Presentación de Perfil del español dominicano
Por Josanny Moní
Hace unos años coincidí con dos jóvenes chiriperos, mientras viajaba en el Metro de Santo Domingo, quienes sobre sus hombros llevaban un tinglado donde habían colocado jabones para el baño y otros productos para higiene personal. Uno de los jóvenes le comentaba, muy entusiasmado, a su compañero: “Yo soy un ermitaño, yo me meto por todos los rincones donde hay gente y le vendo a todo el mundo”. Luego sonreía orgulloso de su habilidad. Su compañero asintió con la cabeza y con una mirada confusa se quedó en silencio. En el léxico popular se usa una palabra que tiene la carga semántica que conectar perfectamente con la idea que quiso expresar este hablante, “josear”, que según el Diccionario fraseológico del español dominicano significa: Buscársela. Como diría Alejandro Arvelo: “Nadie puede darse el lujo de hablar utilizando a su antojo las palabras sin exponerse a caer en desatinos e inconsecuencias”.
El español es una lengua hermosa, rica en vocabulario, aunque compleja en su estructura sintáctica. Afortunadamente existen libros como el Perfil del español dominicano, de Bruno Rosario Candelier, que sirven como guía para el estudio y el conocimiento de los atributos del español dominicano. Si el español dominicano fuera una persona y usara redes sociales este libro, Perfil del español dominicano, fuera sin dudas su manual de identidad. Aunque el español dominicano no es una persona, sabemos que la lengua es un mecanismo vivo que crece y evoluciona constantemente; por tanto hay que estar abiertos a sus cambios.
Esta obra fue puesta a los ojos del mundo en el año 2019, pero su gestación se viene produciendo desde hace mucho tiempo. Y en sus venas corre el ADN histórico de las voces primordiales del español dominicano, datos ancestrales de sus orígenes. El autor de este libro explica con palabras, conceptos y ejemplos la voz de un terruño del universo, donde los gallos levantan al sol con su “curuteo” mañanero, República Dominicana. En sus páginas se encuentran ejemplos a lo largo de cada tema que sirven como ejemplo, tomados de publicaciones escritas como libros y periódicos, y también del lenguaje de la calle.
Este libro es el producto de una labor intelectual de un académico de la lengua española; sin embargo, su entendimiento no es privativo de intelectuales, por el contrario, es de amena lectura y de fácil compresión. Su contenido está organizado por tema y clasificado en ocho partes para su mayor aprovechamiento, siendo estas: Perfiles idiomáticos, Estudios lingüísticos, Códigos lexicográficos, Estudios literarios, Entrevistas sobre el español dominicano, Correos y consultas sobre nuestra lengua y Servicio a favor de nuestro idioma (esta última parte sobre la obra de Fundéu dominicana).
¿Cómo hablan los dominicanos? Parece una pregunta fácil de contestar sobre todo si le hace a cualquier dominicano. Algunos podrían decir que, cortando las palabras, comiéndose las eses (s); otros dirán que la respuesta depende del lugar del país que se precise, los del Cibao con la “i” (mi amoi); los del Sur con la “r” y con un cantaíto (muchacho der diablu…); los del Este con la “d” (Podvo dudce -refriéndose al azúcar-); y los capitaleños con “l” en lugar de la “r”. Y algún pelotero de grandes ligas diría que “como le da la gana”. Pero lo cierto es que la respuesta no es tan sencilla, sobre todo si se toma en cuenta el origen y las variantes idiomáticas de los hablantes de este pueblo.
Es fácil de confundirse con algunas palabras. Por ejemplo, hace unos días alguien publicó en su Facebook: “Seguimos conversando de dominicanismos. Mi abuelo materno decía «Yo vide», en vez de «Yo vi». ¿Han escuchado eso, «Yo vide»?”.
La publicación generó comentarios, a algunos le parecía gracioso y así lo demostraban con emoticones, otros compartían palabras similares, que según comentaron, las usan algunas personas mayores sobre todo en el Sur y algunas partes del Cibao tales como: “asina” y “aguaita”. Solo unos pocos comentaron que esas palabras no son dominicanismos. Como es caso del escritor y académico Rafael Peralta Romero quien le escribió: “Fulano de tal, “vide» no es un dominicanismo, es un arcaísmo, así se hablaba el español. Otros abuelos decían «asina» (así) y «agora» (ahora)”.
De hecho, los arcaísmos son un atributo del español dominicano, el cual conserva voces antiguas de la lengua de Castilla, palabras que eran usadas por colonizadores, como se consigna en Perfil del español dominicano. Algunos arcaísmos de uso presente son: agora, aguaitar, curcutear, dizque, tutumpote, zamuro, aguinaldo, según refiere Bruno Rosario Candelier. Es interesante destacar que estas palabras se siguen usando con el mismo significado que tenía entre los hablantes castellanos de siglos pasados.
El libro Perfil de español dominicano nos enseña que son dominicanismos aquellas palabras creadas por nuestros hablantes, por ejemplo: bachata, burundanga, calié, calambrina, chepa, fucú, guachimán, pariguayo, tiguere… Todas estas están acompañadas de su significado en el libro y también del trasfondo histórico que la formaron. Veamos este ejemplo de la palabra “calié”: “Desde 1930 hasta 1961, la figura del calié se convirtió en una realidad que marcó la forma en que la dictadura de Rafael L. Trujillo restringió las libertades públicas (…)” (pág. 22). Estas palabras son ejemplos de “Creación léxica”, uno de los atributos del español dominicano.
El español dominicano se caracteriza por el uso activo y constante de sus diferentes voces (sin que esto quiera decir que nuestro idioma sea un papelero) tales como las de la lengua taína de la cual conservamos y usamos palabras como yuca, cazabe, bohío, cacique, canoa, barbacoa, huracán, batey; así también voces del habla callejera y del habla culta.
El lenguaje de la calle predomina entre hablantes del pueblo que se valen de las voces criollas para su uso habitual, fluye espontáneo y ameno el uso de voces criollas como cachucha (gorra), concho (vehículo urbano de servicio público), buscar sonido (llamar la atención)… (p. 134).
Voces usuales del habla callejera
Enfriarse (arrepentirse, retroceder)
Chivato (delator, infidente)
Lambón (adulador)
Encacatarse (enfadarse)
Ñapa (obsequio al realizar una compra)
Chichí (bebe, niñito)
Can (diversión pasatiempo)
(Págs. 136-137).
Los medios de comunicación han contribuido la difusión de vocablos del populacho, los cuales se generalizan entre los hablantes como, por ejemplo:
Tro (mucho)
Una vaina bien (algo que gusta mucho)
Mi papá (aplicado a quien te ayuda)
Perreo (baile con roces sensuales)
Tripear (gozar, disfrutar)
Pero no solo se habla de perreo y chulimameo, también se escuchan palabras como catarsis, filantropía, antología, plataforma, las cuales suelen ser usadas por periodistas; también se escuchan voces como: soez (vulgar), meticuloso (cuidadoso), auscultar (escuchar de dentro), burdo (torpe, rastrero), urbe (cuidad), prototipo (modelo original) que son voces cultas. En nuestro país hubo un tiempo en que las expresiones “micro y macroeconomía” se popularizaron.
En el apartado de “Correos y consultas sobre nuestra lengua”, encontramos interesantes intercambios de dudas y respuestas, que indudablemente aportan valor al lector, aquí dos ejemplos:
De Roberto Guzmán A BRC, Miami, 23 de julio de 2019
Mi querido Bruno:
Desearía saber si has oído en RD algo que yo oí en una factoría secadora de café. Oí decir que beneficiaban el café. No sé exactamente a que se referían. Creo que era cuando lo secaban. Pero no estoy seguro. Por eso recurro a ti. Estás en el país y cuentas con las relaciones. Me interesa el asunto (…)
De BRC a Roberto Guzmán, 24 de julio de 2019
Querido Roberto:
En efecto, “beneficiar” el café es `airearlo con los rayos solares´. Al secarse los granos de café al sol cogen el color y se afirma su sustancia. De ahí el sentido de “beneficio”. Esa acepción viene del caudal patrimonial de la lengua de Castilla.
¡Bendiciones y abrazos!
Bruno
(Pág. 594).
De Huchi Lora a Fundéu, Sto. Dgo., 11 de febrero de 2018
¿La virgen de la Altagracia es “patrona” o “matrona” de pueblo dominicano? (…)
De BRC a Huchi Lora, Moca, 12 de febrero de 2018
Estimado Huchi:
La lógica lingüística postula el vocablo “matrona” para aplicarla a la Virgen de la Altagracia. Tu opinión revela un fino instinto lingüístico (…) (pág. 576).
Finalmente, podemos dar nuestra apreciación sobre esta obra usando diferentes voces:
Culto: La publicación del Perfil del español dominicano es una invitación a auscultar en nuestro mar léxico, sumergirnos y empaparnos nosotros mismos.
Léxico callejero: Sin lugar a dudas este libro es una vaina bien. La Academia dio un palo con esta publicación.
Josanny Moní, Santo Domingo, 15 de mayo de 2020.
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