PARTIR – ESTERA – DISRUPTIVO – RADICAR
Los aficionados al béisbol se dan cuenta al instante de que se trata de una jugada en la cual interviene un pelotero que se acerca a la pelota para atraparla.
De lo que se trata en el caso de la cita es de examinar la pertinencia del uso del verbo utilizado para describir esta jugada, el verbo “partir”.
De todos los significados que se pueden leer en el diccionario autorizado de la lengua, solo hay dos que vale la pena examinar para proponerlos como posibles en el contexto.
La primera acepción es la que figura con el número once, “dicho de quien estaba suspenso o dudoso: Resolverse o determinarse”. La acepción siguiente a la anterior reza así, “empezar a caminar, ponerse en camino”. Este es el momento en que hay que descender al terreno de juego para verificar si el verbo se aviene a las circunstancias.
Según la undécima acepción, habría que modificar la redacción para adecuarla al verbo. Ésta terminaría de este modo, “. . .M. C. parte bien ante un batazo de. . .” Enseguida se nota que en el caso propuesto equivale a “se resuelve” o “se decide”. Con la redacción que antecede se puede sostener que se emplea el verbo con el valor de “ponerse en camino, aproximarse a”.
En algunas narraciones deportivas se ha escuchado que a la acción de “marcharle” a la pelota, se la califica con el verbo “entrar”, así dicen que el pelotero “le entra” de lado o de frente a la pelota. En ambos casos lo que tratan de expresar es que el jugador “acomete” la pelota con decisión, arrojo, de tal o cual manera.
ESTERA
“N. M., en la ESTERA, es auscultado por el doctor M. A. . . .” (El texto apareció junto a una foto de una máquina de ejercicios que en inglés se llama treadmill.)
Aquí como en tantos otros casos de la vida diaria se encuentra el redactor ante una realidad, la de darle nombre en español a una aparato que se inventó y bautizó en otra lengua.
La máquina es muy popular entre las personas que desean hacer un ejercicio cardiovascular. Sin necesidad de salir fuera de los linderos del hogar el sujeto que quiere ejercitarse puede recorrer grandes distancias.
Muchas veces se ha escuchado que se llama este aparato del modo en que lo hacen en la cita, pero resulta que la definición que se conoce en los diccionarios para la palabra “estera” está muy alejada de la máquina. En nuestra América la “estera” es una alfombra de pobre. Esto significa que es rústica y delgada.
En Cuba la estera es “un dispositivo formado por una banda de metal o plástico que, movida automáticamente, sirve para trasladar personas, mercancías, equipaje, etc.” Esta descripción corresponde a lo que en España se llama una “cinta transportadora”. En otros países llaman a esta máquina “correa transportadora”.
En los tiempos modernos, el principio se ha aplicado para los deportes y con ayuda de dos ruedas se usa para mantener en movimiento continuo y sin fin una alfombra que al deslizarse le permite a una persona caminar o correr sobre ella.
Se han escuchado muchas soluciones para traducir el concepto mecánico aplicado al deporte, “caminadora mecánica, caminadora estacionaria”.
Por extensión de la palabra “estera”, se ha escuchado que a la ergometría efectuada con ayuda de esta máquina se le llama “prueba de la estera”. Como la ergometría es “la medida del esfuerzo de determinados músculos o del organismo en su conjunto”, a la prueba que se lleva a cabo de este modo se le denomina simplemente “prueba del esfuerzo; prueba de la resistencia”.
DISRUPTIVO
“. . .se lo limitan porque en el fondo temen al poder DISRUPTIVO femenino.”
Conforme con lo que la Academia de la Lengua vierte en su diccionario, este vocablo viene del inglés, y le asigna como significación, “que produce ruptura brusca”. Si ése es el valor que las autoridades le reconocen al término, de seguro que tendrán razones muy valederas. Si el origen de la palabra se encuentra en el inglés, ellos lo sabrán mejor que nadie.
Lo interesante del asunto está en que en inglés la voz disruptive no solo sirve para expresar lo mismo que en español, sino que cubre un campo mayor. Esta voz también significa “alterar el orden” y además “interrumpir el curso normal de algo”.
Después de mencionadas las salvedades anteriores no cabe duda de que hay una diferencia entre las palabras de los dos idiomas.
La significación del español es más estrecha. En inglés, dependiendo del contexto, el vocablo puede revestir matices que no son siempre tajantes. La diferencia viene dada por la velocidad con que se ejecuta la acción. En la brusquedad no cabe duda de que hay precipitación; ademas, de la alteración del orden y de la interrupción del curso normal no se deduce una acción rápida; ambas pueden suceder de manera paulatina.
RADICAR
“La información de. . . sobre las actividades del banquero español provienen de testimonios de. . . testigos del gobierno de Estados Unidos, así como de documentos RADICADOS en un expediente de la corte federal de la Florida. . .”
La primera significación para el verbo en estudio es “echar raíces, arraigar”. Cuando se trata de una cosa es “estar o encontrarse en determinado lugar”. La tercera acepción tiene como sinónimo el verbo “consistir”.
El uso que se hace en la cita es atinado de acuerdo con el segundo significado que se copió más arriba. Lo que no se encuentra en los diccionarios generales de la lengua española es el uso que del verbo se hace en Puerto Rico, donde le reconocen al verbo un sentido jurídico que no es generalizado.
En la Isla del Encanto el verbo radicar en asuntos legales equivale a, “presentar, archivar una alegación, moción o documento en una oficina, agencia o instrumentalidad oficial”. De paso puede anotarse que no se entiende lo que el autor del diccionario desea expresar aquí con este “instrumentalidad”. El verbo instrumentar se ha encontrado en otras ocasiones utilizado en frases para expresar “radicar una demanda”, para señalar que se ha lanzado una demanda, que se han iniciado los trámites correspondientes para introducir una acción legal.
Debe anotarse de pasada que el verbo “archivar” en algunos países de nuestra América Morena equivale a “engavetar”. El sentido de estos dos verbos es “poner en el olvido”. Es una forma de dejar para más tarde, o posponer hasta un futuro indeterminado.
LAVAR
“Pero los narcotraficantes no tenían más efectivo para LAVAR y se dedicaron a ingeniarse nuevas operaciones de envío de droga a Europa.”
Parece que los hablantes y hasta los escribientes de español nunca se sienten satisfechos. Cuando tenían que expresar antes la acción de legitimación de dinero mal habido lo hacían con ayuda del verbo “blanquear”. Para satisfacer esa necesidad la Academia en su diccionario, en la edición de 1992, incorporó en la sexta acepción “ajustar a la legalidad fiscal el dinero procedente de negocios delictivos o injustificables”.
También incluyó el diccionario la entrada para “dinero negro” y con esas integraciones, la Academia le dio alcance a la expresión del inglés laundering black money, que no es otra cosa que “blanqueo de dinero negro”.
Como se hizo constar más arriba, no contentos con las nuevas adiciones al diccionario, los hispanohablantes han variado la orientación, y ahora se dedican a “lavar dinero”. En inglés, una de las acepciones del verbo to wash, lavar, es sinónima del verbo to launder, que como se dejó entrever antes es, transferir mediante terceras personas el dinero obtenido ilegalmente para esconder las fuentes verdaderas.
Concomitante con el verbo, la Academia tipificó el delito del blanqueo de este modo, “delito consistente en adquirir o comerciar con bienes, particularmente dinero, procedentes de la comisión de un delito grave”.
Cabe aquí que se plantee la pregunta, ¿Es que no estaremos nunca conformes? Tenemos que continuar blanqueando y parar el lavado.
MEGA
“B. está ya en negociación con una megacompañía internacional de modas para diseñar y producir una línea de ropa. . .”
Cada vez que en inglés se pone de moda una nueva voz, los hispanohablantes tratan de imitar el efecto introduciendo el vocablo en español. Esta “mega” es una de ellas.
Parece que ya cayeron en el olvido otras palabras que tuvieron su momento de apogeo en el pasado como “multinacional” y “transnacional” para expresar lo que se hace aquí con la “megacompañía”.
Mega significa “grande”. Significa también “ampliación”, como en el ejemplo del megáfono. La última significación que consta en el DRAE es, “un millón de veces”.
En inglés moderno se entiende por la misma palabra del título “muy grande”. En el campo de la computación se emplea para el megabyte. El término tomado del griego se usa en el lenguaje nuestro desde el siglo XVII con el valor de grande. Fue en las postrimerías del siglo XIX cuando comenzó a empleársele en las unidades de medidas. En los últimos veinte años, como consecuencia de esa búsqueda incesante de superlativos surgió la idea de integrarlo a la lengua diaria.
Si se llega a los extremos con este tipo de palabras se puede llegar a construcciones ridículas como esta, “Esta megacompañía, fruto de una megafusión, tendrá la posibilidad de participar en el megamercado de los megaproyectos.”
En inglés, cuando se desea exagerar el término se le incorpora el prefijo mega a la palabra. En español se conocen algunas palabras que ya tienen el “mega” como prefijo, tales como megalómano, megalito. Cada vez que se trate de formar un nuevo vocablo con mega el lector se sorprenderá. Si en lugar de tratar de juntarlo con la palabra que se desea llevar al grado superlativo, se le antepone como término independiente, entonces se le aceptará con mayor facilidad.
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