BRUNO ROSARIO CANDELIER Y MARÍA JOSÉ RINCÓN: DIÁLOGO CON EL EQUIPO DE JUMBO SOBRE LA PALABRA MANGÚ
La Academia Dominicana de la Lengua tuvo a bien celebrar un diálogo sobre la palabra mangú con el equipo de la empresa Jumbo, de la capital dominicana, promotora de la inclusión de ese vocablo del español dominicana en el Diccionario de la lengua española.
El doctor Bruno Rosario Candelier, director de la institución, y la académica María José Rincón, coordinadora del equipo lexicográfico de la ADL, conversaron con las representantes de la empresa comercial Jumbo sobre el valor de este vocablo del español dominicano nacido en la República Dominicana:
—Bruno Rosario Candelier: Muy buenas tardes a todas ustedes. Vamos a ver qué sale de esta conversación sobre la palabra “mangú”, en atención al interés del Supermercado Jumbo para conseguir que este vocablo del español dominicano, que alude a un contenido tan sabroso, sea incorporado al diccionario oficial de nuestra lengua.
—María José Rincón: Precisamente hoy estábamos hablando de cómo se hace un diccionario con otro grupo en esta ciudad.
—BRC: María José Rincón, que es brillante, publicó un artículo sobre este vocablo y, además, ya salió un libro de sus artículos en Diario Libre, donde había publicado temas sobre nuestro lenguaje.
—María José Rincón: Salió con más de cuatrocientos artículos y es hasta el 2018. O sea que ya hay material para otro libro.
—Nonora Almúdesi. Pues bien, mi nombre es Nonora Almúdesi. Vengo en representación junto con otra parte del equipo de Jumbo donde estoy a cargo de la dirección general de la empresa. Y creo que tuve el placer de participar en una disertación que hizo María José sobre los poemas de Pablo Neruda y Gabriela Mistral.
—María José Rincón: Ah, pero qué bueno, Nonora, encantada.
—Nonora Almúdesi: Te felicito, primero, porque los dos autores a mí me encantan, y en segundo lugar porque fue súper inspirador.
—María José Rincón: ¡Ay, gracias! Ay, qué bueno, yo me alegro. Gracias, de verdad. Tú ves que van saliendo cosas. O sea que don Bruno no miente, cuando me pondera.
—Amalia Vega: No, no, y mi primera conversación contigo aprendí muchísimas cosas que yo no sabía.
—Tansi Santos: Bueno, pues, por aquí Tansi Santos, de parte de nuestro equipo muy feliz de conversar con ustedes. Trabajo en la parte estratégica de nuestra empresa.
—Carla González: Soy Carla González. Mi cara sin mascarillas. Porque ahora uno solo se conoce de aquí para arriba. Soy gerente de comunicación corporativa del equipo de Amalia, y, pues, estamos dando soporte a Jumbo en este caso.
—Amalia Vega: Y aquí acaba de entrar Coni Taveras, que voy a dejar que, igualmente, ella se presente.
—Coni Taveras: Hola, buenas tardes, es un placer que nos hayan prestado parte de su tiempo para esta reunión. Mi nombre es Coni Taveras, y soy la gerente de Mercadeo de Jumbo
—Bruno Rosario Candelier: Me complace darles la bienvenida y decirles que tanto a María José Rincón como a mí nos encanta que nos hayan invitado a dialogar sobre la palabra mangú.
—Amalia Vega: Como les había mencionado, Maribel Hernández, quien se sumará en cualquier momento, es consultora del CCN de larga data, pero es parte de nuestra familia y ha participado en todos los proyectos que nosotros hemos realizado. Entonces, sin más, quiero dar formal inicio a la reunión, agradecerles inmensamente, primero la apertura de poder hacer la reunión y poder colaborar con nosotros en este tema. Antes de iniciar el cómo podemos lograr esto, etcétera, y dado que ya había conversado con María José, pero no había tenido el placer de conversar con don Bruno Rosario Candelier, yo creo que es importante dar como una breve introducción de nuestro espíritu en hacer esta iniciativa y qué hemos hecho hasta la fecha. Nosotros, como marca corporativa y a través de nuestras marcas individuales, tenemos una buena historia de promover lo local y lo dominicano, y eso lo hacemos en varias aristas de varios proyectos, algunos de los más grandes quizás los conocen, como son “Orgullo de mi tierra”, que resalta la riqueza de cada una de nuestras provincias; “Corazón dominicano”, que resalta los productos que hacen los proveedores en las provincias que visitamos. Y así trabajamos con temas de artistas plásticos, como “Diseñadores de cara a Casa Cuesta y Jumbo”, y muchos otros proyectos donde tratamos de poner un “ojo” a lo local y de enaltecer lo nuestro. Y de ahí nace la iniciativa que hemos denominado “«Mangú» en la RAE”, y tiene dos vertientes: una, que fue ese primer boom que se vio a nivel promocional, publicitario, a cargo de nuestros aliados que aquí están muy bien representados; y tiene una parte institucional y formal donde nosotros, como siempre hacemos… (No sé si ustedes conocen la campaña que hicimos del pez loro, hace unos años, donde estábamos promoviendo el hecho de que no se consuma por todas las implicaciones ambientales que tiene). Nosotros siempre trabajamos este tipo de proyecto en dos aristas: en una publicitaria, obviamente, para dar a conocer una problemática, o una situación en particular; y una arista institucional donde tratamos de tocar la puerta de quienes realmente son expertos en el tema para poder llevar a cabo el objetivo que se quiere lograr. En ese sentido nosotros salimos con una campaña de precalentamiento publicitaria y justo la semana después salimos con contactos a las instituciones pertinentes, siendo, obviamente, la Academia Dominicana de la Lengua a la que le enviamos una de las primeras cartas. Entonces, agradecemos mucho el espacio y su disposición. Sí, participan distintos interlocutores, pero la idea de nosotros es básica: es tratar de lograr que una palabra, que es muy dominicana, como mangú, se incorpore al Diccionario de la Real Academia Española, siendo esa la institución madre del resto de las Academias de la Lengua de habla hispana. Y ahí ustedes, si me quien corregir, les brindo el espacio, porque ustedes saben de eso más que yo. Y el acercamiento lo hicimos, básicamente, para tratar de ver sus perspectivas, sus sugerencias, cómo podemos llevar esto a cabo. Somos todos oídos en la tarde de hoy para que ustedes nos den su mejor consejo y ver cómo podemos colaborar y resaltar la importancia de la lengua en el proceso de la colaboración. Entonces, sin más, creo que no se me queda nada, pero quiero darles el espacio a ustedes para que nos cuenten su experiencia. Nosotros mandamos una carta a la Academia
—BRC: Muy buenas tardes, Amalia, y a todas ustedes. Sí, la carta llegó a la Academia y, cuando la recibí, al otro día la contesté.
—Amalia Vega: Sí, sí, fue un tema de que salió la carta y estábamos tratando de llamar para confirmar la recepción, y entonces en eso salió el artículo de María José y ahí también por correo dimos con ella. Entonces, el mismo día que yo conversé con María José fue cuando llegó su respuesta, don Bruno.
—BRC: Pues bien, Amalia, quiero hacer una breve introducción en cuanto a esta temática. Bueno, tengo experiencia en este aspecto que ustedes plantean porque a mí me ha correspondido representar a la Academia Dominicana de la Lengua en más de una reunión en la Real Academia Española, en Madrid, justamente en la etapa previa a la confección y a la publicación del Diccionario de americanismos, y fue este servidor que les está hablando a ustedes quien introdujo en el Diccionario de americanismos justamente la palabra “mangú”.
—Amalia Vega: Eso vimos en una columna que escribió Xiomara… ¡Ay Dios, qué interesante!
—BRC: Sí, Xiomarita Pérez me llamó y yo le di el dato que ella publicó y le aclaré algunos aspectos sobre este tema.
—Amalia Vega: Esa misma semana creo que lo publicó.
—BRC: Efectivamente, ella se hizo eco de la promoción que ustedes han estado haciendo. (Entre paréntesis, lo primero que yo debí decir fue felicitarlas a ustedes justamente por esa iniciativa, porque se trata de una palabra, de dar a conocer una palabra, y nosotros, como estudiosos de la palabra nos congratulamos y celebramos esa disposición de ustedes por el hecho de que una empresa comercial tan importante como Jumbo asuma esa promoción a favor de la palabra “mangú”, ya que, además, nosotros en la Academia de la Lengua somos no solo los estudiosos de la palabra, sino los encargados de promover su estudio, su conocimiento y su promoción, puesto que valoramos la palabra en nuestra condición de académicos de la lengua). Entonces con relación a ese aspecto quiero decir lo siguiente… Tras la publicación del Diccionario de americanismos, la Academia Dominicana de la Lengua comenzó a trabajar en la confección de un diccionario de dominicanismos, que preparamos y publicamos con el nombre de Diccionario del español dominicano, y en ese diccionario, que María José coordinó, naturalmente figura la entrada y la definición de la palabra “mangú”, con ejemplo y todo. De manera que el trato con las palabras es parte de nuestra labor. El diccionario de dominicanismos, que tiene el título de Diccionario del español dominicano, recoge la mayoría de las voces de nuestro vocabulario, del habla peculiar de los dominicanos. No están todas las voces criollas porque -bueno, ya María José hará su comentario, ya que ella es nuestra experta lexicográfica-, porque, en primer lugar, cuando se recogen los términos de una comunidad o de un país, a menudo se quedan siempre muchas palabras y quizás en otra nueva edición serán incorporadas. La publicación de ese Diccionario, pues, dio lugar a que mucha gente comenzara, realmente, a valorar su propio lenguaje, su propio vocabulario, el vocabulario peculiar de los dominicanos, que es una de las variantes de la lengua española en América. Ahora bien, con relación al anhelo y al proyecto que ustedes tienen, digamos a la intención original de JUMBO, que es, justamente, conseguir que la Real Academia Española incorpore en el Diccionario de la lengua española esa palabra, ahí hay que hacer una precisión. Digo que hay que hacer una precisión porque es difícil que se consiga, y les voy a decir por qué. La Real Academia Española tiene el criterio de que para incorporar una palabra al Diccionario académico, la palabra en cuestión debe usarse, por lo menos, en tres países. Y ocurre que para incorporar una palabra en el Diccionario de la lengua española (que tiene unas 95,000 palabras incorporadas, y es un volumen bastante pesado en término de su amplitud), no se pueden incorporar todas las palabras del vocabulario diferencial de cada país de habla hispana porque habría que hacer, entonces, varios volúmenes para incorporar todas las palabras. Entonces cada país de América está llamado a escribir y a publicar el diccionario de su propia comarca, de su propio país, de la variante léxica de su territorio. Bueno, la mayoría de los países de Hispanoamérica tienen sus respectivos diccionarios locales y ahí sí deben incorporarse todas las palabras del patrimonio léxico que lo identifican. De hecho, hay un 10 por ciento de palabras, de americanismos que figuran en el Diccionario de la lengua española; pero un 10 por ciento del total del vocabulario de los países hispanoamericanos, pues, desde luego se reduce mucho más para cada país. Entonces, un país como México, que tiene mucho más habitantes que nosotros —porque es un país inmenso—, pues es normal que tenga más mexicanismos incorporados al Diccionario oficial de nuestra lengua. Entonces, no nos negamos a darle apoyo a la propuesta que ustedes tienen en mente con relación a “mangú”, pero les digo, les adelanto que, en razón de lo que acabo de exponer, es difícil conseguir que esa palabra pueda ser admitida por la RAE en virtud de lo que expliqué, ya que mangú no se usa sino solo en República Dominicana; pero haremos el intento. Entonces, quisiera pedirle a María José que nos dé su versión en cuanto a su experiencia y su capacidad de trabajo en el ámbito lexicográfico.
—Amalia Vega: Buenísimo, don Bruno. Muchísimas gracias, don Bruno. Y gracias por la apertura porque realmente al darnos ese tipo de detalles nos aterriza un poco de por dónde nos tenemos que ir.
—BRC: Ustedes han hecho bien en acudir a la Academia Dominicana de la Lengua porque esta institución, nuestra institución, es el órgano autorizado, la institución autorizada para canalizar una solicitud de una nueva palabra en el Diccionario de la lengua española. De hecho, ya hay precedentes de personas, en el plano individual, que han escrito a la Real Academia Española haciendo una propuesta lexicográfica muy concreta. ¿Saben lo que han hecho ellos? La han reenviado a la Academia Dominicana, para que sea la ADL la que canalice una iniciativa de esa naturaleza. Y han contestado a esa solicitud diciéndole al solicitante que canalice a través de la Academia de la Lengua su propuesta de incorporar, por ejemplo, un nuevo vocablo. Por eso te digo que ustedes han hecho bien en acudir a nuestra institución, que es la entidad adecuada para establecer el enlace con la Real Academia Española.
—Amalia Vega: Definitivamente, definitivamente. Tiene el turno María José y luego de eso veo que Maribel tiene una mano levantada.
—María José Rincón: Bien. Concuerdo, evidentemente, con lo que dice don Bruno; evidentemente la Academia es el canal adecuado. Yo quizás lo habría hecho con otros tiempos porque una vez que hemos lanzado la campaña, y ya están viendo la apreciación de don Bruno, evidentemente la Academia, y don Bruno como director, yo como académica, como lexicógrafa y directora del Instituto de Lexicografía, que está vinculado directamente con la Academia Dominicana de la Lengua, estamos encantados de colaborar en la medida de nuestras posibilidades y de canalizar la inquietud, lo que sea. Quizás el desconocimiento de cómo funciona el proceso de hacer un diccionario lleva a que, claro, todos amamos nuestras palabras, pensamos merecen estar; todos tenemos la idea de la tradición, ¿verdad?, de la tradición de la Real Academia y pensamos en el Diccionario de la lengua española como lo más alto, ¿verdad?, y evidentemente es el gran Diccionario de la lengua española. Pero es un diccionario que tiene como misión recopilar el léxico general de la lengua española; es decir, ese de “madre”, “silla”, “padre”, ¿verdad?, el que todos compartimos. Desde el principio de su historia el porcentaje de palabras de uso exclusivo americano, pues, lógicamente era minoritario. Es igual que el porcentaje de palabras de algunas regiones o de algunas áreas del español europeo o de otro continente. Esas diferencias son mínimas, son casi anecdóticas en el Diccionario de la Real Academia. Entonces, también es verdad que entramos en el Diccionario y consultamos y vemos muchas palabras, a lo mejor, las hay muchas, que solo tienen, por ejemplo, la marca de República Dominicana. Entonces uno dice “Caray, pero esa palabra es mucho menos conocida que mangú y ya está”. ¿Por qué se da eso? Porque en el Diccionario, sobre todo en el de la Real Academia que nació en 1739 y que desde entonces se va remodelando sobre el mismo Diccionario, va cambiando a lo largo de los siglos de los criterios con los que se eligen o no las palabras que se van a incluir. Entonces, en un determinado momento pudo haber un criterio, por ejemplo, en la edición de 1992, don Bruno se acordará de que era la Edición del Bicentenario del Descubrimiento y la Colonización de América, pues se hizo un esfuerzo grandísimo por incluir muchísimas palabras americanas que no estaban y se admitieron muchas que solo tenían la marca de un país. Ahora mismo el criterio para incluir en el de la Real Academia es que estén en uso en tres países, en uso documentado. Es el mismo criterio que se usó un poco menos restringido para el Diccionario de americanismos. ¿Por qué? Porque una vez que la Academia —las Academias habría que decir siempre, ¿no?— trabajaron en el Diccionario de americanismos, dejó de tener sentido que en el general hubiera palabras restringidas; por lo tanto, los americanismos entraban en el Diccionario de americanismos, que es, de hecho, donde está “mangú”, ¿no?; y cada uno en su país. Todo esto que estoy diciendo es solo a título informativo, es decir, es verdad que es correcto canalizarlo a través de nosotros; es verdad que estoy segura de que don Bruno va a canalizar la petición de ustedes y probablemente, y con muchísimo gusto, haremos nosotros en el Instituto el informe lexicográfico que lo apoye; de ahí a que lo incluyan o no en el Diccionario de la Real Academia ya eso es distinto porque realmente no cumple, en principio, con los criterios para que lo incluyan. Otra cosa es que, en una actualización, por lo que sea, que se basen en la solicitud de don Bruno, o lo que sea, la quieran incluir; pero en principio y los criterios lexicográficos para los diccionarios son muy rígidos, porque si no el diccionario acaba convirtiéndose en una obra sin control, ¿no?, y que no responda a unos criterios científicos. Y, claro, esos criterios de ahora han cambiado de lo que eran hace diez años de la anterior edición—ahora estamos en la 23, creo que 23.4—, que quizás esa es nuestra esperanza, que va a ser completamente digital y por lo tanto ya no va a tener el problema de tamaño, y es posible que el criterio para la admisión de los americanismos cambie, o de los dominicanismos. En principio yo creo que ya que está lanzada la campaña hay que hacer el intento, eso no hay que dejarlo atrás. Sí es importante que cuando ustedes hagan una campaña vinculada con la lengua hay que ser escrupulosamente cuidadoso con el lenguaje que se use, porque si en esa campaña hay errores ortográficos o hay uso de anglicismos innecesarios, pues la campaña pierde su potencia lingüística, ¿verdad?, su potencia comercial. Hay que preparar ese informe lexicográfico lo más documentado posible para que cuando don Bruno se haga eco de la solicitud, esté con una base bien hecha.
—BRC: En primer lugar, les sugiero que aprovechen la experiencia y los conocimientos de María José, para cuando ustedes redacten la comunicación pásensela a ella para que consigne la propuesta y el tipo de definición. Porque para enviar una palabra a la Real Academia Española tiene que enviarse con una definición, es decir, con una descripción del significado de esa palabra y, mucho mejor, documentar el uso de esa palabra en una fuente escrita. Entonces, esa es la primera sugerencia que quisiera hacerles a ustedes. Y, en segundo lugar, les comento que, justamente, el próximo mes vamos a tener una reunión virtual con el equipo lexicográfico de la Academia y en esa reunión hablaremos de la revisión del diccionario. Entonces podríamos abordar el tema de la incorporación de nuevos vocablos entre los cuales podríamos considerar la palabra mangú. Como decía María José, quince años atrás la Real Academia tenía como criterio esperar que una nueva palabra se use durante, por lo menos, cinco años, para admitirla en el fuero del Diccionario, pero ya el criterio de los cinco años ya no existe porque a veces hay palabras que se han incorporado con apenas un año de uso por parte de los usuarios de la lengua, pues siempre son los hablantes, como usuarios de la lengua, los que le dan vigencia a una palabra.
—Amalia Vega: Perfecto. Muchísimas gracias, don Bruno, primero porque, definitivamente, así esperamos hacerlo; y también gracias, María José, por esa colaboración que ofrecen. Voy a cederle la palabra a Maribel que tiene la mano levantada hace un ratito.
—Maribel Hernández: Buenas tardes. Reiterarles el agradecimiento, por parte de Centro Cuesta Nacional, de la apertura de ustedes, y este acompañamiento que ustedes nos dan, realmente no tiene precio. Es decir, yo creo que para nosotros va a ser un proyecto de aprendizaje importante con todo lo que tiene que ver con el uso del lenguaje y demás. Yo quería hacer dos preguntas y una acotación. A don Bruno preguntarle: en ese Diccionario de americanismos, ¿cuántos términos dominicanos se lograron incorporar en el momento en que se incorporó “mangú”? Y lo pregunto para saber qué tanta visibilidad tenemos nosotros en ese Diccionario, y si nos pudiera dar una percepción de cómo pudiera ser aceptada la solicitud ya para el Diccionario de la RAE. Lo otro es que me parece una muy buena noticia la coincidencia, como decía María José, de que se está trabajando en la Edición no. 24, en la edición digital del Diccionario. Es un poco como para poder gestionar nuestras expectativas alrededor del tema. Y ya, la acotación que quería compartirles es que parte de ese proceso de consulta que se inició a través de la Agencia estaba precisamente la elaboración de un informe con evidencias. Y, obviamente, para nosotros es, es decir, ese informe no sale del país si no tiene la bendición de ustedes; es decir, se uniría a, y no solamente unirse, sino para nosotros sería fundamental el endoso de ustedes en ese documento, donde se van a reunir una serie de evidencias, no solamente a nivel de uso del lenguaje como textual, sino también iconográfico y demás, ¿no? Es algo que es bueno traerlo a colación y eso sería un documento que, para nosotros, sería sumamente importante tener el endoso de la Academia. Reiterarles el agradecimiento y los dejo con esas dos preguntas.
—BRC: Bien, yo reitero lo que dije al principio, es decir, tenemos la disposición de apoyar la propuesta de ustedes y darle seguimiento y, naturalmente, encausar todo el proceso que hay que realizar para proponerlo a la Real Academia Española. No he contado todos los dominicanismos que figuran en el Diccionario de americanismos, pero sí te puedo asegurar que propuse y se incorporaron más de cien palabras del español dominicano en ese grandioso registro de nuestras voces, que por supuesto nos representan en el orden léxico. Personalmente les digo que introduje más de 100 vocablos del conjunto de los dominicanismos en ese Diccionario, y estuvimos trabajando durante tres meses en Madrid, cuando a mí me convocaron para participar en la confección de ese diccionario, que fue una empresa laboriosa. María José Rincón sabe muy bien lo que implica definir una palabra con la precisión que se requiere, con tantos detalles técnicos y gramaticales. Y, en segundo lugar, quiero comunicarles que el proceso de incorporación de un nuevo vocablo al Diccionario tiene criterios que satisfacer. En primer lugar, la Real Academia cuenta con un equipo lexicográfico que tiene tres estamentos: en primer lugar, el estamento de académicos de la lengua, que son estudiosos de la disciplina del lenguaje; en segundo lugar, el estamento de especialistas, integrado por varios lingüistas y lexicógrafos que trabajan al servicio de la Real Academia Española como operarios de la palabra, que son colaboradores institucionales, es decir, ese es su trabajo, laborar al servicio de la Real Academia Española en la definición de las palabras, en la búsqueda del origen de esa palabra, en la consignación de las diferentes acepciones que una palabra suele tener, para darle una forma adecuada, desde el punto de vista pautado por la ciencia de la lexicografía —que es la ciencia encargada de hacer diccionarios—, porque, naturalmente, la Real Academia Española es la institución responsable del idioma como órgano rector de nuestra lengua, pues, tiene que ofrecerle al público una definición acabada, ejemplar, que no se preste a confusión ni a dudas. Y, de hecho, en ese proceso, permanentemente, hay un equipo que trabaja en la revisión del Diccionario, de cada una de las palabras que, inclusive, les da respuestas a inquietudes de organizaciones, empresas, universidades, o de personas que individualmente presentan su inquietud a la Real Academia Española cuando quieren la revisión de un vocablo porque sienten que la definición no tiene una respuesta cabal o una definición plenamente aceptada por un determinado colectivo. Lo que quiero subrayar con esto es que es una empresa ardua, la de definir una palabra, no es fácil lograr una definición con precisión; pero, naturalmente, es también una empresa hermosa porque cada académico, cada lexicógrafo siente una pasión, como la siente María José Rincón cuando tiene que laborar en la definición de una palabra, en la identificación de un término y en la valoración de un concepto, o de una forma, que es lo que se manifiesta en la definición de un vocablo. Y, en tercer lugar, está el pleno de los académicos de la RAE, que sancionan definitivamente no solo la definición sino la aprobación para la incorporación de una nueva palabra o para la revisión de un significado o la adición de una nueva acepción.
—María José Rincón: El Diccionario de americanismos, bueno, tiene 2000 páginas, y ya está en digital. Es decir, quiero puntualizar para Maribel: la versión digital, la edición no. 24 que va a ser solo en digital; ya el Diccionario de la Real Academia está en digital. Las actualizaciones de la versión digital, de la que estamos ahora —es la 23—, esa se hace todos los años. Por ejemplo, el Diccionario del español dominicano, que es de nueva planta, desde que empezamos hasta que salió el libro fueron casi seis años de trabajo del equipo. Claro, ese nada más está en papel, ahora estamos trabajando en el digital. Pero para que tengan una idea: si el Diccionario de la Real Academia tiene, más de 90,000 términos —términos, que no acepciones, acepciones son muchas más— el Diccionario de americanismos tiene casi 75,000, que son de uso exclusivo en América. En un idioma como el nuestro pensar que la palabra “bachata” es dominicana es una quimera; pudo nacer dominicana, pero en un mundo como el nuestro ya nada es de nadie, las palabras aparecen en cualquier sitio, y mucho más en un idioma como el nuestro. Para mí eso es un punto a favor de nuestro idioma, a otra gente le gusta más pensar en lo que se dice nada más en su pueblo, ¿verdad? Pero mi punto de vista de la grandeza de un idioma es ese, ¿no?, la cantidad de patrimonio léxico que tenemos que compartimos. Pero bueno, de esos 70,000, por ejemplo, calcula que hay menos que en el Diccionario del español dominicano. Don Bruno abogó por esas 100, 150, pero en el Diccionario del español dominicano hay exactamente 10,996 entradas. Por ejemplo, en el tiempo que llevamos trabajando en la segunda edición tenemos, ya casi aproximadamente 200 más y solo hemos trabajado la “a”, la “b” y la “c”. Eso solo son palabras, después hay que contar con las acepciones, hay que contar con las locuciones y las frases proverbiales. ¿Cuántas de esas son solo dominicanas? Muy pocas, pero también hay muy pocas mexicanas, muy pocas argentinas; casi todas se comparten en un área: casi todas las compartimos con el Caribe o las compartimos con América Central o las compartimos Caribe y Andalucía, por ejemplo, o Caribe, Andalucía y Canarias —son las áreas lingüísticas—. Exclusivas son pocas. Estamos representados en el Diccionario de americanismos, tiene casi 2000 páginas. Decía, también, Maribel, el trabajo de documentación de cosas… Hay que ser muy cuidadosos con el trabajo de documentación de los términos. Por ejemplo, la documentación iconográfica para el Diccionario es irrelevante; para ustedes, para la campaña, para eso sí. La documentación tiene que ser fundamentalmente lingüística, gramatical. Evidentemente es una palabra, eso lo hacemos nosotros en un ratito, nosotros estamos acostumbrados a trabajar con 10, 11 mil términos, ahí es que está la dificultad. Una sola palabra que, además, está precisamente documentada en el español dominicano, el objetivo sería tratarla de documentar como adición, no como que se conozca, palabras hay muchas que se conocen; lo que hay que documentar es que sea de uso general. Hasta donde yo tengo entendido el “mangú” puede considerarse de uso general en el español dominicano y, quizás, puertorriqueño, y quizá, en el español de Norteamérica. No vale, por ejemplo, que aparezca mencionado en campaña publicitaria, película, que no sean habladas en español, eso puede ser, incluso, hasta contraproducente, ¿no? O sea, porque hay que demostrar que la palabra tiene arraigo en los hablantes. Pero imagínese, ahora mismo, el español de los Estados Unidos es el país donde más hablantes del español hay, en todo el universo hispanohablante; entonces demostrar que ahí “mangú” es una palabra general es ¡muy! complicado. Eso no quiere decir que no se pueda hacer, y eso no quiere decir que el informe lexicográfico se haga lo más amplio posible y lo más correcto posible. Pero, ya le digo, tiene que ser un informe técnico, que era a lo que yo me refería.
—BRC: Ahora que tú mencionas a los Estados Unidos de América, donde hay miles de hablantes del español —y por supuesto dominicanos—, razón por la cual la Real Academia Española reconoció la Academia Norteamericana de la Lengua Española, que está radicada en Nueva York, un territorio americano. Pero ahora mismo me surge la duda —cuando tú estás hablando—, de si la Real Academia Española admitiría como otro país a Norteamérica, por la existencia de hablantes hispanoamericanos, y si es válido eso, entonces ya habría tres países que usan “mangú”, como son República Dominicana, Puerto Rico y Norteamérica.
—María José Rincón: Eso es. De que lo van a admitir, seguro, porque, de hecho, en el Diccionario de americanismos, hay marca Estados Unidos, eso es evidente. Que lo van a considerar como un país de habla española, lo van a considerar.
—BRC: Como otro país.
—María José Rincón: Si, si, si, como un país más, o sea…
—BRC: Entonces, según ese criterio, podría pasar por el requisito de que se hable en tres países.
—María José Rincón: Claro, ahí está, la cosa es demostrarlo. Porque no es que los dominicanos de los Estados Unidos lo digan, es que sea una palabra de uso general en el español de los Estados Unidos, hay que entenderlo.
—BRC: Así es difícil de demostrarlo, María José.
—María José Rincón: Ahí está, ahí está lo que te digo. Eso no quiere decir que no lo apoyemos, porque en la documentación eso va a aparecer; pero otra cosa es que esa documentación tenga datos suficientes como para que la tomen en consideración. Pero, todo eso hasta que no tengamos hecho el informe y lo mandemos eso…
—BRC: Es posible que haya muchos hablantes hispanoamericanos, no dominicanos, residentes en Estados Unidos que conozcan y usen la palabra mangú por el hecho de que van a un restaurante de dominicanos o a un restaurante donde haya mangú, es posible que conozcan la palabra “mangú”. Digo, hablantes hispanoamericanos, no dominicanos. Lo que iría en abono de ese reconocimiento.
—María José Rincón: Eso te digo, ahí lo que hacer es trabajar, fundamentalmente con la documentación de los países que son los básicos, ¿verdad?. y hay que aportar también de otros países, ¿no?, para que no se vea necesariamente vinculado con la República Dominicana, pues para que tengamos el máximo de cosas.
—Amalia Vega: Okey.
—María José Rincón: No va a ser por ahora porque el proceso del Diccionario es un relativamente lento, ¿no? Lo que pasa es que hay que contar, pues, con el aval de los académicos. Igual aquí, igual para el Diccionario del español dominicano.
—Amalia Vega: Gracias, María José y don Bruno, por aclararnos esos puntos. Tengo entendido que Nonora tiene un comentario.
—Nonora Almúdesi: Sí, básicamente, una acotación. Igualmente, de verdad, nunca yo había tenido una experiencia donde el poder de la palabra fuera tan evidenciar. O sea, estamos hablando con personas que se dedican a exaltar el poder de la palabra, y eso para nosotros ha sido, para mí ha sido un ¡tremendo! aprendizaje. Pienso siempre que las cosas difíciles a veces presentan retos que nos llenan de un orgullo y de una fuerza increíble a todos. Cuentan con este equipo que, de verdad, vamos a aportar lo que ustedes nos pidan. Nosotros hemos hecho un acopio de documentación que es un documento vivo, con avances, que entendemos que puede servir, y algunos ustedes lo van a descartar como parte de su sustentación para poder lograr el objetivo, no olvidando nunca que en este caso el camino para nosotros es el destino. Es decir, estamos agotando un proceso, y yo quiero que todos nos aunemos en este propósito. Repito, el camino es el destino, el destino que todos perseguimos. Y creo que ustedes también, en la parte de la Academia Dominicana de la Lengua, es que nosotros podamos exaltar y valorizar lo que es dominicano. Y ahí está JUMBO que lo ha venido haciendo por muchos años. Como nosotros seamos exitosos o no en lograr que esto quede en la RAE, quiero que nosotros estemos claros, que al final el destino no es ese —ojalá lo logremos y celebremos porque estamos utilizando una palabra como símbolo y vía para algo; pero en el camino tendremos que ir celebrando los logros, tenemos que ir celebrando los pasos, y tenemos que ir celebrando todo lo que se decanta a favor de que esto pueda ser logrado, y, eventualmente, esperar que lo logremos; ustedes nos piden lo que tengamos que hacer y vamos a ser como el ejército. Quiero solamente decir una cosita más a María José y es: quizás fijarnos en las palabras que han logrado entrar en la RAE, siendo palabras como “mangú” en su momento… que dijera un poquito, quizás de su experiencia, ¿qué otra cosa necesitamos poder evidenciar y hacer, porque de repente ahí se decanta otra serie de acciones que pueden apuntar al objetivo nuestro y al objetivo que tiene JUMBO en apoyar lo nacional, y nosotros podemos también esas iniciativas irlas impulsando, apoyando, porque lo han hecho, algunas lo han logrado. Entonces, nada, esa es la acotación que quería, realmente, hacer.
—María José Rincón: Desde mi punto de vista creo que esa debe ser la idea, sobre todo por la institución con la que estamos trabajando, por el estilo del trabajo lexicográfico de la Academia. En fin, ya que nos hemos embarcado en esto, ¿verdad?, la idea es que, desde mi humilde opinión, que desde ya les digo que —de palabra sí sé, pero de mercadeo no sé nada—, pero entiendo que si no sabemos cuál va a ser el final y a lo mejor el final, sea positivo o no, se va a alargar más, de lo que a lo mejor para una campaña de mercadeo sería lo deseado, céntrense en lo que ha dicho Nonora en que esa campaña sea un símbolo: un símbolo de defender lo bien que se habla en la República Dominicana, cómo podemos mejorar como hablamos el español en la República Dominicana, la importancia que tiene el español como nuestra lengua materna, lo riquísimo que es nuestro caudal léxico, que tenemos Diccionarios muy bien hechos, en los que están nuestras palabras y no lo conocemos, ¿no?; y, sin embargo, nos centramos en que una palabra esté en el de la Real Academia, que no está mal, entiéndanme, pero en ese camino ustedes pueden hacer una misión todavía mucho más importante, es decir que “«Mangú» en la RAE” sea solo un símbolo de lo bien que hablamos en República Dominicana, lo bonito que sería que valoráramos nuestras palabras, que la conociéramos, que habláramos bien, que escribiéramos bien, que aspiráramos a que el español dominicano fuera un símbolo de buen manejo del lenguaje, de buena literatura. Y ahí está todo el caudal léxico de la República Dominicana, reflejado. Pero me parece que es muy buena idea lo que dice Nonora, para que la campaña funcione, hacerla símbolo. ¿Que tarda en conseguirse?, mientras tanto hay que diversificarla en eso, ¿no?, nosotros decimos “mangú” como decimos “español dominicano”, ¿no? Porque por ahí ustedes le pueden sacar mucho provecho, pueden repercutir como labor de compromiso social, de aportar a la sociedad, por supuesto que sí, y ojalá lo logremos, pero para que no se vincule necesariamente a que esa palabra entre, porque, mmm, ¿y si no?, ¿verdad? Entonces, eso es, el proceso es tan importante y simbolizarlo en eso: “nosotros hemos dicho esto porque queremos defender nuestra palabra, que es el camino ideal, por ahí.
—Amalia Vega: Fenomenal.
—BRC: Más aún, si el camino es el destino, como admirablemente dice Nonora, yo añado que mangú es el objetivo, y en tal sentido quisiera subrayar lo siguiente: a nosotros nos complace esta campaña que han iniciado ustedes en Jumbo, eso es lo primero que quiero reiterar, subrayar y ponderar su iniciativa; y, en tal virtud, queremos encomiar esa buena disposición que refleja una conciencia de lengua de parte de ustedes por el hecho de haber iniciado esta campaña con una palabra, con la palabra mangú, que sin duda es hermosa, que sin duda exalta la dominicanidad desde una palabra que es expresión de nuestra creación verbal, que testimonia un rasgo peculiar de nuestra comida, que concentra un aspecto de nuestra cultura culinaria. Ustedes supieron elegir una palabra clave para este propósito de lograr esa identificación, la incorporación de este vocablo en el fuero lexicográfico de la Real Academia Española, y desde luego les reitero que nuestro apoyo es pleno para la consecución de ese objetivo. ¡A cruzar, pues los dedos!, como dice nuestro pueblo, para ver si se consigue el objetivo en este hermoso camino.
—Amalia Vega: Muchísimas gracias, don Bruno. Coni tiene la manita levantada.
—Coni Taveras: Aclarando un poquito lo que decía doña Nonora y abundando un poquito sobre eso, para mí, como dice ella, estos son pequeños pasos que debemos disfrutar en el camino. Para mí lo logremos o no —y el objetivo realmente es lograrlo— ya desde el inicio de la campaña, yo, por ejemplo, los primeros días, ver a la gente cómo sacaba su desayuno, tomaba la foto del plato, hablaba sobre el tema del “mangú”, ya por lo menos eso, para nosotros es un paso porque la gente resaltó muchísimo lo que era la dominicanidad y la palabra en ese inicio de la campaña. Entonces esos son como pequeños logros, es como resaltarle a la gente eso que está ahí guardado y tomar en cuenta todos los valores que tenemos.
—BRC: Es un paso, claro, un camino con destino.
—María José Rincón: Claro.
—Coni Taveras: En este proceso que vamos a caminar junto a ustedes es importante ver, como dice doña Nonora, todos estos pequeños pasos que estamos haciendo, ir viendo esos pequeños logros para ver si al final logramos el cometido, que sabemos que ya de la mano de ustedes va a tomar un tiempo para que sea tomada en cuenta la palabra. Pero, de verdad, esos son como pequeños logros y siempre hemos tratado de resaltar ese tipo de cosas. Por ejemplo, unos años atrás tuvimos una campaña a nivel escolar que era enseñándole a la gente cómo hablar; o sea, cómo se dice “hecha”, con hache o sin hache, y esas son cosas que hemos venido aportando con La Marca a través de los años.
—María José Rincón: Ahí tenemos un campo extraordinario, de responsabilidad social, que es en cuanto al uso del lenguaje porque eso es al final ciudadanía, es cultura, es educación, es convivencia, en fin todo lo que representa la lengua. O sea, ahí hay un campo extraordinario, de todo nuestro caudal léxico, de hablar correctamente, de la historia de nuestra lengua, de la historia de nuestros indigenismos. El caudal para trabajar ahí es fundamental, estoy segura que con Bruno y conmigo, pueden contar para lo que sea. Y me voy a poner en modo lexicógrafa: para hacer ese informe vamos a recopilar la documentación, de forma que yo empiece a trabajar con mi equipo, un equipo de trabajo que aspira a, con esa parte técnica de que habla don Bruno, combinada con la Academia, vamos a ir trabajando, vayan trabajando ese material que tienen recopilado para que nosotros le demos forma lexicográfica, de forma que, yo creo que la propuesta a la Real Academia debería constar de, en primer lugar, con la carta de don Bruno dando ese respaldo por parte de la Academia Dominicana, canalizando y diciendo que le parece bien, ¿verdad?, esa iniciativa. Creo, además, don Bruno, que sería interesante decir que estaría bien apoyar iniciativas empresariales, populares, que surgen de los hablantes y que tienen un sentido que, a lo mejor no tiene, que a lo mejor no tiene el sentido “lexicográfico” completo, pero tiene el sentido del cariño, de la apreciación de los hablantes por su lengua, y quizá se consigue ese logro y eso significa que la gente se va a emocionar por su propia lengua, ¿no?
—BRC: Al margen de la definición, conviene consignar en la comunicación que ustedes van a enviarme esos aspectos sociales y afectivos que tú acabas de subrayar.
—María José Rincón: Exactamente. Entonces creo que debemos hacer el informe lexicográfico. Yo creo que el equipo de Jumbo debe hacer una carta explicando qué es lo que pensaron con esa campaña, lo que quieren conseguir; esa parte, por ejemplo, de decir, “pues desde que la sacamos tuvo repercusión en redes, muchísima gente se sumó, tuvimos muchísimos comentarios, la gente se vincula con su identidad, con su idioma a través de este tipo de campaña”. De esa manera yo puedo decorar el informe lexicográfico crudo y duro, con lo que quizá me parece más importante. Significa que hay un grupo de gente dice “Uy, caray, si pusieron ‘mangú’ (aunque haya otra, ¿verdad?), si pusieron ‘mangú’ en la Real Academia, pues debe ser que el español dominicano es importante, tiene historia, tiene trascendencia, nos fijamos en él”. Yo creo que por ahí podría estar esa doble vía, ¿no?: la vía del amor por la lengua, por un lado, y después la vía lexicográfica, que en muy técnica, ya ustedes están viendo.
—BRC: Es una forma de documentar y embellecer el contenido mediante la identificación con la dominicanidad de la palabra. Tengan presente que nosotros, al definir una palabra, hemos de ponderar dos aspectos: la vertiente del contenido, que comprende la definición de la palabra, el significado de un vocablo con sus acepciones, si las tiene, que pueden ser varias; y la vertiente de la forma, que es la manera de definir un concepto, con una precisión expresiva y una manera ajustada a la pauta gramatical.
—María José Rincón: Exactamente, la idea es que ellos vean que: *El hecho de que haya un grupo importante de gente que se ha vinculado, que le ha gustado. *Puede ayudar, por un lado, a la Academia Dominicana de la Lengua en esa misión de hacer que la lengua cobre protagonismo, que la gente se preocupe por usarla correctamente, por valorarla, en fin. Creo que por ahí puede ir el camino para que quede lo más completo posible, que no sea una cosa solo técnica. Porque con lo técnico simplemente no vamos a llegar muy lejos. Entonces, es bueno completarlo de forma que tengamos todas las bases, para decirlo en español dominicano, tengamos todas las bases cubierta, ¿verdad? Entonces creo que, si tienen bien recopilada la documentación, lo que ustedes tengan, yo de ahí, y mi equipo, vamos a tomar lo más que se pueda, le vamos a añadir nuestra parte; y si pudiéramos tener eso listo para que don Bruno lo pueda mandar cuanto antes a la RAE…
—Amalia Vega: Sí, sí, definitivamente, de acuerdo contigo, María José, y ahí nosotros lo que podemos hacer es trabajar para reunir, porque cada equipo está reuniendo distintos tipos de documentación.
—María José Rincón: Nosotros trabajamos paralelamente y después lo vinculamos todos. Cuando yo tenga ese documento, lo podemos perfilar y darle los últimos toques.
—BRC: Sí, es una manera de adobar el mensaje.
—María José Rincón: Ahí está, ahí está la palabra correcta.
—Coni Taveras: Sí, de parte de nuestro equipo ya hay una gran parte que tiene recopilada, incluso el grupo de Amalia también tiene otra parte que se va a sumar, que yo entiendo que la semana que viene nosotros podríamos enviarla para que ustedes nos den su punto de vista, de qué sí, de qué no puede ser aceptado y eso.
—María José Rincón: Cuando yo vea eso, podemos hacer la parte más técnica nosotros y ustedes hacer la parte adobada, como dice Bruno, muy bien dicho, el sazón por ahí; y quizás, pues, nosotros hacer una introducción diciendo que este interés surge de aquí… Y, lo que no quería que no se me olvidara: ya ustedes están aprendiendo mucho de diccionarios y saben que esto no es ahora ni pasado mañana ni el mes que viene, pero piensen que la Academia va a sacar, vamos a ver cuándo puede ser, ese Diccionario del español dominicano en digital y que estaríamos encantados de un respaldo que ayudara a que ese Diccionario digital, pues, se pudiera descargar, por ejemplo, gratuitamente, como pasa con el de la Real Academia o que estuviera disponible, quizás, pues, como una colaboración, a través de las páginas de ustedes mismos. Fíjense qué chulo sería, qué sé yo, se me ocurre poner la idea de Inditex, ¿no?, que Sara está detrás de la consulta en línea del Diccionario de la Real Academia en España, ¿no? Es decir que, fíjense qué final o fin de fiesta o lo que sea, de esa idea, de esa defensa del español dominicano, desde nuestras propias palabras, que pudiéramos tener esa herramienta y que va a quedar. El Diccionario tiene muchísima calidad, es uno de los mejores diccionarios que hay ahora mismo publicados de cualquier variedad del español, reconocido por don Bruno. Bueno, don Bruno no me deja mentir, que nuestro diccionario está reconocido internacionalmente como obra bien hecha.
—BRC: Tengo el testimonio de varias Academias de la Lengua, especialmente de sus directores con los cuales tenemos reuniones anuales, que valoran altamente la confección del Diccionario del español dominicano.
—María José Rincón: Exactamente. Entonces, la idea sería sacarlo digital, va a salir gratuito y todo, pero sería buenísimo que ustedes, qué sé yo, nos den un respaldo en cualquier sentido, ¿no? Cogemos energía y de ahí pasamos y dejamos a la Real Academia allá en su trono, ¿verdad?, y entonces acercamos a nuestra gente a lo que tenemos aquí, y que tiene, además, muchísima calidad, ¿no? Pero con muchísimo gusto el apoyo lo recibimos.
—Coni Taveras: Claro que sí, como decía Nonora, eso lo podemos hacer, como una campañita diciéndoles a la gente.
—Amalia Vega: Cuando conversamos María José y yo, decíamos que eso también sería muy buen material, porque qué más orgullosos debemos estar del lenguaje que nosotros utilizamos a diario. Entonces es algo que podemos trabajar en distintas aristas.
—María José Rincón: Claro. Yo recordaba Orgullo que es tan bonito, ¿no?, recordaba todas esas promociones de los artistas plásticos; había una, me acuerdo de una banquilla, creo que fue de unas palmas, que yo decía “Dios mío si hubiéramos aprovechado para todas esas palabras taínas que son los nombres de esas palmas y que son los indigenismos más antiguos que hay en el español, ¿no?, y lo que tiene más historia”. Imagínense la potencia que eso trae.
—Nonora Almúdesi: Es lo que decía, que justamente nos ayudan con las pequeñas historias. Y lo que te decía del trayecto es el destino, ahí tú nos celebras que ahí estábamos, que ya esa palabra está ahí, aunque no sea reciente. Decirles “Miren, este Diccionario ya está úsenlo”.
—Amalia Vega: Nosotros conversábamos recientemente que también hay una riqueza en el proceso, como dice Nonora, O sea, el dar a conocer cómo, no solo lo que hay detrás de cada palabra, sino cómo termina una palabra en el Diccionario, qué se tiene que hacer para llegar ahí, cuáles son los aspectos que tenemos que tomar en consideración, son cosas que quizás la gente no conoce y son esos pequeños detalles que a nosotros los dominicanos nos encanta saber. Entonces cuando uno aprende ese tipo de cosas le puede decir: “Ah, ¿tú sabías que tal cosa significa tal otra?”. Se sienten súper especiales.
—María José Rincón: Es una cosa que a mí me apasiona, pero que en general despierta pasiones, porque cuando hablo en cualquier lado, genera curiosidad porque es un mundo completamente desconocido, cómo se hace un diccionario, pero también, cómo se aprovecha la información que hay en un diccionario, cómo se consulta.
—Coni Taveras: Cuáles son las descripciones lexicográficas de las palabras, o cuál es su definición real porque tiene muchas definiciones diferentes una palabra.
—Bruno Rosario Candelier: Justamente a eso me refería cuando hablé de acepciones, que es el nombre que identifica los diversos significados que una palabra tiene o puede tener. Esos significados varían según el contexto en que empleemos un vocablo.
—María José Rincón: Claro, o las múltiples acepciones de cada palabra. Se me ocurre ¿qué palabra del Diccionario del español dominicano tiene más acepciones? Todo el mundo va a decir la que no es, pero hay muchas.
—Amalia Vega: No, pero esas son las cosas chéveres que se pueden hacer a nivel de vocabulario.
—María José Rincón: Exactamente. Creo que puede ser un buen punto de partida, de ese camino de que habla Nonora, que ustedes han emprendido y nosotros con muchísimo gusto si hay que dar curso, pues se le va a dar y a acompañar. Y a lo largo del camino seguro que se le van a ir ocurriendo muchísimas cosas y cuenten con nosotros. Yo sé que con don Bruno podemos contar porque él apoya todo lo que favorece al desarrollo de nuestra lengua y, además, porque para eso está la Academia y además él es apasionado de esto.
—BRC: Así es, pueden contar con mi apoyo pleno. Amalia, antes de que cierres este encuentro, quiero hacerles una sugerencia. A quienes están conectadas en esta videoconferencia, si les interesan los temas de la lengua, mándenme sus correos electrónicos para transmitirles el Boletín lingüístico de la Academia Dominicana de la Lengua.
—Amalia Vega: Ah, pero fantástico. Perfecto, pues le enviamos esos correos para que usted nos pase el Boletín. Excelente. Pues entonces le pasamos un correo con los correos de nosotras.
–BRC: Ese es un beneficio más de esta conversación.
—Amalia Vega: Así es. No, miren, de vedad que ha sido un privilegio. Nosotros, como mencioné al principio, estamos muy agradecidos de la apertura, del conocimiento que, literalmente en dos o tres llamadas, han aportado a lo que viene siendo este proceso. Por nuestra parte, para ir recapitulando, tendremos que definir cómo sigue en la promoción y la articulación con otros actores para lograr el tema, pero a nivel de nuestra colaboración lo que estaríamos es preparando esa documentación para entregarla en la semana que viene y ahí definimos un próximo paso. Y nada, nos reiteramos a sus órdenes.
—BRC: Esa comunicación tengo que hacerla por escrito. Así que aguardaré la propuesta que ustedes tienen.
—Amalia Vega: Sí, sí, claro, claro. Pero nada, les agradezco, nuevamente, en nombre de Centro Cuenta Nacional y nuestra marca JUMBO, todas las que estamos aquí, de verdad, valoramos la apertura, el conocimiento y la riqueza que pueden aportarle a este proceso. Nosotros nos reiteramos a su disposición para lo que sea. Vamos ahora a terminar esa compilación de documentación para pasarle y definir entonces cómo podemos ir integrando esas cosas a ese camino, como menciona Nonora, para enriquecerla.
—BRC: Muy bien, muchísimas gracias. Y muy buena suerte.
—María José Rincón: Muchísimas gracias, encantada.
—Coni Taveras: Gracias, a todos ustedes.
—Nonora: Gracias, espero verlos de nuevo.
—BRC: Gracias a ustedes por sus inquietudes idiomáticas.
—Amalia Vega: Ha sido un gran placer, de verdad que sí.
—Carla González: Gracias, igual.
—BRC: Buenas tardes. Bendiciones del Altísimo. ¡Salud y vida!
(Sesión virtual el 23 de febrero de 2021, a las 4:30pm. Transcribió: Miguelina Medina).
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