A Santo Domingo, la eterna
Santo Domingo, ciudad fragmentaria
estallido de rosas y esquirlas
con un tambor de sombras y de átomos ardientes
va cantando en cada esquina
su pasado de leyendas y esqueletos dormidos
en las tumbas de la colonia antigua.
Santo Domingo
Hiroshima de Trópico y espuma
en la mortal soledad de su mundo
presurosa se cambia de dueño
para estrenar el deseo de los nuevos señores.
La ciudad y sus calles de fuego incendiándose
con los cañones oxidados de febrero
con la llama de abril que sepulta el recuerdo
y renace en la mentira de los sueños sin rumbo
hasta hundir su impiedad en los arrecifes.
Este pueblo calcina su historia
en el sol de cada mañana
dinamita de estrellas donde estalla el silencio
en cerrada mentira.
En esta tierra estremece el rugido
de un monstruotropical y salvaje
que calla su odio desde el mar sigiloso
acechando los pasos de la ciudad esquirlada
en burbujas y acero.
Esta ciudad que se borra en un mar de silencio
transparente e ingrávida
renacerá
rosa ígnea exhumada
de los pueblos antiguos perdidos en el sol
entre tambores de humo
y sus bosques dorados y suicidas.
Territorio sin vendimias
donde duermen los maizales su ceguera verde
y las bestias ya despiertan con hambre en los colmillos
graznando en las gargantas de cada nuevo invasor.
Aquí muero cada día
con la angustia de los ríos que perdieron sus caudales.
Aquí renazco cada día
para negar el olvido
para romper el silencio de este pueblo durmiente
que aún bebe la embriaguez de su espada
y devora indefenso su corona de laureles.
Una ciudad nunca duerme
cuando está cansada de la muerte
cuando se hastía la tierra de esperar por sus volcanes
cuando se cansan los labios de cantar sus imposibles
y arden rocas contra rocas en el vientre del olvido.
Pero las naves van soltando sus amarras
donde no existe el regreso.
Cada flecha ya dispara su dolor en las paredes
y cantan las voces una nueva catástrofe.
Hoy renace la palabra en estallido de aurora y mediodía.
Quema el fuego en cada letra
en cada flecha de plomo
hay amor en toda calle
un alud en las conciencias;
en las manos un misil ha nacido.
Esta fiera ya despierta con un machete entre las manos.
En el carro de sus héroes Santo Domingo corre
ataviada en una nueva armadura de sangre
porque hoy estrena su cosecha de libertades y acero.
Esparta de Trópico perfecto
ciudad eterna
ciudad rugido
¡Santo Domingopor siemprey para siempre!
Camelia Michel
Santo Domingo, D.N.
5 de mayo 2014
Derecho reservado
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