Filología con poesía y galanura
Por Manuel Matos Moquete
“Yaqui trae Cultura con Sabrosura” fue un lema de prestigio de la televisión dominicana del pasado, cuando Yaqui Núñez del Risco colocaba mensajes educativos y culturales en el programa de variedades y humor, el Show del mediodía, liderado junto con Freddy Beras Goico. La obra De la eñe a la zeta de María José Rincón González (2019), filóloga y lexicógrafa, Miembro de Número de La Academia Dominicana de la Lengua y columnista del periódico Diario Libre, nos trae grata recordación de aquel espacio memorable del inolvidable comunicador.
Son personalidades diferentes; distintos los contenidos y los medios, pero las propuestas se asemejan en los fines y en el estilo: elevar el nivel de conciencia de la población dominicana a través de mensajes breves, comunicados con gracejo, corrección, claridad y sencillez. La obra de Rincón González forma parte de un modelo comunicativo cuyo más alto exponente en el país fue el profesor Juan Bosch en sus discursos políticos, sobre todo a través de sus charlas radiales en el programa Tribuna Democrática.
Sin embargo, Rincón González es una rigurosa intelectual y académica que no hace concesión al interés publicitario ni al político. Su preocupación es únicamente la lengua. Su obra es un culto a la lengua española, lengua materna y nacional de numerosos países en el mundo, entre ellos, República Dominicana.
Sus misiones procurar el desarrollo y permanencia del español en la doble dirección inscrita en la naturaleza y devenir de cualquier lengua: unidad y diversidad. Pero como la lengua pertenece a los hablantes de todos los niveles socioculturales , y la especialista lo sabe, es preciso tratar que todos amemos nuestra lengua, como ella la ama; la conozcamos mejor, como ella la conoce; y la usemos mejor, como ella la usa como hablante común, como académica de la lengua y como escritora.
En efecto, en esa obra la autora refleja no solo su dominio teórico de las áreas de las ciencias del lenguaje. Entre otras: lingüística, filología, gramática, ortografía, literatura clásica y moderna. Ella muestra, por encima de todo, que es una usuaria cabal de la lengua española, requisito indispensable para todo aquel que se precie de educador o escritor.
De la eñe a la zeta es una obra muy bien concebida, elaborada en base a los artículos publicados en Diario Libre en la columna semanal Eñe, durante unos ocho años. En su lectura impacta favorablemente el contraste entre el habla culta, académica y conceptual de los argumentos que sostienen los temas y el estilo llano y coloquial de las ejemplificaciones, seleccionadas y situadas con gracia y simpatía, a veces con extremada sencillez, en contextos concretos facilitadores de aprendizajes.
Así, el artículo “Con el pío de los pollitos” sobre la onomatopeya permite acercarse a las dos imágenes que el libro refleja de la autora a lo largo de sus 446 páginas: la especialista y la comunicadora.
Aquí habla la académica:
”Las onomatopeyas son palabras que imitan un sonido que, curiosamente, es representado de distintas formas en diferentes idiomas. Incluso estas palabras especialmente sonoras tienen su ortografía en nuestra lengua.”
Aquí, la comunicadora:
“Los cuentos infantiles están plagadas de ellas. Son la especialidad de los que leen cuentos a sus niños ¡Quién sabe cuántos guau, miau y quiquiriquí pueblan nuestros anocheceres! Si el sonido es continuado, nos servimos de repetición de las palabras (pío, pío cua, cua), y, en ese caso, las separamos con comas, o del alargamiento de las vocales: beeee, muuu.
Los objetos que nos rodean emiten sus propios sonidos, aunque este cambie con los tiempos. Los teléfonos hacen cada día menos ring y los relojes menos tic tac, aunque desafortunadamente los disparos siguen haciendo bang y las bombas bum.
Los seres humanos no nos quedamos en silencio: lloramos (bua), estornudamos (achís), y hablamos sin parar (bla,bla, bla).Cuando nos reímos lo hacemos con gran variedad de matices, que dejo a su interpretación: ja,ja;je,je;ji,ji;jo,jo.”
Ese texto es solo un ejemplo del valor de esta obra en una página, que se extiende a los cientos de artículos, puesto que cada página es un artículo. Veamos al azar otros títulos tan atractivos y sencillos como el ya indicado: “Otra pareja dispareja”, “Como cada febrero”, “Resuena el acordeón”, “Vaya trío”, “Préstamos chivatos”.
Y, claro, los textos no aluden a asuntos comunes como aparentan esos títulos. Consistentemente, en la obra se exponen temas gramaticales y ortográficos, principalmente, desarrollados con propósito de divulgación y sustentados en una formación e información actualizada, producto de la lectura y la investigación continuas.
Son temas del español general y del español dominicano relacionados con la literatura, la cultura y la idiosincrasia del pueblo dominicano; y siempre acordes con las normas y recomendaciones de las obras que orientan el mejor uso de la lengua: la nueva Gramática de la Lengua española, la nueva Ortografía, el Diccionario de americanismo y de la autoría de Rincón González, publicado por la Academia Dominicana de la Lengua, el Diccionario del español dominicano.
De la eñe a la zeta es una obra original, escrita con estilo propio y creatividad .Cuando la leemos, muchas veces tenemos la impresión de que estamos ante un texto literario. Los temas tradicionalmente considerados áridos y difíciles se encuentran suavizados por la elegancia y amenidad del lenguaje; y entonces, más bien se nos parecen consejos amigables y fáciles sobre cosas cotidianas; historietas llenas de coloridos con anécdotas, personajes y ambientes familiares; recuentos de hechos y situaciones usuales de nuestra vida diaria; en fin, imágenes y evocaciones de un mundo, el mundo del lenguaje, descrito con sus zócalos y cornisas , que son los temas gramaticales tratados en la obra.
Esas impresiones se deben a un hecho: Rincón González se da completa en su obra, con sus saberes, sus ideas, sus emociones y sensaciones. A través del entendimiento, expresa su visión de la lengua: ella forma parte de nosotros mismos, de nuestra vida y nuestra cultura y hay que amarla y cuidarla, al igual que hacemos con los bienes más caros que poseemos.
Esa visión se expresa también con la mirada de la autora .Ella ve, observa, fija la atención en las cosas interesantes que nos aporta la lengua. También escucha y nos permite escuchar las voces de los grandes maestros de nuestra lengua y nuestra literatura, como Cervantes.
Ella expresa sus gustos y preferencias sobre los usos de la lengua. Sus sentires tanto como sus conceptos guían los textos de la obra ¡Ah!, pero también la ironía, el humor y el gozo.
Observando todo eso en esta obra fue, quizá, que Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, en el acto de puesta en circulación llegó a expresar que Rincón González era una poeta de la lengua. Y tenía razón .Descubrió en esas páginas amor, creatividad e invención.
Por mi parte, a la acertada apreciación de Rosario Candelier agrego otra, remedando la expresión citada al inicio de estas líneas de Yaqui Núñez del Risco: María José Rincón González en De la eñe a la zeta nos trae filología con galanura, por el rigor y la gracia con que trata los temas académicos y especializados, haciéndolos interesantes y gozosos al público general.
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