Temas idiomáticos
Por María José Rincón
21/12/2021
CIENCIAS Y PALABRAS
La ciencia y las palabras han conseguido que la vida triunfe como solo ella sabe hacerlo.
Va quedando atrás un año cargado de estupor y desconcierto, de dolor y de esperanza; un año en el que hemos aprendido, o, al menos, lo hemos intentado, a prescindir de lo que creíamos imprescindible, a necesitar aquello que habíamos considerado innecesario, a valorar lo que ya sabíamos que era invaluable. Va quedando atrás un año que nos ha demostrado que, visto lo visto en tantas partes de este mundo nuestro, algo falla en nuestra forma de enseñar y de aprender y, especialmente, en nuestra elección de lo que debe ser enseñado y aprendido.
Va quedando atrás un año en el que la ciencia y los científicos se han dejado la piel, como tantas veces en la historia, para salvarnos la vida y han acabado descubriendo que muchos no han aprendido a confiar en la ciencia. Va acabando un año en el que las palabras han demostrado que son más necesarias que nunca, necesarias para investigar, para divulgar, para transmitir, para hacer comprender, para explicar, para ayudar a razonar, para debatir, para convencer, para sobrevivir. Palabras como pequeñas y salvadoras Ariadnas, que, como sabiamente nos escribió Ida Vitale, nos sirven de hilo para escapar del laberinto. De un laberinto que este año nos ha desorientado con enfermedad, soledad, distancia y desasosiego, pero del que, gracias al conocimiento, el sacrificio y el trabajo de tantos y tantos, acertamos a atisbar la salida con prudencia y sentido común.
Este año que se ha llevado al lector más fiel de esta Eñe, la ciencia y las palabras han conseguido que la vida triunfe como solo ella sabe hacerlo, que renazca llevando siempre en la memoria a los que la hicieron posible.
28/12/2021
DEFENDER LA TRINCHERA
Les propongo una sencilla receta para construir un pequeño remanso de sosiego.
Nos esperan días de ajetreo, de algarabía y de reencuentros. Si somos afortunados, disfrutaremos de un poco de tiempo libre. Pero, si no, les aseguro que podemos arañárselo a tantas cosas inútiles. Les propongo una sencilla receta para construir un pequeño remanso de sosiego en medio del atropello y del correcorre. Hagan a un lado los charamicos, bajen la intensidad de las luces del arbolito y, solo si pueden, templen el volumen de la música y del ruido de fondo. Aléjense del teléfono; no duden ni por un instante que, si algo urgente se presentara, van a ser los primeros en enterarse, aunque hayan silenciado los mensajes. Busquen un rinconcito bien iluminado y defiéndanlo a capa y espada. Arrastren hasta ese rincón un asiento. Si puede ser cómodo, miel sobre hojuelas. Una hamaca o una mecedora pueden ser ideales para los que no se marean. Tampoco se pasen de comodidad, porque los asaltará el sueño. Dependiendo de la hora del día o de la noche, tengan a mano un café humeante, un aromático té o una copa de fragante vino; incluso una espumosa cervecita bien fría o un vaso de agua helada servirían. Resuelvan lo de los mosquitos. Un buen abanico, si hay luz, ayuda; si no, abran la ventana y que corra el aire. No olviden los lentes, si ya les van haciendo falta. Por un instante dejen su mente en blanco y respiren. Abran un libro. ¿Cuál? Aquí es donde empieza el territorio inexplorado, la libertad de elección, la magia de la lectura. Cuando lo hayan conseguido, defiéndanlo como una trinchera, como nos enseñó el gran Benedetti a hacer con la alegría. No puedo desearles nada mejor para el año que se acerca.
4/01/2022
DELANTE DEL PAPEL
Tal vez sea esta la única carta que seguimos escribiendo. Su condición de ejemplar único y en riesgo de extinción la ha colmado de magia y de misterio.
Delante del papel, lapicero en mano, nos disponemos a escribirles una carta a los Reyes Magos. Tal vez sea esta la única carta que seguimos escribiendo. Su condición de ejemplar único y en riesgo de extinción la ha colmado de magia y de misterio. Tomamos el lápiz, inspiramos, y nos disponemos a dibujar sobre el papel unos trazos que llevan prendidos nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras esperanzas y, ¿cómo no?, muchos de nuestros miedos. Escribía el gran Antonio de Nebrija, hace más de quinientos años, que «Entre todas las cosas que por experiencia los hombres hallaron para pulir y adornar la vida humana, ninguna otra fue tan necesaria ni que mayores provechos nos acarrease que la invención de las letras».
Escribir a mano marca un ritmo distinto al pensamiento, lo reposa, lo remansa y, a veces, parece que lo alumbra (caben aquí algunas de las acepciones del verbo alumbrar). La falta de práctica –¿quién nos lo iba a decir?– hace que los dedos se tensen, que la tinta no corra, que emborronemos el papel. ¡Cuidado! Lo que escribimos nos lleva a nosotros a la zaga, y no está bien que vayamos emborronados por la vida. Despacito y buena letra, nos decían; buena letra, buena ortografía, buena redacción. Y por si no tuviéramos bastante, hay que tener claro qué es lo que les vamos a pedir a sus majestades de Oriente. Pidan libros, libros cargados de palabras; pidan ensayos sesudos o ligeros para poner los pies en la tierra; pidan novelas clásicas, transguesoras, románticas y empalagosas, terroríficas por la invención o por la realidad; antiguas o modernas; pidan poemas alados, narrativos, incendiarios o íntimos, o todo a la vez, como pueden serlo los poemas. Yo pido libros para mí y para los que quiero, y los que me quieren piden libros para mí. Pidan libros: demuestren que quieren.
11/01/2022
CUESTIÓN DE FORMATO
Del papel al formato digital
Si los Reyes Magos o la Vieja Belén les han puesto libros considérense afortunados. No solo tienen materia para los sueños y las realidades de los próximos meses, sino que pueden presumir de hay gente que los quiere bien y que tiene un buen concepto de ustedes. En mi casa podemos considerarnos afortunados. Las árganas reales llegaron cargadas de lectura, en papel y en formato digital.
En las casas en las que se lee mucho suele hablarse mucho sobre libros. Así sucede en la mía. Hablamos de lo que nos hemos leído, de lo que nos vamos a leer; nos recomendamos lecturas y autores que hemos descubierto como tesoros insospechados. También discutimos sobre lo que nos gusta y lo que nos disgusta. La sobremesa del Día de los Reyes mi hijo, de casi treinta 30, y mi sobrina, de 11, sostuvieron una interesante charla sobre las bondades, o la ausencia de ellas, de un libro dependiendo de su formato. Curiosamente la pipiola de 11 abogaba por el formato tradicional y el ya no tan pipiolo defendía el formato digital. Para ella el tacto y el olor del papel, el tamaño y la forma del libro formaban parte de la lectura. Para él, la lectura era una conexión personal entre autor y lector.
La lectura de él es interior, intelectual y sentimental. La lectura de ella se carga, además, de sensorialidad; olfato, tacto y vista se suman a la experiencia de leer. Ambas lecturas son posibles y válidas. Pueden, además, ser complementarias. Cada formato es compatible con un momento, una necesidad, una obra o una finalidad. No nos dejemos marear con los formatos. Lo importante de leer es desentrañar lo escrito, hacerlo nuestro, gozarlo o sufrirlo. La lectura, como la vida, no siempre es cuestión de formato.
18/02/2022
MÁS QUE UN SÍMBOLO
La palabra mangú es más que un símbolo para los dominicanos
En febrero del año pasado una campaña publicitaria de los supermercados Jumbo nos sorprendió preguntando «¿Sabías que la palabra mangú no aparece en el diccionario?». Curiosamente a lo largo del año 2021 el sustantivo mangú fue la palabra más consultada por los dominicanos entre las que no estaban registradas en este diccionario, solo superada por teteo. Esta iniciativa publicitaria puso en marcha una acción conjunta de CCN y Jumbo, el Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía y la Academia Dominicana de la Lengua para proponer la inclusión de mangú en el Diccionario de la lengua española.
En diciembre de 2021 vimos aparecer mangú entre las entradas incorporadas al Diccionario de la lengua española en su actualización anual. Y los dominicanos hemos seguido buscándola en el diccionario; de hecho, es la palabra más buscada por los dominicanos en el último mes. Casi tanto como otras, hermosísimas y relacionadas con la época navideña, que desplazaron a teteo, como soñar, cabalgata, infancia o prosperidad.
Una palabra más o menos se pierde en el mar desbordante de palabras que es un diccionario del español. Sin embargo, cuando la palabra habla de nosotros, de quiénes somos, de nuestro pasado y de nuestro presente, se convierte en un símbolo del aprecio por nuestras expresiones, por lo que aportamos de distintivo, pero también por lo que compartimos con tantos que hablan nuestra misma lengua. Esa es la trascendencia real de que mangú esté en el DLE. Esta iniciativa nos ha mostrado que el compromiso social de las empresas puede ser un buen aliado para promocionar el buen uso del español, para animar a valorar nuestra lengua, para promover la lectura. No dejemos que se quede solo en un símbolo.
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