*ENCRIPTAR
Por el momento se dejará pasar el asuntito de “ultrasofisticado” que no es una voz conocida en todo el ámbito del español actual. Está bien formada la nueva voz, razón por la cual se perdona esta vez. Hubiese sido de mejor gusto haber empleado “ultramoderno” que servía bien la intención del redactor y es término más conocido y mejor tolerado. Una vez hecho esto hay que entrar en materia en relación con el *encriptar del título.
Hay que rogar a los manes del entendimiento para que iluminen al lector en casos como éste. Este caso es uno de muchos que se encuentran a diario en la prensa en la cual le espetan al lector palabras inventadas.
El primer movimiento del entendimiento es comprender que se refiere o tiene relación con cripta que en español es un lugar subterráneo en que se acostumbraba a enterrar muertos; o un piso subterráneo destinado al culto de una iglesia y, por último, un poco conocido término en botánica que no vale la pena citar aquí porque es demasiado especializado.
Después de esa excursión por los predios del español se continúa sumido en la misma obscuridad que rodeó el mensaje. No se puede dar con la relación entre la cripta y las comunicaciones.
Para poder acertar con lo que trató de expresar -y no expresó- el redactor hay que hacer gala de una buena imaginación.
Antes de precipitarse deben revisarse algunas palabras parecidas a la estudiada en esta sección y que de alguna manera pueden conducir a puerto seguro.
Tomando como base el elemento -cripto- se puede llegar a criptograma que en español es “documento cifrado”. Ya aquí por lo menos hay una pista seria porque apareció una noción conocida, la del documento.
Otra pista que ofrece buenos augurios es el vocablo español criptografía que es el “arte de escribir con clave secreta o de un modo enigmático”. Aquí se está sobre terreno firme.
Hay avances considerables acerca del enigma de la palabra. La vigésima tercera edición del DRAE trae la incorporación de un nuevo vocablo, criptógrafo/a, que se define así: “persona que cifra o descifra mensajes”. Ese diccionario designa también con ese nombre la máquina que ejecuta esa tarea. Para detener el asunto en este punto se procede a definir brevemente algunos conceptos. En el caso de la voz inventada del título se trata de una composición completa por prefijación y sufijación. Esto equivale a decir que a la palabra central el colocaron un elemento compositivo antes y otro después.
Véase desarrollado en detalle. El prefijo aquí es en- y el sufijo es la terminación verbal -ar. De esta manera compusieron un verbo nuevo “encriptar”. Visto de este modo parece sencillo y legítimo, mas no es así.
Las formaciones verbales parasintéticas resultan por lo general de un proceso operado sobre una base adjetiva o sustantiva y, esto no sucede aquí porque el elemento *cripto no existe como tal. Para encontrar el último elemento compositivo hay que remontarse a la raíz indoeuropea “krâu que significa ocultar. Esta raíz se encuentra en gruta, apócrifo, criptografía y hasta en las plantas criptógamas, sin flores, que son las que tienen los órganos sexuales ocultos.
Para terminar, la voz creada no anda mal encaminada aunque ya el español tiene una, pero como sucede muchas veces, una sola no basta; sobre todo si en inglés ya tienen el verbo transitivo “to encrypt” que es codificar, poner en clave oculta.
Se hacen votos para que el recorrido no haya resultado sinuoso o tedioso para los lectores.
CUENTAPROPISMO
“Reducir las cargas fiscales y excesivas regulaciones que obstaculizan el CUENTAPROPISMO y el cooperativismo.”
Ya no sabe uno si debe entrar en el examen de este término o si lo evita. Y esta reflexión no se hace solo por las implicaciones políticas que tiene la voz en Cuba, sino porque es internacional y por lo tanto necesita de poca explicación. De todas formas, aquí va.
El cuentapropista es la persona que realiza una actividad comercial independiente. Es quien trabaja por cuenta propia, que es independiente, es su propio patrón.
En otras palabras esta es la persona que trabaja por su cuenta y riesgo y vende los resultados de su actividad. Es un trabajador independiente que vende su producción a quien le conviene, por lo general en el mercado libre o por ofertas a escogidos consumidores.
El DAA asienta el vocablo del título, cuentapropismo, como la actividad profesional de los cuentapropistas. Este diccionario de americanismos asegura que el nombre para la actividad es de uso en Argentina y Cuba; en cambio, para la persona que ejerce este tipo de actividad profesional escribe que el término “cuentapropista” es empleado en Cuba, Argentina y Uruguay y hace notar que es de poco uso.
Hay que reconocer que en tiempos recientes las dos palabras que se han examinado en esta sección tienen mayor vigencia en Cuba por razones políticas y allí, el cuentapropista es la “persona que mantiene un pequeño negocio o un taller particular, o presta servicios profesionales por su propia cuenta, sin empleo estatal ni contrato laboral”. Esa es la definición que ofrece el “Diccionario del español de Cuba” de Haensch y Werner (2000).
DISCRECIONALMENTE
“Esta institución independiente indaga que PDVSA está siendo administrada DISCRECIONALMENTE. . .”
Causa sorpresa cuando con respecto a esta palabra se recurre al diccionario oficial de la lengua común y se encuentra uno con que no consta entre los vocablos escogidos para entrar en el seno legítimo de la lengua corriente sancionada por las autoridades reconocidas para este menester. Quizás no aparece inventariado porque es un adverbio terminado en -mente.
En el escrutinio, antes de llegar a la palabra misma que es un adverbio, hay que detenerse a pasar revista primero a otros vocablos de la misma familia para tratar de desentrañar el porqué las autoridades no registran el adverbio.
Para el sustantivo discreción los académicos entienden que es sensatez para formar juicio y tacto para hablar u obrar. En cuanto a la expresión oral es el don de hacerlo con agudeza, ingenio y oportunidad. En lo que concierne a la conducta es reserva, prudencia, circunspección.
Hasta este punto el asunto está muy claro y preciso. No hay necesidad de añadir explicaciones. El problema surge cuando se adentra uno en el estudio de las locuciones adverbiales. Esto se expone más abajo.
La locución adverbial “a discreción” en su primera acepción significa “al arbitrio o buen juicio de alguien”. Ese no es el final de la situación que se produce con el empleo de esta locución, porque significa también “al antojo o voluntad de alguien, sin tasa ni limitación”.
En la primera acepción el acento invisible se coloca sobre la bondad del juicio; en la segunda se insiste sobre la falta de limitación.
Ahora le toca el turno al vocablo “discrecionalidad” que es lo no sometido a regla, sino al criterio de una persona o autoridad. Esto no debe confundirse con lo que se expresó en párrafos anteriores para discreción.
Para fortalecer lo ya escrito con respecto a discrecionalidad, se repasarán las significaciones de lo que es discrecional. Primero es lo que se hace libre y prudencialmente y hasta ahí todo va bien. Este término utilizado para la potestad gubernativa en las funciones de su competencia significa que no están regladas. En los casos en que la palabra se emplea para servicios debe entenderse que éstos no están sujetos a compromiso de regularidad.
Una vez se ha leído lo que se ha expresado más arriba se entenderá con menor dificultad de donde sale la oposición que según parece mantienen las autoridades con respecto al adverbio del título que aún no logra su asiento en el lexicón mayor.
La ambigüedad de la voz legítima solo la despeja el entorno que la acompaña. Es decir, el contexto esclarece la noción en la realidad de las circunstancias. La balanza se inclinará hacia un lado o el otro dependiendo de la compañía.
DESMONTAR
“En un foro celebrado recientemente. . . denunció los esfuerzos de. . . y otros países del ALBA por DESMONTAR las instituciones democráticas de sus países.”
El verbo desmontar en su segunda entrada en el DRAE consta con siete acepciones de las cuales dos corresponden al campo militar, dos a las caballerías y una a los edificios. Se analizarán las dos primeras acepciones de esa entrada en el DRAE, que no constan en la enumeración anterior y luego se examinará la correspondiente al edificio.
Desmontar es desarmar en el sentido de separar las piezas de que se compone algo. Es además separar los elementos de que se compone una estructura o sistema intelectual sometiéndolos a análisis.
La que se ha denominado “de los edificios” es la que los redactores del lexicón mayor escriben así: “deshacer un edificio o parte de él”. Una vez hecha esta operación de clasificación de las acepciones la intención es tratar de dar con la que utilizaron en la oración copiada.
No cabe duda de que el verbo lo usan aquí de una manera liberal, es decir, ensanchando su campo de acción. Podría afirmarse que lo han hecho en su sentido figurado aun cuando los académicos no mencionan ningún uso de este tipo.
En el texto comentado hay que tomar el verbo en el sentido de deshacer, descomponer, dejar sin efecto, inutilizar las instituciones democráticas de los países. Acabar o estropear el funcionamiento de esas instituciones.
Lo que se comprueba en la cita es que se ha hecho algo muy común en la lengua hablada. Se ha llevado un verbo del campo concreto al ámbito de lo abstracto. Aún más, ese fenómeno se suscita con mayor frecuencia en el lenguaje culto.
Entre los significados que se copiaron para el verbo desmontar hay uno que es de origen intelectual, “separar los elementos de que se compone una estructura o sistema intelectual sometiéndolos a análisis”.
Esta última acepción es de introducción reciente en el lexicón mayor. Entró al DRAE con la vigésima segunda edición. Es muy posible que proceda del español americano porque el Diccionario Moliner en su edición del 1997 no trae mención acerca de este uso.
En los avances a la edición 23ra. del DRAE no se encuentra nada con relación a una extensión de una de las acepciones del verbo para llevarla al sentido figurado.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir