La personalidad carismática de Marcos Antonio Ramos
Por Bruno Rosario Candelier
A Roberto Guzmán,
cultor de la palabra con sentido.
Si hay una persona que es fuente de irradiación de singulares atributos humanos, ese es el doctor Marcos Antonio Ramos, conocido cariñosamente como Tony Ramos, hombre virtuoso, concitador de afectos entrañables y simpatías compartidas.
Tony Ramos es una persona de un singular carisma, y de su palabra, su obra y su conducta se infiere que él se siente un hijo agraciado entre los predilectos del Altísimo y, en tal virtud, exalta la figura de Jesús como el paradigma de la más alta condición divina encarnada en el Hijo del Hombre, como enseña la Biblia, y canaliza su visión del mundo a la luz del ideal evangélico que su credo religioso le inspira.
¿Cuál son los rasgos de distinción de Marcos Antonio Ramos? Es un escritor cubano-americano residente en la ciudad de Miami, Estados Unidos de América (1). En su condición de intelectual y escritor, posee admirables cualidades y, desde luego, es un hombre extraordinario. ¿Por qué digo que Tony Ramos es extraordinario? Por las excelentes condiciones humanas que lo distinguen y enaltecen: hombre bueno y noble, amable, generoso y abierto, con una vocación de servicio y una voluntad de cooperación a toda prueba. Sus notables cualidades humanas llaman la atención desde que uno entra en contacto con él: es un hombre de una sola pieza, leal y solidario.
Quiero subrayar, en este breve resumen de sus atributos, las cualidades intelectuales, morales, estéticas y espirituales que definen a Tony Ramos. Es un intelectual que se preparó para servir a la humanidad, con una definida vocación religiosa y un claro sentido de la espiritualidad trascendente.
A Tony Ramos lo conocí en Moca, en una actividad cultural organizada por el senador de la República, Dr. José Rafael Vargas, quien me lo presentó en mi pueblo natal durante un acto público celebrado en el Teatro Don Bosco (2).
Un buen día, cuando fui a presentar en la Universidad de Miami una obra sobre el español dominicano, allí estaba el destacado profesional cubano a quien lo había invitado el lexicógrafo dominicano, Roberto Guzmán, que es un gran amigo de Tony Ramos. A partir de ese encuentro en Miami comenzamos a tratarnos. Allí tuvimos enjundiosos coloquios compartidos con Roberto Guzmán y Marcos Antonio Ramos, y en esos fructíferos diálogos comencé a calibrar la grandeza de Tony, la bondad espiritual de ese hombre singular, la sabiduría que adornan sus virtudes y, sobretodo, la expresión generosa, genuina y amable de este caballero del buen trato y la conversación amena. Se trata de un hombre cuya alta erudición y cuyo lenguaje impecable atrapan y fascinan, y esos atributos son poco comunes.
Nunca Tony Ramos se ha sentido dominado por el egoísmo, el afán de notoriedad, el deseo de sobresalir. En este distinguido caballero del trato amable y la palabra cordial se manifiestan la bondad y la generosidad con una actitud abierta y compresiva hacia los demás. Destacado intelectual, sobresaliente orador y valioso historiador, Tony Ramos no pasa desapercibido por la notable personalidad metafísica que lo distingue.
Oriundo de Cuba, adquirió su formación intelectual y su desarrollo cultural en el país antillano, y desde muy temprana edad optó por la vocación religiosa, hasta llegar a ser pastor de su iglesia evangélica. Y cuando se impone la revolución comunista en Cuba, al igual que una gran parte de los cubanos, Tony Ramos abandona la isla caribeña y se establece en Miami, donde hace vida social, profesional, cultural, religiosa y espiritual.
Las condiciones intelectuales, profesionales y culturales de Marcos Antonio Ramos, su identificación con la cultura dominicana y su aporte a la historia y la cultura antillana fueros los atributos que la junta directiva de la Academia Dominicana de la Lengua tomó en cuenta para incorporar a Tony Ramos en la clase de miembro correspondiente de nuestra institución, a la ha servido muy generosamente con su apoyo desde Miami y su participación intelectual en la presentación de los diccionarios de nuestra Academia. De hecho, en la Universidad de Miami hemos presentado, gracias al concurso de Tony Ramos, su gestión y su co-participación, el Diccionario del español dominicano y el Diccionario fraseológico del español dominicano, es decir, tenemos la suerte de contar con el apoyo intelectual, material y espiritual de este buen hombre de Dios.
Además, Tony Ramos es un gran amigo de la República Dominicana porque se siente identificado con nuestro país. Cada vez que nos vemos, me reitera su compenetración y su devoción por la historia y la cultura dominicana, sintiéndose cubano-dominicano. A él le gusta hacer que el otro se sienta bien, fruto de la empatía solidaria que lo caracteriza, expresión de la vocación religiosa y espiritual que lo distingue porque él, como hombre amable, entusiasta y servicial, goza de esa alta condición de los seres elevados, distintivo de los espíritus excelsos de la condición humana.
Tony Ramos es un gran conversador. Y lo es porque tiene dominio de la palabra, sabe de todo y, cuando conversa, despliega su erudición y su talento y lo hace de tal forma que atrapa a los dialogantes, de tal manera que uno tiene la tendencia a callar para escucharlo, pero esa manifestación no sucede porque él sea arrogante, egoísta o quiera adueñarse de la situación, puesto que le sale de forma natural y los demás dejamos que hable por los amplios conocimientos que tiene, porque conoce historia, psicología, religión, literatura, política, teología, es decir, tiene una erudición universal con la virtud de compartir lo que sabe. Pocos tienen la dotación intelectual para ser un gran conversador como Tony Ramos, y, dentro de los conocimientos que lo adornan con el dominio de varias disciplinas que ha cultivado, se puede apreciar su formación ecuménica. Además, Tony Ramos es autor de varios libros de historia, literatura y religión. La teología es su campo dominante, y siente pasión por la palabra de Dios, con una genuina disposición intelectual y emocional por comunicar los valores religiosos y espirituales. Es un apasionado de la espiritualidad transcendente y la comunica con fervoroso entusiasmo, pues se nota la raigambre espiritual en su intelectualidad.
Con esa motivación para exponer los valores de la transcendencia, para comunicar la espiritualidad sagrada y dar conocer los ideales del humanismo, especialmente del humanismo transcendente, Marcos Antonio Ramos se ha convertido en un promotor de la espiritualidad bíblica. Así lo revelan sus libros. Así lo evidencian sus conversaciones. Así lo manifiestan sus cátedras, sermones y cartas, y todo lo que hace en la vida. Naturalmente esa faceta de su personalidad carismática se manifiesta en su escritura, en sus disertaciones y en sus obras literarias porque nuestro distinguido académico desarrolló el don de la creación, el don de la escritura y el don de la palabra en alto grado y con una generosa apertura hacia la humanidad. Se puede afirmar que nuestro admirado hombre de letras en un valioso promotor del saber que edifica la conciencia y de la sabiduría que embellece el espíritu.
Este destacado intelectual americano hace honor al uso ejemplar de la palabra; honra a la vocación altruista y generosa; y al asumir la formación intelectual para contribuir al acenso del espíritu, esos atributos enaltecen la personalidad paradigmática de nuestro grandioso y admirable amigo Marco Antonio Ramos a quien le extiendo, con estas palabras que redacto en su honor, mi reconocimiento y mi valoración a su persona por sus admirables atributos y el valioso aporte que ha hecho a favor de nuestra cultura.
En la cosmovisión espiritual de Marcos Antonio Ramos, todo es cauce sutil de lo divino y fuero entrañable de la voluntad del Altísimo. Para Tony Ramos el sentido de la vida se cifra en el servicio altruista como expresión de empatía y solidaridad de su alma amorosa. Su trayectoria cultural y educativa, centrada en los altos valores del espíritu, y su obra literaria, caudal de su inspiración humanista y religiosa, retratan el alma de este gigante de la vocación solidaria y la conciencia trascendente.
Teólogo, educador, ensayista, académico y predicador, este brillante hombre de letras, antillano universal con vocación humanista, es un modelo del pensador comprometido con el ideal espiritual, y del intelectual consagrado al desarrollo cultural engarzado a la vocación de la trascendencia.
En suma, este admirable cultor de la palabra que edifica y de los valores que transcienden ha consagrado su vida al servicio intelectual, religioso, estético y espiritual a favor del desarrollo de la conciencia.
Bruno Rosario Candelier
Notas:
- Marcos Antonio Ramos, en Victoriano Fidel, consignó: “El pueblo de Cuba, entendido no sólo como los habitantes más permanentes del archipiélago cubano sino también, en gran escala, como los que han escogido o se han visto obligados a tomar los caminos del exilio o de la emigración a través de las décadas o hasta de los siglos. Nuestro pueblo ha producido sabios artistas y escritores cuya obra debe de ser asumida ya que constituye parte del patrimonio de la nación. Muchas páginas escritas en el extranjero serán aceptadas como parte de la literatura nacional de la misma manera que las que han surgido en territorio cubano. Un fenómeno similar es el representado por las influencias recibidas de los eruditos y científicos, a quienes podemos también llamar sabios, músicos, cantantes, actrices, actores, etc.” (Raúl Fidel Pino y Marcos Antonio Ramos, Victoriano Fidel, p. 94).
- Marcos Antonio Ramos nació en Colón, Matanzas, Cuba. Ha trabajado como pastor protestante y profesor universitario. Reconocido historiador, ha publicado numerosos libros de historia como Panorama del protestantismo de Cuba e Historia de las religiones. Colaboró en la Historia general de América latina, obra publicada por la UNESCO. Miembro numerario de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, académico correspondiente de la Real Academia Española y de la Academia Dominicana de la Lengua.
- Los altos atributos intelectuales, religiosos y morales que distinguen a Tony Ramos, enaltecen su condición de académico de la lengua y sus atributos como creador de literatura y promotor de la palabra sagrada.
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