Escafandra – rotura/fractura – grabado/gravado

ESCAFANDRA

En República Dominicana se utiliza esta palabra para un objeto y no para un aparato. La palabra designa en español dominicano una máscara que permite a un submarinista ver debajo del agua. Por lo general la persona que se sirve de este objeto lo usa para nadar a poca profundidad y observar lo que sucede debajo de la superficie del agua.

En la mayoría de los casos, la escafandra mejor equipada consta además de un tubo curvo provisto de un dispositivo especial que impide la entrada de agua cuando la persona se sumerge y permite respirar por la boca sobre la superficie del agua a poca profundidad y, fuera del agua sin necesidad de retirar el tubo. Este mecanismo opera de manera autónoma.

Ese objeto que se acaba de describir es el que en República Dominicana se conoce con el nombre de escafandra. El Diccionario de la lengua española, a su vez, designa con ese nombre un aparato mucho más complicado.

La escafandra académica consta de una vestidura impermeable y un casco herméticamente cerrado. El casco posee un cristal que permite ver debajo del agua. Además está provisto de tubos que permiten renovar el aire. Esto es en realidad un equipo de buceo con un mecanismo adecuado que permite respirar debajo del agua.

El lexicón oficial de la lengua española entra en detalle con respecto al origen de la palabra estudiada en esta sección. Deriva del francés scaphandre, que se compone de dos palabras del griego. En la decimonovena edición del Diccionario de la Real Academia Española, (1970) no se mencionaban los antecedentes franceses de esta voz.

La incorporación del antecedente francés se produjo en la vigesimotercera edición (2014) del diccionario oficial de la lengua española. Es muy probable que se deba a las diligencias del académico Valentín García Yebra, quien publicó su Diccionario de galicismos prosódicos y morfológicos, y, en esa obra rescata la etimología francesa próxima (1999:165). Para reforzar su criterio se apoya en el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico de Corominas y Pascual (1987).

En español existe el vocablo escafandro que se integró al español en el año 1899; fue en el año 1901 cuando se incorporó el vocablo femenino escafandra. Muy bien explica García Yebra: “La vacilación del género gramatical en español procede de le –e francesa, que puede dar en español –a u –o”.

En el español dominicano la escafandra prevalece. Nunca se ha oído del escafandro. Además, es una suerte de máscara (careta) que tiene un cristal en el frente y, en la mayoría de los casos cubre la nariz. La persona que se sumerge utiliza la boca para respirar a través del tubo curvo provisto de una pelotita de tenis de mesa que impide que al sumergirse el agua llegue a la boca. Hay varios tipos de escafandras.

Lo importante en el caso de la palabra escafandra es que en el español dominicano no se corresponde con lo que se entiende en el español internacional. Se parece más al snorkel sencillo del inglés. En atención a lo expuesto aquí, los diccionarios de español dominicano deben hacer espacio a la palabra estudiada aquí.

ROTURA – FRACTURA

“…algunas de ellas en coma y otras por ROTURAS en las extremidades inferiores”.

La mejor selección es la que se adecua a las circunstancias. El entorno de la situación en que se produce un hecho es el que define la terminología que se emplea para relatar los acontecimientos. Esto que acaba de resumirse es la esencia de la buena redacción en materia de reseñas. Si se falla en la pauta del vocabulario de lo acontecido, se dificulta el entendimiento del suceso.

No hay lugar a duda. Una rotura es la acción y efecto de romper o romperse una cosa. El verbo romper indica que algo (una parte) se separa del todo a que estaba unida. Luego, cualquier sólido que se separa del todo del cual formaba parte puede llamarse rotura.

No es menos cierto también que cuando esta rotura se produce en un hueso, esta acción y el resultado de ella tienen un nombre que es más apropiado, pues no deja espacio a interpretación de cualquier género que esta sea.

La fractura es la “rotura de un hueso”. Esa es la redacción que el lexicón mayor de la lengua española ha adoptado. Es una acepción corta y precisa. En consecuencia, cada vez que se trate de la rompedura de un hueso, el nombre por excelencia para fijar con claridad, exactitud y precisión esa acción o resultado, es fractura. Cualquier otra elección léxica corre el riesgo de ser vaga.

GRABADO – GRAVADO

“La muerte de B. A. es una gran pérdida, este día quedará GRAVADO en la memoria. . .”

El descuido, por no utilizar otro término, que se observa en la cita puede atribuirse a la falta de cultura. Las dos palabras del título poseen significados muy distantes el uno del otro.

Grabar es inscribir un letrero, o tallar una figura o representación de un objeto cualquiera. Además, es registrar sonidos, datos o imágenes en un disco, cinta magnetofónica, etc., para luego reproducirlos. La idea se elevó al concepto de “fijar profundamente en el ánimo un concepto, un sentimiento o un recuerdo”. La última es la tercera acepción que asienta la Real Academia para el verbo grabar.

El verbo gravar, a su vez, es imponer una obligación, contribución, cargo, impuesto o gravamen; es obligar a un pago o cumplimiento de una responsabilidad.

La confusión se origina en la pronunciación, en la manera de decir los dos verbos. Al articular los verbos aquí estudiados, no se percibe diferencia alguna entre ellos. La discriminación en cuanto a la grafía se deja,  en consecuencia, al contexto.

Los dos verbos son homófonos por su pronunciación igual, suenan iguales. Se produce, sin embargo, una transcripción diferente del mismo sonido. Este es un fenómeno que se observa en la lengua, sin que haya que alarmarse por ello. Otros casos, por el mismo estilo, se encuentran entre acerbo y acervo; botar y votar.

© 2016, Roberto E. Guzmán

 

Mudancero – a/en cámara lenta – transicional – a fin/al fin de cuentas

MUDANCERO

Últimamente en la prensa dominicana se utiliza esta voz con bastante frecuencia. Se la usa para referirse a las personas o familias que se mudan desde el extranjero hacia República Dominicana. En algunas instancias se sospecha que se denomina con esa nueva voz a las compañías que se dedican al negocio de realizar mudanzas internacionales con destino a la República Dominicana.

Se puede certificar que la voz es de creación reciente en República Dominicana. No se ha encontrado rastro de la voz tratada en esta sección en los repertorios de voces latinoamericanas.

Con anterioridad, los hablantes de español dominicano empleaban la combinación “compañías de mudanzas” para las empresas dedicadas a esta actividad comercial. Cuando las firmas no solo realizaban las mudanzas de enseres y muebles del hogar y, se dedicaban al acarreo de todo tipo de mercancías entonces preferían llamarse compañías de “mudanzas y acarreos”. Con el último nombre los empresarios dejaban claro que también transportaban mercancías de todo tipo. Otras preferían llamarse de “compañías de transporte de cargas”.

La mudanza a la que se contrae esta sección es a la que se refiere al cambio de domicilio. No tiene relación alguna con los cambios de parecer, ideas o sentimientos que experimentan las personas durante sus vidas.

De acuerdo con lo que consigna el Diccionario del español dominicano (2013), para la mudanza del cambio de domicilio los dominicanos también usan el vocablo mudada.

Esta voz del título, de reciente introducción, tendrá que demostrar su perdurabilidad a través del tiempo. Si cae muy bajo el uso puede que desaparezca del vocabulario activo de los dominicanos.

Enfocado el asunto desde el punto de vista de la formación de la palabra, la terminación –ero se ha utilizado con frecuencia en español, como ejemplo de eso pueden citarse, guagüero, bodeguero, barbero, peluquero y, muchos más. Estos ejemplos, así como la voz del título son derivados de formas plenas que denotan actividad, ocupación o, profesión.

A CÁMARA LENTA – EN CÁMARA LENTA

“Es un desastre que se mueve A CÁMARA LENTA”.

En las conversaciones, así como en algunos escritos se utiliza con frecuencia la preposición en, en lugar de la preposición a, que es la de uso de acuerdo con la tradición.

Todos los diccionarios asientan la forma de la locución adverbial con la “A”. Hasta el Diccionario de uso del español de María Moliner así lo consigna. Entre los consultados, el Diccionario del español actual incluye la preposición EN para lo que se hace “a ritmo más lento de lo normal”, es decir, “muy despacio”; esto es, “a velocidad más lenta de la habitual”.

No hay necesidad de cambiar el hábito de decir o escribir la locución. Las dos formas están acreditadas por el uso, aun cuando algunos diccionarios no registran la manera de hacerlo con la preposición “en”. La última preposición aparece en el Diccionario integral del español de la Argentina.

TRANSICIONAL

“. . .con el acuerdo de paz implementará un sistema de justicia TRANSICIONAL en el que todos los responsables de delitos comparecerán ante los tribunales”.

Las reconocidas autoridades de la lengua antes de conceder el reconocimiento oficial a una palabra se adentran en todo tipo de averiguaciones. Van hasta los genes de la nueva voz que trata de penetrar en el seno de la lengua española, esa que busca reconocimiento oficial.

No se conforman las academias con investigar los genes, sino que van más allá, investigan la frecuencia de uso con la ayuda de los medios modernos de medición. Es más, inquieren en torno al tiempo que hace que estos nuevos vocablos se mantienen en el uso de los hablantes, y sobre todo, de los escribientes.

Para que una nueva palabra sea admitida en la lengua tiene que pasar por varios cedazos que certifiquen su validez, su vigencia y su permanencia. En la lengua española no existe decisión alguna que se deje al azar.

En paralelo a las autoridades reconocidas de la lengua existen reconocidos investigadores que mantienen las antenas alertas para captar los cambios que ocurren en el español cotidiano. Por eso  se mencionan las obras de esos estudiosos en estos comentarios. Además, ellos no están ligados por las mismas responsabilidades que las academias cuando estas actúan en nombre de las instituciones.

Luego de otra introducción fuera de proporciones, puede pasarse al examen de la voz del título, transicional, que no ha logrado el reconocimiento que merece si se evalúa su utilización.

La voz transicional no está inventariada en el DEL, Diccionario de la lengua española. No obstante, el diccionario Clave, Diccionario de uso del español actual lo registra en tanto adjetivo invariable, con la acepción, “que pasa de un estado a otro”. Así mismo, en el Diccionario del español actual costa con la definición: “De (la) transición”. En esencia estas dos acepciones se reducen al mismo contenido, porque la transición es el “paso de un estado o modo de ser a otro”, de acuerdo con lo que consigna el Gran Diccionario Larousse de la lengua española. No se sitúa muy lejos el Diccionario integral del español de la Argentina cuando escribe que transicional es: “De la transición o relativo a ella”.

Al transcribir lo que esos diccionarios entienden se hace con la intención de destacar que existe la tendencia a introducirlo en el español sancionado. Es probable que en la próxima edición del diccionario oficial de la lengua se incluya porque los redactores hacen sentir la necesidad de esta voz en el español moderno.

A FIN DE CUENTAS – *AL FIN DE CUENTAS

“AL FIN DE CUENTAS, todos saben que cualquier paso en falso terminará siendo repetido sin cansancio por la televisión”.

Son muchos los argumentos que pueden invocarse para mantener que la forma correcta es con la preposición a, y, no con la contracción de esa preposición con el artículo el, que produce al.

El primer argumento es el uso, que es el que impone los modos y formas en que la lengua se pule a través del tiempo. Otro argumento que puede esgrimirse es que cuando una persona pregunta por las razones que la impulsan a hacer algo, dice: ¿A cuenta de que actúas así?

Cuando se desea expresar “en resumen, en definitiva”, se dice o escribe “a fin de cuentas”, que se considera una locución adverbial. Vale para expresar que con esa expresión se reafirma o apoya la idea que precede al uso de la locución. Por esta cuenta existe también, la locución prepositiva “a fin de” que equivale a “con objeto de, para”.

La confusión se origina porque en español hay además otras locuciones que se forman con la ayuda de al fin. La locución adverbial al fin sirve para expresar “por último, después de vencidos todos los obstáculos”.

© 2016, Roberto E. Guzmán.           

Paneo – saltear – electo

PANEO

“. . .no sólo hace un PANEO por eventos tan conocidos como el caso. . .”

La palabra del título logró su incorporación en el lexicón mayor de la lengua española en la última edición. En algunos países la voz es desconocida, aunque en varios países de la América Hispana tiene ya historia.

Los primeros indicios de la vitalidad del vocablo en cuestión se presentaron cuando fue expuesto en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Ya ese diccionario se refirió por sus nombres a los países hispanohablantes que utilizan el paneo en sus hablas y textos.

El diccionario antes mencionado asienta cuatro acepciones diferentes para paneo. Todas ellas tienen relación con la vista o la imagen. Esa uniformidad le confiere sentido a la inclusión que ha hecho el lexicón oficial con respecto a ese “vistazo rápido que se hace sobre algo con una cámara antes de fijar el objetivo”.

Lo que se observa en el uso transcrito en la cita es que no se circunscribe a lo que se hace con la cámara, sino que se utiliza en uno de los sentidos que retuvo el Diccionario de americanismos. Así el paneo termina con el valor de, “visión general, revisión visual”.

En una de sus acepciones americanas, el paneo implica selección, tal cual ocurre en una de las acepciones que existen en inglés. Esto no es asunto que provoque extrañeza, porque hasta la Real Academia reconoce que este sustantivo deriva del inglés panning, que se acepta con el significado en español de “barrido de cámara”.

En resumen, el paneo se reconoce ya en diez países de Hispanoamérica. Con el significado original incluido por las autoridades de la lengua española en nueve países y, con otro diferente, de los nueve originales para las acepciones que retienen la idea proyectada al plano de lo intelectual.
No debe causar extrañeza si más adelante, con el tiempo, algunas de estas acepciones aún no aceptadas oficialmente, se incorporan al diccionario oficial. En República Dominicana es posible que el paneo sea solo conocido por los camarógrafos y personas versadas en esas actividades.

SALTEAR

“. . .el paisaje que las recibió, de arena blanca SALTEADA con pequeñas conchas podría haber sido un paraíso. . .”

No es un hecho nuevo que algunas personas que escriben en publicaciones periódicas se dejen impulsar por los sentimientos cuando escriben, específicamente, por un sentimiento que podría calificarse de poético. Ese estado afectivo que puede embargar al escribiente puede causar que quien escribe se permita algunas licencias que sobrepasan lo estrictamente real.

En otras ocasiones, lo que acontece es que al redactar la persona que escribe resulta acometida (una acepción de saltear), por una palabra que la sorprende, otra acepción; o se deja saltear, le sobrevienen de pronto (otra acepción) por vocablos que no vienen al caso.

Luego de la diversión con respecto del verbo saltear hay que regresar a la seriedad que impone el tipo de estudio que se hace por medio de estos comentarios. Lo que se produjo en realidad fue que el redactor de la reseña en el periódico se dejó sorprender por una voz extraña al español.

En inglés hubiera podido escribirse o decirse que en esa playa había scattered pequeñas conchas marinas. En esa lengua extranjera al español ese verbo que se escribió en pretérito valdría para dar a entender en español, “esparcidas, dispersas”. En el español hablado eso se expresa diciendo que hay pequeñas conchas, “aquí y allá”.

El vocablo que se le escapó fue “salpicado/a”; salpicar, verbo para el cual en una de sus definiciones la Real Academia utiliza el verbo esparcir, “esparcir varias cosas”, así escribe la Real Academia en la tercera acepción para salpicar.

La recomendación que puede hacerse en casos parecidos al estudiado en esta sección es que quien componga las oraciones lo haga con más cuidado y sopese los términos en que apoya sus escritos.

ELECTO

“. . .los dos se enfrentarán este mes en una primaria demócrata, retados por tres novatos de la política en la Florida que nunca han ocupado cargos ELECTOS.

Varios errores en los que incurren algunos redactores dimanan de la rigidez que adoptan al redactar. Si introdujesen algunas variantes en la redacción, evitarían diversos desaciertos.

Durante largo tiempo se ha insistido en que “electo” es el participio irregular del verbo elegir. Se ha repetido que este participio sirve para expresar que se trata de una persona que ha sido elegida para desempeñar una dignidad o cargo, empleo, puesto, pero que todavía no ha tomado posesión de esa posición.

El participio regular del verbo elegir, es elegido. Algo que se pasa por alto es que en el habla culta de Argentina y Uruguay, el participio irregular, electo, conserva en muchos casos su función verbal, esta información la trae el Diccionario de uso del español (2012: 1109).

Consecuente con la mención con respecto de la excepción de uso, en el apartado correspondiente a la palabra electo, en el Diccionario integral del español de la Argentina (2008:645), viene una nota que reza, “Si bien desde el punto de vista normativo se considera incorrecto, se registra con frecuencia su uso como participio irregular: Fue electo presidente de la comisión”.

La forma más expedita para evitar la engorrosa situación con respecto del participio “electo”, en la cita transcrita, era cambiar la redacción y recurrir a otro giro o perífrasis. Por ejemplo, “…que nunca han sido elegidos para cargo alguno”. “Que nunca han participado en elecciones”.

El Diccionario panhispánico de dudas en el párrafo en que se ocupa de electo en sus páginas trae lo siguiente. “Por lo tanto, no debe utilizarse este adjetivo para formar los tiempos compuestos o la pasiva perifrástica de elegir. . .”

La Gramática académica reconoce que en algunas áreas de América, lo que se expuso más arriba, se utiliza el participio irregular “electo” en la formación de la voz pasiva. En esos casos, en la formación pasiva exclusivamente, no se considera impropia la selección de “electo”.

© 2016, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

Reinsertarse /*convulsividad/sobredosis–drogodependencia

REINSERTARSE – *RE-INSERTARSE

“. . . consecuentemente no se la podemos negar a aquellos que intentaran RE-INSERTARSE en la sociedad”.

Hace tiempo ya que las autoridades reconocidas de la lengua española están abogando porque los prefijos se unan, integren, añadan, a las palabras que preceden.

No hay que rasgarse las vestiduras por este tipo de olvido. Es algo que sucede con frecuencia a las personas que no se preocupan por mantenerse al día con respecto de las nuevas normas de la lengua.

El prefijo re- actúa de varias maneras en el español; es decir, dependiendo del significado de la palabra ante la cual se coloca, varía en cuanto a su significado.

Puede funcionar este prefijo para significar repetición, detrás de, o hacia atrás; puede denotar intensificación, oposición, resistencia o negación.

En todos los casos, el prefijo se unirá a la palabra a la que precede. No debió el redactor colocar ese guion que se observa en el título entre el prefijo y la palabra siguiente.  El concepto de unir los prefijos con las palabras a las cuales preceden, como prescriben las autoridades de la lengua, es muy fácil de retener si se entiende de modo claro lo que  prefijo es.

El prefijo es un afijo que en la derivación de las palabras se coloca delante a la palabra raíz. Tan pronto como estos prefijos se reconocen, el problema desaparece porque la identificación de estos permite asignarles el modo de integración. El afijo junto a la raíz es un elemento formativo que contribuye a la constitución de la palabra.

Los problemas se presentan cuando prefijos muy conocidos se usan delante de palabras completas y reconocidas. Entre estos hay que recordar los prefijos anti, semi, co, etc.

Este prefijo re- no necesita guion ni espacio, va unido a la palabra siguiente en todos los casos, esto es, en todas las situaciones en que aparezca utilizado, para denotar repetición, intensificación o para los demás casos en los cuales se utiliza.

*CONVULSIVIDAD

“De hecho, sus pinturas son una especie de traslación a los lienzos de una CONVULSIVIDAD de la vida en los suburbios. . .”

Ha de tenerse en cuenta que la primera condición que se impone al lenguaje es que sea claro, que evite la imprecisión, que sea conciso, exacto. En esta cita, se está en presencia de un neologismo que aparece resaltado para que no pase inadvertido.

Es cierto que los cambios son vitales en el ciclo de las lenguas; sin embargo, hay que evitar que se produzca una invasión indiscriminada de voces acuñadas al azar y de modo acelerado.

Una de las cualidades que se aprecia en el neologismo es que contribuya al afinamiento en el valor expresivo de las palabras y que sea genuino en su formación. Debe guardarse la lengua de aceptar el neologismo que se cuela en las publicaciones periódicas cuando este obedece a la pedantería y al esnobismo. O cuando la persona que lo utiliza lo hace por afán de novedad.

Es necesario convenir en que la lengua no es inmutable, que es viva y ha ido cambiando, modificándose a lo largo del tiempo de manera que llega a los hablantes del presente como una lengua funcional.

Los neologismos son aceptables cuando evitan rodeos y ambigüedades. Una característica del neologismo es su condición de provisional; si su introducción es exitosa, si se integra al habla cotidiana o al conocimiento general, deja de ser neologismo. El tiempo y la utilidad del término pulen los vocablos inventados y los integran si estos son justos y necesarios. En el momento de evaluar las palabras nuevas hay que proceder con calma y ponderación, sin acritud.

La lengua española ha tenido escritores innovadores, muy famosos ya, que se permitieron aliñar su prosa con palabras nuevas. Vale la pena que se recuerde lo que Feijoo dijo, que esas innovaciones se les permiten a los “poetas príncipes”.

Luego de una introducción que excede lo usual, puede evaluarse la voz creada por el periodista especializado en artes visuales. Ya en otras ocasiones se ha señalado que estos cronistas o críticos de arte son quienes muestran una mayor tendencia a inventar nuevas voces. Voces de vida efímera porque son de uso muy restringido. Tal parece que a estas personas el idioma general les resulta exiguo. Lo triste del caso es que con estas invenciones no expresan con mayor fidelidad lo que el ojo aguzado percibe.

El autor de la frase copiada creó un sustantivo para expresar la cualidad de convulso, de convulsión, de la agitación espasmódica que sacude la vida de los suburbios que el pintor plasma en sus lienzos.

SOBREDOSIS–*SOBRE DOSIS – DROGODEPENDENCIA–*DROGO DEPENDENCIA

“Manifiesto es una pertinaz DROGO DEPENDENCIA que le produjo la muerte por SOBRE DOSIS de heroína en 1988. . .”

Al leer esta parte del escrito que se transcribe, tal parece que el redactor se ha peleado con los compuestos formados en el seno de la lengua para expresar situaciones.

Primero escribe “sobre dosis”, cuando hace largo tiempo que en la lengua lo propugnado y aceptado es que esa idea se represente en el español corriente en  una sola palabra, sobredosis. La Real Academia de Madrid lo expresa de modo muy claro. La sobredosis es la “dosis excesiva de un medicamento o de una droga”.

Inmediatamente se lee lo que el DLE (Diccionario de la lengua española) de las Academias publica, se percibe que puede tratarse de sobredosis de medicamentos prescritos o de medicamentos que no son prescritos para la persona que los utiliza de modo excesivo. Además, usa el vocablo droga, que en estos casos debe retenerse en tanto “sustancia o preparado medicamentoso de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno”.

Con respecto a drogodependencia, es una dependencia a las drogas (explicación inteligente), que se conceptúa como el “uso habitual de estupefacientes al que el drogadicto no se puede sustraer”. Estos estupefacientes son sustancias que alteran “la sensibilidad y pueden producir efectos estimulantes, deprimentes, narcóticos o alucinógenos, y cuyo uso continuado crea adicción”.

Un fenómeno que se observa en todas las lenguas es la economía de esfuerzo. Esto (traducido al esperanto) significa que los hablantes tratarán de hacer el menor esfuerzo posible en el habla y consecuentemente en la escritura. De allí viene que se acepte en varias lenguas que se hagan enlaces entre palabras, que se arrastren sonidos y se encadenen unos con otros. Esto se observa en el español hablado, aunque no es tolerado ni mucho menos aceptado en la escritura.

Colocarse contra este movimiento natural es una demostración de torpeza, por no utilizar otro calificativo quizás más apropiado pero menos elegante. En textos como estos, resulta incongruente que el redactor pretenda meterle nuevas palabras a la lengua cuando aún muestra debilidades en el empleo de las normas.

© 2016, Roberto E. Guzmán.

Injerencismo – *ingerencismo – desecho – deshecho

*INGERENCISMO – INJERENCISMO

“…que según su relato, recogería el descontento de otros empresarios con la presidencia de P. B.

y su INGERENCISMO político. . .”

Tan pronto como se lee el título de esta sección, puede observarse que una de las dos voces tiene señalada un asterisco. Esa se considera espuria, mientras que la otra, puede pasar las pruebas de fuego para que se la admita en el español general. El detalle de lo esbozado aquí se verá en el cuerpo de esta exposición.

El verbo que por necesidad se encuentra en el origen de la voz *ingerencismo es el verbo ingerir que tiene solo un significado en el español internacional, “introducir por la boca. . .” Se dejó sin completar las acepciones de este verbo porque lo que se deseaba destacar era precisamente eso, que solo tiene relación con la boca como sitio de entrada.

En otras ocasiones se ha criticado el uso de *ingerencia en lugar de injerencia. Según parece algunos redactores no acaban de entender que la letra /g/ no procede en este sustantivo femenino en sus funciones de equivalente de intromisión.

Ya quedó demostrado que el verbo que reúne los genes para permitir la creación de la nueva voz que denomine la intromisión, de entremeterse, en asuntos que no son de su directa competencia, es injerir, porque en uno de sus acepciones es “meterse una persona en problemas o asuntos ajenos”. Como ocurre con frecuencia en las lenguas, este verbo ensanchó su campo de acción y salió del angosto terreno de “una persona”.

La lengua corriente en el área política tiene una palabra para designar la tendencia de los poderes públicos a intervenir en negocios que competen a la sociedad civil, sobre todo en el ámbito económico, es el intervencionismo. En el campo de política internacional, la política intervencionista es la tendencia favorable a la intervención del Estado en conflictos o políticas que existen en otros países.

No puede olvidarse que los cambios e innovaciones obligan al conjunto léxico a expresar fielmente los acontecimientos que suceden en el mundo moderno. La creación de nuevas palabras o acepciones para palabras conocidas ya, forman parte de la evolución de la lengua. En gran medida los traductores son responsables de estas innovaciones.

Algo que no puede obviarse es que el término elegido obedezca a la legitimidad de su función. Debe llenar unan necesidad expresiva y en casos como el presente la raíz culta le otorga mayor validez.

En el caso específico del injerencismo, este sustantivo masculino expresa cabalmente la idea que lo auspicia. Es una intromisión, un entremetimiento, es decir, un “inmiscuirse donde no lo han llamado”. Se sostiene que ello es así porque el vocablo injerencia ha cobrado un matiz envilecedor y eso traduce muy bien la idea subyacente. No hay que olvidar que toda lengua viva crea palabras nuevas.

Se piensa que la palabra propugnada, “injerencismo”, es aceptable en el plano lingüístico y precisa en el plano terminológico. Las raíces del término lo acreditan para que sea aceptado por su valor expresivo y su posibilidad de comprensión.

DESECHO – DESHECHO

“Una raza rendida y DESECHA que ostenta con júbilo las heridas de su vergüenza”.

Existe homofonía entre dos o más palabras cuando hay identidad fónica entre ellas. Las dos palabras del título se pronuncian igual, pero la grafía es diferente. La homofonía se destaca en estos casos porque estas palabras representan lexemas distintos.

El término homofonía deriva de dos palabras griegas, homós que vale para indicar igual, y la palabra phonós, que en español es sonido. Esto es, de igual sonido. En español existen muchos vocablos de este género, entre ellos, votar, botar; hierro, yerro; vasto, basto.

Resulta difícil perdonar a un articulista o columnista que incurra en un error de este género. El error salta a la vista porque el verbo desechar no tiene cabida en la oración, porque no le confiere sentido a lo escrito.

Lo que debió escribir el autor de la oración fue deshecha, que es la conjugación del verbo deshacer en funciones de adjetivo. En la oración puede tomarse este vocablo con el significado de “derrotada, rota; estropeada, gravemente maltratada”. Es probable que esa haya sido la intención del articulista, solo que erró en la selección de la grafía.

Este tipo de error se encuentra cuando la persona que redacta carece de suficiente cultura o, en los casos en que hay descuido en la redacción. Puede ocurrir en las situaciones en las cuales la persona compone su pieza escritural con mucha prisa y no tiene tiempo de revisar su escrito.

Esta igualdad en la pronunciación de algunas palabras que tienen sentido diferente es la que ha dado lugar a los juegos de palabras o calambures; sobre todo, estos se producen cuando la homonimia es producto del encadenamiento del habla y se agrupan las sílabas de manera que alteren el significado de las palabras a que pertenecen. El diccionario de las Academias trae este ejemplo: “Este es conde y disimula”.

Los lectores podrán imaginar que la homofonía se produce a veces en español; en francés acaece con inusitada frecuencia como resultado de que existen muchas palabras cuyas pronunciaciones son iguales, pero en las que el significado es muy diferente. No es pues un fenómeno que solo se da en español.

El autor de estas reflexiones acerca de la lengua es un amante de los juegos de palabras y, en parte, eso le ha permitido ampliar su léxico en varias lenguas. En consecuencia, no hay que temerle a las palabras homófonas.

© 2016, Roberto E. Guzmán.

 

*Colgar – colocar – anunciar – poner

*COLGAR – COLOCAR – ANUNCIAR – PONER

“. . .en un comunicado COLGADO en la página de la asociación. . .”

En ciencia y tecnología, los descubrimientos e invenciones introducen nuevos términos en las lenguas. El inglés es la lengua que lleva la delantera en cuanto al desarrollo en el campo tecnológico. Como es natural, en esa lengua utilizan las voces que son convenientes para expresar las nuevas situaciones y avances que se producen.

En las demás lenguas, entre ellas el español, lo que hacen los hablantes y hasta los escritores es elegir palabras que traduzcan esas circunstancias. Muchas veces sucede que quienes eligen esos vocablos no son expertos en lengua, y, como consecuencia, las traducciones que seleccionan no son las más apropiadas.

Este “colgar” de la frase copiada constituye un ejemplo al canto de lo que se ha expuesto más arriba. El equivalente de ese verbo en inglés es el que se usa para publicar algo en un sitio, página o portal en el internet.

Entre el español y el inglés existen muchas coincidencias en cuanto al uso del verbo colgar; es decir, hay muchas correspondencias entre las dos lenguas en sus acepciones. A pesar de lo anterior, no existe manera alguna para que colgar pueda servir para divulgar un comunicado o algo parecido.

Si se examinan las traducciones que para este hang existen en español, se constata de modo fácil que en casos como el de los anuncios que aparecen en los medios de comunicación que se sirven de la Internet, podrán usarse verbos tales como, “presentar, mostrar, exponer”. La conveniencia de usar uno u otro de estos verbos depende del contexto y la manera de redactar.

Lo que uno debe negarse a tolerar es que escriban colgar cuando las definiciones que existen para este verbo no se compaginan con la acción que se ejerce en estos medios.

© 2016, Roberto E. Guzmán.

 

Variantes admitidas

Para los hispanohablantes que seseamos las diferencias entre s, z y c (ante e, i) son solo gráficas. Para nosotros estas tres letras representan el mismo sonido. La elección del grafema adecuado está regida por nuestras normas ortográficas, convencionales y que deben ser seguidas por todos los hablantes que aspiren a usar correctamente su lengua. Sin embargo, existen palabras que muestran variantes gráficas  que conviven en distintas zonas y cuyo uso está admitido en cualquiera de sus formas. Dos ejemplos clásicos son biznieto y bizcocho, que pueden escribirse también bisnieto y biscocho.  Si las buscan en el Diccionario, encontrarán ambas formas. Incluso tres, como en el caso del arabismo sábila (o zábila, o incluso zabila).

Algunos de nuestros indigenismos se han establecido en nuestra lengua con variantes gráficas que reflejan las vacilaciones que experimentaron en su proceso de hispanización. Muy cotidianos para nosotros son el casabe (o cazabe), el ceviche (o seviche) y el zapote (o sapote). Aunque ya los encontramos cada día menos, por nuestras calles pregonan maniseros (o maniceros). Y también encontramos, cada día más, zonzos  (o sonsos) y zamuros  (o samuros). La variante gráfica más extendida en el español dominicano es la primera, pero no podemos olvidar que en otras zonas también se utiliza la que leemos entre paréntesis y que es igualmente correcta. Un pequeño consejo: a la hora de escribir un texto, elijamos una de las variantes y mantengamos siempre la misma si tenemos que repetir la misma palabra.

Estamos acostumbrados a que la ortografía sea tajante en sus reglas; si no fuera así, acabaríamos por socavar la unidad de nuestra lengua, una  de las principales riquezas del español. Las variantes históricas tienen también cabida en ella. En caso de duda, sirvámonos del diccionario, que es además autoridad ortográfica.

© 2016, María José Rincón.

Pasión y seriedad

Los buenos hablantes dominicanos estamos de enhorabuena. Hemos asistido al lanzamiento de Fundéu Guzmán Ariza. Muchas de las consultas y de las quejas que recibimos en la Academia Dominicana de la Lengua están relacionadas con la utilización del español en los medios de comunicación, que cada día, y gracias al auge de las redes sociales, están más presentes en nuestra vida diaria. Desde 2005 la Fundéu BBVA impulsa un uso correcto de nuestra lengua entre los comunicadores en España, con el auspicio de la Agencia Efe y el banco BBVA y la asesoría de la RAE. Con su apoyo la Fundación Fundéu Guzmán Ariza se ha puesto manos a la obra; y qué obra: el impulso y la valoración de un uso correcto y prestigioso de nuestra lengua entre nuestros comunicadores. Nuestra propia Fundéu.

Responder a sus consultas y resolver sus dudas con presteza serán el principal objetivo de Fundéu Guzmán Ariza. Si usted es comunicador, o incluso si no lo es, y está interesado en conocer sus recomendaciones, esta se las hará llegar; para eso están el correo electrónico, las redes sociales o la página electrónica (www.fundeu.do). De esta forma el equipo de nuestra Fundéu GA se pone a su servicio, como hablante interesado en mejorar el uso de nuestra lengua. Un equipo de periodistas, correctores, lingüistas y lexicógrafos están dispuestos a aportar sus conocimientos para que nuestra lengua luzca como merece y con la celeridad que la profesión periodística necesita.

Doy fe de que la Fundéu Guzmán Ariza asume este reto con pasión y seriedad. Sin duda, tiene el sello de Fabio Guzmán Ariza, académico de número,  y de su fundación Pro Academia Dominicana de la Lengua, que no ceja en su empeño de ponernos a trabajar, como debemos, al servicio de nuestra lengua y de los dominicanos.

© 2016, María José Rincón.

Arroz con mango

Finalmente decidí renunciar a la ensalada y a las tapas. Nada de compartir un bocado para ir abriendo boca. Ya el hambre pica. Pasemos al plato fuerte.

Si el restaurante homenajea a la gastronomía de un país, es lógico que su carta refleje, con medida, los nombres autóctonos. Pero entonces hay que ser selectivos y, sobre todo, respetuosos con la ortografía: una fideuá no puede ser una *fideúa y un queso o una morcilla de Burgos pierden enjundia sin son *queso y morcilla de burgos. Si nos equivocamos por dejarlas de poner, mucho más nos equivocamos colocándolas hasta en la sopa: junto a una correcta empanada de res nos ofrecen una *empanada de Bacalao. Es cierto que el bacalao es delicioso, pero eso no le gana la condición de nombre propio.

Y si en la cocina se lleva la fusión, en la lengua suele ser fuente de disparates; no es otra cosa la propuesta de un plato denominado crispy fish penne pomodoro. Un arroz con mango lingüístico que parece amenazarnos con uno gastronómico.

A estas alturas, me rindo y solo me queda confiar en el poder de un postre delicioso para endulzar cualquier mal sabor de boca. Hemos encontrado todo un muestrario de faltas ortográficas y de extranjerismos innecesarios; y, a pesar de que un menú suele ofrecer una sencilla enumeración de platos, también nos topamos con frases que renunciamos a calificar: *una variedad de postres que su paladar no le será suficiente evitarlos. ¿Qué? Aunque parezca una perogrullada, es importante que se entienda lo que escribimos. Creo al final me voy a quedar con un cafecito. Espero no encontrarme con un *cafesito.

© 2016, María José Rincón.

A la mesa

Vamos guardando nuestro clavito, aunque a veces puede que se nos quede corto. Con la suma de los impuestos siempre invitamos a un comensal extra con el que no contábamos. Elegimos un día. Sobrellevamos algún que otro tapón. Y, al fin, nos sentamos con unos amigos a la mesa de un restaurante. Los que somos de buen comer disfrutamos de la experiencia. Los que somos además de buen hablar tenemos que pasar por el trago amargo de leer la carta.

Empecemos por una ensalada, fresca y saludable. Se nos atraganta la rúcula; una simple esdrújula que encontramos escrita en el mismo menú *rucula y *rucúla, y eso porque solo tiene tres sílabas. Dejamos a un lado la rúcula y nos decantamos por un rollo, o enrollado. No sabemos si atrevernos porque resulta ser un chicken lettuce wrap. Parece que pollo y lechuga envueltos en una tortilla adquieren cierta categoría si lo decimos en inglés. Un poco desencantados ya observamos cómo el tradicional aliño o el clásico aderezo se han transformado en un hortera dressing.

Ya no queremos ensalada. Pasemos a los entrantes, los entremeses, el castizo tapeo o la criolla picadera. Nada de nada. Si no está dispuesto a atragantarse con un sampler de appetizers, se quedará con hambre; incluso si el plato se compone de chorizo, morcilla y longaniza. ¿Les parece que alguno de estos manjares casa con lo de sampler? A estas alturas no sé si saltarme los entremeses y seguir leyendo el menú o echar mano de un bolígrafo rojo y empezar a corregir.

© 2016, María José Rincón.