JUVENIL
La palabra “adultos” que figura en la cita está empleada aquí como nombre y se encuentra en compañía de “juveniles” que solo se comporta como adjetivo.
Todo el embrollo tiene su origen en la conexión mental entre dos lenguas, es decir, entre el inglés y el español. Este tipo de mezclas se produce con mucha frecuencia. Es una falta en la que incurren muchas veces las personas que son bilingües en los dos idiomas antes mencionados.
Juvenil es lo relativo o perteneciente a la juventud. Es la fase o estado de desarrollo de los seres vivos inmediatamente anterior al estado adulto. Al leerse la definición se nota que se conduce como adjetivo y así consta en los diccionarios.
En inglés “juvenile” es adjetivo y nombre y en las últimas funciones denomina a la persona que en español se conoce como joven. En funciones adjetivas debe trasladarse al español como aniñado/a, infantil para la conducta, inmaduro/a para el comportamiento.
Ha de tenerse en cuenta que el tribunal en español es “tribunal de menores”, aunque en inglés se lea una palabra parecida al español que no se aviene con los usos establecidos en la lengua, “juvenile court”.
Una persona tiene un aspecto juvenil; hay equipos juveniles en deportes y con nostalgia se habla de los años juveniles. Las traducciones que corresponden a estos “juvenil/es” se alejan mucho en inglés de la similitud entre los vocablos estudiados.
EMPUJAR
“. . .EMPUJA sus productos por televisión. Los EMPUJA directamente al público. EMPUJAN pastillas para dormir. . .”
Empujar es hacer fuerza contra algo o alguien para moverlo, sostenerlo o rechazarlo. Es hacer que alguien salga del puesto, empleo u oficio en que se halla. Es hacer presión, influir, intrigar para conseguir o para dificultar o impedir algo.
Las tres acepciones que se encuentran en el párrafo anterior son las que las autoridades de la lengua reconocen como valederas para el verbo del título.
Una vez que se piensa en los significados vaciados y en los empleos que el periodista hizo uno tras otro en su artículo le asalta al lector la duda de saber si se trata de algún significado desconocido de uso en uno de los países de la América mulata.
En la América hispana hay un empujar que se emplea en algunos países y que se reconoce ampliamente. Ese empujar corresponde a la acción de beber algo, especialmente si es gran cantidad y hacerlo de golpe.
En México y Costa Rica empujarse algo es comerlo o engullirlo cuando no se tienen ganas. Es muy parecido al significado anterior, con la característica añadida del poco gusto de comerlo.
En República Dominicana existe un empujar en sentido metafórico en el béisbol que es compartido con Puerto Rico y Venezuela. Este empujar es dar un batazo que permite anotar una carrera a un jugador.
En el ejemplo comentado en esta sección se reduce el asunto al final a una acción o varias para presionar o influir en el consumo de productos. El empleo del verbo llamó la atención porque generalmente se recurre a otros más acertados para caracterizar la acción. El verbo empujar se reserva para la acción directa y concreta que dio origen a éste.
Muchos otros hablantes y, sobre todo escribientes, se expresarían diciendo que se estaban promocionando los productos por televisión, que se presentaban los productos directamente al público, que habían o se hacían anuncios acerca de pastillas para dormir y muchos otros giros de la lengua para dar a entender que se hacía publicidad a favor de un producto u otro.
No hay que sorprenderse de que alguien haya hecho uso del verbo del modo en que lo hace el periodista porque el cambio es esencial al lenguaje para que éste continúe vivo. Para su funcionamiento el lenguaje necesita del cambio para adaptarse a las necesidades de comunicación y de expresión individual.
En muchas ocasiones lo que hace el individuo que redacta es que hace asomar algo de su pensamiento y sentimiento individual en la composición de su mensaje; individualiza su estilo componiendo de modo diferente comparado con el sistema común de expresión.
Hay que celebrar que haya quien se salga a veces del camino trillado para desafiar la imaginación o el discernimiento del lector. Aparejado con esta celebración va el recordatorio de reconocer los límites que existen para no hacer la lectura incómoda.
COMPRAR
“. . .pase todo por alto en la elección presidencial de 2012 y COMPRE la excusa de que la inacción solo ha sido culpa de los republicanos.”
Aún no se ha logrado dar con el origen cierto del uso del verbo comprar de la manera en que lo hacen en la oración transcrita.
Como se desprende del contexto no se trata de ninguna forma de la expresión real del significado del verbo. Es más bien una nueva orientación del verbo que nada tiene que ver con el contenido tradicional de éste.
Este modo de utilizar el verbo comprar es un error hasta que el uso demuestre lo contrario y, hasta que las autoridades que tratan de asegurar la unidad de la lengua lo sancionen como legítimo.
En lugar del verbo comentado se van a proponer algunas alternativas que de seguro no agotan todo el caudal de la lengua común.
La primera opción propuesta es “…dejarse convencer por la excusa…” “Permitir que lo engañen” es otra posibilidad aunque más fuerte que la anterior. Si se desea ser más suave en los términos expresivos es válido que se diga o escriba “dejarse persuadir por”.
Si la persona que expresa su pensamiento está enfadada con la excusa que se le presenta puede recurrir a vocablos más expresivos y decir, por ejemplo: “permitir que lo burlen, que lo engatusen, que lo embauquen”. En el registro coloquial se oye a las personas en casos parecidos al referido por la periodista expresar su frustración diciendo: “tragarse la excusa de que”.
Como las formas posibles no se agotan, se sugieren algunas más: “aceptar el razonamiento de, admitir como legítima la excusa de, acatar la explicación de”. Hay más, “conformarse con, aceptar la” y el largo etcétera que se acostumbra a agregar en estos casos.
Se espera haber demostrado que no había necesidad de introducir en la redacción este verbo en funciones que no le corresponden y que además dificultan la comprensión de la reseña.
Antes de terminar debe mencionarse la compra que existe en República Dominicana sin que medie pago alguno; es la locución verbal “comprarse un disgusto” que introduce la idea de verse en problemas por culpa propia, en el sentido de comprar un pleito.
INFLEXIÓN
“Si existiera voluntad política, este hecho pudiera convertirse en un punto de INFLEXIÓN en las relaciones cubano-norteamericanas hacia el entendimiento.”
Como es natural hay palabras y, palabras. Es decir, hay vocablos que llaman la atención y otros que llaman más la atención. En el caso que se presenta en esta sección se reduce a un caso de la segunda especie. Sin saber porqué se simpatiza con el término. Más abajo se determinará si la simpatía por la voz perdurará o, si es pasajera.
Antes de entrar de lleno en el asunto de la voz en este contexto se impone que se la examine de acuerdo con las reglas del juego que son las que la Academia reconoce. Se trata de saber si en esta compañía el vocablo funciona en sintonía con los demás componentes de la frase y de acuerdo con las reglas escritas y las tácitas.
La inflexión de las autoridades de la lengua es el torcimiento o la comba de algo que estaba recto o plano. Existe además la de la voz que es una elevación o atenuación, que es quebrándola o pasando de un tono a otro. Después de estas dos inflexiones existen las de la geometría y la de la gramática.
Para el sentido de la frase que se citó al principio de esta sección la noción que traduce el sentido de la inflexión es la de geometría que aunque parezca obtusa en este caso es el “punto de una curva en que cambia de sentido su curvatura”.
No es común que una persona utilice palabras propias de la geometría para traerlas a las realidades de la vida diaria. No obstante que ello cause un malestar al principio no deja de ser cierto que el empleo que se hace de la voz comentada es exacto y veraz.
Lo que puede ocurrir con vocablos de este tipo es que muy raras veces se usan en sentido figurado o fuera de su contexto propio y, como consecuencia de eso la comprensión se oscurece.
Queda claro en esta exposición que no había curva alguna en este texto, pero sí pueden considerarse las relaciones de los dos países como una curva porque no siguen una trayectoria recta.
De nuevo. Esté preparado para todo tipo de sorpresas cuando lee un artículo de periódico porque pueden poner a prueba sus conocimientos de geometría u otra ciencia menos frecuentada. Hay que agradecer al periodista la provocación intelectual que efectúa con el empleo de este término.
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