Poemas de dolor, amor y angustias

Por José Enrique García

 ¿Quién es Leobaldo Pichardo Saldaña?

Leobaldo Pichardo Saldaña nace en Santo Domingo el 26 de mayo de 1894 y muere el 28 de abril de 1967. Tenía setenta y tres años. Nace en el umbral de la muerte de Ulises Heureaux (Lilís), cubre la etapa inmediata de las guerras internas, las montoneras. Cuando se produce la Intervención Norteamérica de 1916, tiene veinte y dos años. Es bien adulto para la época en que el país regresa a la lucha interna: bolos y coludos. Espectador de primer orden cuando cae el gobierno de Horacio Vázquez y se inicia la dictadura trujillista, y su vida cruza la caída de ese régimen, y entra a los umbrales de la democracia y finaliza en los tiempos en que perviven las influencias de la Segunda Intervención Norteamérica que le tocó vivir directamente y todas las convulsiones sociales y políticas que acontecieron después del 1960. Se trata de un testigo esencial de su tiempo. Bachiller en Filosofia y Letras en 1928. Doña Francisca Serrulle, su segunda esposa, se casó con ella en 1944, nos ofreció estas informaciones: Leía mucho y escribía. Trabajó en Rentas Internas. Asistía a una tertulia en la La cafetera del Conde. Asistían a ella estos escritores, que ella recuerda aún, Antonio Fernández Spencer, Fernando Valerio, Víctor Garrido, Fabio Fiallo, Freddy Gatón Arce, Freddy Prestol Castillo, Héctor Incháustegui Cabral, Patín Maceo. Todos eran muy jóvenes, Leobaldo era de los más viejos, recuerda. Gozaba de mucha simpatía. Escribía la décima alusiva a eventos deportivos, del programa Amalgama de la pelota que conducía Max Reynoso, finalizó diciendo.

Mario Penzo, nieto, destinatario de estos papeles, en su libro El hijo de misterio, inédito, nos ofrece informaciones que permiten hacernos de una imagen posible del poeta, posible ya que el misterio lo rodeó y hasta hoy llega ese aliento. Y, de igual modo, estas informaciones nos ayudan a determinar el tiempo en que escribió.

  Papá Leobaldo debe haber aprendido el oficio de panadero o comerciante. Él nunca me habló de esta etapa de su vida, sin embargo, tengo constancia de que se graduó de bachiller en el 1928, es decir, con una edad de 34 años, lo cual confirma la falta de escuela anunciada por don Francisco Veloz, A mi abuelo debe haberle sucedido lo mismo que a éste último, de que tuvo que usar pantalones cortos hasta los 15 ó 16 años, lo cual también conllevaba que en esa etapa de la vida estaban obligados a acostarse antes de las mueve de la noche y no podían participar en los bailes, que constituían una de las más gratas actividades.

   Mario Penzo en la búsqueda de los orígenes y trayectoria de sus ancestros, va conformando, con pormenores, la imagen de su abuelo:

Los relatos que nos han llegado por vía oral es que a Papá Leobaldo le encantaba el mar (ver la alusión al mar, en su primer poema La epopeya del mar NE) y entre sus actividades se encontraba la de tirarse al mar cuando llegaban los barcos extranjeros y llegar nadando, mar abierto hasta ellos, donde los tripulantes les tiraban pan. El arte era atrapar el pan en el aire. Antes que se mojara, con la boca y retornar, a la orilla para allí comérselo.

Y continúa recuperando la imagen de su abuelo:

No sabemos muchas cosas más de su infancia, pero si nos contaron que estando el matadero cerca de los actuales rompeolas del Puerto de Santo Domingo y  que allí se echaban al mar los desperdicios de los animales sacrificados y, en consecuencia, la zona se llenaba de tiburones, Papá Leobaldo apostaba con la gente por dinero, a que se atrevía a cruzar a nado de una orilla a otra, generando así frecuentemente un dinero de bolsillo.

Otra de las facetas de este personaje, que el autor de El hijo de misterio rescata, la encontramos en el juego de pelota. Era un excelente jugador de béisbol. Sobre este aspecto, son muchas las informaciones que recoge en su investigación, como ésta que encuentra en La misericordia y sus contornos, libro de Francisco Veloz Molina, padre de Marcio Veloz Maggiolo. La formación en 1906, del primer equipo de base ball en la ciudad de Santo Domingo con jugadores dominicanos y extranjeros. Esta empresa la emprende Manolo Lapresa, miembro de la Compañía de Variedades. Y estos otros datos: El antiguo play “Gimnasio escolar”, que se extendía desde la Pina hasta la esquina “Cambronal” en el frente norte y hasta los arrecifes en la parte sur, Y allí, Leobaldo, lanzador, jugó con estos equipos: Colón en 1913, Nuevo Club en 1914, Legalistas, 1914 y con el equipo del Licey desde 1914 al 1917.

En el año 1913, funda el club de ajedrez de Santo Domingo. Se le considera el primer campeón del juego ciencias en el país. Testimonia Tongo Sánchez. En la Catedral de Santo Domingo, el 24 de junio de 1916, se casa con Noemí Vicioso. Tenía 22 años, ella, catorce. En la introducción a sus versos nos deja esta descripción suya de sí mismo: “Estos versos que han vivido dentro de mí y que han llegado a exteriorizarse, son los únicos que le han restado a mi soledad un día de silencio, y son los únicos que han transformado mi vida de ogro en una gran humanidad”.

Con esas informaciones nos acercamos al personaje. Desde luego, atrevemos su vida, la que construyó en esos setenta y tres años está plena de aconteceres públicos y de situaciones íntimas. Ahora bien, como lo biográfico en la creación literaria, opera como estímulo, no como substancias, nos quedamos con la poesía, su poesía, que es lo que, finalmente, permanece como huella, como testimonio.

Análisis de la poesía

Los poemas que integran este libro mantienen la misma disposición de los versos que su autor adopto. Trabajamos con el original y seguimos fielmente dicha disposición, de modo que lo que el lector encontrará en cada uno una transcripción exacta del original. Responden a estructura  clásicas: estrofas, versos medidos, unos: otros a estrofas irregulares y versos libres van desde el soneto: Cuadro al óleo, El camino, Presidente, En todo español camina España, Un soneto que estaba hecho en tus ojos al caligrama: La copa, El obelisco.

Los poemas por los asuntos que se poetizan  podemos ubicarlos en estos renglones:

  1. Poemas románticos y naturalista
  2. Poemas creacionistas y surrealistas
  3. poemas patrióticos e históricos
  4. poemas de la intimidad
  5. poemas metafísicos
  6. poemas experimentales
  1.    El libro contiene unos poemas esencialmente románticos en los que se ponen en evidencia la preeminencia del yo; un yo que subraya elementos íntimos del poeta que se desborda en el amor profesado y el amor invocado y, de igual manera el amor idealizado. Veamos: En el amor de las mariposas, se asienta un yo que ve la vida de los seres humanos semejante al proceso de  vida de la mariposa: frágil, leve, efímera. Estados propios del más entrañable romanticismo. En el poema La tragedia, leemos: Después…nada, Una dama gentil /que paso cerca de la ventana/ sin mirar mi desventura. Evidente rasgo romántico que abraza la totalidad del poema, en el soneto titulado Cuadro al oleo –que recrea la postura de una mujer sobre un lecho, motivo tan caro a este movimiento- la adjetivación fundamenta  la tendencia y crea la atmosfera, tan indispensable a este tipo de poesía. Así: hermosa, prisionera tenue, triste, cruel, venturosa, desnuda, tenue, breve, quejumbrosa son adjetivos que imponen el tono romántico. En Naves de tristezas en el mar de tu cielo, Osamenta mística, Princesita encontramos bien explicito ese romanticismo que nos toca a todos.

Hay en Adúltera un auténtico poema naturalista. La yuxtaposición que se establece entre el nombre del personaje, Esmeralda, la forma de vida que vive, la conduce al fango: Esmeralda, taciturna con cara de placer/ya no vales nada… Ya no vales nada. De la piedra verde preciosa al eczemas y forúnculos… En El físico encontramos igual tendencia: El mundo sabe que me voy/y nadie viene a despedirme.

2. Vestida de campo la mañana se asesina/desastrosamente en un clavo de mi ventana, son los primeros verso de este poema, un texto genuinamente creacionista. En sentido amplio, el poema responde a una expresión  donde claridad, imaginería e inventiva se desenvuelve en juego. Observemos esta otra imagen: mientras tanto, allá,  a lo lejos, /en la guillotina del horizonte, /el sol partió en dos/ la misma nos recuerda a Vicente Huidobro, Horizonte cuadrado. De ahí la relación que existe entre esos apuntes teórico y su práctica, en el poema El ojo de la conciencia volvemos a encontrar esta expresión poética: El sueño se ha hecho dueño absoluto/ de las cosas del mundo. Pura imagen surrealista que invoca, a la vez al creacionismo.

En este apartado agrupamos los poemas: Amor a la patria, La epopeya del mar. Los dos poseen una sustancia común: la conexión telúrica. El primero se adentra en la fundación de la República partiendo de un acontecimiento central: la gesta de independencia conducida por los Padres de la Patria: La Patria está hecha / De ella surge el descanso de la horrenda lucha/ de ella salió la Paz bostezando. Ahora  el poema no queda en la necesaria y normal loas a la gesta y a sus hacedores, sino que se mueve por vericuetos de incertidumbres que el mismo hecho, gestos de seres humanos, conlleva. Es la dialéctica del evento lo que trasunta en el poema: La independencia ha muerto…/ Pero ha muerto en la muerte para inmortalizarse / en la vida

La Epopeya del mar poetiza la presencia del Memphis en aguas del Caribe, sobre todo su hundimiento. Tumba es el mar para ese navío pleno de travesías y aventuras,

 

Sus olas imponentes

Alzáronse con fragoroso  estruendo

Y una tras otras trágicas

Insondables…rugiendo

Sorda y tenebrosamente a lo lejos…

Mientras en un reflujo

Desapareció por un instante la mole

grisácea del Crucero.

 

Y con este motivo, paralelo, el poema se vuelve un transparente canto del mar que toca las orillas de Santo Domingo.

  1. Este renglón, muy bien representado, recoge esos poemas que recrean asunto muy propios del ámbito personal e íntimo del poeta, como: Elsa, Enigma, Epifonema, Sepan todos que eres Reina, Noemí y, desde luego, A mi madre. Este último trata un tema bien común, abordado por incontables escritores, entrañable a la vida del personaje es y recurrente la manifestación de afectos que se expresa de disimiles formas. Ahora, lo que resalta, y resulta a la vez, es que los lugares comunes, por momentos inevitables dada la naturaleza del asunto, aquí se disuelven en un poetizar en el que la legitimidad del sentimiento se nos muestra honesta y, esencialmente, sincera. El hijo asume la vida de la madre que se deshace en los días ordinarios. Singular poema que ha que integrarlo a la tradición del tema.  Madre, los años negros han quebrado tus cabellos blancos/ han acabado con todo lo que tenían en tu rostro de mujer.
  2. Todo es metafísico. Ese aliento, de alguna manera, sostiene a todo poema verdadero, imprime ese acento que posibilita la permanencia en el discurrir.  Ahora, laten temas y asuntos  que por sí mismo poseen esa naturaleza, como la muerte. Y, precisamente, en este poemario, hay dos textos ejemplares: Suicidio y Las palabras de un muerto después de muerto.

 

Conclusiones generales

Una vez leído estos poemas, llegamos a esta conclusión, las cuales responde a la realidad misma, es decir, a los poemas mismos:

  1. Encontramos en estos poemas, a un poeta que no buscó en la poesía un medio de pasar las horas,  una juguetería, sino que la escribió con pasión  y conocimiento.
  2. Hay una clara conciencia en el poeta, de la estructura. No son simples versos uno detrás de otro, sino la construcción de una imagen dramática en cada caso, en la que todos los elementos se relacionan en procura de esa imagen.
  3. Los recursos predominantes: las imágenes, las metáforas son de una trasferencia ejemplar, y siempre en busca de la originalidad.
  4. Se adelantan en la experimentación, los caligramas no aparecen, de forma sistemática hasta el Pluralismo de Manuel Rueda.
  5. Hay que incluir en la historia de la literatura dominicana a este nombre, y en la antología que se vayan editando a muchos de estos poemas.
  6. El poeta nace en 1894 y muere en 1967. Tenía 73 años. Se hace bachiller en 1928. Tenía para entonces 34 años y escribe La epopeya del mar en 1927. Un poema que lo representa, pues en el mismo se encuentra el mismo pulso de sus poemas  posteriores. Hay en él, pues, madurez expresiva. De modo que con estas informaciones podemos llegar a la conclusión que ya en los años veinte era un poeta hecho. Y tomando como base la fecha de algunos de sus papeles, que no aparecen en este libro, llegamos a la conclusión que estos poemas se escribieron en la década del veinte, treinta y cuarenta, correspondiente a la vigencia de los movimientos Postumismo, Independientes del 40 y Poesía Sorprendida. Poeta en sí, desconocido en su tiempo, y muchos años después de su muerte. Pero poeta que desde su silencio participa de la vanguardia dominicana, y desde su Las palabras de un muerto después de muerto despierta a los porvenires.
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