Metan las narices en la lengua
Ya saben eso de la economía de la lengua. El máximo significado con el mínimo esfuerzo. A veces esa economía nos pone en jaque. Acérquense, si no, a la pareja de homófonos (puesto que se pronuncian igual) injerir/ingerir. Una sola letra de diferencia, dos palabras distintas. Como en todas las parejas, sus componentes comparten algunas cosas y difieren en otras. Sirvámonos del Diccionario académico para deshacer el entuerto.
Injerir, del latín inserere, significa ‘meter una cosa en otra’. Ingerir, del latín ingerere, significa ‘introducir por la boca la comida, bebida o medicamentos’. Ambos son verbos irregulares. Para conjugarlos correctamente podemos servirnos del modelo de conjugación del verbo sentir.
Todas las formas del verbo injerir se escriben con jota: Injieren un nuevo apartado en el informe. También, y con la misma ortografía, lo podemos usar como intransitivo pronominal para expresar que alguien se entromete o se inmiscuye en algo; para esto se construye con la preposición en: No es acertado injerirse en los problemas ajenos. Del verbo injerir, el sustantivo injerencia, la muy frecuente acción de entrometerse donde a uno no lo llaman: Siempre se critica la injerencia extranjera.
Todas las formas del verbo ingerir se escriben con ge: Ingieren el mismo jarabe todas las mañanas. Del verbo ingerir, el sustantivo ingestión (ojo, no existe *ingerencia): La ingestión de ciertas setas puede provocar envenenamiento. Un cultismo latino, injerido hace tiempo en nuestra lengua desde el inglés, es también miembro de esta familia: ingesta. Originalmente ingesta se refería al conjunto de alimentos y bebidas que se ingieren: La ingesta de líquidos debe ser adecuada. A esta acepción ha añadido la de ‘acción de ingerir’, que lo convierte en sinónimo de ingestión: En las dietas hay que controlar la ingesta de azúcar.
Injiéranse todo lo que quieran en la lengua; para eso es nuestra. El único requisito es hacerlo con respeto y conocimiento.
© 2016, María José Rincón.