CÉDULA – AMENIDADES – *BANCO TELEFÓNICO – *GUBERNATURA – PRONUNCIAR
El espacio que le asignó la Academia a la palabra cédula en el último diccionario (2001) es menor que en el anterior (1992). Muchas de las cédulas que se mencionaban perdieron su lugar en el DRAE.
En el caso que se analiza aquí, con respecto al uso del vocablo, se puede reducir a saber si la interpretación que se hace de una de las definiciones del término se compadece con lo que establece la lengua y es reconocida por los diccionarios.
El verbo reconocer en su novena acepción es: “Dicho de una persona: Dar por suya, confesar que es legítima una obligación en que suena su nombre, como una firma, un conocimiento, un pagaré, etc.”
De la lectura de la última definición se desprende que el deudor es quien confiesa la legitimidad de la obligación. En la cita, la cédula que se mienta la presenta el fisco a la empresa, por lo tanto el uso que se hace del término no es el que consta en el diccionario. Lo que el fisco produjo fue un documento que se puede llamar de muchas formas diferentes, pero no llamarle cédula, porque si se hace de ese modo se está violentando el sentido de la expresión de reconocimiento.
Para resumir, si la cédula la emite la empresa deudora y en ella reconoce el monto de la deuda, entonces el empleo es apropiado. Por su parte el fisco lo que hace es presentar, mediante documento, una deuda para fines de cobro. Lo que hizo fue establecer, determinar el monto de la deuda.
AMENIDADES
“El nuevo hotel tendrá como principales AMENIDADES la única piscina abierta al infinito. . .”
Una lectura amena es entretenida, placentera. Lo que no placentero o entretenido es leer que en un hotel haya “amenidades”, solo porque en su folleto en inglés se haya (aquí cabe también “halla”) escrito que cuenta con amenities tales como la piscina abierta al infinito.
Una vez más con lo que se está bregando es con una falsa amistad entre dos palabras de lenguas diferentes que crean confusión por el parecido en su ortografía. A esto es a lo que llaman los conocedores “falso cognado”.
Las esperanzas de salir bien parada con el empleo de este vocablo del modo en que lo hizo la redactora son muy exiguas. El diccionario oficial de la lengua para la palabra “amenidad” no ha variado su definición, que es la misma, “cualidad de ameno”. Lo que es ameno es “grato, placentero, deleitable”. Además es muy difícil utilizar el concepto de amenidad en plural, por no escribir que es imposible.
Se puede añadir, como siempre se hace en estos casos, que de acuerdo con su entorno, la traducción del término inglés amenities corresponde también con “lujos, placeres, atenciones, delicadezas, actividades recreativas, distracciones, pasatiempos, entretenimientos, espectáculos y diversiones, caprichos y diversiones”.
Para entender el concepto de la voz inglesa hay que comenzar por mencionar que las amenities no se refieren a cosas o actividades que satisfacen necesidades básicas.
Una de las características de la noción del inglés, sobre todo en el caso de la piscina en el hotel, es que constituye un “servicio”; está entre las principales “atracciones”, y hay quien sostiene que se puede traducir por “prestaciones”. Esa piscina es un centro de “esparcimiento”. Como está abierta al infinito es un “disfrute”.
En otras hipótesis podría traducirse la idea diciendo que es una “comodidad” más; que es una “ventaja adicional”. No ha de olvidarse que hay que tener siempre presente el buen sentido antes de lanzarse a traducir. No se debe exceder el límite de los conocimientos propios, lo que equivale a decir, usar el léxico que se conoce con certeza y seguridad.
*BANCO TELEFÓNICO
“. . .el envío de información por correo y la creación de un centro de llamadas y un BANCO TELEFÓNICO.”
La lengua española tiene muchos bancos. La actividad económica y comercial tiene varias clases de bancos que no viene al caso detallar aquí.
Uno de los bancos que ya encontró un espacio en el seno de los diccionarios de español es el de la informática, el “banco de datos”.
Lo que en el habla se conoce como el “banco telefónico” puede ser la información acerca de números telefónicos. Es una fuente de información sobre números de teléfonos en los que se pueden obtener ventajas, informaciones, etc. Es un acopio de teléfonos de interés para algunas personas en los que se pueden obtener detalles de empleos, direcciones, informaciones útiles, al llamar a ellos.
En otros casos se ha encontrado que llaman también “banco telefónico” a un grupo de personas que toman asiento para responder a números de teléfonos durante actividades específicas. Piénsese sobre todo en el caso de las actividades de recaudaciones de fondos para fines específicos.
Las significaciones del término banco no se avienen con lo que se menciona en el párrafo anterior. En el caso de las informaciones reunidas acerca de teléfonos de interés para diferentes tipos de informaciones es diferente el asunto, porque allí la consolidación de la información en un solo sitio puede tolerar que se extienda el concepto “banco” a este centro de información.
Como en otros casos, lo que queda por hacer es esperar el progreso, observar el uso, la repetición del vocablo, la oportunidad del uso y la necesidad. Si se producen todos éstos, entonces será justo que se acepte el uso de “banco telefónico”.
*GUBERNATURA
“. . .no está muy claro como evitó ir a la Guerra de Vietnam ni se justifica que mantenga bajo llave los archivos de su GUBERNATURA en Vermont.”
En el vocablo estudiado hay dos partes que llaman la atención. La primera es que empieza por “gu-“. La segunda es la terminación que se le asigna, “-atura”.
Con respecto a la primera observación, es decir, el principio del vocablo, hay que señalar que en el español ya caído en desuso existían palabra tales como “gubernación, gubernar”. Todavía subsisten formados de esta manera, “gubernamental, gubernativamente”. Con lo que antecede se pone de manifiesto que quien redactó lo que se usó como cita en esta sección, no anda descarriado o desviado por completo.
Por el estilo de la terminación “-atura”, existe en español un término conocido y relacionado con lo planteado en la cita, “jefatura”. El sufijo “-ura” forma sustantivos sobre los adjetivos, que mencionan nombres abstractos, intangibles, que se refieren al estado o a la cualidad del adjetivo que se encuentra en su raíz. Ejemplos de estos son, “amargura, blancura, dulzura, finura, gordura, hermosura, locura, ternura, etc.”
La dificultad que enfrentó el columnista al redactar fue tener que mentar el gobierno de un gobernador. Se refiere al “desempeño”, a la “gestión” en sus “funciones” de gobernador. Ya en la última frase se usaron varias palabras que podrían servir para reemplazar la que se critica. Quizá le pareció al periodista que era muy osado utilizar aquí el vocablo “mandato” para referirse a esta “labor”. Tómese nota de las dos últimas.
PRONUNCIAR
“. . .fue encontrado ahorcado en su celda. . . y fue PRONUNCIADO cadáver a las. . .”
Parece que en algún país se acostumbra a “pronunciar” cadáver a las personas cuando se da constancia del deceso de la persona.
Las acepciones del verbo en los diccionarios no apoyan este tipo de uso como se tratará de demostrar más abajo.
La primera acepción de pronunciar es la relativa a los sonidos emitidos para hablar. La segunda acepción es equivalente de “determinar, resolver”. En tercer lugar viene la significación relacionada con “resaltar, acentuar, destacar”. En la cuarta posición se encuentra “sublevar, levantar, rebelar”. En materia de derecho la publicación de la sentencia o de un auto es pronunciar la una o el otro. El último significado es “declararse o mostrarse a favor o en contra de alguien o algo”.
Después de revisar lo anterior cabe que se formule la pregunta, ¿de dónde sacaron eso de “pronunciar cadáver” en español? Se haría un servicio flaco si solo se señalara el mal y se dejara flotando en el aire la explicación acerca del origen del error. Se hará esto y se sugerirán soluciones.
La contravención procede del inglés, lengua en la cual el verbo pronunciar, entre otras cosas significa, “declarar con autoridad”. El médico que “certifica” la muerte de una persona lo que hace es que lo “declara” muerto. Para poder expedir el documento o acta de defunción, el médico actuante se ampara en sus conocimientos en ciencias médicas.
La rareza esa de que lo “pronunciaron cadáver” hay que hacerla constar en los anales de las lindezas de la lengua, porque hasta este momento lo más parecido a esto que se había registrado era, “al llegar al hospital ya era cadáver”.
INDUSTRIA
“Difícil y delicado es medir el impacto real de estas reducciones sobre la INDUSTRIA cultural, pero lo seguro es que esta situación no ha ayudado a las empresas débiles.”
No es la primera vez que se abusa en el idioma de Cervantes del vocablo “industria” para atribuirle significados que no le pertenecen. En esta ocasión hay más de una razón para no dejar pasar la ocasión para criticar el empleo. Más abajo se detalla.
En el español moderno cada vez más se nota la ampliación del concepto de lo que es la “industria”. No se puede exagerar la ampliación del concepto hasta llevarlo a extremos difíciles de explicar o de hacer entrar dentro de la tolerancia de la lengua.
Se acepta en general que una industria es todo lo relacionado con el comercio y con cualquier clase de negocio. Aquí no se puede transigir y aceptar como de la industria todo tipo de actividades, sobre todo las que no producen ningún bien material manufacturado. La afirmación anterior va con el sentido de explicar que no se cumplen en la cita las mínimas condiciones requeridas en la redacción de la parte reservada a “industria” en el diccionario de las autoridades.
La dificultad se presenta cuando se enfrenta un texto como el de la cita. Lo que es “cultural” difícilmente es un bien tangible o comercial. Lo que se siente, o se puede medir, palpar, son las consecuencias de la “actividad cultural”.
Como en muchos otros casos, la explicación a la ampliación desmesurada del concepto de la “industria” en español, en un ejemplo como el de la cita, tiene su origen en el inglés. En esa lengua hasta el esfuerzo desplegado en el estudio de una materia particular o de un autor puede denominarse “industria”. Es más, se acepta como “industria” cualquier actividad si esta se hace de modo continuo o habitual.
De nuevo se repite, si se emplea el término “industria” en español para casos como los que son usados en inglés, se estará abusando de la lengua. Hay que ceñirse a lo prescrito por las reglas y a lo tolerado por la tradición y el uso.
Lo recomendable en un texto como el comentado en esta sección es utilizar la palabra “actividad” para las gestiones, diligencias y actos culturales.
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