Las olimpíadas de ¿Pekín o Beijing?
Fui un espectador apasionado de las XXIX Olimpíadas celebradas recientemente en China. Vi con ojos humedecidos como mi compañero de bufete de más de veinticinco años, mi «hermano» menor Rubén J. García, eterno protector del boxeo, desfilaba como delegado en la ceremonia de apertura a un metro detrás de la bandera tricolor. Celebré las medallas de Yulis Gabriel Mercedes (plata en taekwondo) y de Félix Díaz Guzmán (oro en boxeo) como mías, llorando de emoción. Lamenté nuestras derrotas con empatía, evocando mis fracasos de hace más de cuatro décadas, cuando competía como corredor de fondo (que quiere decir de larga distancia) con mucho más entusiasmo que velocidad. En fin, fueron dieciséis días de espectáculo sin igual que disfruté plenamente, salvo por un detalle -el proverbial pelo en la sopa- que ocurrió no en China, sino aquí mismo: la pésima narración de los juegos en televisión.