Conversatorio con Tony Raful
Bruno Rosario Candelier: Vamos a comenzar este conversatorio con el poeta, ensayista, crítico literario, promotor cultural, novelista y académico de la lengua Tony Raful Tejada, a quien le damos la más cordial bienvenida. Este brillante escritor es una figura nacional desde hace muchos años, y tiene un alto prestigio fruto del trabajo que ha hecho mediante el cultivo de la palabra en diferentes géneros literarios y tiene el talento, la disciplina y la vocación creadora para escribir con belleza y hondura, y eso le ha dado la nombradía que disfruta. ¿Quién es Tony Raful? Vamos a ubicarnos al principio, a su infancia. ¿Tú recuerdas algo en tu niñez que se pueda catalogar como un impacto, algo traumático, algún golpe, algo que te haya marcado?
Tony Raful Tejada: Bueno, antes que nada, quiero darle las gracias al doctor Bruno Rosario Candelier por esta honrosa invitación. Para mí es un honor participar en este conversatorio y compartir ideas, criterios en relación con la creación literaria y con la poesía, que como género de importancia literaria y de valor es trascendente.
Yo tengo una anécdota que a mí me marcó muy claramente. Estaba yo en los cursos de primaria en el colegio Nuestra Señora de la Altagracia, ubicado en la calle 16 de agosto del barrio San Carlos.
BRC: ¿Dónde naciste, Tony?
TRT: En San Carlos. Entonces me pusieron en el mismo colegio, que está ahora en Los Prados, un colegio católico, que estaba dirigido por altagracianas. Las altagracianas eran monjas, pero no tenían que llevar el hábito religioso. Eran mujeres muy trabajadoras, encabezadas por una profesora que se llamaba Alicia Guerra. Todavía hace un tiempo Alicia estaba al frente del colegio CONSA o Colegio Nuestra Señora de la Altagracia. Entonces yo recuerdo que ese colegio tenía una gran difusión religiosa de formación católica. Yo recuerdo que convocaron un especie de concurso para elegir la mejor composición que se pudiese hacer con motivo del 21 de enero, que es el día consagrado a Nuestra Señora de la Altagracia, dándole prioridad a los estudiantes de séptimo y octavo, que eran los más grandes y, por lo tanto, con mayor capacidad para hacer una buena composición. Entonces, les dieron participación a los estudiantes de sexto y de quinto. Recuerdo que a nosotros nos pusieron delante del profesor, no nos identificábamos por los nombres, sino que se lo entregaban a una profesora que no era del colegio, para que haya mayor objetividad y nos pusieron un número a cada uno. S mí nunca se me olvida que el número mío fue el ocho. Bueno, se llevaron la composición y entonces el día que se convocó a todo el mundo para dar a conocer quien había ganado la composición a la Virgen de la Altagracia, y dice la encargada del evento: “El número ocho”. Y entonces yo me quedé callado, porque la timidez era tan grande y el impacto fue tan fuerte que jamás en la vida me pasó por la cabeza que podía ganar y entonces, un amiguito que estaba al lado mío me dice: “Eres tú”. Y todo el mundo mirándome, yo pasé una vergüenza, una vergüenza infantil, porque yo era un niño. Entonces me llamaron y leí la poesía.
BRC: ¿Fue tu primera composición?
TRT: Bueno, la primera composición reconocida públicamente. Acuérdate que en la clase de gramática siempre había un punto que era de composición y que valía veinte puntos.
BRC: Lamentablemente esa tradición ya se ha perdido.
TRT: En la calificación final de la materia valía veinte puntos, ya uno iba bien montado. Y entonces una profesora me llama después y me pregunta: ¿Tú escribiste eso o trajiste eso? A partir de ahí todo el profesorado me dio preferencia a mí en términos de incentivar y estimular la literatura.
BRC: Empezaron a darte un tratamiento diferente.
TRT: Diferente, sobre todo, en esa área. Había composición, creatividad, lectura comprensiva. Entonces, a partir de ahí se desató en mí el amor a la literatura, pero especialmente a la poesía. Ahí empezó el proceso, ese acontecimiento me marcó, o sea, que me asocia directamente con la Virgen de la Altagracia, el 21 de enero. Nunca lo podré olvidar. Bueno, a partir de ahí ya se desarrollando mi vocación.
Estamos hablando de una época en que todavía Trujillo estaba vivo, todavía estaba la dictadura, aunque en sus finales, y tras la caída de la dictadura empieza en la República Dominicana el proceso del despertar. Había muchas obras prohibidas, se formaban círculos de estudios, donde quiera se discutían temas intelectuales.
BRC: Se empieza a leer a Pablo Neruda secretamente. La Generación del 48 lo leía secretamente, pero públicamente nadie se atrevía.
TRT: Se empieza a discutir, se empieza a hacer una moda. Yo era entonces un niño, pero recuerdo que los jóvenes y mucha gente andaban siempre con un libro debajo del brazo y era una manera de impresionar a los demás. Entonces eso era como un desafío, como un reto al otro. La gente presumía eso. Entonces eso nos obligaba a todos a buscar los libros, a leer.
BRC: ¿Y cuando vino tu vinculación con la Joven Poesía?
TRT: Eso viene después, porque para la Revolución de Abril todavía éramos muchachos. En esa revolución hubo un gran movimiento cultural, increíblemente en medio de la guerra se creó un frente cultural que dirigía el pintor Silvano Lora, una de las glorias del arte pictórico. Silvano Lora y un grupo de jóvenes que ya venían agrupados en un movimiento que se llamaba Arte y liberación. Ese grupo se crea en el 1972.
BRC: Ya Trujillo había muerto.
TRT: Sí, ya estaba muerto Trujillo, y en lo que hoy es el Palacio Consistorial frente al parque Colon, que es una dependencia del ayuntamiento municipal, ellos crearon el grupo. Un grupo de jóvenes crearon ese frente y ahí declamaban poesía. Lo que éramos muy niños íbamos a verlo y a escuchar a los jóvenes de entonces y a algunos que no eran tan jóvenes, pero que empezaban a discutir. Entonces ahí se desarrolló cierto amor por la poesía y los géneros literarios. En la guerra de abril, el frente cultural de la revolución empezó a hacer recitales poéticos en los diferentes puestos de comandos de lucha.
BRC: ¿Tú llegaste a recitar tu poesía entonces?
TRT: No.
BRC: ¿Todavía no te habías integrado al mundo literario?
TRT: No, propiamente no, pero sí asistía a los recitales. Claro, no me perdía uno. Pero no participaba como poeta sino como oyente. Recuerdo el primer recital que se dio y las personas que participaron. Recuerdo el recital que se dio en lo que era la escuela Argentina, que ya la demolieron, que está al lado de la Ruina de San Francisco, en lo que se conoce como el Barrio de San Antón, en la Ciudad Colonial. Estamos hablando de la guerra, pero la guerra no fue siempre tiros y violencias, o sea que hubo batallas y momentos decisivos, pero llega un momento en que uno sentía cierto orden dentro de la guerra, porque se estaba negociando la paz en ese momento histórico de la nación dominicana. Entonces ahí se aprovechaba para ser testigo de acciones culturales que no eran solamente los poetas, incluso artistas que cantaban, y músicos y pintores.
BRC: Es decir, había participación artística y literaria.
TRT: Sí, con exposiciones de pintura. Yo recuerdo una exposición de pintura que se hizo en una galería que estaba casi al final de la calle de El Conde, antes de llegar al parque Independencia. Ahí se hizo una exposición de pintura y había pintores importantes. Bueno, recuerdo aquel recital y recuerdo a René del Risco, Miguel Alfonseca y a Juan José Ayuso.
BRC: Esos poetas eran integrantes de la Generación del 60.
TRT: Que es el grupo previo a nosotros y habían sido apadrinados por Aída Cartagena a través de la revista Brigadas dominicanas. Después de la revolución dimos el salto, terminamos el bachillerato, entramos a la universidad. Había una especie de efervescencia cultural.
BRC: ¿Dónde publicaste por primera vez?
TRT: La primera vez fue en el Listín Diario. Yo recuerdo como hoy de una manera atrevida, el crítico de arte que estaba al frente de la página cultural del Listín Diario, estamos hablando del 1968, era don Pedro René Contín Aybar. Entonces, nosotros íbamos mucho al Listín, porque uno de los amigos nuestros trabajaba allí. Nosotros formamos grupos literarios en la calle Espaillat que llamamos “El muro”, en homenaje al libro de Sartre; fuimos al Listín y recuerdo que don Pedro René Contín Aybar nos recibió. Para que lo sepan los más jóvenes, Pedro René Contín Aybar era una especie de árbitro de la cultura dominicana en los años 1940 al 1960.
BRC: Él le daba valor a la creación.
TRT: Además, era autor de antologías, de notas críticas. Llenó todo un espacio. Creo que ha sido injustamente tratado y olvidado, se ha sido muy duro con él.
BRC: ¿Él le dio paso a tu primera creación?
TRT: Sí, él se reunía con los jóvenes cuando íbamos allá y entonces todo el mundo llevaba poemas y entonces a él le gustó un poema mío y lo publicó. Fue una sorpresa que el sábado siguiente en el Listín Diario saliera publicado un poema mío, fue la primera vez que yo vi mi nombre en molde de imprenta. Para mí eso fue una cosa muy grande que nunca olvido.
BRC: Cierto, esa es una emoción que nunca se olvida. ¿Tú recuerdas cómo se llamaba ese poema?
TRT: El poema era un canto. Yo recuerdo que el primer verso comenzaba “Por la grietas del mundo se introducirá el amor”. He pensado buscarlo y ponerlo en un cuadro, como de acta de bautismo poético.
BRC: Claro, hazlo. Tu bautismo como poeta se lo debes a Pedro René Contín Aybar.
TRT: Quiero que sepan lo siguiente: cuando Pedro René Contín murió, vivía en la calle Doctor Delgado en ese momento y vivía recluido, alejado de todo y yo era subdirector de Radio Televisión Dominicana, muy joven y recuerdo una llamada que él me hizo hablando con mucha dificultad. Me llamó para felicitarme y le dije: “Don Pedro, quiero ir a verlo”, y lo fui a ver, pero a las dos semanas murió. A partir de ahí iniciamos la formación de un grupo literario. Formamos ese grupo en honor a Sartre, un grupo de muchachos que no pasábamos de quince años y entonces empezamos a leer los cuentos de Sartre y uno de los miembros de ese grupo es el hoy director del periódico Listín Diario, Miguel Franjul.
BRC: ¿Él se interesaba entonces por la literatura?
TRT: Sí, el día que te encuentres con él pregúntale ¿y el muro de la calle Espaillat? Yo fungía como coordinador del grupo.
BRC: ¿De quién fue la idea de crear ese grupo?
TRT: La idea modestamente fue mía. Sí, porque en ese entonces nos reuníamos a leer y decidimos formar un grupo, y ese grupo empezó a moverse y frente al sitio que nos reuníamos vivía Franklin Mieses Burgos, y entonces empezamos a visitarlo, y a visitar a una serie de literatos y escritores y a fortalecer nuestras condiciones literarias.
BRC: ¿Ustedes iban donde Franklin Mieses Burgos como grupo?
TRT: Como individuo y como grupo, porque invitábamos a don Franklin a dar charlas, invitábamos a escritores. Nosotros tuvimos una gran actividad, una intensa actividad durante ese proceso. Luego, ya en la Universidad, había movimientos que se habían desarrollado de jóvenes poetas que ya venían con cierta actividad literaria y entonces uno se unió a esos grupos que ya existían en la Universidad a través del Movimiento Cultural Universitario que se había creado ese año.
BRC: ¿Tú formaste parte de ese grupo?
TRT: Sí. Llegué a dirigir la sección de literatura.
BRC: ¿Te acuerdas de aquel famoso congreso celebrado en 1969?
TRT: Celebrado en la Universidad Católica Madre y Maestra, sí recuerdo, pero no pude ir. El libro de Bruno Rosario Candelier, Lo popular y lo culto en la poesía dominicana, fue una obra clave en el desarrollo de ese proceso cultural en nuestro país.
BRC: Sí, ese libro fue el resultado de una ponencia mía en la celebración de un congreso literario de La Joven Poesía en la UASD, en el año de 1971. Al tercer día de ese congreso yo partía para Madrid, a estudiar filología en la Universidad Complutense de Madrid. Entonces ambos estudiábamos en España y tú me visitaste a mi departamento en la capital española.
TRT: Sí, fue una etapa memorable.
BRC: Pues bien, sigamos con tu trayectoria literaria, Tony.
TRT: Nuestro desarrollo literario fue clave en esos días…Pero René Contín Aybar fue el blanco de ataques en el congreso de Santiago, lo que se entendía como el representante del sistema frente a la literatura comprometida, que surgió entonces. Había que vivir esa época. Estamos hablando del final de los años 70, había un espíritu revolucionario, se habían lanzado los escritores Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Carlos Fuentes. Todos esos escritores constituían un grupo importante que había sido relanzado, porque ellos habían publicado antes por la Editora Sudamericana de España y por Casa de Las Américas.
BRC: Carmen Barcells era la agente literaria de esos escritores.
TRT: Sí, la agente literaria. Y en Cuba, por Casa Las Américas que dirigía Haydée Santamaría. Esos dos polos empujaron a estos jóvenes que habían publicado libros, pero no se vendían más de 100. Gabriel García Márquez había reconocido que sus libros no pasaban de doscientos o trescientos vendidos.
BRC: Y Jorge Luis Borges llegó a decir que de su primer libro apenas vendió 35 ejemplares y entonces a los dos años dijo: “Bendito esos treinta y cinco lectores que me leyeron”, porque después vendía millones de ejemplares.
BRC: Tu primera publicación como libro, ¿en qué año fue?
TRT: Después del poema que salió en el Listín Diario, publiqué en Gaceta literaria, que dirigía Marianne de Tolentino. Yo escribí un pequeño libro que titulé La poesía en el tiempo. Ese primer libro recogía algunos textos que yo había publicado en Gaceta literaria. Luego, el primer libro formal lo publiqué en 1972 o 1973 que fue Gestión de alborada.
BRC: ¿En qué año fuiste a España?
TRC: En el año 1971 al 1972. Fui a España a estudiar en la Universidad Complutense de Madrid en la facultad de filosofía y letras, que por cierto, me encontré allá con Bruno Rosario Candelier, que estaba haciendo un doctorado en filología en la Complutense.
BRC: Tuvimos muchos encuentros en Madrid.
TRT: Convivimos prácticamente. Allá nos reunimos y ahí nos hicimos grandes amigos. Al año tuve que regresar al país y entonces volví a la UASD.
BRC: ¿Tú habías publicado algún libro antes de viajar a España?
TRC: No…Yo publico en el 1973, cuando regreso.
BRC: Desde entonces comienza tu trayectoria literaria en firme.
TRT: Ininterrumpida.
BRC: ¿Y a qué se debe tu devoción tan entrañable por la poesía?
TRT: Bueno, porque para mí la poesía, independientemente de su clasificación, es una realización trascendente, no solamente desde el punto de vista escritural, sino desde el punto de vista interior, espiritual, o sea, creo que es un valor trascendente. No hay género literario que trascienda más desde algunos niveles de realización humana como la poesía. La poesía lo es todo. El lenguaje poético es la credencial básica de entendimiento con la realidad interior.
BRC: Me complace saber que tienes ese alto criterio de la poesía, justo como lo he venido proclamando desde hace mucho tiempo. ¿Hubo algunos autores que te marcaron?
TRT: Bueno, en primer lugar, nosotros leíamos en esa época toda la poesía que en ese momento estaba sobre el tapete. Leíamos, por supuesto, a Pablo Neruda, a Vicente Huidobro y conocimos el Creacionismo, que Huidobro había articulado en los años cuarenta. Leíamos a Octavio Paz, como Poesía en movimiento, una antología de Octavio Paz y donde conocimos por primera vez unos textos de Paz, Piedra y sol, que para mí es uno de textos fundamentales de la poesía latinoamericana. Ahí conocimos también a Cesar Vallejo y un ensayo que publicó Mario Benedetti, no sé si te acuerdas de él, que se llamaba Vallejo y Neruda: Dos formas de influir. Aquel libro fue fundamental, donde Benedetti decía que Pablo Neruda y César Vallejo eran dos poetas distintos, pero ambos eran los polos influyentes de la creación poética latinoamericana en ese momento. Ahí conocimos a Cesar Vallejo y lo estudiamos. Leímos Los heraldos negros; leímos a Borges. Jorge Luis Borges influyó mucho en nosotros.
BRC: Cosa extraña, porque Borges en esa época no gozaba del aprecio que goza ahora.
TRT: Porque Borges se esmeraba en ser antipático, desde el punto de vista de la corriente que predominaba. Daba opiniones que no se correspondían, digamos con el espíritu de la época.
BRC: Sucedía, Tony, que Borges no era de izquierda, sino de derecha, y decía lo que pensaba cin importarle la opinión dominante en los medios de comunicación. Él decía muchas verdades que entonces no se aceptaban, no sintonizaban, no conciliaba con la tendencia dominante de la época. Pero es uno de los intelectuales y creadores más eminentes que ha dado la literatura hispanoamericana a la literatura universal, de tal manera que la opinión dominante en escritores de lengua inglesa considera que el poeta más importante de la lengua española es Jorge Luis Borges.
TRT: Entonces, leíamos la poesía latinoamericana, lógicamente, a Ernesto Cardenal, quien explosionaba en esos momentos. Leíamos toda la poesía que estaba sobre el tapete en esos momentos: Nicolás Guillén, como poesía negroide, los puertorriqueños Francisco Matos Paoli, Juan Antonio Corretjer, el grupo de poetas jóvenes puertorriqueños que venían incluso al país. Pero nosotros veníamos lógicamente de las lecturas fundacionales de Rubén Darío, quien es el gran padre de la poesía, el hombre que rompe los moldes tradicionales de la creación poética. Todo lo que era poesía en ese momento caía en nuestras manos: la poesía norteamericana, con Walt Whitman. Para nosotros era fundamental, la leíamos en grupo. La poesía europea, la poesía española, la generación de 27.
BRC: Lo que tú estás contando revela un detalle muy importante que ustedes lo tengan en cuenta. La posición que ha logrado Tony Raful en la literatura, no es un asunto de casualidad, no es un brote espontaneo, es fruto de un trabajo, de una labor de formación, es fruto de días y de años de lecturas. Es lo que todos los que aspiran a ser escritores tienen que saber.
TRT: Claro, tienen que leer mucho e informarse sobre la literatura francesa, los poetas malditos, los poetas del simbolismo, los poetas españoles. Todos los poetas: Paul Valéry, es clave.
BRC: Desde el punto de vista del lenguaje, Tony, ¿qué dificultad o problema, desde el punto de vista del lenguaje para la creación, tuviste que enfrentar y resolver?
TRT: Mira, salvando el concepto tradicional muy anunciado de la inspiración poética, evidentemente tiene que haber una vocación para el acto creador, o sea, uno no escribe un poema mecánicamente. Un poema nace de un laboratorio de palabras, tiene que haber evidentemente lo que los griegos llaman un raptus, tiene que haber un momento alto que te pueda conectar.
BRC: Una elevación espiritual, una magia.
TRT: Ese es el momento clave. Lógicamente no basta la elevación, no basta el raptus, no basta ese momento de inspiración que todo escritor necesita si esto no va a acompañado de un trabajo sobre la lengua: cómo uno construye la palabra, el verbo, cómo uno estructura el significado de una composición literaria o una composición poética. Entonces hay un trabajo consciente, artesano si se quiere, en relación con la lengua, que es importante destacarlo y desarrollarlo. Un escritor que no conoce la lengua tiene dificultades; un escritor que no domina la ortografía, por lo menos lo fundamental, no puede escribir. Esto no quiere decir que no aparezca un poeta analfabeto.
BRC: Los hay y algunos son buenos.
TRT: Pero quiero señalarles que el deber de todo escritor es precisamente hacer de la lengua un instrumento de realización y plasmación de su obra de manera consciente.
BRC: Y de procurar una solidez intelectual con lectura.
TRT: Entonces básicamente hemos trabajado, hemos luchado con ese reto, con ese desafío en cada trabajo, en cada escritura, en cada construcción en el caso de la metáfora, por ejemplo, un giro poético importante. Para trabajar con ellas hay que tener cuidado, acuérdate de aquella frase de Huidobro que decía: “El adjetivo cuando no da vida mata”. Hay que tener cuidado porque el adjetivo siempre es tentador, uno siempre está supuesto a calificar y a enunciar. Como hay una pluralidad desde el punto de vista expresivo en toda creación, o sea, hay una poesía coloquial, una poesía más retórica, más expandida desde el punto de vista de la formulación de las imágenes.
BRC: Pues bien, vamos a escuchar un par de poemas de Tony Raful en su propia voz.
TRT: Yo voy a seleccionar dos poemas. El poema a la ciudad: La ciudad y sus cantos. Yo voy a leer un fragmento de un tema largo, porque no lo puedo leer completo, sería abusar de ustedes. Voy a leer un fragmento y voy a explicarlo rápidamente: Un día, en Bellas Artes, asistí a un ballet y me impresionó mucho la bailarina que se alzaba y casi en el aire se suspendía; entonces empezaron a brotar en mi cabeza imágenes relacionadas con el desplazamiento de la bailarina, o sea, todos los elementos que se conjugan en el momento artístico en que una ballerina plasma, a través de la danza, los elementos que confluyen en ese proceso. Luego, la hija de un querido amigo mío, que era ballerina, en un evento en el que estaba practicando para una presentación intentó alzarse y en el momento de la práctica cayó y murió. Ella era asmática, hija de Leopoldo Espaillat. Eso estremeció la sociedad dominicana y entonces eso me conmovió mucho y yo escribí ese poema sobre la base de una floración de metáforas permanentes en relación con las imágenes de la danzarina, incluso, la menciono en el poema. Yo voy a leer un fragmento, no lo puedo leer completo porque es muy largo, pero quería hacer la observación. Ese poema yo se lo leí a la gran ballerina Alicia Alonzo, en Cuba. Ustedes saben que ella perdió la visión y aun así seguía bailando. Eso es una cosa increíble, una mujer de más de 90 años. Yo recuerdo que fui donde ella y se lo leí, y el mayor premio que yo obtuve de ese poema es la forma en cómo esa mujer se emocionaba cuando yo leía el poema y me dijo: “mientras tú leías, yo bailaba de nuevo”. He aquí un fragmento de “Mirándote bailar”:
Remo en las burbujas de las esferas
mundo flotante de las aguas que acampan en tus ojos
Corolario de fugas en las briznas de las olas
Cielo violáceo que rasga en cuarzo y piélago los sonidos
Leve luz de duende suspendida en el abismo
Contigo están los pájaros que aparejan la neblina
la primavera designada de tus alas
la luna blanda que columpian los amantes
los susurros de las ninfas que han partido
el embeleso de un breve tiempo en las mejillas.
En el principio fue la danza
Verbo danza errante del terso crispar del sueño
Primero fue la danza de las energías
Voluta acechanza de una montura de soles
imágenes armoniosas de la Creación
En puntillas y amor de gala esparciendo la luz
canción que ondea la ciega marea del corazón
maja florecida en el ojo azul del mar
En el principio fue el verbo
danza solícita que llena de andantes
un corredor translúcido de candilejas y frontispicios.
Todavía atestiguas el asombro y su doncel de luminiscencia
atavío vecino de cigarras y arpas
nido de rocío y lucero
en la torre alta del viento y de los besos
quiero tu fugaz concha de aurora
tu incendio de manos y piernas y surco
atestar de rumores la sombría eternidad
Citas urgidas del fuego y la utopía
Llegas a mis sienes dormidas
eclosión de alabastro
retentiva del colibrí y la libélula
memoria del vino que se adentra en el alma
Oh danzarina confinada al florilegio
Penélope danza en un idilio que teje primaveras.
BRC: ¡Qué belleza, Tony! Además, tu voz convoca una magia de ilusión y hermosura.
Público: ¿Ese mismo es el que se hizo después un espectáculo?
TRT: Claro. Ese poema con la ballerina Karoline Becker en Bellas Artes, precioso ese acto. Ella bailaba y se leía el poema.
BRC: ¿Quién leyó el poema?
TRT: Lo leyó uno de los actores, lo leyó bellísimo, lo dramatizaba.
BRC: Además, el poema tiene un aliento dramático afín a su estética.
TRT: Y entonces él, que es actor, para la dramatización lo leyó. Parecía que la ballerina danzaba sobre el poema.
Público: Usted lo grabó y tuvo la gentileza hasta de regalarlo.
BRC: Cuando tú estabas escribiendo ese poema, yo me imagino que tú estarías poseído por un estremecimiento.
TRT: No solamente poseído, que en dos ocasiones mi mujer cometió el sacrilegio de interrumpirme y yo tuve que decirle tantas cosas, y le dije: “No quiero nada, si yo interrumpo esto, se me daña el mejor poema de mi vida”. Y esa noche amanecí escribiendo.
BRC: ¿Amaneciste?
TRT: Si, casi hasta las 5:00 de la mañana. Habíamos venido de un ballet y lo tenía todo en la cabeza y dije: “Déjame ordenar esto, si yo no ordeno esto no voy a amanecer vivo”.
BRC: Ciertamente, hay que aprovechar la inspiración.
TRT: La inspiración es básica.
BRC: Fundamental y luminosa.
TRT: Entonces vamos a leer un poema corto ahora. ¿Ustedes conocen el que dice: “Yo fundaré la ciudad sobre el ala de una paloma”?
Publico: Bueno, ese es el verso que inscribieron en la pasada Feria del Libro, en el paseo de los autores.
Público: Yo cito en uno de mis poemas ese verso suyo.
TRT: Muchas gracias. Es un honor para mí. Veamos “Fundación”:
Yo fundaré de nuevo la ciudad
sobre el ala de una paloma y la dejaré volar
Yo seré niño de nuevo para podar una vigilia de hadas
Yo amaré una muchacha que habitará en la lluvia
Su cintura de trigo: relámpago vencido
Yo me iré con gnomos y duendecillos
a llenar de incienso y talismanes
el cofre de la luna
su hospedaje de amantes
tobillos del mar en noches de cuarto menguante
Yo sesgaré tu piel como leña del alba
y soltaré tus pechos
como guirnaldas que acampan en el abismo
su sosiego dulce y sus helechos de plata.
TRT: Todo el mundo tiene un duende de la infancia, alguien con quien hablaba y que después uno no lo volvía a ver más y venía la mamá de uno y le pregunta: “¿Y con quien era que tú hablabas?”. Y yo a varios de mis hijos los descubría así y de ahí salió el poema “El duende de la infanta bella”:
Yo miro y busco el duende
que se escondía
en la infancia de la vida mía
Oigo sus suspiros y el soñar
Fluido incierto de voz que he callado
Escarpín que enardece el galopado
cuando el alma ya no está en el cuerpo…
Iban flores y puntillas
Era de cristal la mentira
Se ceñía la mejilla de melancolía
El duende que yo miro y busco se plañía
ola de música amanecida
para la tierna caricia prometida
Tiene gallarda bandera
el amor de la pasión primera
Es mi loca fantasía
mirar y buscar el duende que se desvivía
¿Habrá enloquecido?
¿Se sentirá de infinito amor henchido?
¿Se dormirá en el cielo sorprendido aquel amor distante
que aguardaba en el instante sus alas ondulantes?
Sus cayados mares de infanta bella
que se desvanecía en la mirada
aquella doncella perfumada que dulce se reía
y se escondía
Esa vaga perla de bóveda sombría
estrépito y melodía
hoguera de mis ojos y de mi frente
Roncella, rosa que centellea ardiente.
Yo miro y busco ese duende
Bajo el dosel de pétalos de un sueño
Y suelto todas mis espadas
por la intensa llamarada
de su belleza inútil y blanda
Oigo sus suspiros y sus fantásticas llamas
Debe ser fulgor en otras almas
Esta nostalgia que me inflama
duende que me ensalma
para el hondo fulgor de la tierra.
BRC: Muchísimas gracias Tony por tu brillante participación.
TRT: Muchísimas gracias a ti y a todos ustedes.
BRC: Que Dios siga potenciando esa luminosa dotación con que viniste a la vida.
TRT: Para mí es un honor, de verdad lo digo. Son muchas veces que uno comparte, pero no siempre que uno comparte tiene el honor de compartir con Bruno Rosario Candelier, a quien yo admiro, valoro y quiero. A él y a su familia, con la cual compartí en España. Para mí es un honor este conversatorio por la labor que Bruno Rosario Candelier desarrolla en la Academia Dominicana de la Lengua y por la cantidad inmensa de aportaciones que él está haciendo en diferentes niveles, incluso estimulando creaciones, echando hacia delante la literatura, la poesía dominicana, la reflexión poética, el Interiorismo como un desafío, como una apuesta al enriquecimiento de la literatura dominicana. El hecho de que don Bruno me invite para mí es un honor, y también compartir con ustedes que son mis amigos y que son poetas y les gusta la literatura.
BRC: Muchísimas gracias, querido y admirado Tony Raful Tejada.
Bruno Rosario Candelier
Biblioteca Juan Bosch de Funglode
Santo Domingo, R. D., 4 de abril de 2017.
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