Dominicanidad, lengua y cultura: perspectivas de un concepto transnacional

Por Rita Díaz Blanco

En el marco del primer congreso internacional celebrado en Alemania en el año 2014, la embajada de este país, en colaboración con la de la República Dominicana, presentó diferentes aspectos de la dominicanidad en artículos de destacados especialistas de distintas nacionalidades. Las ponencias y resultados de las investigaciones fueron recopiladas en el texto que hoy nos ocupa bajo el título Dominicanidad: perspectivas de un concepto (trans-) nacional, por los editores Christine Felbeck y Andre Klump. Esta obra contiene articulistas dominicanos, europeos y estadounidenses que recogen, tanto en inglés como en español, la visión general de una sociedad fruto de un conglomerado cultural complejo. La obra tiene tres subtítulos: Contexto mundial, con seis artículos donde se analizan las proyecciones internacionales del dominicano emigrante; Contexto insular, que recoge cuatro artículos cuyo eje central es la identidad dominicana en relación a la vida del isleño y su relación construida con otros inmigrantes; y Contexto nacional, una recopilación de seis artículos de análisis lingüísticos y artísticos (cine) que explican los variados comportamientos del español dominicano.

Para entender la idiosincrasia dominicana es de suma importancia conocer las raíces de este pueblo mulato, que en su historia rememora la vida armónica de sus aborígenes, quienes a fuerza de trabajo desigual e injusto vieron destruidas sus esperanzas de vida y alterado completamente el equilibrio hasta entonces existente: “Bartolomé de las Casas escribió que existe un reino llamado Maguá en una llanura de esta isla, con montañas alrededor donde nacen casi 30,000 arroyos y ríos, de los cuales doce son extremadamente grandes y todos los que proceden del oeste, que suman casi 20,000, son ricos en oro”(…) “Ahora existen diez ciudades españolas en La Española. Y hasta ahora residían allí casi diez mil españoles. En el año 1508, surgió una tormenta tal que todas las casas en Santo Domingo fueron destruidas, todo el poblado de Buona Ventura quedó patas arriba y muchas personas de la zona fueron elevadas hacia las alturas” (Kramer J., “La española en la Cosmografía de Sebastian Munster”).  En su artículo, Kramer estudia las características principales del Nuevo Mundo ya planteadas por Sebastian Müster, presentándolo como un espacio geográfico que ofrecía para los europeos un atractivo económico, político y natural inigualable. La Española, para la época de la conquista, tenía una exuberante riqueza natural, una división política y administrativa de cacicazgos muy bien definidas: “El un reino se llamaba Maguá, la última sílaba aguda, que quiere decir reino de la Vega. Esta Vega es de las más insignes y admirables cosas del mundo, porque dura ochenta leguas de la mar del Sir a la mar del Norte” (p. 62).  Esta ubicación estratégica identificada por Müster, explica Kramer, obedece a un interés muy marcado y positivo de los europeos en las nuevas tierras descubiertas.

Por otro lado, y bajo el mismo contexto,  Rafael Álvarez Martín y Enrique Sánchez Costa realizan un estudio de las figuras de Juan Bosch y María Zambrano como escritores exiliados de las respectivas dictaduras de sus países. Tanto Bosch como Zambrano, profundos pensadores de su época, debieron abandonar sus patrias para salvaguardar sus vidas, pues eran abiertos opositores de la tiranía. Ya fuera de sus contornos se conocen en Cuba por un amigo en común y florece, según estos autores, una amistad mantenida luego por correspondencia. En la República Dominicana no se puede hablar de cuentos y relatos sin pasar por el nombre y la figura de Bosch en cuyos trabajos aparece la retratada la realidad socioeconómica de nuestro país. Se ha convertido en uno de los escritores dominicanos más leídos y célebres a nivel internacional, mereciendo el galardón de ser uno de los mejores cuentistas de América. En Zambrano, la labor intelectual y literaria es muy prolífera, enfocándose en el tema de la hermandad y apoyándose en la convulsa realidad española de la época. Asesinados los tiranos, Trujillo y Franco, ambos escritores retornan a sus naciones para dedicarse uno directamente a la política (Bosch llega a ser presidente de la Rep. Dom.) y la otra a reflexionar en artículos filosóficos la sociedad española de postguerra. Es entonces, el exilio la otra casa para que estos autores forjen una conciencia matizada por un ambiente marcado por la violencia, la opresión y la miseria. Álvarez y Sánchez hacen un recuento biográfico de estos pensadores para destacar las afinidades que los llevan a cultivar una amistad por largos años y para entender, en su justa dimensión, los aportes que cada uno hizo a su país. Si bien es sabido que Bosch estuvo exiliado más de veinte años, por defender ideales socialistas que lo llevaron incluso a perder su puesto de presidente, en Zambrano encontramos a una filósofa que, dentro y fuera de España, rechaza rotundamente la dictadura franquista y se avoca a la causa republicana hasta sus últimas consecuencias. Situaciones políticas similares, que desataron en ellos el ímpetu de la escritura crítico-social profunda.

Siguiendo con otros artículos destacados en este contexto mundial, se debe hacer mención de los resultados expuestos por Andre Klump en su trabajo titulado “Entre pesimismo y lealtad-Las actitudes lingüísticas de los dominicanos”. El propósito principal de este investigador era identificar las actitudes lingüísticas que tienen los hablantes dominicanos sobre su propia lengua materna y los principales factores que provocan dicha condición. Al inicio de artículo aparece citado uno de los lingüistas más reconocidos a nivel nacional: Pedro Henríquez Ureña, quien determina las características del español caribeño de acuerdo a la ubicación geográfica antillana: “Según la zonificación general de Hispanoamérica de Pedro Henríquez Ureña, el español dominicano (…) se caracteriza por un consonántico demasiado débil y por un vocalismo bastante constante”. Luego, se explican algunas particularidades del español dominicano, los rasgos destacados en este artículo son fruto del análisis de un extracto de una obra de la escritora dominicana Rita Indiana, como: Aspiración y elisión de la -s – implosiva en la conjugación y en la formación del plural casi independientemente del registro. Neutralización de los fonemas /r/ /l/ en posición implosiva. Lambdacismo (cambio de /r/ por /l/) sobre todo en Santo Domingo. Rotacismo (cambio de /l/ por /r/) en el suroeste. Elisión de /r/ en el Este. Vocalización (sustituir la consonante por i). Uso del pronombre impersonal “ello”.  Además, otras particularidades son el seseo, yeísmo, aspiración de la /x/ que, identificadas por Klump, atribuye a una inseguridad lingüística y una visión negativa de los hablantes. El español que se habla en la República Dominicana es una variedad del castellano que llegó en las naos de los conquistadores, y más aún, de una variedad del español caribeño. Las regiones en las que se divide este territorio mantienen sus características especiales que forman parte de su identidad cultural. También estas variaciones obedecen a aspectos geográficos y a la clase social. Una teoría que defiende Klump es que al ser producto de una prominente y rica influencia extranjera, los dominicanos sentimos cierta tendencia a menospreciar lo autóctono, incluyendo su lengua materna y que esa deficiencia se nota en las faltas ortográficas tanto al hablar como a la escribir. La autopercepción lacera nuestra seguridad idiomática que conserva rasgos similares con el de Puerto Rico (español puertorriqueño) y de Cuba (español cubano), por la cercanía territorial. También, utiliza como argumentos otras investigaciones en distintas circunstancias y momentos que determinaron el fenómeno de la negatividad y la necesidad de elevar el sentimiento de identidad relativa al tema. Es bastante interesante el hecho de que son los mismos dominicanos, tanto dentro como fuera del país, los que consideran su lengua materna en desventajas con otros países, tratando de ajustarla a la norma estándar de España en vez de aceptarla con sus variaciones. Por consiguiente, los demás usuarios del español perciben el dominicano como un idiolecto de menor estatus. Al comparar el comportamiento lingüístico de los dominicanos tanto en Estados Unidos como en España, Klump advierte ciertas similitudes correspondientes a la lealtad que se manifiesta entre los paisanos. Otros investigadores han sido testigos de que los quisqueyanos de la diáspora tienden a apoyarse e identificarse con su idioma, aunque reconocen que el mismo debe aspirar a unificar criterios con el peninsular. En definitiva, este artículo muestra que el dialecto dominicano presenta distintas variaciones, igual que muchos otros, la diferencia radica en que, para ellos, su singular uso del idioma es una manera de destacar su identidad, mientras que para los dominicanos es considerado una falta.

Similar estudio fue realizado por Manuel Peralta Céspedes, titulado “El español dominicano en contacto con el español madrileño: el caso del sujeto en las interrogativas directas”. El mismo pone en evidencia una peculiaridad del español dominicano: el hecho de que se coloque el pronombre o el sujeto de manera innecesaria en las construcciones oracionales, situación que es totalmente opuesta al uso español, donde solo el 20% lo hace. Esta situación también se da en puerto Rico, Caracas y otros países del Caribe, y se cree se produce por influencia del inglés. En el español dominicano es muy común introducir manera recurrente el pronombre con valor de sujeto ante el verbo en situaciones poco reiterativas en otras variedades hispánicas. Al contrario, lo consideran innecesario. De manera que, según este articulista, su uso en los dominicanos se debe a que funciona enfáticamente. La sintaxis española hace prescindible el sujeto siempre y cuando a través del comportamiento verbal pueda ser identificado, esa omisión es casi nula entre los hablantes dominicanos. Además, sugiere que el mismo se presente pospuesto al verbo en oraciones interrogativas. En los resultados a los encuestados se hace notable una singular acomodación de la lengua que obedece a características del dialecto caribeño.

Nery Antonio Taveras presenta el estudio “Análisis de los procesos de integración en adolescentes de origen dominicano. El caso de Barcelona, España”. Este artículo tiene una connotación de migración más que lingüística para entender, por qué sobre todo las mujeres, salen a España a iniciar un proceso de integración y adaptación de los dominicanos en el nuevo país. La migración dominicana hacia Europa no es muy antigua y obedece a aspectos económicos más que de otra índole y es más numerosa en los últimos años, haciendo que la colonia dominicana posea un notable peso en este lugar, debido a los vínculos económicos, socioculturales y familiares que unen ambos países desde la época de la conquista. En principio quienes podían viajar eran los de clases acomodadas, aquellos hombres de negocios, estudiantes o exiliados políticos. Más adelante, el número se elevaría pues incluiría a mujeres motivadas por el estrechamiento económico, que se produjo de manera muy lenta, pues, una vez establecidas en el nuevo territorio, procedían a trabajar en labores mayormente domésticas para llevar consigo toda su prole. Como resultado, el vínculo entre las sociedades progresivamente fue desarrollándose y fortaleciéndose dándole una identidad más sólida a los recién llegados con relación a su suelo natal. Los hijos de los emigrantes, reciben tanto de los padres como de la comunidad, un apoyo extraordinario a sus raíces, derivando en una auto-identificación más sólida que los mismos que viven dentro del territorio nacional.

Para cerrar el contexto mundial, Svenjan Flechner presenta un artículo completo analizando las características económicas y políticas de la República Dominica titulado “Desigualdad y desenvolvimiento económico en la Rep. Dom. – un análisis desde la perspectiva de la economía política”. En el mismo se hace referencia a la economía de mediana empresa, a la que según esta investigación el país pertenece, pues entre otras características la mano de obra que predomina no es industrializada, sino que se basa en trabajos manuales. La economía se sustenta en el sector de servicios en más de un 50%: arrendamiento de inmuebles, hoteles, bares, actividades comerciales… el otro porcentaje está distribuido en actividades intelectuales e investigativas y labores básicas. Con relación a la educación, se especifica que no podemos competir con otras naciones como Panamá o Costa Rica pero que estamos en niveles más altos que los de Nicaragua o Guatemala y con las instituciones regulatorias del sistema administrativo se hace mención de la poca habilidad que como nación se posee en su manejo: “El clientelismo dominicano se centra en el intercambio de apoyo político por un lado y en la contratación de personas para empleos en el aparato administrativo como agradecimiento al apoyo” (pág.180).  El estudio muestra, a través de datos estadísticos específicos, que el país ha alcanzado dimensiones desproporcionadas con relación al manejo inadecuado de los fondos públicos, producto de una voluntad política permisiva y de poca voluntad para sancionar funcionarios. No obstante, se prevé que con la aplicación de políticas relevantes y regularización de patrones de distribución que permitan el crecimiento de la nación. Este recuento histórico que hace el articulista por los gobiernos dominicanos y el comportamiento de los grupos empresariales, explica que el país ha quedado relegado por conflictos internos sin resolver, por ende, entender la República Dominicana es analizar los distintos momentos sociopolíticos que ha vivido.

Al inicio del segundo contexto, el Contexto Insular, el filólogo dominicano Bruno Rosario Candelier hace un análisis bajo el título “El concepto de dominicanidad en las letras de La Española del siglo XVIII”. En este artículo el intelectual mocano asegura que las primeras manifestaciones de las letras de La Española guardaron características similares con la nación conquistadora: romances populares orales, canciones, bailes… pues la población analfabeta y el proceso de evangelización así lo determinaron. De hecho, son los clérigos quienes se encargan de producir las primeras manifestaciones escritas en el territorio conquistado: “Habiendo sido descubierta, conquistada y poblada por los españoles al mando de Cristóbal Colón que asentaron en la isla bautizada con el nombre de La Española era lógico que la lengua y la cultura intelectual que se anidan en esta isla caribeña desde 1492 eran la lengua de Castilla y la cultura de España, que con el paso del tiempo y el arraigo de los nuevos pobladores daría lugar a la cultura viva del pueblo, como se aprecia en los cantares populares, la faena agrícola, las festividades religiosas y en las veladas nocturnas” (p. 207). Además, asegura que la tradición dieciochesca conservaba sus raíces hispánicas a pesar de otros influjos y los manifestaba a través del teatro, la poesía y otras manifestaciones artísticas. En ese sentido menciona como figuras importantes de la época a Luis José Peguero y el padre Antonio Sánchez Valverde. Una importante afirmación que hace Rosario Candelier es el hecho de que haya para esa época una cierta relación con las letras y un sentido patriótico ya determinado, pues esto implica que la cultura y la dominicanidad ya se estaban gestando, fruto de la intelectualidad y la reflexión ideológica: “El pesimismo y la nostalgia eran actitudes generalizadas entre los habitantes de la Española del siglo XVIII. Pesimismo por la agobiante situación de miseria y abandono que experimentaron los nativos de la Isla. Esa dolorosa situación no dejaría de ser un caldo de cultivo del sentimiento de nacionalidad que tímidamente empezaba a gestarse” (p. 210). Esto lleva a plantear que las experiencias vividas por el pueblo a lo largo del siglo XVIII influyeron en su carácter y su visión de la cultura.

Otros análisis que aparecen en este contexto es el de Katrin Pfadenhauer titulado: “La diáspora haitiana y el contacto lingüístico en la R.D” y el de Hanna Merk: “Lengua e identidad en los bateyes de la República Dominicana”. El primer artículo hace referencia a un porciento de inmigrantes haitianos y a sus descendientes, que frutos de malas políticas gubernamentales se veían desprovistas de seguridad social, política y económica. El segundo, analiza las características de una realidad marcada por la pobreza, y carente de identidad compartida, sino más bien, una que no pertenece a ninguno de los dos países. Ambos trabajos exponen sus ideas sobre la sociedad dominicana y su relación político-social con los inmigrantes haitianos, como forma de explicar las variaciones lingüísticas de contacto, tanto en la frontera como en los bateyes establecidos, principalmente dentro de las plantaciones de caña de azúcar. De allí salen las fuentes primarias de investigación, es decir, se entrevista a haitianos, dominico-haitianos y algunos dominicanos: “Las conversaciones se llevaron a cabo en español, francés, y con ayuda de un hablante nativo, en kryeol y fueron posteriormente transcritas y analizadas según los criterios asentados en la lingüística de contacto” (Pfadenhauer, 243). “Durante las conversaciones, los entrevistados tenían la posibilidad de responder a unas preguntas generales y de hablar libremente, apoyándose metodológicamente en la entrevista narrativa” (Merk, 266).

Los análisis lingüísticos que presenta el estudio de Hanna Merk se caracterizan por la presencia de fenómenos similares a los que poseen los hablantes dominicanos: omisión y aspiración de la /s/, realización de la /x/ como /h/, velarización de la /n/, apócopes, falta de concordancia entre sujeto y verbo… Por otro lado, esto es notable debido al contacto lingüístico informal que existe entre los patrones de los centrales azucareros y las familias dominico-haitianas que allí se han establecido. Por su parte, Katrin Pfadenhauer recoge otras particularidades idiomáticas debido al contacto: préstamos lingüísticos, es decir, mezclan con el Kreyol algunos dominicanismos: “No se tratan de préstamos espontáneos, sino de hispanismos establecidos en las variedades del Kreyol de los inmigrantes que han sufrido cierta criollización” (p. 246). También, especifica esta articulista, que utilizan marcadores del discurso equivalente del kreyol para estructurar sus ideas con sus equivalentes en español.

En otro contexto, el Contexto nacional, aparecen seis artículos interesantes que destacan los avances en materia lingüística de la República Dominicana. El primero de ellos es el de María José Rincón titulado: “El nacimiento de un nuevo diccionario: el diccionario del español dominicano”. Esta insigne lexicógrafa afirma que si una lengua justifica y necesita los diccionarios dialectales esa lengua es la española, pues su extensión humana y geográfica y sus características internas hacen de ella un campo de trabajo e investigación inagotable.

En su explicación hace un recorrido histórico desde la aparición del Tesoro de la lengua castellana de Elio Antonio de Nebrija hasta vocablos amerindios recogidos en diccionarios distintos. Asegura que los diccionarios del español americano nacen con los glosarios de voces amerindias en el siglo XVI, cuya responsabilidad atribuye a los cronistas de indias, pues eran los principales responsables del registro detallado en sus obras de las voces extrañas y de las palabras patrimoniales que empezaban a desarrollar un sentido particular en América. Cuando hace alusión a la composición del diccionario, Rincón especifica que el mismo registra y describe el léxico propio de la variedad de la lengua española utilizada por los dominicanos: “Estamos ante un diccionario restringido dialectal que enfoca el léxico dominicano con independencia de su apego a las normas lingüísticas, académicas o no” (p.283). Sin lugar a dudas, esta obra es un aporte lingüístico significativo en pro del estudio, conocimiento y reconocimiento del registro lexical del español usado en República Dominicana.

Más delante, Irene Pérez Guerra explica en “La fraseología del español dominicano: aspectos semántico-semióticos”, que el usuario de la lengua tiende a utilizar imágenes, comparaciones, metáforas… para exponer sus ideas, lo hace de una manera tan original y particular que construye con ello el denominado saber popular, eternizando así la fraseología en los registros particulares del pueblo: “Todo este entramado expresivo idiomático que el hablante dispone ha dado origen a lo que recientemente se ha denominado fraseologismo, o grupos determinados de combinaciones idiomáticas fijas, cuyo origen se puede perder en el tiempo y para las cuales cada pueblo busca a menudo una justificación y un significado propio” (p. 291). Este artículo es una exposición completa y acabada de los aspectos semántico-semióticos que componen las frases, refranes, paremias y expresiones idiomáticas a nivel general con la intención de complementar los estudios que al respecto se han hecho en suelo dominicano y permitan entender, más que nada, el dispositivo de realización en la creatividad lingüística nacional.

Por otro lado, y en un análisis más próximo a lo literario, se presenta el artículo “Los conflictos de roles y la autorrealización en el cuento “Amo tres hombres de Ángela Hernández Núñez”, de Carina Dibos. En el mismo, esta estudiante de la universidad de Trier, Alemania, se siente atraída por la cuentística de Ángela Hernández y, fruto de esa atracción, hace este análisis. Pues recoge este apartado los estudios sociológicos de los personajes desde la perspectiva del género, a sabiendas de las divergencias de roles que la mujer del siglo XXI ha enfrentado. Asegura Dubos que Juan, uno de los tres hombres, representa la jerarquía machista donde el hombre ocupa la fuerza, el poder y el control y la mujer debe estar apegada a sus ideas, siendo sumisa, obediente y renunciando a sus ideales: “Aunque Juan parece adoptar una actitud protectora a primera vista, en verdad teme que la protagonista amplíe sus conocimientos. Aquí se revela otra vez la posición de Juan por lo que respecta a la protagonista: él es el sustentador de la familia y nada debe cambiar en esta jerarquía” (pág.318). El siguiente personaje, Rodolfo es descrito como “fuerte y obsceno”, representa otra condición de machismo: el de tener varias mujeres a la vez. El último es Mar, una figura hasta cierto punto más tolerante que la hace sentir plena. Con este estudio, Dubos trata de recoger los perfiles masculinos de la sociedad latinoamericana específicamente en la nuestra a través del estudio de la ideología plasmada por Hernández en su cuento. Un estudio exhaustivo sobre los papeles de género y las perspectivas que emanan de la literatura, testigo de las realidades sociales.

En otro análisis de manifestación artística, Cristine Felbeck, estudia dos películas dominicanas que rescatan la “memoria colectiva”: “La dominicanidad reflejada a través del cine dominicano actual”, un interesante estudio que muestra la realidad sociocultural de los dominicanos, representados a través de filmes jocosos y vibrantes. Se trata de Nueva Yol y Sanky Panky. Aunque la República Dominicana no es un país de alto coste en cuanto cine, no tiene los escenarios ni los medios más ricos para eso, produce desde hace ya varias décadas películas que reflejan las convicciones, situaciones sociales y la actitud de los quisqueyanos frente a la vida. Lo que se plantea en este estudio de Felbeck, es que, a través del análisis de estas películas, se puede conocer con exactitud las particularidades de la sociedad dominicana.

Finalmente, es menester decir que la dominicanidad tiene diversas facetas y en cada una de ellas se reconoce la valía de un pueblo que a través de los años ha sabido forjar su cultura con arrojo y gallardía. Los artículos que se recogen en este boletín abarcan esas facetas de identidad cultural que han evolucionado en el tiempo, en un largo recorrido de pasos que forjan patrimonio cultural, no solo en relación con sus ciudadanos sino con territorios adyacentes y con la proyección internacional adecuada. Celebramos la iniciativa de las embajadas, dominicana y alemana, por la celebración relacionada con el desarrollo intelectual y espiritual de cultura dominicana, por su aprecio internacional que incluye, no solo perspectivas aisladas, sino que conglomera todas las actividades, características y los intereses de un pueblo en pro de una cultura cohesionada con gran autoestima y creatividad que fortalezca la memoria y la conciencia ciudadana a través de la historia, la lengua y la cultura.