La colocación enclítica y proclítica de los pronombres átonos
Por Tobías Rodríguez Molina
Las variantes de los pronombres personales me, te, se, nos, os, le, la, lo, les, las, los, llamadas átonas porque se pronuncian sin acento, apoyándose en palabras adyacentes con acento, ofrecen un gran interés sintáctico. Esas variantes pueden aparecer enclíticas (pospuestas) o proclíticas (antepuestas) a dichas palabras, dependiendo del contexto en que aparecen. Aclaremos un poco más. Las variantes enclíticas van pegadas a las palabras al final de ellas, se podría decir a la derecha de ellas, y se pronuncian sin acento como si formaran parte de la palabra a la que van unidas. Ejemplos: dámelo, cómprale, búscaselo.
Las variantes proclíticas son las que van colocadas delante de la palabra, pero sin ir pegadas a ellas aunque se pronuncian sin acento apoyadas en las palabras como si formaran parte de ellas. Ejemplos: se fue, se le dijo, se devolvió.
La posición enclítica o proclítica de los pronombres átonos se regula de la siguiente manera: en el imperativo, el infinitivo y el gerundio el pronombre es necesariamente enclítico. Ejemplos: dime, llevarlo, rogándole.
Ahora bien, cuando el infinitivo y el gerundio están subordinados a otras formas verbales, los pronombres enclíticos pueden separarse de ellos y pasar, pro atracción, al verbo principal. En ese caso, el concepto de enclisis no es relevante. Ejemplos:
-Quieren molestarte—–Te quieren molestar
-Debes avisárselo—–Se lo debes avisar
-Iba siguiéndolo——Lo iba siguiendo
Con las demás formas verbales, los pronombres pueden ser enclíticos o proclíticos. Ejemplos:
-Me miró——Mirome
-Lo dijo——Díjolo
Se sabrá——Sabrase
No obstante, los casos en que los pronombres átonos aparecen enclíticos a formas verbales como las anteriores, pude decirse que hoy en día pertenecen exclusivamente al estilo literario. En la conversación corriente es muy escaso ese uso. No es frecuente escuchar, en el habla ordinaria, casos de pronombres enclíticos a formas verbales que no sean el imperativo, el infinitivo y el gerundio, y cuando suelen aparecer, se percibe cierta afectación. Incluso, en la lengua literaria, cuando hay un uso excesivo, se nota cierto grado de afectación o rebuscamiento en el estilo.
Por esa razón, lo normal, en el español actual, sea el empleo de los pronombres proclíticos a las formas verbales que no sean imperativo, infinitivo y gerundio y enclíticos a estas últimas.
Por otro lado, una forma verbal puede llevar dos y aun tres pronombres átonos. Pero en ese caso deben ir todos proclíticos o todos enclíticos. No es posible, por tanto, anteponer unos y posponer otros. Así, pude decirse:
-Se lo decía——Decíaselo
-(Ruego que) se me lo busque——Búsquesemelo
Pero nunca puede decirse: lo decía se; se me búsquelo
Cuando concurren varias formas átonas, se (personal o reflexiva) debe preceder a todas las demás; las de segunda persona deben ir delante de las de primera, y cualquiera de estas dos deben ir delante de las de tercera. Ejemplos.
-Se me lo trae——Tráesemelo
-Te me quieren arrebatar—–Quieren arrebatárteme-
-Se me cayó——Cayóseme
Como es natural, este orden puede traer confusión en el uso ordinario. Es frecuente escuchar, en algunos hablantes de ciertas regiones y pertenecientes a niveles socioculturales bajos, casos en los que se da la confusión antes mencionada. Por ejemplo, en la parte sur de nuestro país, suelen oírse construcciones como: Me se perdió; Te se oyó decir.
Esos son casos en los cuales la forma se no precede a las demás como debe ser, según se planteó anteriormente.
En esas construcciones defectuosas, los pronombres átonos aparecen siempre proclíticos y no enclíticos, ya que resultarían expresiones no usuales o chocantes como, por ejemplo: Cayómese; Oyótese decir…
Esperamos que esta notas sobre los pronombres átonos nos sirvan para corregir algún detalle en el que pudiéramos estar fallando en lo referente a la enclisis y la proclisis.
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