Teopoética en la lírica de Juan Miguel Domínguez Prieto: Del diarismo a la antología de un poeta místico

Por Luis Quezada

“La poesía es el silencio de quien espera contemplar el Rostro”,

Juan Miguel Domínguez Prieto, Diario, 19-10-2003.

 

INTRODUCCIÓN

Para conocer un poeta místico, no basta tener una antología de su producción poética o incluso, sus obras completas. Hace falta acercarse a la vida del poeta, pues la poesía mística nace de una profunda experiencia interior y sin conocer esta dimensión vivencial, no es posible acertar en los juicios acerca de su estética lírica.

El Dr. Bruno Rosario Candelier, con esa intuición que le caracteriza, cuando me propuso trabajar la teopoética de Juan Miguel Domínguez Prieto, puso en mis manos su DIARISMO, o más precisamente, un segmento de sus DIARIOS desde 1990 hasta el 2005, es decir, 15 años de sus anotaciones diarias.

Generalmente, los seres humanos de profunda vida interior, acostumbran ir escribiendo un diario de todo aquello que va brotando de su interior, como manantial que siempre emerge desde sus raíces más profundas, para así poder beber en su propio pozo de aquella sabiduría que va fluyendo día a día. Tal es el caso del famoso “Diario del alma” del Papa Juan XXIII, que en mi juventud pude ir saboreando y me ayudó a abrir vetas insospechadas en mi interioridad.

Juan Miguel Domínguez Prieto también incursiona en esta práctica del diarismo espiritual, matizado con una gran calidad poética que sublimiza aún más sus auscultamientos interiores.

Me limitaré en este trabajo a los diarios de Domínguez Prieto desde 1990 a 2005, y en sus escritos trataré de develar la teopoética que expresan, tanto a través de sus intuiciones y vivencias espirituales, como de su sublime estética lírica, que de entrada puedo definir como de auténtica poesía mística.

También utilizaré en este trabajo dos antologías: la Antología mayor del Movimiento Interiorista, cuyo antólogo, Fausto Leonardo Henríquez, recoge 10 hermosos poemas seleccionados de toda la producción lírica de Domínguez Prieto; y la Antología titulada “Poetas Interioristas españoles”, también del Padre Fausto A. Leonardo Henríquez, que recoge otros 10 poemas de nuestro autor en cuestión.

Aclaro, de entrada, que dedicaré en mi exposición más tiempo a su diarismo, es decir, a su experiencia mística, para poder desentrañar el verdadero sentido y alcance de su teopoética. Un trabajo posterior analizará en detalles el conjunto de su producción poética, que confieso de entrada, me ha cautivado sobremanera.

  1. Conociendo el místico a través de su diarismo.

Lo primero que me llama la atención es que su diarismo es de ráfagas, de centellazos espirituales. Son cápsulas condensadas de aquello que le hizo entrar mar adentro. A veces, en un día, solamente registra una palabra: “Lucernario” (19-5-1994).

Lo segundo que observo en su diarismo es que es más prosa poética que poesía tal cual. Una muestra:

Martes 19 de febrero 1991:

Caminando lentamente hacia San Vicente de Elviña, me quedo viendo los matices del atardecer en el camino y acogiendo, del campo llovido, los perfumes frescos.

En tercer lugar, cada día lo expresa como “flash” de vivencias que le conectan con su interioridad. Veamos un ejemplo concreto:

Sábado 17 de marzo de 1990

Me gusta pensar que mamá está en la playa, en esta misma donde deseaba hace tres veranos, solo, su presencia. Estar con la madre frente al mar es vivir de lo poco que nos pasa, quedar prendido en una Inmensidad sobre inmensidad.

El diarismo de Domínguez Prieto en los 15 años que tengo a mi disposición está organizado por grandes bloques. El primero lo llama SIEMBRAN LA ESCUCHA.

Una de las tareas más laboriosas del místico es precisamente sembrar en su interior la escucha.

Dice Domínguez Prieto:

“Amanece con pájaros que siembran la escucha” (1-1-1990).

Nuestro autor enfatiza algo que es propio del místico: buscar el silencio.

Dice: “Buscando el silencio”. (17-1-1990).

Otro reto del místico es purificar las entradas a su recorrido interior. Domínguez Prieto lo expresa así: “Asear la mente y el corazón” (20-7-1990).

El poeta místico cae en la cuenta que la poesía que brota de su experiencia viene marcada por la cotidianidad y la oscuridad.

Domínguez Prieto dice: “La poesía es como la fe: diaria, a veces oscura”, citando a Francisco Garfias. (21-6-1990).

Más adelante, nuestro autor expresa en su diario lo que es la meta del poeta místico. Dice: “Buscando el Rostro” (9-1-1991).

También expresa: “Despierto en la madrugada y escribo unos versos sobre el Rostro” (12-1-1991).

El místico no es una persona amargada sino llena de dulzura, pues está orillándose a lo hermoso del Rostro que descubre:

“Con M.O., persona que con dulzura va interiorizando lo hermoso” (14-1-1991).

El místico va experimentando poco a poco una sanación de sus heridas, de sus cicatrices y ramalazos psicológicos, que todos llevamos desde la más tierna infancia.

Dice: “Ayer me dormí con la gustosa oración de Thomas Merton, de 1947, Tú sanarás mi alma cuando te plazca” (4-2-1991).

Uno de los elementos fundamentales del camino místico es el SILENCIO. En su diario, Domínguez Prieto se refiere a él de múltiples formas: “silencio creativo” (3-3-1991), “claridad del silencio” (9-3-1991), “el transfigurante silencio” (10-3-1991), “descanso, escuchando el silencio” (9-11-1991). ¡Que nos hable el silencio! Es una consigna de todos los contemplativos.

El místico se va haciendo consciente de que va poco a poco sumergiéndose en un inmenso “mar místico” (3-8-1991), que lo va a poner “ante el misterio” (22-8-1991).

El otro tema fundamental de la experiencia mística que Domínguez Prieto recoge en su diarismo es la SOLEDAD.

El místico confirma que en la mayor soledad encuentra la total compañía. Dice nuestro autor: “No estoy solo; me acompaña, en vela, la pura eternidad de cuanto amo” (3-10-1991).

El místico siempre se percibe a sí mismo como una persona DEUDORA. Dice Domínguez Prieto: “comprender lo deudor que soy de tu Ternura” (14-12-1991).

En el segundo bloque de su diarismo, titulado LA SUERTE DE SION, ve su vida como un campo abierto en permanente florecimiento.

El contemplativo siente su interior como un “campo abierto”, donde “el pecho de Dios va gestando la ternura” (11-2-1997). Es una constante a través de los siglos, que todos los místicos lo que perciben y experimentan de Dios es la ternura (hesed, en hebreo).

Por eso, su vida vive en un permanente estado de florecimiento, como deja entrever Domínguez Prieto: Aunque por fuera sea verano, otoño o invierno, por dentro estoy en primavera (4-10-1997).

El tercer bloque de su diarismo, MARGEN, subraya la condición de vidente que comienza a experimentar el místico.

Dice Domínguez Prieto: “en el poeta, es la vista la sede de la audición (si algo hay que llegar a oir, es a ver a Dios cara a cara) (16-12-2001).

El autor vuelve a insistir en el tema recurrente de la SOLEDAD. Afirma: “Inmensamente solo e inmensamente acompañado. Me parece que el hombre no es sociable primeramente por la presencia del otro, sino, esencialmente, porque convive, por providencia, con lo que recupera de si” (23-12-2001).

Juan Miguel Domínguez Prieto acuña una serie de palabras nuevas que puedan expresar su deslumbrante camino interior. Por ejemplo, él crea la palabra EXTIMIDAD, a la cual le da varios significados concurrentes: expresar la intimidad; éxtasis de la intimidad; interioridad visible…

El místico, en su camino interior, descubre la SIMPLICIDAD de la existencia: Todo se reduce al AMOR. La simplicidad brota desde la interioridad. Por la exterioridad vemos la complejidad de la existencia; por la interioridad vemos la simplicidad de la existencia.

Dice: ¿Qué ves delante? Amor.

Incluso su expresión poética la define como un escrito de amor. Afirma: “la creación poética sigue siendo una manera pura de amar” (11-11-2002).

La interioridad supera la espacialidad y la temporalidad. Domínguez Prieto escribe:

“Me desvelo cerca de las cuatro de la mañana y escribo:

Dios está arriba y nosotros, abajo

Dios está abajo y nosotros, abajo

Nosotros estamos abajo y Dios, dentro”. (25-3-2002)

El tema de “oir la soledad” lleva a los místicos a la mayor solidaridad.

El místico también experimenta la NANIDAD, tanto de él, como de Dios.

Escribe: “Dios que lo es Todo, se anonada” (2-4-2002).

Domínguez Prieto señala en su diarismo que “los griegos eran grandes escuchadores; por eso crearon mitos” (18-4-2002).

La contemplación se hace omnipresente al místico.

Dice Domínguez Prieto: “Unos minutos, ha estado Dios contemplando a un hombre que contemplaba un pájaro en su contemplación” (29-5-2002).

Otro tema que nuestro autor resalta en su diarismo es la ALTERIDAD, un tema muy querido del filósofo judío Levinás. Domínguez Prieto le expresa así: “Para amar, es preciso entrar en la marginalidad del otro, donde el otro no me sirve para nada, adonde el Espíritu clama desde el barro por las flores del nuevo mundo” (14-6-2002).

Una gran intuición de Domínguez Prieto consiste en decir que en la interioridad es donde uno construye el poema esencial, porque se sumerge en la NADA y el TODO. El cita a Edith Sodergran: Un poema esencial. Aparece la nada. Yo añado: Un poema esencial. Aparece el todo. Sodergran dice: “detrás de las palabras, acecha la nada. Yo añado: Detrás de las palabras, acecha el todo. (20-7-2002).

Todos los místicos están de acuerdo que el silencio es anterior a la palabra. Citando a Gerardo Diego, Domínguez Prieto anota:

Callo

para que la palabra no destrone

mi más hondo silencio verdadero (20-8-2002)

Las intuiciones profundas de Bruno Rosario Candelier sobre el protoidioma y la protopoesía, encuentran asidero en la tradición mística y aparecen citadas ampliamente en su diarismo por Domínguez Prieto.

Agustín escribió una vez: “Te buscaba fuera, cuando en realidad estabas dentro de mi”. Este acierto agustiniano es de todos los contemplativos. Domínguez Prieto lo expresa así:

Tu mente buscaba

por fuera el Cordero.

Pero Él te balaba

en susurro dentro. (31-8-2002)

La interioridad es capaz de hacer permanecer en nosotros vivencias, experiencias, situaciones y circunstancias que físicamente y exteriormente ya no están presentes.

Domínguez Prieto consigna en su diario: “La gente se trajo en el corazón el campo” (11-9-2002)

Hay una discusión sin término de qué es más superior, si la poesía, la música o la pintura. Escuché en la tertulia de miercoletras a uno de los participantes decir que la música es superior a la poesía. Maurice Nedoncelle, citado por Domínguez Prieto, afirma lo contrario: “la poesía es superior en perfección a la música”. Creo que son tres caminos superiores de perfección: uno a través del sonido; otro a través de la palabra; y otro a través del lienzo.

Un gran acierto que afirma Domínguez Prieto en su diarismo es que los místicos rompen el velo a través del silencio” (24-11-2002).

En su cuarto bloque del diarismo, SUR, habla de la transfiguración que vive el místico. Para eso, crea una palabra: taborizar.

Dice Domínguez Prieto: “Oh Tú, que subiste a la Montaña, taboriza el día” (29-12-2002). Incluso, al hablar de EXTIMIDAD, la llama “tabor de la intimidad” (6-2-2003).

Pero el místico también percibe el pathos, el dolor, la agonía. Para esto, crea otra palabra nueva: “Getsemanece” (14 y 16 de enero de 2003).

Domínguez Prieto habla de “mantrizar” palabras que se escuchan desde la “soledad sonora”. En su diario afirma: “Cuando el poeta apalabra -en intento- el silencio, el fotógrafo le fija texto a la imagen. Estamos ante la expresividad desde lo contemplativo” (5-3-2003).

El silencio y la soledad sonora que experimentan los contemplativos, le lleva a decir a Domínguez Prieto:

Donde se cierra una puerta, se abre un Canto.

Donde se inscribe un Canto, se encierra el silencio.

Oh silencio hospedable, sombra del Cantor (2-3-2003)

La contemplación le permite al místico VER con nuevos ojos todas las cosas. Las ve en profundidad. El místico es el mayor crítico de la superficialidad, de la banalidad. Pero no solamente permite COMPRENDER, sino que permite TRANSFORMAR. Dice nuestro autor: “Quien solo contempla el mundo con pureza ya lo está transformando” (21-6-2003).

El contemplativo sabe que solamente en LA BÚSQUEDA DE LA FUENTE podemos superar la superficialidad. Dice Domínguez Prieto: “El problema de la falta de interioridad en la cultura: haber cambiado el punto de gravedad en la búsqueda seria por el de la falsa creatividad de la experimentación. Creo que hay que volver a la búsqueda de la fuente” (4-8-2003).

Domínguez Prieto afirma la taborización de la poesía: “La poesía no supone la aniquilación de las palabras, sino su transfiguración en una otredad” (4-8-2003).

Más adelante afirma: “La poesía exige mucho más: una transfiguración” (6-4-2004).

Un tema trabajado por Domínguez Prieto en su diarismo es el de la INSPIRACION.

Dice: “La inspiración no viene de fuera. Es la generación íntima de la que nace el estilo como manifestación de interioridad” (9-10-2003).

Más adelante expresa en su diario: “La inspiración no es un desposorio de fuerzas, sino de fragilidades. La de Dios apesebrada en la del poeta, que sólo en la humildad concibe. Si el poeta no consiente en silenciarse, no advendrá el súbito de la luz. Por eso, confunde a menudo inspiración con trabajo; y no llega a desasirse del erial del yo, sobre el que el Yo-Soy no violenta”. La inspiración nace de un desposorio de fragilidades consentidas” (11 y 13 de septiembre de 2004).

El místico según Domínguez Prieto ve a Dios como “Palabra-pesebrada-en mí” (10-6-2004).

Domíguez Prieto con mucha lucidez afirma: “El poeta no crea su lenguaje. Descubre lingüísticamente su irrepetibilidad” (10-11-2004). “El poeta no elige las palabras. Las palabras nucleares lo eligen en persona y calidez” (25-11-2004). Es lo que siempre el Dr. Bruno Rosario Candelier ha denominado PROTOLENGUAJE.

Fue la lectura detallada y pormenorizada de su diarismo que me lleva a reflexionar sobre el sentido de la TEOPOETICA, es decir, cómo se construye la poesía mística, cuya reflexión desarrollo en el próximo apartado.

 

  1. LA TEOPOÉTICA: Cómo se construye la poesía mística

Propongo 10 pasos que conforman la poiesis que hace posible una auténtica poesía mística. Estos pasos los veo todos reflejados en el diarismo de Domínguez Prieto.

Primer paso: Entra en su interior. El poeta hace un ejercicio de interioridad. Mira todo desde su interior.

Segundo paso: Hace un ejercicio de soledad. Este paso es indispensable. La soledad se va volviendo sonora, hasta llegar a ser solidaria.

Tercer paso: Se abraza del silencio, como ambiente necesario.

Cuarto paso: Se pone a la escucha, como condición esencial.

Quinto paso: Experimenta el Misterio, dimensión profunda del sentido del ser. Manantial al que llega al poeta para entonces poder beber de su propio pozo.

Sexto paso: Intuye como expresarlo. Se abre una puerta. La intuición es pre-lógica, previa a la intervención de la razón.

Séptimo paso: Se enciende una luz (insight) para lograr esa visión interna. Es la iluminación que nace de la intuición.

Octavo paso: Inspiración. Es un flujo que brota desde el manantial del Misterio y nos precede.

Noveno paso: Imaginación. El poeta se expresa a través de la “loca de la casa”, utilizando imágenes, metáforas, alegorías.

Décimo paso: Expresividad. El poeta finalmente dice lo que ha experimentado, con el recurso laborioso de la palabra, que de forma balbuceante intenta explicitar la vivencia interior. Aquí reside la “carpintería” del poeta para poder adecuar en palabras la experiencia profunda de sentido que ha vivenciado desde su interioridad. Aquí entra el trabajo laborioso de reflexión, como elemento principal.

 

  • LA POESÍA MÍSTICA DE JUAN MIGUEL DOMÍNGUEZ PRIETO.

Las dos antologías que me fueron entregadas sobre la poesía de Domínguez Prieto y ambas antologizadas por Fausto Leonardo Henríquez, harían este trabajo muy extenso, si entro en el detalle de se estética lírica a partir de cada uno de sus poemas. El tiempo no me permite en esta exposición ese lujo. Lo que hice fue leer todos sus poemas que tenía a la mano, iluminados por su diarismo, lo cual me hace afirmar sin temor a dudas, que nos encontramos ante un excelente poeta místico.

Baste un solo verso de su vasta producción poética:

Mira que te acaricio, abismo mío pequeño,

Roturo sobre ti, mi luz

(Poetas interioristas españoles, pág.91).

En su diario, escribió unos versos que pueden servir de referente a su talante poético:

Y bebe de la espesura

la miel de la nada pura,

por Amor (11-3-2005)

 

CONCLUSIÓN

Juan Miguel Domínguez Prieto, nacido en Madrid en 1963, de sólida formación literaria, especialista en filología románica, es autor de una vasta producción poética y ensayística, entre las que podemos resaltar:

  • Iconos del agua viva (1996)
  • Noite escura (1998)
  • Los poetas del silencio (2006)
  • Altizaro (2009)
  • Trobar leu (2011)
  • Kaligrafía y gracia (2015)
  • Los débiles (obra inédita en sonetos)
  • Los marzos (poesía para niños)
  • Hacdamáryam (poesía en sefardí)

Creo que las palabras introductorias de Fausto Leonardo Henríquez son el mejor colofón para valorar el poeta místico que hay en Domínguez Prieto:

“Gracia, profundidad, goce interior, fruición espiritual y deleite del alma, entre otras cosas, son parte de las vivencias de nuestro poeta quien, con un castellano culto y diáfano, nos comunica con la fuente misma de lo Divino.

Domínguez Prieto, que empalma con la mística hispánica, se distancia de la Poesía de la Experiencia de los 90 en España -antítesis de la Poética Interior- y recupera la mejor tradición de la poesía mística. Con este poeta, el Interiorismo, en su búsqueda de la trascendencia, llega definitivamente a su madurez y consolida una de las vertientes más importantes de su ideario, a saber, la mística”. (Antología mayor Movimiento Interiorista, pág. 163).

“Si queremos saber qué tipo de creación es la de Domínguez Prieto, diríamos que estamos ante una poesía de síntesis, de apretadas imágenes, cuyo brillo se asemeja al relámpago que quema la conciencia abierta al Amor, al infinito abrazo de Dios. Poesía pura, mística hasta dejar sin aliento” (Poetas interioristas españoles, pág.89).

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