Un servicio lingüístico de la Academia Dominicana
La Academia Dominicana de la Lengua ofrece varios servicios lingüísticos para mejorar el conocimiento lexicográfico, gramatical y ortográfico de nuestra lengua mediante artículos periodísticos o respuestas a consultas, tarea que comprende la redacción de temas lexicográficos (María José Rincón y Roberto Guzmán), temas ortográficos (Rafael Peralta Romero y Miguel Collado) y temas gramaticales (Fabio Guzmán Ariza y Ruth Ruiz), publicados en diferentes medios de la prensa nacional o de la plataforma electrónica, además de la publicación de libros y boletines sobre lengua y literatura. Entre los libros queremos resaltar los siguientes:
Fabio Guzmán Ariza, Miembro de número: De palabra en palabra, de Roberto Guzmán
La Fundación Guzmán Ariza pro Academia Dominicana de la Lengua se complace en presentar al país esta obra sobra temas lingüísticos publicada con su patrocinio: De palabra en palabra, del académico dominicano Roberto E. Guzmán. En ella, el autor recopila en orden alfabético una selección de los penetrantes artículos sobre el léxico español que escribe semanalmente, desde 2004 hasta la fecha, para el diario electrónico Clave Digital, y que han sido reproducidos en otros medios, incluyendo la ciberpágina de nuestra Academia Dominicana de la Lengua (www.academia.org.do).
El método que utiliza Roberto Guzmán en De palabra en palabra consiste en colocar como tema (quizá valdría mejor decir como “blanco”) al comienzo de cada artículo una palabra o frase, cuyo uso luego describe y examina –con la ayuda de un impresionante repertorio de obras lexicográficas-, y finalmente valora con singular agudeza, humor y sentido común. Por lo general, cada palabra o frase viene seguida de una cita tomada de la prensa escrita en español de los Estados Unidos, donde vive desde hace años el autor. La cita ilustra el uso o abuso de la palabra o frase que es objeto de análisis y vale, además, como anunciación de la “materia prima” que, en su momento, sirvió para incitar el interés del autor. Y para entender bien el porqué de De palabra en palabra, hay que conocer quién es su autor, qué ha estudiado, dónde vive y a qué se dedica. Roberto Guzmán es políglota: habla español, inglés, francés, portugués y criollo haitiano; y lee el italiano. Desde joven, sintió pasión por las lenguas, especialmente por la suya, estimulado durante sus estudios de nivel intermedio y secundario –como suele suceder- por un inolvidable profesor de español que le sirvió de guía y mentor: el Dr. Rafael Antonio Rojas. Por compromiso familiar estudió Derecho; por amor, Lenguas Extranjeras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y en las universidades de París y Burdeos. Desde 1988 vive en Miami Beach, Estados Unidos, donde trabaja de intérprete y traductor para cinco idiomas. Está casado con Carol Guzmán, doctora en Antropología.
De palabra en palabra no es una simple recopilación de escritos publicados a lo largo de años que se quiere hacer pasar por una obra. Varios hilos conductores le dan unidad y coherencia a los artículos que la componen, atándolos en tres temas centrales y recurrentes, contrario a lo que sucede con las antologías tipo “cajón de sastre” que a menudo se publican en nuestro medio.
Las circunstancias de la vida de Roberto Guzmán explican la presencia del tercer gran hilo conductor de la antología: la penetración del inglés en el español, la que se extiende, a su decir, “como la mala hierba”, por dos razones: la primera, exógena, es la hegemonía económica y científica del mundo angloparlante; y la segunda, endógena, es la postura claudicante de los propios hispanohablantes, que no valoran la riqueza de su lengua; sino que, al contrario, la consideran intrínsecamente inferior.
En la obra se adopta la posición –correctísima, a nuestro parecer- de no rechazar de plano todos los anglicismos o extranjerismos, que como sabemos han nutrido al español desde sus comienzos, pero si la de rechazar los préstamos innecesarios y las contaminaciones sintácticas que fácilmente podrían evitarse con solo buscar la palabra, frase o giro idóneo en español. En ese orden, el autor recomienda a los traductores no ceder al primer impulso de colocar la palabra que primero le viene a la memoria, sino encontrar la que exprese mejor la idea de acuerdo con el genio de la lengua española, la cual, como se ha dicho, es muy rica. A fin de cuentas, quien recurre sin necesidad a la frase o palabra extranjera delata su propia ineptitud u holgazanería lingüística, o infravalora su idioma natal. Por desgracia, el despreciar el español es un fenómeno muy arraigado en las capas pudientes dominicanas, donde abundan los bien llamados pseudobilingües, suyo rasgo distintivo es hablar y escribir igualmente de mal dos idiomas. Guacanagarí aún vive entre nosotros.
Son numerosos los artículos que versan sobre el abuso de los extranjerismos. En el libro se examinan todos los “sospechosos de siempre”: desde amateur por aficionado, hasta versus por contra o frente a, pasando por boom (auge), discutir (conversar, comentar, estudiar), ignorar (hacer caso omiso), mandatorio (obligatorio), santuario (refugio), shopping center o mall (centro comercial), sommelier (sumiller) y muchos otros más.
No todo en De palabra en palabra es censura y reprobación, sin embargo. Hay también buen uso del idioma, admiración por lo ingenioso y lo nuestro, y buen humor. (Roberto E. Guzmán, De palabra en palabra, Santo Domingo, Fundación Guzmán Ariza pro Academia Dominicana de la Lengua, 2011, p. ix).
Bruno Rosario Candelier: Fabio Guzmán Ariza y El lenguaje de la Constitución
Todo lo que tiene existencia individual posee una composición similar a la configuración del Universo. Ese es un principio de la física cuántica que se aplica a todo lo que existe, a lo que tiene vida en la realidad de la naturaleza y a lo que produce el ser humano como consecuencia de su talento creador. Todo formaliza un microcosmos y todo lo que creamos también tiene la condición de microcosmos, como cada ser humano es un pequeño universo; pero como universo debe someterse a la configuración total de lo viviente, como también ha de someterse lo que nosotros creamos. Por eso contamos con el Logos, es decir, con la energía interior de la conciencia a través de la cual plasmamos nuestra capacidad de reflexión, expresión y creación. El Logos del hombre, fuente del lenguaje, genera la energía creadora que en esencia es fuente de la conciencia y fuente de la creación humana.
El lenguaje, por tanto, es la creación humana primordial; es decir; lo que el hombre crea con la palabra obedece al pattern o patrón arquetípico del modelo universal; por eso decía Aristóteles que la ciencia y el arte responden a una imitación de la naturaleza, clave para articular el código de todas nuestras creaciones, comenzando por el lenguaje, que es la creación primordial de nuestra dotación creadora.
Pues bien, la ciencia del lenguaje tiene la competencia lingüística para determinar el valor de conceptos e imágenes desde el punto de vista del lenguaje, pero corresponde a cada una de las ciencias delimitantes y consignar el área de su especialidad. Los lingüistas no conocemos la terminología de las ciencias jurídicas como la conocen los juristas; lo mismo podría decirse de las demás ciencias, de manera que, en una obra como la que presentamos, concurren dos disciplinas científicas, la de la lengua y la del derecho, ya que se centra en la Constitución de la República, que es una cara de la expresión jurídica del Estado. Para suerte de nuestro país, Fabio Guzmán Ariza se ha preparado en esas dos áreas del saber, el derecho y la lengua, y se ha dedicado a estudiar el lenguaje en la Constitución, que es la temática primordial de El lenguaje de la Constitución Dominicana, obra que damos a conocer con el respaldo de nuestra institución. Esta obra de Fabio Guzmán Ariza pone en evidencia el talento lingüístico de un jurista que aborda con acierto analítico y precisión interpretativa el estudio de la Constitución de la República desde el punto de vista de su redacción gramatical. Ha motivado a nuestro autor a escribir dicha obra el hecho de que al leer nuestra carta fundamental encuentra numerosos errores de redacción, algo inconcebible en un texto de tanta importancia. Vale anotar que antes de la proclamación de la Constitución de la República, Fabio Guzmán Ariza y el suscrito hicimos, en no0mbre de la Academia Dominicana de la Lengua, un conjunto de recomendaciones a los funcionarios responsables de la Constitución de la República, y nos ofrecimos para realizar de manera gratuita la revisión de su texto final, pero razones de tiempo impidieron que se llevara a cabo esa tarea. (Fabio J. Guzmán Ariza, El lenguaje de la Constitución Dominicana, Santo Domingo, Academia Dominicana de la Lengua, 2012, pp. xi-xiii) (BRC).
María José Rincón González: De la eñe a la zeta
La tarde de mi ingreso en la Academia Dominicana de la Lengua le dediqué mi discurso al primer diccionario monolingüe del español, el Tesoro de la lengua castellana. Tanto disfrutamos con el genio de Sebastián de Covarrubias que Inés Aizpún me propuso encargarme de una columna semanal en Diario Libre que se dedicara a temas lingüísticos con el mismo tono desenfadado de aquella tarde académica. Nació así, allá por 2010, la Eñe. Lo que parecía una asignación de corto aliento, por aquello de que a pocos parece interesarles la corrección lingüística, se ha consolidado gracias a los lectores. Este libro recopila las Eñes publicadas durante ocho años y las pone a su disposición para su lectura, relectura o consulta. El estudio de la lengua española y su defensa forman parte esencial de mi trabajo en la Academia, donde tengo asignada la letra zeta. En la divulgación del conocimiento y buen uso de nuestra lengua, de la que soy una apasionada como filóloga y lexicógrafa, mi tarea va, sin duda, De la eñe a la zata. (María José Rincón González).
Canoa: el primer americanismo. Una de las características definidoras de la lengua española es su amplia difusión geográfica. La complejidad de las múltiples variaciones geográficas de nuestra lengua no puede compararse con ninguna otra lengua moderna occidental. Para los hablantes la diferenciación de la lengua en los distintos países se hace evidente fundamentalmente en la pronunciación y en el vocabulario.
El léxico americano tiene unos componentes muy interesantes: las palabras procedentes de las lenguas amerindias; palabras originarias del continente americano, indigenismos que nacieron en América y se insertaron en nuestra lengua para nombrar realidades hasta ese momento desconocidas, y que usaron nuestra lengua para difundirse en otras lenguas como el francés o el inglés.
La primera palabra americana nacida en América que se incluye en el español es canoa, palabra procedente de la lengua taína. Es sorprendente comprobar que ya aparece como entrada en el primer diccionario de dedicado al español. Elio Antonio de Nebrija la registra entre las primeras dieciocho mil palabras españolas de su Diccionario español-latino en 1495. Solo habían pasado tres años desde ese primer contacto entre las lenguas indígenas americanas y el español. Desde entonces el flujo de ida y vuelta no ha dejado de producir nuevas palabras, nuevas acepciones de palabras patrimoniales, de enriquecer el caudal léxico del que disponemos los hispanohablantes. Con el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española, publicado en 2010, y disponible en línea de forma gratuita, podemos acercarnos y disfrutar de la inmensa riqueza del caudal léxico que américa ha creado para el español. (María José Rincón González, De la eñe a la zeta, Santo Domingo, Editora Judicial, 2019, pp. ix y 2).
Rafael Peralta Romero, miembro de número: Orto-escritura
No sé por qué habiendo nacido en un pueblo pequeño, apartado y con escaso desarrollo educativo y cultural, para colmo en el seno de una familia con escasa formación escolar, desde los estudios medios se alojó en mi conciencia la preocupación por la escritura correcta. Ya cuando cursaba los estudios universitarios me atrevía a enviar cartas a los diarios comentando hechos y usos del idioma, tanto en medios de comunicación, como en letreros públicos y otras formas de expresión.
Recurro a estos recuerdos para explicar qué persigo al escribir cada semana una columna destinada a tratar asuntos propios del idioma español. ORTO-ESCRITURA se publica cada domingo en el diario El Nacional. Comenzó divulgando normas de escritura, a partir de un manual elaborado que tenía como base la Ortografía de la lengua española, publicación oficial de la Real Academia Española y ASALE. En ese manual mi mayor aporte consistía en resumir las reglas ortográficas y agregarles ejemplos asimilables del español de nuestro país por el hablante dominicano. Cuando se acabó el contenido del manual, la columna había despertado interés de los lectores, entonces surgieron temas lingüísticos relacionados con nuestra realidad, señalando erosiones al perfil de nuestra lengua en el habla cotidiana y por igual en letras de canciones y mensajes publicitarios.
Una de las primeras publicaciones en esa onda pudo ser el comentario sobre la canción “Lágrimas negras”, de Miguel Matamoros, la cual cuenta la historia de cómo alguien -claro, una mujer- nutrió las ilusiones del artista cubano: “Aunque tú me has dejado en el abandono / Aunque tú has muerto todas mis ilusiones/ En vez de maldecirte con justo encono/ en mis sueños te colmo de bendiciones”.
Al compositor se le ocurrió -y no por ignorancia- usar el participio del verbo morir (muerto) cuando tenía que emplear el del verbo matar (matado). A ritmo de son o de bolero, el tema es cantado y bailado por mucha gente, sin que se someta a ningún juicio al autor por otorgar al verbo morir el valor semántico correspondiente a matar, como hacen los polleros dominicanos que venden “pollos vivos y matados”, a sabiendas de que lo contrario de vivo es muerto. Esta columna persigue combatir falsedades ampliamente repetidas. Ejemplos: los nombres propios no tienen ortografía, los artistas de la palabra tienen licencia para escribir como quieran o en las mayúsculas no se coloca acento ortográfico. Son “reglas” muy repetidas entre los hablantes del español dominicano. A esto se agrega la tendencia a suprimir los signos de interrogación y de entonación al principio de la frase. Esta columna ha sido reiterativa con este asunto. Quizá nuestra tendencia más reiterada haya sido la diferenciación de voces de parecida grafía o sonido, llamadas parónimas por los lingüistas. Los cursos de español, el nivel medio y el universitario, se limitan a definir el concepto de paronimia, con ejemplos tan tontos como “bota” y “bata” o “carro” y “caro”. Sin embargo, la verdadera anarquía gramatical radica en confundir “estracto” con “estrato”, “concepción” con “concesión”, “sección” con “sesión” y “cesión”.
El día que esta columna explicó que no es lo mismo “lívido” (adjetivo) que “libido” (sustantivo), hubo reacciones muy sentidas procedentes de lectores que tuvieron la sinceridad de decir que desconocían que fueran dos palabras. Es mucha la gente que se refiere al deseo sexual con una palabra esdrújula: el lívido (esdrújula y con v) o “el líbido” (esdrújula y con b). La localización de puntos débiles en el habla o la escritura de personas consideradas educadas, por el grado académico alcanzado, ha sido un objetivo persistente de nuestra columna. Apena observar cómo periodistas, locutores, abogados y dirigentes políticos al intervenir en radio o televisión usan formas verbales como “renovo” (renuevo), “descolla” (descuella) o “solda” (suelda). Presentar los modelos de conjugación agregando grupos de verbos que siguen ese paradigma ha estado muy presente en esta columna.
Afortunadamente, los lectores han respondido muy favorablemente y muchos de ellos sugieren temas a tratar o formulan preguntas. Todas las respuestas son orientadas por las publicaciones académicas oficiales, sugiriendo como lícitas, en algunos casos, libertades que se permiten los hablantes en consonancia con las necesidades de comunicación. Ejemplo, usar el verbo amanecer en forma personal: “Esta noche amanecemos, amanecemos parrandeando”.
En fin, esta columna se escribe para promover el buen uso del idioma español, sin menospreciar las formas propias del habla dominicana, a la vez que recordamos a los hablantes las prerrogativas que les asisten al hablar o escribir, así como las restricciones que les impiden vulnerar las normas que puedan herir el genio de nuestra lengua.
Rita Díaz, miembro correspondiente: Diccionario de símbolos
La Academia Dominicana de la Lengua publicó el Diccionario de símbolos, de Bruno Rosario Candelier, director de nuestra institución de la palabra.
Con la ayuda de un equipo de colaboradores quienes recibieron del autor la orientación lexicográfica como la base teórica y metodológica para realizar esta obra lingüística. Para la confección de este diccionario les asignó tareas para el expurgo de las fuentes (obras literarias y textos periodísticos) a la luz de la cultura dominicana.
La confección del Diccionario de símbolos implicaba un conocimiento del concepto de símbolo, de la simbología y de la simbolización, singular nivel de expresión del lenguaje, interior y complejo, ya que el símbolo no es algo que acontece en la realidad objetiva, como un libro, un caballo o un florero, sino que se trata de vocablos de nuestra lengua que representan significados y connotaciones peculiares, como las voces “espada”, “lámpara” o “cordero”, que admiten una representación simbólica, metafísica y espiritual mediante un proceso de simbolización, ya que la significación simbólica no es algo sensorial sino intangible. “El símbolo no es visible como una cruz o una lanza, aunque esas dos palabras contienen y expresan una connotación simbólica”, advirtió el autor.
Dijo también que la cultura crea símbolos, los escritores usan símbolos y el Universo es un símbolo. Y hay que saber interpretar esa dimensión simbólica de la cultura y el lenguaje, inserta en el caudal de voces de nuestra lengua, para lo que hay que entender el pensamiento intuitivo m sutil y simbólico de poetas y narradores, así como la vertiente intuitiva del lenguaje no poético, pero con valor simbólico. El símbolo añade un nuevo valor a las cosas: “Todo tiene valor y todo tiene sentido, pero el símbolo es otro valor agregado a la palabra que representa al objeto asumido como tal, como la copa o la cruz”, dijo Rosario Candelier. Con ese fin impartió instrucciones al equipo de trabajo asignándole tareas, como búsqueda y expurgo de las obras literarias (textos periodísticos, históricos, religiosos, críticos y místicos) y de algunas fuentes secundarias (como diccionarios que guarden relación con la identidad y la cultura a través de los símbolos). En todas las áreas del saber humano hay símbolos, que son creados e interpretados por el hombre. La mitología, la religión, la literatura, el derecho, la historia, la música, la arquitectura, la mística, el periodismo, la agricultura, la filosofía, la astrología, todas las disciplinas tienen un caudal de símbolos. Subrayó el autor de la obra que en todas las ramas del saber y en los diferentes ámbitos de los diversos conocimientos se encuentra una singular simbología, y cada lengua tiene la suya. En la cultura dominicana hay variados símbolos que este diccionario describe y ejemplifica.
La fuente literaria de la narrativa, la poesía, el teatro y el ensayo aportó el material de ilustración: “A la cultura de una lengua le corresponde identificar la expresión simbólica de determinadas voces y expresiones de sus hablantes. La dimensión simbólica tiene una dimensión sutil, es decir, que no es algo que van a contactar físicamente, sino que existe a nivel de la representación de esa abstracción en el plano de la realidad estética y la realidad espiritual. Es en el ámbito espiritual, en el ámbito interior donde funciona el símbolo”, puntualizó el autor. La elaboración de un diccionario de símbolos conlleva la exploración simbólica en su dimensión lingüística, histórica, literaria, social y cultural. La riqueza de sentidos de los símbolos en la historia de una cultura es relevante, y una de las dimensiones fundamentales es su realización en el fuero de los textos escritos, en especial los literarios, consigna el autor de este glosario de símbolos en su introducción.
Para la elaboración de este diccionario concebimos estas tareas:
El equipo de trabajo, compuesto por redactores y colaboradores, tuvo una ingente tarea: Búsqueda y expurgo de las fuentes primarias (obras literarias, periodísticas, históricas, religiosas y místicas), las fuentes secundarias (como diccionarios similares que guarden relación con la identidad y la cultura a través de los símbolos). Determinación de la estructura lexicográfica en ejemplos específicos. Selección del material a incluir en el diccionario simbólico, con las definiciones y las ilustraciones correspondientes a este tipo de repertorio. Revisión de las voces, sus definiciones y sus ejemplificaciones.
El lenguaje es el medio expresivo más adecuado del hablante para consignar lo que dice, escribe, crea o inventa, comenzando por su propia expresión, por la creación de mundos imaginarios y de imágenes y símbolos que conforman una obra de creación. “Desde antiguo los poetas creen, y lo creen porque lo viven, que con su creación inventan un mundo verbal que formalizan en imágenes y símbolos, aunque estén conscientes de que la suya no sea una creación ex nihilo, es decir, de la nada, como fue la Creación originaria del mundo según el relato bíblico. La de los narradores, dramaturgos y poetas es una creación que tiene su base en la tradición, el lenguaje y la memoria, a la que se suman imaginación, intuiciones y vivencias. Identificada la entrada o palabra clave, que se consigna como voz simbólica, escrita con letras mayúsculas y en negritas, se aplican las pautas del siguiente decálogo: 1. Definición del significado básico o valor literal de la palabra. 2. Descripción del valor metafórico.3. Identificación del valor simbólico. 4. Clasificación según el ámbito del saber (ling., med., rel., lit., folk., psic., fil., mit., met., míst., teol., astr., agr., dep., mús., arq., der., fís., hist., antr., etc.). 5. Clasificación hecha con abreviaturas en negritas. 6. Ejemplificación o ilustración literaria (citada textualmente de una obra). 7. El ejemplo de ilustración se escribe entre comillas y se cita la fuente. 8. La palabra clave que aparece en la cita, se destaca con letras en negritas. 9. Si se ponen varios ejemplos, se enumeran. 10. Los tres niveles (básico, metafórico y simbólico) se consignan con números en negritas”, escribió el autor de esta obra que la Academia Dominicana de la Lengua ofrece al país.
Sélvido Candelaria, miembro correspondiente: Diccionario de mística
Los diccionarios son herramientas que se utilizan en todas las profesiones, y que puede servir hasta… para condenar a una persona, según nos dice en una atinada selección ilustrativa que ha utilizado para presentar el Diccionario fraseológico del español dominicano el consagrado narrador, lingüista y comunicador, Rafael Peralta Romero. “El escritor español José Antonio Millán cuenta que la Justicia de Vizcaya condenó a unos jóvenes por llamar «cipayos» a unos policías. El primer juez que tomó la causa buscó la palabra en el Diccionario de la lengua española y observó que significaba: «Soldado de la India de los siglos XVIII y XIX». Esto no parecía un insulto, y no los condenó. Pero más tarde la corte volvió a tomar el diccionario y observó una segunda acepción: «Secuaz a sueldo». Eso era insultante dirigido a un policía. Los jóvenes fueron declarados culpables”.
Sírvame, pues, este preámbulo para introducir mi participación en la presentación del Diccionario de mística, del Dr. Bruno Rosario Candelier. Los diccionarios podrían hacer la diferencia en muchos otros aspectos, pero he querido escoger este dato sobre su auxilio a la justicia ordinaria para resaltar lo que muy poco se menciona de los diccionarios: su característica de canon justiciero. El diccionario viene a ser como una recopilación de leyes que, en base al uso de giros y expresiones, va estableciendo una comunidad de hablantes. He escuchado a abanderados de la mal llamada “igualdad de género” echar pestes contra “el grupo de misóginos que impone las reglas” en el idioma español, por tratar de imponer el uso de palabras con desinencias que apuntan a “favorecer” el género masculino, y quiero aprovechar mi acotación anterior para recalcar que las reglas del idioma español se establecen después que la práctica de sus usuarios ha señalado una constante, no al revés. Ni más ni menos, esto ha hecho el director de la Academia Dominicana de la Lengua, al recopilar una serie de vocablos y frases que, el uso especializado de los creadores literarios, ha establecido como referentes de aspectos místicos.
Existen diccionarios que recogen palabras específicas utilizadas en los diferentes ámbitos del quehacer humano. Tenemos diccionarios de filosofía, de periodismo, de medicina, de mecánica, eróticos, de autores, culturales, religiosos, astronómicos, marítimos y este Diccionario de mística, que si bien no es exclusivo dentro del tema, viene a constituir una novedad, tanto en el ámbito de la lengua en que ha sido escrito, como en el procedimiento utilizado para ello, pues no solo se circunscribe a definir las palabras desde diferentes perspectivas, sino que transcribe textos en los cuales podemos ver esas palabras utilizadas dentro del contexto donde se hace la definición, instruyendo al profano y ayudando al iniciado a interpretar los conceptos con mucho más eficacia, algo sumamente importante en un tema tan escabroso como la mística. Sus significados han sido explicados por Rosario Candelier en estas palabras: “La mística implica, como búsqueda de lo divino, una contemplación hacia adentro, hacia la esencia del ser, hacia la Fuente creadora e inspiradora de todo, hacia el Misterio que arroba y anonada” (Diccionario de mística, p. XI). El filólogo mocano ha estructurado un texto de consulta indispensable para todo aquel que se interese por el tema de la mística, pero, sobre todo, para los creadores literarios quienes pueden encontrar una guía referencial y un manual esclarecedor de dudas, respecto a la materia. Con más de 200 entradas y unas 1500 notas de textos donde aparecen giros y expresiones de simbolismo místico creados por 23 escritores, y con la autorizada interpretación de cada una de ellas, el autor nos entrega una herramienta fundamental para incursionar en este complejo campo.
Veamos un ejemplo: “LUCIÉRNAGA. 1. Pajarillo que en las noches proyecta una luz parpadeante que hace temblar a la misma sombra con su hacha de lumbre”. El texto escogido es del escritor Artagnan Pérez Méndez, de su obra Allá. “La noche estaba oscura penetrada por luciérnagas que, jugando en espirales de luz, hacían tartamudear las sombras…”. (Si abrimos este diccionario vamos a encontrar en cualquier página unas definiciones elaboradas con el lenguaje técnico y preciso que regularmente se usa en la lexicografía. Pero en ciertos términos, la sensibilidad estética traiciona al perito y la poesía fluye a borbotones poniendo un toque de arrobamiento, donde se ha quitado algo de precisión) 2. Imagen de la vocación de sabiduría y amor del alma del místico”. En esta ocasión se usa un extracto del poema “Grito”, de Lourdes Billini Mejía, para ilustrar: “Si por el contrario/alas plañideras amortiguan mi tránsito/collares de espuma/ alumbrarán mi senda/… ¿Qué hiciste luciérnaga del beso de paz/que ofrecí al amado? 3. “Fuente luminosa de lo divino mismo”. Ahora, desde el poema “Gota de luz”, se usan unos versos de Rocío Santos para ilustrar. “Eres la luciérnaga que me alumbra oscuro /¡Trae tu paso a este espacio!/¡Trae tu espacio hacia este cansancio!/En mí el respiro es la aurora de tus alas!” 4. “Figuración simbólica del misterio que la noche engendra”. De Tulio Cordero, en su obra “Noche”, son los versos que respaldan este concepto: “¿Quién ha lamido/de esta noche/las luciérnagas? / Cenizas temblorosas, muertas de vergüenza/Venidas de la muerte” (Ob. cit., p. 242).
Así, durante el parsimonioso recorrido que deberá hacerse por el sendero de sus páginas, habremos de encontrar un caudal de conocimientos acumulados en más de 5 décadas de estudios sobre este tema; los mismos que han sido puestos a nuestra entera disposición, por la bondad y el altruismo de este distinguido humanista dominicano, quien ha hecho, a través de su magisterio, un ingente esfuerzo por enseñar el buen uso de la lengua a todos los estratos de nuestra sociedad y en todos los ámbitos del quehacer humano. Tan meritorio aporte debe ser aprovechado y agradecido en grado sumo, como agradezco yo el honor de haber sido escogido para esta presentación.
Ruth Ruiz, miembro correspondiente: Fundéu, la ADL y el uso del español en los medios
El 19 de julio de 2016 se produce la puesta en marcha de Fundéu Guzmán Ariza con el objetivo de impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación de la República Dominicana con el apoyo y asesoría de la Academia Dominicana de la Lengua. Esta entidad surge de un acuerdo alcanzado en mayo de ese año entre la Fundación del Español Urgente (hoy FundéuRAE) y la Fundación Guzmán Ariza pro Academia Dominicana de la Lengua con el fin de establecer aquí un servicio dirigido a periodistas y medios de comunicación para que estos puedan resolver las dudas más frecuentes sobre el uso correcto del español, tal como ha venido haciendo FundéuRAE en España.
La labor principal de Fundéu GA consiste en hacer recomendaciones sobre el lenguaje utilizado en los medios de comunicación dominicanos y responder las consultas lingüísticas individuales que se le sometan por correo electrónico, las redes sociales u otras vías. En la redacción de las recomendaciones se citan frases y expresiones tomadas de los medios de comunicación para ejemplificar los errores lingüísticos que se detectan, explicar en qué consisten tales errores de acuerdo con las normas lingüísticas y cómo corregirlos siguiendo las pautas académicas. Los temas de las recomendaciones se inspiran, por lo general, en los titulares sobre los sucesos noticiosos del momento. Así, suelen tratar desde la escritura adecuada de títulos y cargos hasta consejos lingüísticos sobre los términos y expresiones relacionados con las fiestas de fin de año, pasando por el léxico de la Semana Santa, la escritura adecuada de los nombres de huracanes y tormentas, alternativas en español a extranjerismos innecesarios, las palabras de la moda y los deportes o los términos ligados a la pandemia de covid-19.
También se enfocan con especial interés los errores ortográficos y gramaticales que se observan con mayor frecuencia en las informaciones periodísticas, tales como el empleo incorrecto de las preposiciones al intercambiar unas por otras, uso deficiente de los signos de puntación, en especial los usos incorrectos de la coma (como la que separa el sujeto del predicado); la escritura de palabras prefijadas y compuestas con guion o espacio en casos en los que esta grafía no es pertinente; el empleo innecesario de resaltes tipográficos como cursivas o comillas en palabras que no los necesitan, o la ausencia de estos en los casos fijados por la norma ortográfica, así como el uso alternado de palabras homófonas y de términos que por su semejanza se prestan a confusión.
Las constantes consultas que se reciben a diario son un claro indicio del interés creciente entre los lectores por el buen uso del español y de la variedad de temas que pueden dar origen a las dudas lingüísticas, como, por ejemplo: ¿cuál es el plural de dembow?; ¿PUCMM es sigla o acrónimo?; ¿por qué llamados así al jabón de cuaba?; ¿qué significa rayano en el español dominicano? (‘persona natural o habitante de la línea fronteriza entre la República Dominicana y Haití’); ¿cómo se escribe: alianza público-privado o alianza público-privada?, ¿… y el plural de las siglas?
Tras cinco años de labor ininterrumpida, Fundéu Guzmán Ariza ha emitido unas setecientas recomendaciones lingüísticas, las cuales se publican en su página web, se difunden en las redes sociales y se envían por correo electrónico en un boletín que cuenta con cerca de once mil suscriptores dentro y fuera de la República Dominicana.
Domingo Caba, miembro correspondiente: La RAE ante el doble género gramatical
Las propuestas para el uso de una lengua no sexista encuentran su rechazo o entran en contradicción con lo planteado y prescrito por la Real Academia Española (RAE) en dos de sus textos fundamentales: el Diccionario panhispánico de dudas (2005) y la Nueva gramática de la lengua española (2010), ambos de carácter panhispánico y consensuados por la Asociación de Academias de la Lengua Española. «En los sustantivos que designan seres animados –se lee en el Diccionario panhispánico de dudas – el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar a la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es un animal racional; El gato es un buen animal de compañía. Consecuentemente –amplía el precitado lexicón- los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales; En mi barrio hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las mujeres prehistóricas ni las gatas). Así, con la expresión los alumnos podemos referirnos a un conjunto formado exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas».
En relación con la sistemática y persistente campaña que con el propósito de “desmaculinizar” la lengua, desarrolla y ha desarrollado durante años el movimiento feminista, la RAE., en el texto antes referido, apunta lo siguiente: « A pesar de ello, en los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección lingüística, se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la alusión a ambos sexos: “Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras…”. Se olvida de que en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo –y debió– decirse, simplemente, ayudar a sus compañeros”».
Aludir a los dos sexos (los niños y las niñas, los ciudadanos y las ciudadanas), con el afán de no incurrir en la supuesta “discriminación lingüística” constituye, según el Diccionario panhispánico de dudas, una “innecesaria costumbre”, generadora de “engorrosas repeticiones”, las que, unidas al deseo de mitigar la pesadez de la expresión que esas repeticiones provocan, se tratará de evitar mediante “la creación de soluciones artificiosas” que contravienen las normas de la gramática: las y los ciudadanos”.
Sobre el mismo tema, y en iguales o parecidos términos se expresa la RAE, en una de sus más recientes obras, la Nueva gramática de la lengua española, publicada en marzo del 2010: «El masculino es en español el GÉNERO NO MARCADO, y el femenino, el MARCADO. En la designación de personas y animales, los sustantivos de género masculino se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, pero también para designar a toda la especie, sin distinción de sexos, sea en singular o en plural. Así, están comprendidas las mujeres en Un estudiante universitario tiene que esforzarse muchos hoy en día para trabajar y estudiar a la vez. Se abarca asimismo a las osas en El oso es un animal plantígrado. Estos casos –aclara la Nueva gramática – corresponden al USO GENÉRICO del masculino. Sin embargo, razones extralingüísticas (subrayado nuestro, D.C) o contextuales pueden dar a entender que se habla solo de varones…».
En relación con el uso frecuente de los dobles genéricos, la docta corporación lingüística sostiene que: «En el lenguaje político, administrativo y periodístico se percibe una tendencia a construir series coordinadas por sustantivos que manifiesten los dos géneros: los alumnos y las alumnas; A todos los chilenos y a todas las chilenas; tus hijos y tus hijas… El circunloquio es innecesario, puesto que el empleo del género no marcado (masculino) es explícito para abarcar a los de uno y otro sexo. Se prefiere, Los alumnos se examinarán; Es una medida que beneficia a todos los chilenos; ¿Cómo están tus hijos?».
La doble mención genérica, de acuerdo con el criterio académico, solo es admisible, cuando se interpreta como señal de cortesía en ciertos usos vocativos: señoras y señores; amigas y amigos; damas y caballeros, etc.
Ofelia Berrido, miembro correspondiente: Tertulia “Letras de la Academia”
La Academia Dominicana de la Lengua, bajo la dirección del doctor Bruno Rosario Candelier, creó la Tertulia “Letras de la Academia”, coordinada por la doctora Ofelia Berrido. Durante un quinquenio, cada sábado a las 5:00 pm, esta Academia recibía en su seno a destacados escritores en conferencias presentadas por los académicos de la institución e invitados especiales. Esta tertulia es un espacio que propicia la reflexión, el debate de opinión y genera acuerdos sobre asuntos que atañen a la lengua, la literatura y ciencias afines que impactan a nuestra sociedad.
Para estas tertulias se cuenta con la colaboración y el apoyo de reconocidos intelectuales, artistas y científicos: hombres y mujeres abiertos al debate. La presentación de estos invitados tiene un sabor de voz autorizada, es decir, es altamente valorada por los contertulios. Se alternan los invitados con miembros de la Academia, de otras instituciones y escritores independientes. Las reuniones brindan como beneficio a los escritores y al público la posibilidad de compartir con grandes figuras de las letras y de participar en edificantes debates entre miembros de diferentes escuelas y tendencias. Por otro lado, la espiritualidad y la racionalidad siempre están presentes como representantes de la dualidad de la vida integrada y forman parte importante del tiempo de estas reuniones.
La Academia Dominicana de la Lengua, sede de la tertulia, es un lugar de intercambio de conocimientos e ideas, donde se enseña, se aprende, y se comparte. Se despierta el interés y en ocasiones hasta se provoca el compromiso de la gente acude con las más variadas motivaciones. En la Tertulia “Letras de la Academia” se discuten temas sobre la lengua, la literatura y ciencias afines y coadyuva a que se aborde la cultura con entusiasmo, como algo sustancial que nos nutre y nos permite socializar con figuras importantes mientras pasamos un momento provechoso y ameno.
La Tertulia Letras de la Academia celebró en la sede de la Academia Dominicana de la Lengua su V Aniversario. Durante su primer quinquenio más de 50 escritores dictaron conferencias en esta tertulia. Hemos reconocido a las personas que con su trabajo desinteresado y su aporte contribuyeron al éxito de esta instancia cultural de la Academia También reconocimos a los escritores, artistas plásticos e intelectuales de las diferentes ramas del saber que con sus presentaciones y sus intercambios han ayudado a promover la literatura y la cultura a través de la Tertulia “Letras de la Academia”.
Miguel Collado, miembro correspondiente: Notículas gramaticales*
Conociendo es, en gerundio, el modo del verbo conocer que nos remite a la acción, al acto mismo en que tiene lugar la adquisición de conocimiento. Y ese es el propósito que perseguimos con la serie denominada «Notículas gramaticales» que hemos venido publicando en las redes sociales desde hace algún tiempo y que ha concitado un inesperado interés entre los lectores. Notículas porque son breves notas, apuntes que no buscan competir con lo limitado del tiempo del que, por la rutina acelerada, dispone la gente. Pretendemos contribuir a crear conciencia sobre el uso correcto de la lengua española, motivando a sus hablantes a respetar su normativa gramatical al momento de hablar o de escribir. Se corresponde ese interés con el objetivo principal de la Academia Dominicana de la Lengua: «favorecer el estudio de nuestra lengua y el cultivo de las letras para cuidar su esencia originaria, impulsar su desarrollo y alentar el cauce creativo del genio idiomático, asegurando su cohesión y su vigor».
La realización de estudios en el campo de la normativa gramatical del idioma español y la publicación de artículos en los medios de comunicación son algunas de las actividades llevadas a cabo por dicha corporación para alcanzar ese objetivo.
El contenido de la serie de “Notículas gramaticales” es, casi en su totalidad, extraído del Diccionario de la lengua española (23ª. ed. Madrid, España: Real Academia Española, 2014), que abreviamos así: DLE. Con las primeras notículas comenzamos a difundir el abecedario español, transcribiendo las definiciones de cada una de las 27 letras que lo conforman e ilustrando con ejemplos propios de la cotidianidad hispanoamericana y, en algunos casos, de la realidad lingüística dominicana.
Además del DLE, para la elaboración de las notículas gramaticales consultamos las siguientes obras lingüísticas editadas por la Real Academia Española: Nueva gramática de la lengua española, Ortografía de la lengua española, Diccionario panhispánico de dudas, Ortografía escolar de la lengua española, El buen uso del español, Diccionario del estudiante (Secundaria y bachillerato) y el Diccionario de americanismos, entre otras. También hemos consultado obras lexicográficas editadas por académicos dominicanos: Diccionario de dominicanismos, de Carlos Esteban Deive; Diccionario de dominicanismos y americanismos, de Max Uribe; y el Diccionario del español dominicano, de María José Rincón González y Bruno Rosario Candelier.
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*Esta serie de “Notículas gramaticales” son difundidas por el bibliógrafo Miguel Collado, Consultor Bibliográfico y académico correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua, a través del periódico digital dominicano Olympus Digital y de diversos espacios virtuales en la plataforma de Facebook. Esta serie cuenta con el aval de la Academia Dominicana de la Lengua.
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