Cuerear, gangorra, vulnerar/vulnerabilizar, bajadero

CUEREAR

El verbo cuerear está acreditado por el ejercicio que de él hacen algunas personas. Como sucede casi siempre, las mujeres son quienes cargan con la peor parte. Ellas son las que son denominadas cueros, palabra que en el país de los dominicanos significa prostituta. Para los hombres que viven una vida licenciosa lo que hace el vulgo es que al individualizarlos los llama de “cuero-macho”.

Tanto el Diccionario de americanismos como el Diccionario del español dominicano están contestes en que cuerear es ejercer una mujer la prostitución. Con razón o sin ella quien estas notas redacta piensa que el verbo deriva del nombre, es decir, cuerear deriva de cuero.

El motivo por el cual se trae el verbo a estas apostillas es porque se sostiene que el verbo cuerear en tanto verbo intransitivo no solo significa ejercer la prostitución. Cuerear también sirve para llamar la acción de “salir a buscar cueros”, ir en pos de cueros para fornicar sin compromisos.

A veces el verbo no es tan específico en cuanto a la acción a que se llegará, y entonces, es solo indicativo de ir a visitar prostíbulos para ingerir bebidas alcohólicas en compañía femenina  remunerada.

En los dos diccionarios citados más arriba no se ha encontrado esta clase de definición acerca del verbo cuerear, a pesar de que se ha oído en el habla de los dominicanos. Hay que tomar nota acerca de esta significación para que en ediciones posteriores se añada esta acepción a los lexicones que se ocupan de este menester.

 

GANGORRA

“. . .y amarrado con GANGORRAS. . .”

En la vida moderna hay tantos materiales sintéticos resistentes que es posible que el uso de la gangorra para amarrar paquetes esté cayendo en desuso.

El vocablo gangorra de acuerdo con lo que el Diccionario de americanismos consigna, es “una cuerda o hilo de cáñamo”. Esta gangorra solo se denomina de este modo en República Dominicana y allí se asienta que procede del portugués brasileño. El Diccionario del español dominicano (2013) define la cuerda como “cordel delgado hecho de fibra vegetal”. El cáñamo antes mentado procede de una planta herbácea de la cual se extrae la materia prima para la confección del cáñamo que es una fibra textil, esto es, que puede reducirse a hilos y tejida.

La gangorra era tejida, dependiendo del calibre de esta, constaba de tres o más hilos trenzados que hacían la cuerda muy resistente. Era el material favorito de los jóvenes para volar chichiguas y “cajones”, o todo tipo de “pájaros”. Se recuerda como dato curioso que al cortarla los hilos se separaban y cada uno de ellos se orientaba de acuerdo con las vueltas que había recibido.

Tenía la ventaja de ser un material relativamente liviano lo que permitía que el “pájaro” se elevara muy alto sin hacer que el peso impidiera el ascenso.

El uso de la voz está documentado en la literatura dominicana. El Diccionario del español dominicano trae una cita extractada de la obra Materia prima de Marcio Veloz Maggiolo.

El autor de estas líneas no ha conseguido encontrar la voz gangorra con un significado parecido al que posee en el español dominicano en ninguno de los diccionarios de portugués brasileño que ha consultado, aunque sí la voz con otro significado.

 

VULNERAR – VULNERABILIZAR

“. . . impiden a grupos VULNERABILIZADOS. . .”

Desde hace largo tiempo los estratos de personas cultas, leídas y eruditas andan en pos de palabras largas, de esas que revisten la apariencia de vocablos propios de ilustrados, aunque tengan que inventar esas nuevas voces, y, eso hace que quienes a ese recurso acuden se sientan más importantes y respetados.

Lejos de conseguir lo que se escribió en la última oración, esas personas lo que consiguen es oscurecer el mensaje y, en muchísimas ocasiones, confundir los lectores.

El vulnerabilizados de la cita que se encuentra en esta sección se presume que desciende de un verbo que tampoco es de uso frecuente en el español, vulnerabilizar.

El verbo que sí se conoce en el español internacional es vulnerar que equivale a herir, ofender, transgredir, quebrantar, violar una ley o precepto. Se acepta el verbo en tanto sinónimo de “dañar, perjudicar”.

En la cita transcrita más arriba puede deducirse que la persona quiso expresar “desprotegidos, perjudicados, lastimados, lesionados, desamparados,”. Por extensión en español se consideran grupos vulnerables aquellos que están más expuestos a ser lastimados de modo indirecto, lesionados por ejemplo con medidas gubernamentales de orden económico.

Un analista de noticias, un comentarista de acontecimientos no tiene que recurrir a palabras largas para atraer la atención de los lectores. Se considera una virtud el manejo de un lenguaje llano que trasmita sin dificultad el pensamiento de quien redacta y sea asimilado por el lector.

 

BAJADERO

“. . .le ofrecen un bajadero. . .”

El Diccionario de la lengua  española de las Academias conoce de un bajadero que consta en este y que es de uso en Nicaragua. En ese diccionario se define como equivalente de “rampa” o plano inclinado que sirve para subir y bajar.

El auténtico bajadero americano aparece recogido en el Diccionario del español de Nicaragua (2007:58). La acepción es esta, “Camino escabroso por donde se baja a lagunas o ríos”. El Diccionario de americanismos de las Academias introdujo una palabra que describe mejor lo enunciado antes. “Camino escabroso en pendiente que da acceso a lagunas y ríos”. Esta voz es de uso en Honduras, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Puerto Rico.

Lo más interesante es la extensión metafórica de este “bajadero” que se observa en el habla y hasta en el español escrito dominicano. En la actualidad un bajadero es una “salida” en tanto escapatoria, recurso, remedio, artimaña, excusa, evasiva.

Este bajadero así creado reviste algunas de las características del bajadero original, pues puede en algunos casos ser escabroso, accidentado, abrupto y se utiliza para escapar de una situación que se torna difícil o que se volvió compleja.

Como puede observarse por las descripciones y la terminología empleada más arriba se trata en muchos casos de una utilización en sentido figurado de la voz americana para referirse a circunstancias enojosas.

En ciertas situaciones el bajadero equivale a salir por la puerta de atrás, no por el frente. No hay que sorprenderse si se oye o se lee que le “ofrecieron un bajadero” a alguien o a algunos o que ellos encontraron un bajadero que es una solución menos honrosa, pero en la que no se considera que se pierde de manera deshonrosa, vergonzosa.

© 2017, Roberto E. Guzmán.

 

Un país en el mundo

Por María José Rincón

Tres de junio. Se daña mi servicio de televisión por cable. Acude el técnico y resuelve el problema. Prendo el aparato y compruebo. Primera imagen: «*Esfemérides del día de hoy». Apago de nuevo el televisor y me pregunto si es justo que, precisamente en el día en el que conmemoramos el nacimiento de don Pedro Mir, no nos merezcamos que nuestros medios de comunicación sean, al menos, respetuosos con la ortografía.

Les insisto a los que me preguntan cómo mejorar su ortografía en que leer ayuda a construir nuestra memoria visual y a que esta se convierta en un gran aliado ortográfico. No sé si, en el punto al que hemos llegado, sigue siendo un consejo acertado. Cuando hablamos de leer pensamos casi siempre en leer libros; pero leemos periódicos, leemos subtítulos, leemos anuncios publicitarios, leemos páginas electrónicas, ni siquiera algunos libros que circulan por ahí se libran… El mal uso ortográfico está tan generalizado que se tambalea el valor de la memoria visual.

No deja de ser un síntoma evidente de que algo estamos haciendo mal con la enseñanza de la lengua, especialmente de la lengua. El dominio del lenguaje es la llave para cualquier conocimiento. Sin embargo, hace tiempo que los maestros y los padres, al menos la mayoría, renunciaron a fomentar el buen uso de la lengua española, con  ejemplo, con disciplina, con pasión. Quizás porque muchos de ellos no fueron formados correctamente.  Y, cuando renunciamos a formar a nuestros niños, renunciamos al futuro. ¿Hay un país en el mundo que pueda permitirse renunciar al futuro?

© 2017, María José Rincón.

Diccionario verde

Por María José Rincón

Cuando consultamos un diccionario suele pasarnos desapercibida la belleza de algunas de sus definiciones. Confieso que, con un diccionario en las manos, puedo perder la noción del tiempo. Mis lecturas y relecturas me proporcionan placeres como los de encontrar esta definición en el Diccionario de la lengua española de la RAE para el humilde adjetivo verde: ‘Dicho de un color: Semejante al de la hierba fresca o al de la esmeralda’: El color verde tiñe las banderas.

Si hablamos de una zona o área verde, nos referimos a que en ella no puede edificarse porque alberga, o está destinada a albergar, un parque o jardín. Si, en cambio, decimos verde de un árbol o de una planta, nos referiremos a que ‘aún conserva alguna savia, en contraposición al seco’: Podemos salvar esa palma; todavía está verde. Cuando, en lugar de a una planta, los usamos para referimos a un fruto, destacamos que este aún no ha madurado: plátano verde. Y aquí no me resisto a mencionar la sabiduría popular dominicana cuando sentencia que «plátano maduro no vuelve a verde».

Incluso podemos extender  figuradamente su significado y aplicarlo a una persona a la que consideramos inexperta o inmadura:  Seguimos muy verdes en ortografía. En otros países de habla española son verdes los chistes con contenido erótico, esos a los que nosotros llamamos colorados. Cuestión de colores.

Y así el diccionario va registrando las distintas acepciones de un mismo adjetivo según a quién o a qué se le aplique. Quiero pensar que, para nosotros, el movimiento verde se apoya en la relación que nuestra cultura establece entre el verde y la esperanza. Y no me malinterpreten, no con aquella esperanza que se comió un burro, sino con la esperanza del verdor que presagia buenos frutos.

© 2017, María José Rincón.

Aportes valiosos

Por María José Rincón

No soy una fiel oyente de radio. Solo recurro a ella en los inevitables tapones. Algo de música alivia la desazón de la ruta; si la música está acompañada de un resumen de noticias y algunos comentarios atinados, mucho mejor. Y aquí es que empiezan los inconvenientes. ¿Han olvidado los que hablan en la radio el respeto por la lengua española, su herramienta esencial de trabajo? Pocos son los buenos hablantes ante los micrófonos radiofónicos.

Y uno de ellos es, sin duda, Ramón Colombo. Más de una vez lo he oído corregir los anglicismos innecesarios que brotan a cada paso. Y casi siempre se queda solo. Hace unos días tuvo la ocurrencia de preguntar a unos anunciantes cómo se decía en español el nombre y el lema en inglés del producto que anunciaban. El resultado fue un balbuceo de duda. La excusa para justificarse no fue otra que, como casi siempre, escudarse en que el inglés es la lengua que manejan los jóvenes. Me pregunto qué clase de formación les estamos brindando a nuestros jóvenes cuando lo «prestigioso» es expresarse incorrectamente en la lengua materna; cuando nuestro «estatus» aumenta cuando la salpicamos de extranjerismos innecesarios. El resultado: ni hablamos bien en inglés ni hablamos bien en español.

Las lagunas profundas en el aprendizaje de nuestra lengua materna y en el respeto por su buen uso son evidentes. Es hora de que cada uno en su entorno ponga su granito de arena, y el granito de arena de los comunicadores, como el Ramón Colombo, tiene un valor añadido. Lo que lamentamos es que, a veces, se quede tan solo.

© 2017, María José Rincón.

 

 

Presente y ausente

Más de una vez hemos usado las palabras acento y tilde indistintamente. Y, aunque comparten alguna acepción, no siempre son sinónimas. En las palabras formadas por más de una sílaba (y en algunas monosílabas) una de ellas se pronuncia con una cierta intensidad que hace que la distingamos de las restantes sílabas de la misma palabra. Esta intensidad en la  pronunciación es lo que conocemos como acento. El signo ortográfico que usamos para señalarlo es la tilde. Cada palabra tiene un solo acento, que recae en la que llamamos sílaba acentuada o sílaba tónica: en la palabra término la silaba tónica es tér-; en termino es –mi-; en terminó es –.

Si desconocemos una palabra, no podemos saber de antemano cuál es su sílaba tónica. En la lengua oral la distinguimos cuando oímos pronunciar la palabra correctamente; para poder leer o escribir una palabra necesitamos que entre a trabajar la tilde, un signo ortográfico imprescindible en español para distinguir la sílaba tónica de las palabras. Tiene tanta fuerza la tilde, asistida de las reglas que rigen su uso, que significa tanto cuando está presente como cuando está ausente. La misma significación tiene la tilde que vemos en las sílabas tér- (término) y -nó (terminó) que su ausencia en -mi- (termino). Lo que la hace significar es la norma que la regula. Y ahí es que necesita de nosotros: si desconocemos sus reglas de uso, la hacemos perder su significado. La tilde y su ausencia nos asisten para que podamos leer correctamente, entender lo que leemos y escribir exactamente lo que queremos que los demás lean.

© 2017, María José Rincón.

Tire/tirado, vigilante, tercerización, sobreactuar/*sobre actuar

TIRE – TIRADO

En las dos voces de este título existe un origen común, pero los significados son opuestos. Esto que se acaba de expresar se examinará en el desarrollo de esta sección. Hay que aclarar que se trata en ambos casos de acepciones que poseen los dos vocablos en el español dominicano.

Una persona a quien se califica de “tirada” puede ser aquella que no pone suficiente atención en el cuidado de su aseo y vestimenta. Un ejemplo de ese uso es este, “Ese muchacho está to´tirao”. Un vocablo que puede sugerirse en tanto equivalente de ese es “descuidado”. Específicamente se refiere al descuido de su persona. De un modo u otro ese “tirado” tiene relación con el verbo tirar. Es un grado menor de “abandono”.

Lo que llama poderosamente la atención es que “andar con un tire” no es caminar en compañía de una persona que responde a ese nombre, sino “tener un tire”. Un “tire”, se vincula también con el verbo tirar, del mismo modo que la voz antes mencionada. Pero el tire es estar ataviado con esmero, con interés en aparecer bien presentado.

El Diccionario del español dominicano (2013) define con toda propiedad el sustantivo, “Elegancia o refinamiento en la forma de vestir”. Al mismo tiempo el tire es, “El conjunto de ropa elegante”.

Andar con un tire sería equivalente de “tirarse el armario encima”; “desplegar el buque insignia”; “tirar tela”; o como le oí decir a un venezolano en una ocasión, “andar más tirado que un peo de culebra”.

La historia de estas palabras no termina ahí, “andar tirado” puede significar, así mismo, que la persona luce sus mejores galas. Que esa persona está ataviada con pulcritud. La oposición entre los dos vocablos se manifiesta cuando se dice o escribe que una persona “está tirada”, pues puede muy bien significar un comentario positivo, así como uno negativo. La ambigüedad se despeja en los casos en que se utiliza el verbo ser. Si se “es un tirado”, no cabe duda alguna de que se habla de un individuo que pone poca atención en su indumentaria y aseo personal. Las circunstancias del empelo disiparán el equívoco.

 

VIGILANTE

“. . .no el propósito de ser el VIGILANTE anónimo. . .”

Hay palabras que comparten varios idiomas. A veces se acepta la escritura y la misma pronunciación entre varios idiomas, aunque no siempre se copia el significado.

La palabra vigilante reúne los genes de una voz del español; de ello no cabe duda. Procede del latín y en las lenguas romances lleva significaciones similares, muy parecidas, a veces iguales entre ellas.

Cuando hay que tener cuidado es cuando esta palabra se utiliza en inglés. En la última lengua vigilante no tiene el mismo  significado que en español y las demás lenguas romances. Las diferencias y semejanzas se examinarán más adelante, así como el origen de la voz.

En español vigilante es el que vigila, es decir, el que cuida para evitar que alguien o algo reciba daño. La palabra procede del latín vigilans, -antis. El vocablo en español, vigilante, es el participio activo de vigilar. La voz desempeña las funciones de adjetivo y de nombre.

En inglés la palabra del título designa a un miembro voluntario de un grupo civil que se organiza para castigar de manera sumaria a los delincuentes. Es un préstamo tomado del español, pero solo con la función de nombre. En esa lengua ha dado lugar a otro sustantivo, vigilantism, que denomina las actividades o prácticas de los vigilantes.

Hay que observar cuidado cuando se traduce del español al inglés, o viceversa, para no incurrir en errores. Se debe mantener presente la diferencia que se ha señalado más arriba.

 

TERCERIZACIÓN

“. . .la TERCERIZACIÓN en la operación del lugar. . .”

Tan pronto se posa la visa sobre esta voz de poco uso se capta la base sobre la cual está formada. El adjetivo numeral, “tercer”, está en el origen de la formación de este vocablo. Como consecuencia de la terminación de esta voz, -ción, se deduce que se trata de un sustantivo que indica acción y resultado.

Ahora bien, en este caso se sospecha que esta tercerización tiene relación con la tercería que es una figura jurídica de escasa circulación en el español de todos los días.

La tercería podría definirse como la intervención de una persona jurídica en un proceso del cual no ha formado parte, pero en el cual tiene un interés legítimo que él (el tercero) considera digno de protección  jurídica.

Esta “tercerización” en la cita aparenta ser la acción de un tercero en un proceso legal, o bien, en el ámbito extrajudicial una acción de un tercero en cualquier situación en que ese tercero entiende que se le vulnera un derecho adquirido.

Si hubiere lugar a que se aceptase la extensión del sentido primero de la tercería en un caso como este, esta tercerización expresaría la intervención de cualquier extraño en una situación en la que no participa directa y activamente hasta el momento en que se involucra como intercesor o mediador.

Una vez recorrido este largo trayecto especulativo, debe mencionarse la tercerización argentina que se encuentra en el Diccionario integral del español de Argentina (2008:1739), “Referido a una empresa o un organismo, delegación de una tarea determinada a otra empresa, a un particular o a una entidad prestadora de servicios: la tercerización de servicios en los hospitales”.

Como resultado de la independencia tradicional de los argentinos en el manejo de su español, cuentan ellos con varias palabras más que se vinculan con la del título, ejemplo de esto son, “tercerista, tercerizado, tercerizar”.

No queda sino felicitarse de que el español general cuente con tantas avenidas de enriquecimiento que fluyen en su caudal.

 

SOBREACTUAR – *SOBRE ACTUAR

“. . .no tiene dimensiones SOBRE ACTUADAS. . .” (…) “. . .se notaba un poco tenso y SOBRE ACTUADO…”

Hace un tiempo largo ya que las Academias de la Lengua se están ocupando de propagar la noción de que los prefijos van unidos a la base que acompañan. La directiva parece que como en casos similares tarda en calar en la mente de los escribientes de español.

En algunos casos esa actitud se debe a la falta de actualización de muchos profesionales de la lengua y, en otros casos es el fruto de la falta de cuidado de los profesionales de la palabra que prestan poca atención a lo que ellos califican de “detalles”.

Sobreactuar es una sola palabra que el Diccionario de la lengua española define, “Dicho de un actor o de una actriz: Realizar una interpretación exagerada”. Esa es la primera acepción del verbo en tanto verbo intransitivo. La segunda acepción es, “Exagerar la expresión al actuar ante alguien”.

Hay que repetir que los prefijos se unen con las raíces a las que van antepuestos. Se convierten en una unidad, forman una sola palabra.

© 2017, Roberto E. Guzmán.

Tiemblan las palabras

El mar de las palabras es inabarcable. Todas las gotas que lo forman tienen su historia y van tejiendo tupidas redes entre sí. Desentrañar estas redes no deja de sorprendernos.  Hoy van a hacer que tiemble la tierra bajo nuestros pies, o casi. ¿Han pensado alguna vez en las palabras de las que disponemos en español para referinos a una sacudida de la corteza terrestre?

El sustantivo terremoto procede del latín terraemotus, literalmente ‘movimiento de la tierra’. Con el mismo procedimiento se formó maremoto, para referirse a la agitación que provoca en las aguas del mar la sacudida del fondo marino. Un maremoto está provocado por un terremoto.

El sentido de ‘movimiento’ está tras el término conmoción, que podemos usar como sinónimo de terremoto. O podemos elegir la voz temblor, más familiar, que reservamos a los movimientos de tierra de escasa intensidad. Su origen está en el verbo temblar, emparentado con nuestro hermoso adjetivo trémulo, ‘tembloroso’.

Si seguimos navegando dejaremos atrás las aguas latinas para adentrarnos en las griegas. Arribaremos a dos sustantivos de este origen que también usamos para designar a los temblores de tierra: sismo y seísmo. ¿Y cómo es que tenemos dos sustantivos emparentados para referirnos a la misma realidad? Lo cierto es que estas dos palabras partieron del mismo puerto, pero han viajado hasta nosotros por distintos caminos. Sismo nos llega directamente del griego seismós. En cambio, seísmo llega a nuestra lengua a través del francés; de donde también procede el adjetivo sísmico.

Nuestra lengua hace además gala de su vertiente creativa y aprovecha su riqueza léxica para forjar usos figurados: terremoto le llamamos a un suceso que nos conmociona o a una persona excesivamente inquieta. Como ven la lengua no duda en acudir a las metáforas para ganar en expresividad.

© 2017, María José Rincón.

Plante, no ha lugar, vodevil/*voudeville, siquiera/si quiera

PLANTE

“. . .guiños y PLANTES sutiles. . .”

Como muchos vocablos en el español moderno, el del epígrafe tiene un significado en el español general y otros -aceptados- en las variantes del español de algunos países.

En el Diccionario de americanismos (2010) se registran tres acepciones que corresponden a cuatro diferentes países. En Colombia plante es lo que ahora se llama “dinero semilla”. En Cuba es la ceremonia de iniciación de un abakuá. El abakuá es una sociedad de ayuda mutua de origen africano, cuyos miembros son todos hombres.

La tercera acepción que aparece en el mentado diccionario se parece a la dominicana que se introducirá más adelante en esta sección. Se trata de la acepción que corresponde a Guatemala y Honduras, países donde plante es “apariencia, aspecto, fachada”.

En República Dominicana un plante es la apariencia exterior de una persona bien vestida, bien aliñada, que se muestra con sus mejores galas. Es el cuidado de una persona en su vestimenta para causar una buena impresión. En el plante dominicano existe la intención de hacerse notar por lo que se refleja al mostrarse del modo especificado antes.

Para ilustrar el uso de plante, se utilizarán varias frases oídas de labios de los hablantes dominicanos. “Caramba, qué plante tienes hoy”. “Oye, ese plante es dominguero”. “Tienes un plante de conquistador”.

Hasta donde ha podido comprobarse, este plante no ha sido recogido en los diccionarios de dominicanismos o del habla del dominicano que se han consultado con el propósito de encontrarlo inventariado.

NO HA LUGAR

“. . .se premió al Senador F. B. con un NO A LUGAR. . .”

Desde el principio del estudio de esta expresión hay que convenir en que esta pertenece al ámbito de la justicia, el derecho y las leyes; por tanto, no puede esperarse que todos los mortales la conozcan, y menos, que la entiendan.

Las personas que conocen la expresión de oídas no entienden su composición y de acuerdo con el sonido la llevan a la escritura del modo en que se encontró y que se reprodujo más arriba. Es una pena que eso ocurra, pero tampoco se le puede pedir a todo articulista o periodista que sepa cómo escribir todas las expresiones del español.

La expresión “no ha lugar” está consagrada por el uso constante que de ella se hace en el campo de la justicia. Es definida por el Diccionario de la lengua española de la Asociación  de Academias así, “para declarar que no se accede a lo que se pide”.

En español existe también la expresión “ha lugar” para acceder a lo solicitado. De ahí que “no ha lugar” sea para denegar lo que se pide.

Esta expresión utilizada en el español dominicano tiene relación con una parecida del francés que es non-lieu que se emplea en Francia desde el año 1836 y es una decisión mediante la cual una jurisdicción de instrucción, fundándose sobre una justificación de derecho o sobre una insuficiencia de pruebas, expresa que no hay prueba para continuar con el procedimiento que tiende a hacer comparecer a la persona sometida a examen ante una jurisdicción de juicio. Le Petit Robert (1993:1680). (Traducción RG).

Esta figura jurídica existe en otros sistemas de leyes; por ejemplo en inglés l´ordonnace de non-lieu es de nonsuit. Esto es, “En lo civil, desestimación perentoria de la demanda. En lo criminal, absolución perentoria del acusado. En ambos casos, por no haber la parte demandante probado su caso”. Diccionario de términos jurídicos (1976:338). En lengua portuguesa es carência de açao: improcedência de açao.

De nuevo, no hay lugar a rasgarse las vestiduras si una persona no versada en lenguaje jurídico no sabe cómo escribir la expresión del título, o, no sabe exactamente lo que esta significa.

VODEVIL – *VOUDEVILLE

“. . .escenario de un montaje musical VOUDEVILLE. . .”

A cualquier hijo de vecino se le escapa una, así como a cualquier cristiano se le cuela otra. Estas paremias vienen al caso si se piensa que la voz que trató de comunicar el periodista pertenece a una lengua extranjera, en este caso al francés.

El experimentado periodista no la escribió ni en francés ni la representó de acuerdo con lo que asientan las Academias en el Diccionario de la lengua española. Lo que él escribió no representa en español el sonido de la voz francesa.

En el título, en primer lugar, está escrita en español la voz del francés conforme se la pronuncia en esa lengua. Este vodevil es muy francés; tan francés que se ha quedado con su nombre en francés y, en algunas lenguas se copia tal cual es en francés.

Este vodevil es una “comedia frívola, ligera y picante, de argumento basado en la intriga y el equívoco, que puede incluir números musicales y de variedades”. Así la define el diccionario antes mentado. Este “variedades” significa en este caso, “de diverso carácter”.

La manera de escribir este nombre en español consta en el diccionario oficial de la lengua española desde la edición de 1992. En español se conoce y se utiliza el término francés desde el año 1914. Este dato se toma del Diccionario de palabras y frases extranjeras (1995:473).

Con respecto al origen de la voz francesa, casi todos los etimólogos están contestes, excepto P. Guiraud, en que proviene de un lugar al oeste de la ciudad de Vire, en Baja Normandía. La voz completa deriva de vau (val), viejo francés para valle,  de Vire, donde las canciones tuvieron éxito en el siglo XV. Dictionnaire historique de la langue française (2012:3840). (Traducción RG).

En francés vaudeville ha generado voces derivadas vaudevilliste y otra que pasó al español, vodevilesco que es un adjetivo que significa perteneciente o relativo al vodevil o, semejante a este.

SIQUIERA – SI QUIERA

“. . .sin haber SI QUIERA agotado y garantizado. . .”

Aquí cabe que se presuma la inocencia. Ha de pensarse que el redactor en su artículo tocó la barra de espacio por error, entre la conjunción condicional si y la segunda parte, es decir, el verbo en subjuntivo. De este modo terminó como se copió más arriba. Una vez que se detecta el desliz vale la pena dejar bien claras las nociones con respecto de la conjunción concesiva.

Siquiera desempeña las funciones de conjunción concesiva y adverbio, y equivale en esas labores a, “aunque, por lo menos, tan solo”. Es adverbio de cantidad en el caso en que significa “por lo menos”. Cuando se usa en una oración negativa, se hace preceder de ni. Ejemplo, “Ni siquiera me dijo adiós”.

En la mayoría de los casos en que se utiliza la conjunción concesiva seguida de un verbo conjugado, este va en el modo subjuntivo. En algunos casos este siquiera se denomina “enlace gramatical coordinante con valor adversativo”. Así aparece en el Diccionario Clave de uso del español actual (1997:1765).

Este siquiera está formado de la conjunción si y de quiera, del verbo querer en la tercera persona de singular del presente de subjuntivo. Ya más arriba se hizo constar que se escribe en una sola palabra, vale decir, los dos elementos van unidos.

© 2017, Roberto E. Guzmán.

La Academia y el estudio de la lengua

Por Rafael Peralta Romero

   La Academia Dominicana de la Lengua no es un centro de enseñanza donde acuden unos alumnos provistos de cuadernos y lápices a tomar clases, en este caso, digamos, de gramática. Como la Real Academia Española y las demás corporaciones que funcionan en cada país de Hispanoamérica, Filipinas y Estados Unidos de América, la nuestra ejerce  más bien un apostolado de  la palabra.

La enseñanza en el aula conduce al educando -niño o adolescente- al descubrimiento de esa herramienta tan esencial para los seres humanos que es la lengua. La Academia, en cambio, ejerce un influjo que abarca al alumno, al maestro, a los padres y a los que ya dieron por terminado su ciclo de estudios formales. Ese magisterio se coloca muy encima de los parámetros del sistema educativo, porque pone a los individuos a descubrir en la lengua un manantial de recursos que proporcionan deleite espiritual y a la vez los encauza por la vía de ampliar su capacidad de entendimiento, además de descubrir la grandeza, y también privilegio, que representa un manejo adecuado de la lengua.

Para la ADL, respaldar el conocimiento de nuestra lengua constituye una responsabilidad. Responsabilidad asumida en libertad, como lo plantea el filósofo Fernando Savater: “Responsabilidad es saber que cada uno de mis actos me va construyendo, me va definiendo, me va inventando” (Ética para Amador, p. 82). La Academia cumple esta función por medio de coloquios, talleres, tertulias, conferencias y análisis de obras literarias o de contenido formativo en torno a la lengua y la literatura.

Todo apostolado implica hacer campaña en pro de una causa o doctrina. En sus salones, como fuera de ellos, y al  mismo tiempo por su página de consulta en la web, nuestra Academia esparce la normativa que le da consistencia al idioma español y las recomendaciones prácticas para su buen uso. El punto clave es sembrar entre los dominicanos la provechosa simiente de la  conciencia de la lengua, partiendo de la premisa de que la persona se posee a sí misma en la medida que posee su lengua. Así lo entiende la ADL cuando promueve  -y lo hace con buena frecuencia- actos destinados  a insertar en los dominicanos el interés por un mejor empleo del español. La intención predominante en  estos encuentros es la valoración y el aprecio por la lengua española y el compromiso que frente a la misma han de asumir los hablantes y los profesionales que se valen de ella como principal herramienta de trabajo. Es cuestión de ética mayormente para escritores, periodistas y educadores el conocer, e incluso enseñar,  las normas gramaticales.

Hay algo más trascendente. Nadie dude que el cultivo de la lengua y la literatura faciliten desarrollar la energía interior de la conciencia. La idea de conciencia implica conocimiento, saber, reflexión. En su libro La conciencia del lenguaje, Bruno Rosario Candelier, lo explica de esta manera: “Darse cuenta de lo que las cosas significan, de lo que hace el pensamiento y del proceso que realiza quien piensa y crea, es el rol de la  conciencia cuyo ejercicio conlleva el concurso de la intuición, la memoria, la imaginación, la tradición y el  lenguaje” (La conciencia del lenguaje, p. 118).

La Academia quiere, con sus actos, que los ciudadanos, particularmente quienes  buscan el conocimiento, entiendan que el  lenguaje es, y tiene que ser, un asunto substancial, de primera importancia, para todo estudio, dado que es el vehículo indispensable para la expresión del pensamiento y un ente determinante para que los seres humanos aprehendan el mundo exterior y expresen su mundo interior. La conciencia de la lengua implica el desarrollo de una actitud reflexiva en torno de esta facultad humana que nos diferencia de los otros seres vivos. La adquisición de la lengua es un proceso social, que se torna tan  natural que antes de los seis años un ser humano ha logrado un cúmulo de palabras que le permite expresar sus necesidades, sobre todo las biológicas. Pero el ser humano tiene necesidades de carácter espiritual,  cuya satisfacción  es clave para su vida de relación: vivir con los demás, enunciar pensamientos, divulgar sentimientos, manifestar sus preocupaciones  y expresarse artísticamente. Es aquí donde hemos de caer en la cuenta de la importancia de cobrar conciencia de lo que es el idioma, porque más allá de la utilidad  en la expresión de necesidades (pedir agua o comida, por ejemplo), tenemos que la lengua es el instrumento básico para revelar nuestro mundo interior y nuestras aptitudes.

La Academia no solo estudia la lengua en forma abstracta, sino que también se ocupa de los textos literarios, los cuales emplea para ilustrar, sobre todo en el área lexicográfica, los contenidos de las publicaciones académicas. La dominicana y las academias de los otros países forman con la de España, la Asociación de Academias de la Lengua Española, que es la autoridad que vela por el perfeccionamiento del español y que se expresa a través de las  publicaciones  institucionales: Diccionario de la lengua española, Gramática, Ortografía, Diccionario panhispánico de dudas.

La conciencia de la lengua nos sitúa en un compromiso con ésta, lo cual conlleva una demostración de amor hacia nuestro sistema de comunicación, y un justo respeto que nos hace reflexionar sobre la normativa ortográfica o nos despierta preocupación sobre otros aspectos, digamos aspectos léxicos, como la propiedad, o aspectos sintácticos, como la concordancia. Para el logro de esos objetivos trabaja la Academia Dominicana de la Lengua. En eso radica su apostolado.

©2017, Rafael Peralta Romero.

 

Naras, *reputacional, cause/cauce, luz/copar, verás/veraz

NARAS

¿Nunca ha oído la palabra naras? Lamento decirle que entonces usted no es dominicano. No hay que ser tan viejo para haber oído a alguien mencionar las naras.

No hay que sorprenderse si la voz nara lleva siempre esa ese /s/ que se le ha colocado al final. Casi siempre se refiere a las naras porque rara vez alguien se refiere solo a una nara. Eso se desprende del origen del vocablo nara.

Las naras tienen que ver con las narinas. Las narinas son los orificios externos de la nariz. Esa parte conocida también con el nombre de ventana. Esa última denominación obedece a la función que desempeña en el cuerpo humano. Permite la entrada de aire, de la misma forma que lo hacen las aberturas que se dejan en las paredes de los edificios para permitir la entrada de luz y aire. En el caso de las naras es solo por aquello del aire.

Las naras son las narices. Quizá este nombre obedece también a ahorrar energía y tiempo con el acortamiento del nombre del órgano cuyos orificios comunican con el aparato respiratorio.

Esta voz no se ha encontrado  en los lexicones del español dominicano. Hay que tomarla en consideración para incorporarla cuando se proceda a elaborar una actualización de los repertorios de voces de uso de los hablantes dominicanos.

 

*REPUTACIONAL

“. . .ante el inminente riesgo legal y REPUTACIONAL, que pone en peligro. . .”

La voz del título no es moneda común en el léxico de los hablantes del español corriente. Si es de escaso uso en el lenguaje de los hablantes de español, menos lo es en el español escrito.

El desfavor que se muestra acerca del empleo de esa palabra es porque no se ha ganado aún un puesto en ninguno de los lexicones que se consultan para estos escritos.

La voz existe porque alguien ya la usó. Solo el tiempo dirá si tiene buena fortuna y en algunos años gana suficiente prestigio para imponerse. Por la terminación puede decirse que es un adjetivo formado sobre el sustantivo reputación.

Este *reputacional tiene relación con el renombre, prestigio, consideración que son sinónimos -o equivalentes- de reputación. La última palabra se tomó del latín, derivada de reputatioonis que entre otros significados en esa lengua correspondía a consideración. Se refiere a la honorabilidad moral y celebridad de una persona. Es la opinión que las personas se forman de alguien.

No hay que devanarse los sesos para dar con el origen del adjetivo criticado en esta sección. Proviene de la lengua inglesa, reputational. Es muy probable que la persona que escribió la frase que se transcribió más arriba sea versada en inglés y que como resultado de lecturas en esa lengua se le haya quedado en la memoria la voz que introdujo en la frase citada.

Esta voz podría abreviar los giros que se emplean para dar a entender la cualidad de la reputación en español, pero no todas las voces extranjeras que se parecen a las españolas pueden ganar terreno en la lengua común. Es mejor evitar esta voz.

 

CAUSE – CAUCE

“. . .se sancionarán las empresas que tiran sus vertidos a estos CAUSES. . .”

Es una lástima que luego de colocar en la frase de la cita algunas palabras que no son de uso general en el español dominicano, tales como “tirar” y “vertidos”, hayan errado en la representación gráfica (cauce) de la concavidad del terreno por donde corre una corriente de agua.

En buen dominicano habrían dicho o escrito “botar”, si no, por lo menos “echar” y para esos “vertidos” se habrían conformado con “basura”, que en el mejor de los casos sería “basura industrial”.

El error se desliza en la escritura porque en el español hablado de los hispanoamericanos no se establece la diferencia entre la ese /s/ y la ce /c/ de los dos vocablos del título. Esto con relación al cauce y al cause.

Cause proviene del verbo causar y por la ortografía que tiene corresponde a la primera y a la tercera personas del singular del presente del subjuntivo de ese verbo. Asimismo se usa para “usted” en ese tiempo y modo. Es, además, el imperativo de usted.

El cauce que debió aparecer en la advertencia publicada por el ministerio, es este de la ce /c/ que es el lecho de ríos y arroyos. Es lamentable que en ese ministerio no haya aparecido alguna persona con suficiente sentido ortográfico para reparar el desliz.

No hay que ser un literato o un profundo conocedor de la lengua para saber cuándo debe escribirse una u otra de las palabras del título. La clave para determinar cuál debe usarse en cada caso la dará el contexto, que entre uno y otro serán muy distintos por sus respectivos usos.

 

LUZ – COPAR

“. . .cruzamos estando la LUZ en rojo y que COPAMOS las intersecciones. . .”

Este uso del verbo copar es un empleo diferente del común que los dominicanos comparten con otros países de la América Hispana. El Diccionario del español dominicano (2013) registra la mejor definición para este, “ocupar totalmente algo”. Lo que se pondera aquí es el adverbio totalmente que aprehende muy bien el matiz del copar dominicano.

La luz que aparece en la frase reproducida es una imitación del inglés. Semáforo es el término que representa el dispositivo con luces que sirve para regular el tránsito vehicular en algunas intersecciones.

Esto de llamar “luz” a ese mecanismo ha ganado terreno en el español hablado por lo corta que es esa palabra. Hasta se llega a decir que se “llevaron la luz” sin precisar que violaron la luz roja, y, que no se la robaron Lo que debió aparecer en la frase es, “cruzamos el semáforo estando en rojo”. Se entiende que era la luz roja la que estaba encendida para señalar a los conductores que debían detenerse. Gracias a Dios que no metieron aquí el “fuego rojo” (feu rouge) de los franceses, que es como llaman al semáforo en esa lengua.

 

VERÁS – VERAZ

“. . .quizás tan VERÁS y fuerte como. . .”

La mala (¿?) pronunciación del español latinoamericano sigue causando estragos en el español escrito de este lado del Atlántico.  Las dos palabras del español tienen su legítimo campo de acción en el lenguaje.

Confundir estos dos vocablos refleja muy escasa cultura. El que figura primero, verás, pertenece al verbo ver. El segundo, veraz, es un adjetivo que tiene relación con verdad. Se hace necesario entrar en mayor detalle para despejar las dudas, si es que las hay.

Verás es la segunda persona del singular del futuro simple del modo indicativo del verbo ver, tú verás. Es muy sencillo. Eso es algo que se aprende en la escuela, si no en enseñanza primaria, por lo menos en la intermedia. Si no resultan suficientes estas enseñanzas, se aprende en la escuela secundaria.

El vocablo veraz se aplica a aquello que dice la verdad. O a la cosa que se acomoda exactamente a la verdad. Se dice de la persona o cosa que describe la realidad tal como ella es; o lo que es cierto, verdadero, la verdad. Es el relato que refiere los acontecimientos sin modificarlos, sin alterarlos.

Añadir mayores comentarios sería enredar el asunto.

© 2017, Roberto E. Guzmán.