PAJUIL – PAJUILIAR
Primero se examinará la voz “pajuil”, para luego pasar revista a voces parecidas con sentidos parecidos a la analizada aquí. Después de esa exposición se tratará lo relativo al verbo “pajuiliar” que se utiliza en República Dominicana.
En México y Centro América, el pajuil es un faisán, así consta en el “Diccionario general de americanismos” de Santamaría.
El pajuil es también el marañón, el cajuil dominicano. Con este nombre se le conoce en América Central y en Puerto Rico. De esta manera lo asienta Santamaría en el diccionario antes citado.
En Costa Rica la “pajuila” es el paují o paujil de los diccionarios, nombre de un pavo montés americano. Esa es la noticia que recoge Carlos Gagini en su “Diccionario de costarriqueñismos” (1979). En otra obra sobre costarriqueñismos, “El nuevo diccionario de costarriqueñismos”, recopilado por Miguel Quesada Pacheco (1998), se recogen las voces “pajuila, pajuilla”, para el pavo montés, conocido también por el nombre “paují, paujil”. En algunas regiones de Costa Rica se llama así también a una gallina no domesticada del todo.
Don Roque Barcia, en su “Diccionario general etimológico de la lengua española” (1882), trae la palabra “pajui” como masculina, y describe un ave “poco menor que un pavo, de pluma negra y debajo del pecho, blanca; se llama también gallina de África”.
Después de este paseo por América y luego de pasar revista a los vocablos de sonidos parecidos, hay que cumplir con lo prometido antes, es decir, ocuparse del verbo “pajuiliar”.
Pajuiliar era (o es) la actividad que hacía (o hace) una persona cuando no dedica su tiempo a algo realmente productivo o importante.
El Diccionario de la Academia retiene el vocablo pajuil como nombre masculino de uso en El Salvador y Honduras. El significado que le reconoce es: “Persona lenta y torpe”. Este fenómeno de la lengua es lo que se conoce en alemán con el nombre de “Tiermetapher o Animalisierung”, que es la metáfora que consiste en emplear nombres de animales como términos metafóricos.
No están muy distantes, el significado del pajuil de la Academia y el verbo dominicano, si se tiene en cuenta que la persona que pierde su tiempo en asuntos sin importancia puede ser muy bien una persona lenta o torpe.
La conducta del pavo real que puede observarse en un zoológico es la de un ave que se desplaza lentamente con un porte de gran señor y que a veces despliega su plumaje. De esa actitud del ave es muy probable que provenga el verbo dominicano.
SANDUNGA
“El jazz latino, afrocubano. La SANDUNGA. El meneo.”
Este término es muy interesante. La voz sandunga entró en el léxico común del español hace muchos años. Consta en el Diccionario de la Academia desde la primera mitad del siglo XX.
La Academia expresa que es una palabra de origen incierto. La Junta Madrileña de la Lengua Española entiende que el significado es “gracia, donaire, salero”. En Chile Colombia y Puerto Rico es parranda, como equivalente de juerga bulliciosa.
Ocurre a menudo que el hablante escucha una “voz” y el sonido le sugiere el origen. Esta voz tiene sonidos que se asemejan a algunos que existen en lenguas africanas.
Don Fernando Ortiz en su “Glosario de afronegrismos”, publicado por primera vez en 1923, reclama para “sandunga” el origen africano. En el Congo la voz “ndunga” es una clase de tambor o cierto instrumento musical. La voz sandunga se usó en Andalucía y luego en Cuba. En Angola “ndonga” es la sal de ese país.
Al final de sus explicaciones acerca de la voz sandunga, el autor citado antes asegura que la voz procede del Congo donde “ndungu” es pimienta, picante.
Derivados de la voz sandunga son “sandunguear”, que es conducirse con sandunga; sandungeo que es la acción y efecto de sandunguear y el sandunguero que es “que tiene sandunga”.
El “Diccionario práctico de americanismos” de Everest, 1996, registra el verbo “sandunguear” como intransitivo y con el significado de “andar en jaranas”. Ese diccionario para sandunguero consigna “que es aficionado a ir de parranda”.
Aparte de esta sandunga, existe otra de la misma grafía o escrita también “zandunga” que es un “baile popularísimo del estado de Oaxaca, conocido también en el de Chiapas, así como en Guatemala”. Así lo define el “Diccionario de hispanoamericanismos” coordinado por Renaud Richard, y publicado en 1997.
Santamaría en su “Diccionario General de americanismos”, 1942, añade que en Puerto Rico se llamaba sandunga a la mujer alegre, con gracia y salero.
En Cuba, en años más recientes el “sandungueo” es la gracia con que baila o anda una persona. De este modo aparece en el “Diccionario del español de Cuba” de Heansch y Werner, publicado en el 2000.
BOCA
“. . .realizó ayer la primera movilización en reclamo a las autoridades para que desarticulen las BOCAS de distribución de la droga.”
La entrada que consta en el Diccionario de la Academia para la palabra boca es extensa. Son muchas las locuciones que se apoyan en este vocablo para expresar diferentes ideas.
Ninguna de las significaciones que constan en el diccionario oficial puede servir de apoyo para el uso que se hace del término en la cita que figura al principio de esta sección.
Con un poco de imaginación puede el lector llegar a entender que esta boca alude al sitio de expendio o distribución.
En algunas circunstancias se utiliza el vocablo boca con la sinonimia de salida. Ese empleo se hace casi siempre para referirse a envases que solo tienen una parte abierta, y esta parte es la que se llama boca.
La voz que se usa para designar el sitio desde el cual se hace la distribución de las drogas recibe un nombre diferente en cada país. En República Dominicana se oye decir y se lee “puntos” de distribución.
En otras ciudades del continente americano cuando el sitio es de distribución de mayor cantidad de drogas le llaman “centro” de distribución.
Lo que se entiende es que el “punto” muchas veces no es más que una esquina formada por calles en una intersección. Esos sitios estratégicos para la distribución de drogas narcóticas son objeto de pleitos entre pandillas de distribuidores. De esto último puede deducirse la importancia se los mismos.
En Argentina una “boca de expendio de nafta” es la instalación para la venta al público de carburantes, especialmente gasolina y gasóleo. Por analogía con ésta quizás se forma la “boca de distribución de la droga” de la cita.
*BATUCADAS
“Las BATUCADAS de los brasileros y los tambores de los argentinos. Los mariachis de los mexicanos y el fervor de miles de. . .”
La voz que se utiliza a manera de título de esta sección no consta en ningún diccionario de la lengua española. Por suerte que el redactor ofrece una pista acerca de su origen.
Cuando se lee que es “batucadas de los brasileños”, puede uno volverse a los diccionarios de la lengua portuguesa, y sobre todo, a los del portugués brasileño.
Esta voz está emparentada con la voz batuque que es en Argentina “alboroto, confusión, gresca”. En brasil, “baile especial entre los negros; hacer ruido, martillar”. Lo que consta entre comillas se copió del “Diccionario de términos ibero latinoamericanos de Segundo Barroeta, 1996.
La voz era ya conocida de Francisco Santamaría, quien en su DGA, 1942, la recoge como usada en Rioplata con el valor de “mezcla, confusión, desorden”. Refiere este lexicógrafo que en Brasil es “especie de danza de negros, con meneos ágiles y lúbricos a modo de juego que termina con una “ombligada” entre las parejas”.
Para Marcos A. Morínigo para quien la voz no era desconocida, en el “Diccionario del español de América” califica el baile de inmoral. Muy probablemente lo hace así por algunos de los rasgos que destaca Santamaría, sobre todo por lo de los meneos lúbricos y la “ombligada”.
La “batucada” de los brasileños es un toque de batuque; es una danza acompañada de batuque. El batuque en sí es un tipo de tambor que los negros del África tocan con los dedos; también es el baile de los negros; es el ruido de los golpes repetidos. Como hubo que recurrir al diccionario del portugués brasileño se consultó el “Dicionário da língua portuguesa” de Porto Editora.
El origen de la palabra batucada según Don José Pedro Machado, en el “Dicionário etimológico da língua portuguesa”, procede de batucar, y ésta de bater (batir), que significa “golpear continuamente, tamborilear”.
La batucada es el ritmo, el golpeo, la cadencia del tambor, de este modo figura en el “Dictionary of informal Brazilian Portuguese de Chamberlain y Harmon, 1983.
En español batucar es bazucar, y lo mismo significa batuquear. En Cuba y Venezuela es “mover algo de un lado a otro con fuerza y desorden”. Eso es lo que trae el DRAE. Por lo tanto, el batuqueo es la acción y efecto de batuquear.
“El meteórico aumento de precio que han tenido los PRINTS ornitológicos y de mamíferos de. . .”
A veces se claudica por necedad. A la necedad que se alude aquí es a la que surge del deseo del redactor de incluir algunas palabras en lengua extranjera para imprimirle un sabor exótico al texto.
En otras ocasiones lo que desea el escritor es demostrar sus conocimientos de lenguas extranjeras y lucírsela ante los lectores.
En otros casos quien escribe pone o deja una voz en lengua extraña lo hace porque desconoce la traducción del término y es tan haragán que no saca el tiempo para hallar la traducción.
Lo más apropiado en casos como estos es, no solo recurrir a la traducción, sino consultar el diccionario de la lengua de origen del vocablo en cuestión. Aquí se trata de una voz del inglés, por lo tanto se examinará el Merriam-Webster´s Collegiate Dictionary para estudiará la definición que provee.
Para la voz “print” ese diccionario escribe: “reproducción de una obra de arte original realizada mediante un proceso fotomecánico”. Es también “una obra de arte original (como un grabado en madera, una aguafuerte o una litografía) hecha con la intención de reproducirla por métodos gráficos y que se produce por y bajo la supervisión del artista que la diseñó”.
La palabra genérica que se utiliza en estas hipótesis son: “grabado” como primera selección y luego “estampa” como selección supletoria.
No debe perderse de vista aquí que la voz “print” del inglés se ha tratado solo en su aspecto de nombre, y se ha soslayado su función de verbo.
El DRAE retiene una definición sencilla y general para el grabado, “estampa que se produce por medio de la impresión de láminas grabadas al efecto”.
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