Encuentro de academias hispanoamericanas con la Academia Brasileña de Letras

La Academia Brasilera de Letras organizó un encuentro virtual con varios directores de Academias Hispanoamericanas de la Lengua.

Don Marco Lucchesi, presidente de la Academia Brasileña de Letras, entidad anfitriona, dio la bienvenida a los presidentes y representantes de las academias convocadas para este encuentro mediante la plataforma telemática: “Bienvenidos todos a este encuentro que para nosotros es muy importante. En Brasil y también para las mesas que acabaron de terminar, hubo muchas palabras de acercamiento, de construcción, si me lo permiten, para una cultura de la paz. Yo estoy muy contento por el diálogo que estamos empezando y con ideas de bien. Por supuesto que el encuentro va a ser un fórum muy importante. Yo quiero saludar con mucha efusividad a los presidentes que se encuentran presentes: don Francisco Arellano, de la Academia de Nicaragua; don Arístides Royo Sánchez, de la Academia de Panamá; a un amigo querido de la República Dominicana, porque estamos trabajando ya hace un rato, presidente don Bruno Rosario Candelier; el presidente de la Academia de Venezuela, don Horacio Biord Castillo. A todos bienvenidos y gracias”.

El primero en exponer fue don Francisco Arellano, de la Academia Nicaragüense de la Lengua: “Buenas tardes, amigos académicos, Francisco Arellano desde Nicaragua los saluda en nombre de nuestros académicos”.

“Rápidamente yo voy a exponer lo que ha sido un poco de historia de nuestra academia –dijo–, de nuestro quehacer y lo que proponemos al final de mi ponencia”. Explicó que la Academia Nicaragüense de la Lengua tiene su principal referente en la Real Academia Española, fundada 1713. Dijo que las tres primeras obras de la Casa Fundadora fueron el Diccionario de la lengua española, hecho en seis tomos: el primero apareció en 1726. Esos seis tomos actualmente se conocen como el Diccionario de autoridades. Luego siguió la Ortografía en 1741, y la tercera obra fue la Gramática de la lengua castellana en 1771. Señaló que “estas obras han sido muy importantes porque a través de las diferentes ediciones a lo largo de tres siglos se ha dado a conocer la norma de la lengua española”. Dijo que con la independencia de los países latinoamericanos, España trató de mantener su principal legado: la lengua española en las naciones que habían sido las antiguas colonias del Imperio español y empezó gradualmente a fundar academias de la lengua española en los países que habían mantenido el castellano como lengua oficial, y así se han fundado  veintidós academias, siendo la primera en ser fundada la de Colombia en 1871, segunda la de Ecuador 1874, tercera la de México 1875, cuarta la de El Salvador 1876. La de Nicaragua es la decimoséptima, fundada en 1928 y la última vigesimotercera es la Academia de Guinea Ecuatorial, en África, aprobada en 2015, en México. Dijo que “por iniciativa del presidente de México, don Miguel Alemán, el 23 de abril de 1951, aniversario de la muerte de Cervantes, todas las academias se reunieron en México con el propósito de constituir la Asociación de Academias de la Lengua Española –ASALE.

Expuso que “en 1960 los gobiernos de habla española, que tienen academias de la lengua española, firman, a través de sus embajadores en Colombia, el Convenio Multilateral con la Asociación. Dicho convenio será ratificado en cada país y enviado al Ministerio de Relaciones Exteriores de España quien nos inscribe en la Secretaría de Educación de la Naciones Unidas”. Explicó que “a través de este Convenio Multilateral los gobiernos latinoamericanos de España y Filipinas se comprometen a conceder una sede digna a sus correspondientes academias y a aplicar un presupuesto adecuado para el su funcionamiento”. Destacó que “a partir de las publicaciones de la Ortografía y el Diccionario de la lengua española, las relaciones de las academias son más estrechas entre sí y con su Casa Fundadora”. Más adelante “se crean comisiones interacadémicas para la elaboración de los trabajos relacionados con la lengua española: se crearon las comisiones para la elaboración del Diccionario panhispánico de dudas, en 2005; La nueva gramática de la lengua española, en 2009; El diccionario de americanismos, 2010; La ortografía de la lengua española, 2010” y otras publicaciones como son “las obras conmemorativas que se han venido editando de los escritores más relevantes de la lengua española”.

Dentro de las funciones de la academia dijo que “tiene como fin trabajar por la defensa, unidad, integridad y enriquecimiento del idioma y velar para que el natural crecimiento de esta siga por los propios cauces de su desarrollo, especialmente atenderá la evolución del español estándar y del español diferencial”.  Explicó que la ANL “trabaja activamente por el español estándar que lo hablan 650 millones de personas en el mundo, incluyendo Estados Unidos, donde existe una Academia de la Lengua Española porque en este país viven cerca de 50 millones de hispanohablantes”. Añadió que en Nicaragua se trabaja “también por la lengua diferencial, aspectos que enriquecen el idioma con sus particularidades morfológicas, fonéticas y lexicográficas”. Dijo que “existe ya como fruto de nuestro trabajo el Diccionario del español de NicaraguaAtlas lingüístico de Nicaragua, a nivel fonético y muchas otras publicaciones en este campo, como la revista Lengua, que es el órgano oficial de nuestra academia”.

Participación de la Academia Panameña de la Lengua  

En representación de don Arístides Royo Sánchez, director de la Academia Panameña de la Lengua, la señora Margarita Vásquez expresó que “la Academia Panameña de la Lengua estrecha en un abrazo a la Academia Brasilera de Letras y a las academias de la lengua española aquí presentes, Nicaragua, República Dominicana y Venezuela y a todos los presentes”.  Y añadió: “Diseñar un futuro compartido desde la cultura tiene que pasar por el conocimiento del ser humano múltiple en su voz y también en nuestras sociedades, y para ello sirve la Literatura y sirve la Lingüística, particularmente la Lexicografía cuyo desarrollo ha sido adelantado en nuestros países, pero que aún no termina”, dijo. Expresó que “las dos áreas buscan espacios juntas, pero la literatura, particularmente, ha estado esperando, siempre esperando de nosotros”.  “Aprovechamos esta coyuntura –dijo– para pedirles que hagamos que nuestros textos literarios se conozcan, que se difundan entre nuestras áreas y nuestros países los textos de todos los tiempos, y que hagamos comparaciones: literatura comparada a partir de los textos ensayísticos, narrativos, poéticos, en la dramaturgia, y comparar entre nosotros con la cinematografía, las Bellas Artes, la arquitectura. Todo ello nos va a llevar a una historia común, a una naturaleza compleja, a una naturaleza heterogénea y hagamos nuestros discernimientos individuales y sociales desde la reflexión.  Tenemos que afirmar las culturas latinoamericanas como centros de pensamiento en busca de la paz, la tolerancia, el diálogo y el intercambio”, expresó y añadió: “Nada mejor para afirmar nuestras culturas que conocernos, revivir lo que sabemos de cada uno de nosotros, lo que sentimos con respecto a las viejas y las nuevas realidades, al pasado y al futuro, lo que pensamos con respecto a nuestras igualdades y también a nuestras diferencias”. “Trabajemos en esto –señaló–, pero no podemos olvidar para quienes trabajamos: para  los latinoamericanos de todas las latitudes; latinoamericanos lectores, que sepan apreciar el arte, la cultura internacional y reconocerse ellos mismos en nuestros pueblos, en nuestras comidas, en nuestra naturaleza. Y tenemos a la par que enseñar a leer la literatura, tenemos que conocerla entre nosotros, pero tenemos que enseñar a leerla”.

“Anoche estuve con los peruanos y Ricardo Palma –dijo–. ¿Cuántos muchachos de nuestras escuelas han leído las tradiciones? Creo, pues, que la literatura latinoamericana tenemos que conocerla, difundirla y conseguir que el trabajo que se haga, llegue a los maestros, a los medios de comunicación, a las redes sociales. De este modo conseguiremos lo que queremos, reuniéndonos, cohesionándonos, huyéndole a la fragmentación y preparando a los individuos para que intervengan en todo tal como hacen ahora –ahora intervienen en todo–, pero con conocimiento de causa”.

Terminada cada intervención de los directores de las academias, el anfitrión, don Marco Lucchesi, expresaba sus ponderaciones e interpretaciones de las mismas, al tiempo que le añadía fruición poética a la tarde de los académicos. “Le agradezco, señora Margarita, su sonrisa, pues estuvo a la altura de su inteligencia difusiva y generosa”, expresó.

Intervención de don Bruno Rosario Candelier, de la Academia Dominicana:  

   “Saludo a don Marco Lucchesi y, naturalmente, agradezco y felicito a la Academia Brasileña de Letras por esta convocatoria con académicos de Hispanoamérica porque, sin duda alguna, el propósito que ustedes persiguen va a redundar en beneficio de nuestra cultura, a favor de nuestra lengua, a favor del pensamiento y de la sensibilidad. Eso quiere decir que, lo que podamos plantear aquí, tiene muchos propósitos entre los cuales figuran la valoración de las academias y de nuestra cultura”, dijo don Bruno Rosario Candelier.

“La lengua es la gran ventana para la cultura”

“Ustedes han titulado este encuentro centrado fundamentalmente en lo que deben hacer las academias de la lengua”, dijo. “Desde que se fundaron las academias en el mundo hispánico, tienen una misión específica con relación a la defensa del idioma: la lengua es una ventana, la gran ventana para la cultura porque no solo hablamos, sino que escribimos y creamos mediante la palabra. Y a través de la creación literaria, que es la expresión estética del lenguaje y es la más alta manifestación de la creatividad desde la palabra, los pueblos tienen la ocasión de contar con el aporte de sus intelectuales y escritores, que se convierten en voceros de su pueblo en tanto canalizan las manifestaciones socioculturales, en tanto canalizan sus intuiciones y vivencias, en tanto dan testimonio de lo que realmente vale en determinado momento”.

Expresó que “en estas circunstancias, nosotros estamos viviendo un momento histórico terrible por una pandemia viral que está afectando a la humanidad, no solo con la muerte, sino con el cese del estilo de vida en el que todos hemos tenido que variar”. Dijo que “esta pandemia ha enaltecido la comunicación telemática en función de la realidad que nos ha tocado vivir porque no solamente hay conferencias virtuales, sino que hay también la docencia es virtual, así como varias operaciones profesionales”: “Las instituciones culturales y las academias tenemos también que usar estas redes sociales y esta plataforma de la tecnología virtual, de la tecnología moderna, para ponernos en comunicación con nuestro público, con nuestros compañeros en cada una de las instituciones lingüísticas y culturales, con la misma realidad social, y la función que debemos realizar, que se debe seguir manteniendo”.  Puntualizó que esas funciones que realizan las academias en el mundo, debemos seguir proyectando ese trabajo con los medios virtuales, esa es una dimensión que antes no se contemplaba, porque en nuestras academias realizábamos actividades con la participación presencial del público y ahora no podemos. Y entonces, necesariamente, tenemos que organizar actividades con participación virtual y eso, de alguna manera, modifica el procedimiento, la metodología que seguíamos anteriormente y la que debemos seguir ahora”. “Esto que usted acaba de convocar, señor Marco, esta convocatoria electrónica de las academias, sin duda, es un gran ejemplo y una gran iniciativa de su parte y yo no dudo de que irá en beneficio de nuestra cultura y que nosotros, los académicos, debemos aprovechar esta coyuntura y continuar nuestro trabajo”, puntualizó.

“Hasta ahora hemos estado publicando libros en ediciones impresas y ahora tendremos que acudir a la publicación de libros electrónicos. Hasta ahora habíamos organizado coloquios, tertulias, conferencias, talleres y charlas con presencia física de las personas. Debemos seguir haciendo esas mismas actividades mediante los recursos electrónicos, y a mí me parece, personalmente, desde la labor que realizo y que promuevo a través de la academia, con el apoyo de mis colegas, que hemos de enfatizar la dimensión estética y espiritual de la palabra a través de la creación literaria”.  

“La dimensión mística de la palabra”

Don Bruno Rosario Candelier expresó que “la creación literaria tiene en la literatura española una tradición mística hermosísima, que obtuvo su nivel de excelencia en la obra poética de san Juan de la Cruz y en Santa Teresa de Jesús. Entonces la dimensión mística de la palabra es una proyección que, desde la existencia de los antiguos pensadores presocráticos en la antigua Grecia, tuvo una gran acogida y una gran participación en función del Logos, concepto que concibió Heráclito de Éfeso cuando intuyó que los seres humanos contamos con una singular dotación espiritual que se manifiesta en la palabra, a través de la cual se canaliza nuestra capacidad de pensar, intuir, hablar y crear”.

Consignó que “en función de estas atribuciones todos los seres humanos contamos con el poder de la creatividad, que es algo importantísimo que nos enaltece a los seres humanos como creaturas divinas, porque somos una emanación de la Divinidad y estamos llamados a enaltecer la función de la conciencia, a potenciar la función del intelecto a la luz de los altos ideales del espíritu para que seamos mejores seres humanos, que podamos cumplir con la misión que cada persona, desde su propia circunstancia y condición, puede realizar en beneficio de los demás. Y esa es una función que también está al alcance de las academias de la lengua para hacer de nuestro mundo un espacio que sea grato, agradable, edificante, provechoso y luminoso”.

Don Marco Lucchesi, con emoción y gozo expresó:

—Muchísimas gracias, don Bruno, casi cierro los ojos y le digo:

 

“En una noche oscura 

con ansias y amores inflamados 

oh dichosa ventura 

salí sin ser notada 

estando ya mi casa sosegada 

a oscuras y en celada …”.

   Luego de recitar estos versos de san Juan de la Cruz, Marco Lucchesi cedió la palabra al presidente de la Academia Venezolana de la Lengua, don Horacio Biord Castillo, cuya ponencia fue proyectada, en su propia voz, pues no pudo estar con su presencia física-virtual en este diálogo de las academias.

“Potenciando la tradición: nuevo tiempo para las Academias de la Lengua y las Letras”.

Don Horacio Biord Castillo inició su discurso agradeciendo “la invitación para participar en el Encuentro Iberoamericano de Academias de la Lengua y de Letras”. Expresó que “la actual circunstancia que vive el mundo a raíz de la pandemia por el COVID-19, nos ha permitido contemplar con más claridad lo que pudiéramos llamar ‘un nuevo tiempo’ y quizá también ‘un nuevo orden de cosas’, que coincide con el siglo XXI, pero no es necesariamente una situación derivada del siglo en sí mismo, sino de una serie de cambios que se han acumulado y sucedido en la últimas décadas y que ahora, quizá con esta crisis que hemos vivido en todos los países del mundo, lo vemos con más claridad: un nuevo tiempo, es decir, un contexto para repensar las academias de las lenguas y de las letras, para que tengan una mejor actuación en el siglo XXI”. Agregó que “las academias, como bien sabemos, son instituciones que provienen del siglo XVIII. El caso de Iberoamérica, la mayor parte de las academias fueron fundadas en la segunda mitad del siglo XIX y en los primeros decenios del siglo XX; sin embargo, su formato, sus estructuras, sus protocolos, la visión y la misión que ellas mismas se han asignado, se acercan más a las perspectivas decimonónicas, por ello, parecería un imperativo introducir cambios, actualizar las academias, renovarlas”.

Don Horacio Biord enfatizó que “es importante entender que el mundo contemporáneo es un mundo sometido a grandes fuerzas y cambios, que no necesariamente los podemos percibir en la vida diaria; son cambios a veces sutiles, pero que su sumatoria nos acercan a un cambio radical en los modos de vida de las sociedades del hemisferio occidental”. “Entender esa perspectiva amplia y profunda de cambios es la base para pensar en la necesidad impostergable de adaptar las instituciones a los nuevos requerimientos, a los nuevos tiempos, a las nuevas circunstancias”.  “El mundo actual, como bien sabemos –dijo–, está sometido a un par de tensiones o posiciones que lo caracterizan en la perspectiva geopolítica como son: la tensión entre el Norte y el Sur, y la tensión entre el proceso de globalización que tiende hacia una homogeneización del mundo y su contrario opuesto estructural el proceso de la particularización que hace énfasis en lo local y en lo particular”. Expuso que “dentro de esta perspectiva” hay que “subrayar una exclusión que se ha dado en una forma de doble articulación: primero desde una perspectiva intracivilizatoria y una segunda articulación desde una perspectiva extracivilizatoria, es decir, sociedades dentro de un mismo proceso civilizatorio que han sido excluidas”.

Explicó que “en el caso de Iberoamérica, el mundo hispanohablante y lusohablante con frecuencia ha sido víctima de procesos de exclusión, de discriminación y de negación, pero dentro de los países hispanos y lusohablantes ocurre esa otra articulación más de tipo extracivilizatorio en el que grupos minoritarios subalternos también han sido excluidos y discriminados: en el caso de Iberoamérica tenemos los pueblos indígenas, en el caso de la Península Ibérica, aunque no con una perspectiva extracivilizatoria, sus culturas y lenguas regionales”.

Biord Castillo expresó que uno de los «puntos importantes para actualizar en la academia es enfatizar, como un papel importante de las academias, resguardar y fortalecer la tradición, no como algo obsolescente, sino como el manantial de donde brota el sentido que permite enhebrar los recursos culturales y la identidad de una sociedad”. Dijo que “esto nos permitirá adecuar las academias a los nuevos tiempos y circunstancias haciéndolas más flexible y permitiéndoles que puedan proseguir sus tareas en un mundo distinto al que las vio nacer y desarrollarse”. Explicó que “como parte de esa adecuación a los nuevos tiempos, las academias probablemente tendrán que recurrir a una especie de “multiangulación (me disculpan el neologismo): con este término quiero designar la ‘ampliación de los roles de las academias y su relación con los contextos sociales y los grupos humanos a los que se deben y con los que tienen responsabilidades académicas, en el mayor sentido, intelectuales, éticas e incluso, en un sentido no partidista por supuesto, políticas’».

“Particularmente, le veo una gran relevancia al apoyo que las academias, no solamente hispanoamericanas, sino iberoamericanas, puedan darse entre sí: hispanohablantes y lusohablantes tenemos mucho en común, historia, cultura y lenguas que, en definitiva, no son tan distintas y permiten diversos grados de comunicación”.

Finalmente expresó: “Creo que ese diálogo nos convoca, así como la pertinencia social, la responsabilidad con las sociedades en las que las academias están insertas”: “Y quiero insistir en las minorías, en los grupos amenazados, en aquellos hablantes de lenguas en peligro de extinción, sujetos subalternos que pueden encontrar en las academias aliados para lograr consolidar sociedades más justas e inclusivas, utilizando las lenguas y la literatura, la tradición, el pensamiento, como los valores fundamentales y los hilos irrompibles que pueda unir a todos esos segmentos sociales”.

Don Marco Lucchesi, anfitrión del dicho encuentro y presidente de la Academia Brasilera de Letras, agradeció de una manera emotiva la participación de cada uno de los presidentes representantes de las academias latinoamericana convocadas para esa tarde: “Como ha dicho don Horacio, como hermanos nos reconocemos. Yo quisiera agradecer muchísimo la gran satisfacción, al presidente don Francisco José, a la señora Margarita, a don Bruno y también a don Horacio Biord por sus intervenciones tan bellas y las ponencias tan interesantes y nuestra biodiversidad.  Naturalmente, el anhelo es de profundizar nuestras raíces, estamos solamente empezando. Nosotros no tendremos las manos llenas, pero el corazón sí está lleno en un momento tan difícil, como lo que estamos viviendo, pero la dimensión de la esperanza está muy clara, está digna, muy tersa. Y yo me acuerdo de nuestros académicos, como Oneida Biñó, como Antonio Torres, como Ana María Machado… Los poetas también trabajan en silencio muchas veces. Quiero también agradecer a Daniela y a Rafael porque todo es una dialéctica importante. Hay una misión práctica y al mismo tiempo delicada en hacer los diálogos, los primeros pasos y los últimos también, y están trabajando desde las tres de la mañana con angustias y preocupaciones para que todo quede bien. Ante mis ojos todo ha quedado bien porque queda la humanidad y queda el diálogo que estamos realizando.

Es solamente un momento de empezar, como ha dicho don Bruno, estamos solamente empezando unos primeros pasos, y nuestra preocupación mayor ahora será desarrollar y profundizar; pero siempre con la sonrisa de doña Margarita y los ojos de todos mis queridos hermanos. Y yo puedo hablar así porque creo que tenemos el derecho de llamarnos como hermanos. Les agradezco muchísimo a todos. Les deseo mucha suerte”

(Reseña de Miguelina Medina)

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