Palo si boga
Una entrada es el texto que el diccionario dedica a cada palabra y en el que se incluye toda la información gramatical y de uso y, por descontado, la definición de las acepciones. Hay entradas de los más diversos tamaños. Buscando ejemplos de entradas copiosas en el Diccionario del español dominicano me topé con que una de las más largas es la que se le dedica al sustantivo palo. Una de las razones es que con él se han formado muchas expresiones que perviven a lo largo de los siglos.
Las de origen marinero tienen un regusto especial y nacen de la acepción de palo que designa, según el Diccionario de la lengua española (DRAE) ‘cada uno de los maderos que se colocan perpendicularmente a la quilla de una embarcación, destinados a sostener las velas’. De ahí que cuando deseamos que cada palo aguante su vela pidamos que cada quien asuma las consecuencias de sus actos. Cuando un navío navegaba a palo seco lo hacía con las velas recogidas. Por eso quien pasa el día a palo seco lo hace sin comer ni beber y quien come a palo seco lo hace sin beber.
Otra acepción de palo es la que se refiere al ‘golpe’, generalmente propinado con un palo, de ahí su nombre. Las madres de antaño ofrecían jarabe de palo para tratar la malcriadez. En República Dominicana aludimos a la irreversibilidad de los hechos con una expresión muy nuestra: palo dado, ni Dios lo quita. Y, combinando la marinería y los golpes, hemos creado una expresiva variante de frase proverbial que, desgraciadamente, suele resultarnos muy útil: palo si boga, palo si no boga.
© 2014 María José Rincón González