Salmo crudo
Por Sandra Berroa
Mi corazón sobre los huesos de la noche.
Una noche sin rostro; huérfana. Cansado de tan roja espuma.
Cubierta de abrojos ciñe tu frente la voluble brisa.
Somos mutua presa de las amarguras blancas.
Yo que llevo tantas rumbas en el alma no supe preverte.
No imites ¡por dios! nunca mi alma.
¡Venid a orar sobre mi pecho en flor, orad sobre el idilio y el hastío!
Pósate ahora que la luna se asoma a mis cuencas.
Deshabítame, paloma salada; soy puente, soy tiempo.
Salmo crudo sobre tus palmas.
Una gota de carne y hueso.
Para morir en este instante de lluvia, para llover a cántaros.
…y olvidarnos.
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