rige a todos los hispanohablantes.

El tener como lengua materna una de las lenguas de mayor extensión geográfica y demográfica del mundo significa, además de un privilegio, una responsabilidad. La Nue-va Gramática debe reflejar toda su riqueza y ofrecer indicaciones normativas que sean válidas para millones de hablantes de español en todo el mundo.

Es una obra magna, la más extensa y pormenorizada de todas las gramáticas académicas; una obra que impresiona por su contenido y también por sus dimensiones, elaborada colectivamente por las 22 Academias de la Lengua Española en todo el mundo, también por nuestra Academia Dominicana de la Lengua. El texto está plagado de ejemplos reales de más de 2000 autores, entre los que se encuentran dominicanos como Pedro Henríquez Ureña, Federico Henríquez Gratereaux o Bruno Rosario Candelier.

No se echen atrás por lo apabullante de sus dos tomos y de sus 3885 páginas. La Asociación de Academias nos promete para este mismo año un Manual y una Gramática Básica. La oferta bibliográfica busca abarcar a investigadores, profesores, estudiantes y usuarios del español como primera o como segunda lengua. ¡Buena falta nos hace!

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© 2010 María José Rincón