Poemas de Clara Janés
EL POETA MEDITA SOBRE LOS
ACONTECIMIENTOS SUCEDIDOS HASTA AHORA
No es espejismo la belleza
que sostiene el amor en el desierto.
Si en el vacío la despliegan los ojos,
dentro del alma anida
como ameno paraje de verdor que se extiende
invadiendo mullido el cuerpo entero
y desata la fuente purísima
donde bebe la ausencia
tornando en acto la posibilidad absoluta.
GAZEL DE LAYLA AL LLEGAR DONDE MACHNÚN ESTÁ
Mi loco amor me huye,
corre hacia ti
como una tempestad de arena.
Como la lluvia del monzón
llena, mi loco amor,
de ríos el desierto.
Mi loco amor se adentra
en las tierras estériles,
hace crecer en ellas la flor
que dura un solo instante.
Acógelo, Machnún, es el instante
en que estamos suspensos para siempre.
LAS PALABRAS DE MACHNÚN
Apártate, amada, no distraigas
la imagen de ti que cobijo
contra todo huracán
para que crezca en mi centro
y con él forme uno.
Cegados sean los ojos de la carne
y fecunde la lluvia,
del alma, las cristalinas aguas.
POEMA DEL KASHF O DESVELAMIENTO
Si en ti moro vano es mi cuerpo ya.
Pase a tus labios la rosa viva
que en los míos crece
y a ellos incorpore su fuego
y que se confundan
mis cenizas con la nada.
LAYLA, AL PRESENTIR SU FIN, VE ANTE SUS
OJOS LA PRIMERA MIRADA DE MACHNÚN
Me miró
y se pobló de estrellas mi corazón,
y sobre el fuego de la sangre
se elevó el firmamento.
En el punto más alto de la noche
la luna sostenía el nadir
de los destellos.
Redondo era el orbe del amor
y el sol, oculto,
desvelaba su eterna incandescencia.
EN SUS ÚLTIMOS MOMENTOS RECONOCE LAYLA
QUE EL AMOR ES MIHRAB DEL MÁS ALLÁ
Tu paraíso-corazón,
granada inmóvil, ópalo encendido,
a la puerta de los destellos me conduce.
Un halo de armonía
se desdobla en el umbral.
Desde su levedad,
el oro y los siete esplendores
en remolino me acometen.
Prende el fuego interior
replegando las sombras.
Y penetro como un ave en la blancura.
REFLEXIÓN DEL POETA
Una escala se extiende
-hacia lo inalcanzable,-
que define la luz,
mas con letras candentes
graba en el corazón la sombra
el Ser no visto.
ANTES DE EXPIRAR SOBRE LA TUMBA DE SU AMADA,
DICE MACHNÚN ESTE ÚLTIMO POEMA
Tierra en la tierra es Layla
y en la nada acrece su hermosura.
Ser nada con la nada es mi designio.
La senda de la muerte nos une en teofanía.
Clara Janés, Diván del ópalo de fuego, Murcia,
Editora Regional de Murcia, 2005, pp. 103-110.
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