Vuelco, no volque

Por Tobías Rodríguez Molina

La expresión “latín vulgar” (o popular) hace referencia al conjunto de formas de habla procedentes del latín clásico, el idioma oficial del Imperio Romano, y que eran usadas en las provincias del Imperio  por los soldados y las personas que no tenían un elevado nivel cultural.

Ese latín vulgar era un idioma hablado, vivo y en constante evolución a diferencia del latín clásico, que era el latín escrito culto, propio de la literatura, de la oratoria y de la administración pública. En su evolución, el latín vulgar  fue variando algunas de sus  formas.  Uno de esos cambios consistió en la conversión de las vocales tónicas “o” y  “e” en los diptongos  “ue”  y “ie”, respectivamente, fenómeno que se registró en el  castellano, lengua hija del latín

De ese modo,  en lo  referente a  la “o” tónica, se pasó de “portam” a “puerta”,  de “focum” a “fuego”,  de “pontem” a “puente”, etc. En el caso de la “e” tónica, se dio el cambio de “petram” a “piedra”, de “terram” a “tierra”, de “dentem” a “diente”, etc.  Eso pasó tratándose de los sustantivos, pero el cambio también afectó a una gran cantidad de verbos en cuya base  o raíz estaban presentes la “o” y la “e” tónicas. Es lo que pasó con los verbos, que pasaron,  por la influencia de ese latín vulgar,   de “aprobar” a “apruebo” de “colar” a “cuelo”, de “mover” a “muevo”,  de “contar” a “cuento, etc. ;  y de “defender” a “defiendo”,  de “sentir” a “siento”,  de “confesar” a “confieso”, de  “regar” a “riego”, etc.

Esa diptongación de “o” en “ue” y de “e” en “ie” acontece en los verbos,  en el tiempo  presente del modo indicativo y del modo subjuntivo más el imperativo, cuando esas vocales (o y e), al conjugar esos verbos, son tónicas, es decir, en ellas recaería la mayor fuerza al pronunciarlas en la conjugación. Si no son tónicas, no sucede la diptongación; eso pasa con la primera persona plural de los tiempos en los que esos verbos diptongan, como en “nosotros colamos”,  “que nosotros colemos…”, etc.

Ilustremos mejor este caso de la diptongación mediante la conjugación del verbo “pensar” en el  presente del modo indicativo: yo pienso, tú piensas, él (ella, usted) piensa, nosotros pensamos, ellos (ellas, ustedes) piensan y en  presente del modo subjuntivo: que yo piense, que tú pienses, que él (ella, usted) piense, que nosotros pensemos, que ellos (ellas, ustedes) piensen.

También observemos la diptongación en los verbos con “o” tónica convertida en “ue”. Lo haremos primero en el presente del modo indicativo y luego en el presente del modo subjuntivo: yo cuento, tú cuentas, él (ella, usted) cuenta, nosotros contamos, ellos (ellas, ustedes) cuentan.  Que yo cuente, que tú cuentes, que él (ella, usted) cuente, que nosotros contemos, que ellos (ellas, ustedes) cuenten.

Mi experiencia de docente universitario y de observador de la lengua hablada por los dominicanos de todos los niveles socioculturales,  me ha mostrado que a varios verbos existentes en nuestra lengua española  que exigen la diptongación muchos usuarios dominicanos no los ponen a diptongar.  Es el caso de los verbos renovar, soldar, volcar, volcarse, etc. Estoy casi seguro de que ustedes estarán de acuerdo conmigo en que los verbos “renovar” y “soldar” conjugados en los modos y tiempos en los que en ellos se da la diptongación, muy pocos dominicanos los conjugan, tanto en la lengua hablada como escrita, siguiendo las pautas debidas. Constaten lo que acabo de afirmar con la conjugación  que les ofrezco de esos dos verbos cuando diptongan:

  1. Presente del modo indicativo: yo renuevo, tú renuevas, él (ella, usted) renueva, nosotros renovamos, ellos (ellas, ustedes) renuevan. Presente del modo subjuntivo: que yo renueve, que tú renueves, que él (ella, usted) renueve, que nosotros renovemos, que ellos (ellas, ustedes) renueven. Modo imperativo: renueva tú, renueve él (ella, usted), renovemos nosotros, renueven ellos (ellas, ustedes).
  2. Presente del modo indicativo: yo sueldo, tú sueldas, él (ella, usted) suelda, nosotros soldamos, ellos (ellas, ustedes) sueldan. Presente del modo subjuntivo: que yo suelde, que tú sueldes, que él (ella, usted) suelde, que nosotros soldemos, que ellos (ellas, ustedes suelden. Modo imperativo: suelda tú, suelde él (ella, usted), soldemos nosotros, suelden ellos (ellas, ustedes).

Quiero comunicarles que yo me decidí a escribir este ensayo un día en que escuché a un comentarista, bien conocido en el  ámbito deportivo santiaguero, decir lo siguiente: “Un pelotero de las Aguilas Cibaeñas que venía hacia Santiago sufrió un volque en la carretera Puerto Plata-Santiago.

Yo estoy seguro de que ustedes son   personas que  quieren conducirse como auténticos usuarios del español, tanto escrito como hablado. Para ello, en el caso de esos verbos, principalmente, deberán regirse, eso es algo evidente, por los modelos que les he ofrecido en esta ocasión. De ese modo mejorarán y cuidarán su imagen, y no les pasará lo que le pasó a un competente médico de la ciudad de Santiago de los Caballeros, del cual una joven campesina que apenas sabía leer y escribir, y nativa de un campo próximo a Licey al Medio, se rio de él burlonamente al escucharlo hablar un español lleno de incorreciones. Lo cierto es que  esa joven hablaba un español muy por encima del de ese competente y afamado médico de nuestra ciudad.

Seguro que ya ustedes saben que no está de acuerdo con las reglas de la diptongación decir “sufrió un “volque” en la carretera Duarte”, ni tampoco “sufrió un “volque” en la carretera Puerto Plata-Santiago”. Y ese conocimiento teórico lo proyectarán en sus escritos y en sus expresiones orales.

© 2019, Rafael Tobías Rodríguez Molina

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