Oración
Por María Aybar
Señor…
desde mi más tierna infancia
te busqué,
y no pude hallarte.
Me dijeron que habitabas
en los templos,
en el pan
y en el vino.
Todo fue inútil.
Hoy, se hizo el milagro.
Te sentí
en el tibio sol de la mañana
en el aroma de la pequeña flor
y en la sonrisa tierna de un niño.
En el árbol,
y en la cantarina fuente
del río.
En los que sufren,
en los que lloran.
¡Gracias te doy por
Tu gracia!
Buenos Aires, Dic. 1998