Presentan "Diccionario del español dominicano" en Bogotá
Al participar en el X Coloquio Internacional de Literatura Hispanoamericana en Bogotá, Colombia, el doctor Bruno Rosario Candelier presentó en la Academia Colombiana de la Lengua una disertación sobre la creación literaria y una charla en la Universidad de La Sabana sobre el Diccionario del español dominicano.
Al hablar del Diccionario del español dominicano (DED), este director ponderó la obra como el código lexicográfico más completo y actualizado sobre el lenguaje de los dominicanos con las dimensiones singulares que lo perfilan y, en tal virtud, comentó algunas de las voces léxicas, con sus acepciones y connotaciones que ubicamos en el meollo de un decir representativo de una identidad lingüística y cultural, que viene avalada por una forma de hablar con su historia y su idiosincrasia, que las palabras encarnan, proyectan y sugieren. Entonces especificó: “El equipo redactor de la ADL (María José Rincón, Fabio Guzmán Ariza, Roberto Guzmán y Bruno Rosario Candelier), con el equipo de colaboradores (Domingo Caba, Loli Jiménez, Teresa Melián, Yolanda Garisoain y Ruth Ruiz), ponderó el valor idiomático de nuestro vocabulario como expresión de nuestra identidad cultural, que nos diferencia tanto de España como de los demás países americanos”.
Lo que en sede lexicográfica nos distingue como pueblo hispanohablante es el caudal de voces peculiares y expresiones propias, que perfilan nuestra personalidad idiomática. Al subrayar que la palabra es la mejor señal, no solo del nivel intelectual de un hablante, sino del horizonte cultural de una comunidad, ponderó que mediante el conjunto de las voces y expresiones criollas se manifiesta la psicología de los hablantes, rasgo cultural ostensible que define a un país porque el léxico perfila la capacidad intelectual y la expresión cultural de una nación. Dijo que si enfocamos al sector de los escritores, podemos apreciar que los narradores suelen usar el vocabulario de su pueblo ya que canalizan a través de sus personajes de ficción el lenguaje de sus parlamentos, poniendo en sus locutores voces y expresiones nativas, la mejor vía para evidenciar la dimensión sociocultural de sus hablantes, que es su lenguaje.
En una de las sesiones de trabajo en la sede de la Academia Colombiana, ponderamos el rol de la lengua en la creación literaria y enfatizamos la dimensión de la creación estética del lenguaje diciendo que desde el espacio interior donde el creador visualiza su singular percepción del mundo y donde experimenta peculiares vivencias trascendentes, puede disfrutar no solo la representación de la realidad real, sino la veta de la realidad estética y la dimensión de la realidad metafísica con el don intuitivo para experimentar y crear imágenes y conceptos que atrapen el sentido a la luz de una orientación espiritual y estética concitada por la íntima convicción del creador. Dijo que hay variados ejemplos que evidencian que el talento poético otorga una manera diferente de ver el mundo. Subrayó que una adecuada concepción espiritual hermosea y dignifica la percepción de la realidad y activa la sensibilidad y la conciencia. Recodó que el ideal de la belleza era para los antiguos griegos un ideal espiritual, por lo que desde antiguo al concepto de belleza se sumaba al de verdad y de bondad como manifestaciones inherentes al sentido de la armonía, la emoción y el placer. De ahí que la dimensión estética, en el ámbito de la realidad metafísica y la creación artística, conduce a la elevación espiritual, por lo cual ya decía Platón que la belleza culmina en Dios. De ahí que la emoción estética conduce a la fruición del espíritu, la más alta meta de la creación artística y de toda belleza, cauce y destino del sentido estético, el sentido cósmico y el sentido místico.
Al presentar el Diccionario del español dominicano ante académicos colombianos, escritores internacionales e invitados bogotanos, Rosario Candelier dijo que cuando los hablantes y los escritores nativos, en cada uno de sus respectivos pueblos, ponen sus ojos en la realidad natural, histórica y cultural de sus comunidades, no solo crean nuevos vocablos y dotan de nuevos sentidos a viejas palabras castellanas, como se evidencia en el lenguaje de los dominicanos y de los demás países hispanoamericanos, sino que también se manifiesta en la creación de poesía y ficción, como lo evidenció el colombiano Jorge Isaccs en María y el dominicano Manuel de Jesús Galván en Enriquillo, las dos novelas por excelencia del Romanticismo en América. Y cuando los autores hispanoamericanos alcanzaron en el siglo XX la plenitud de su desarrollo literario, como lo ilustraron en la narrativa del Realismo mágico, los narradores y poetas que pusieron su sensibilidad y su conciencia al servicio de la realidad americana, haciendo de la palabra el mejor cauce de autonomía lingüística a través de una creación que dio inspiración y brillo al español en América. “Por tanto, desde una perspectiva lexicográfica, los diccionarios de voces y expresiones de nuestros respectivos pueblos hispanoamericanos constituyen la mejor evidencia de la vocación de independencia de nuestros países, que en el seno de las diversas comunidades de hablantes fue una clara señal de la vocación de identidad y autonomía de las naciones americanas”.
En su charla sobre el DED valoró el sentido que tienen los americanismos léxicos y semánticos, que en cada uno de nuestros países cuentan con un caudal de vocablos originales y significados nuevos asignados a viejos términos de la lengua de Castilla, como está ilustrado en el Diccionario de americanismos, publicado por la Asociación de Academias de la Lengua Española bajo la dirección lexicográfica del ilustre académico puertorriqueño y lingüista Humberto López Morales, y el Diccionario del español dominicano, publicado por la Academia Dominicana de la Lengua. Asimismo, otros rasgos idiomáticos peculiares, como el ejemplo del español dominicano cifrado en la creación de nuevos vocablos y de aderezos semánticos, con la gestación de nuevas idiolexías, constituyen una palmaria evidencia no solo de la vitalidad de una lengua, como la española, sino de la potencia de las variantes idiomáticas del español en América, como la dominicana.
Bogotá, 14 de octubre de 2014.