CANDIDATO – MANEJAR – MEDITACIONAL – GUYANÉS – GUAYANÉS

“Los niños con problema de subluxación de cadera de más del 50 por ciento, o con esclerosis severa, no son CANDIDATOS para la terapia del traje.”

Cada vez con mayor frecuencia se emplea la palabra “candidato” en el campo de la medicina para referirse al paciente que puede o no, recibir un tipo determinado de terapia. Así se escuchará que se le dice a una paciente, “Usted no es buena candidata para recibir este tratamiento”.


Lo que el diccionario de las autoridades trae en su texto acerca de la palabra del título no alcanza para utilizarlo de este modo. En su primera acepción es la persona que pretende alguna dignidad, honor o cargo. Del mismo modo, es la persona propuesta para lo antes señalado aunque no lo solicite.

Por último, en el nivel coloquial, en Argentina y Uruguay se llama de esta manera a quien es cándido, que se deja engañar. Es fácil deducir que este candidato sale de cándido. Aunque no lo sepan los que así se expresan, la palabra candidato sale del latín candidus que aludía a las vestiduras blancas de los aspirantes a puestos. El vocablo cándido también lleva en sí el color blanco en su seno.

No hay que devanarse las meninges, este candidato invade el territorio español desde la orilla del inglés americano. En esa lengua extranjera es en la cual se puede utilizar la voz candidate para referirse a la persona que reúne las condiciones para someterse a algo específico. Es tan patente el caso, que el diccionario de la lengua inglesa ofrece un ejemplo de ese uso y emplea el vocablo cirugía.

De la manera como se perfila el asunto, en español para expresar la idea de si el individuo puede o no someterse a una terapia cualquiera deberá hacerse con la ayuda de otras palabras. El enfermo “no es apto, no reúne las condiciones, no llena los requisitos, no está en condiciones para”. En otras palabras, “ese tratamiento no es adecuado para usted, o es muy riesgoso en su caso”; o cualquier otra expresión aconsejable para el caso.

MANEJAR 

“. . .no quiso atribuir específicamente las amenazas de muerte a esta incautación, pero admitió que es una de las hipótesis que se MANEJAN.”

El verbo “manejar” se ha transformado en un “agarra-todo”. Es capaz –en opinión de algunos- de desempeñar las más disímiles funciones. Es posible que con este verbo y  el verbo hacer se pueda sacar de apuros a muchos de los escribientes del español de nuestros días. Estos abusadores de la lengua cuando no encuentran el verbo específico que corresponde a las circunstancias, no tienen empacho en recurrir al verbo “manejar” y así evitan tener que pensar.

El diccionario de la Real Academia no recoge ninguna acepción que permita a una persona decente utilizar ese verbo en un caso como el de la cita.

Para un caso como el del texto, o parecido, se propone que se empleen verbos como, “pesar, examinar, considerar, sopesar, evaluar”. En este caso no se le puede atribuir la culpa a la influencia del inglés en nuestra lengua. El error procede de la haraganería mental, la pereza léxica y la escasez de conocimientos.

MEDITACIONAL 

“. . .se manifestó por un acercamiento sumamente lento, casi MEDITACIONAL.”

La tendencia a crear términos en español con la terminación –AL va en aumento. Algunas de las palabras así formadas se hacen de acuerdo con las reglas y el espíritu de la lengua. Por otra parte, algunos de los vocablos que se lanzan formados de este modo se apartan del genio de nuestra lengua y no son españoles de pura cepa. Otros simplemente no han pasado por el tamiz del tiempo, no han recibido la sanción del uso.

En la familia del verbo meditar se cuenta con el adjetivo meditabundo(a), que señala que el sujeto medita, cavila o reflexiona en silencio; con el nombre meditación se designa  la acción de meditar; con el adjetivo meditador se indica “que medita”. El adjetivo meditativo(a) se refiere a lo que es propio o referente a la meditación.

El verbo meditar indica que la acción se efectúa con profunda intervención del pensamiento, que se discurre sobre los medios de conocer o conseguir algo.

Luego de examinadas las palabras anteriores queda claro que no hay tal cosa que se llame “meditacional”, por lo tanto, en la cita se debió recurrir a uno de los vocablos explicados más arriba.

GUYANÉS – GUAYANÉS 

“. . .las selvas tropicales del macizo GUAYANÉS desoladas de excursionistas alemanes y los picos merideños sin montañistas belgas.”

Guyanés es el adjetivo derivado de Guyana. La Guyana es una república independiente en la región de la Guayana.

Si se desea referirse a la región en la desembocadura del Orinoco hay que hacerlo empleando la palabra Guayana o las Guayanas, si se toma en consideración que hay una venezolana y otra brasileña.

La única Guyana, en propiedad, es la antigua Guayana Inglesa, en consecuencia para referirse a los nacionales de ese país debe usarse el vocablo “guyanés”.

En el siglo XXI no debería suscitarse discusión acerca de la propiedad en el uso de las palabras del título, porque es asunto que ya está discutido desde que en la región se proclamaron las independencias.

Los periodistas cuidadosos tienen que evitar confundir a sus lectores. Están los periodistas en el deber de entregar el término apropiado en cada caso para contribuir así a la educación del lector.

TÓNER

“. . .así como cartuchos de tinta y de TÓNER que fueron fabricados por L. Internacional Inc.”

En los casos en que se desee aludir al pigmento que utilizan ciertas fotocopiadoras e impresoras para reproducir letras e imágenes deberá utilizarse la adaptación de la voz inglesa toner que lleva la tilde marcada sobre la O.

El vocablo ya logró un sitio entre las palabras consagradas en el lexicón mayor de la lengua española. En este caso la Real Academia no solo obró de acuerdo con lo que el uso ha impuesto, sino atendiendo a la necesidad de tener un término específico para este pigmento.

OTREDAD 

“Lo más singular de esta muestra es el poder observar las distintas formas en que unos creadores de primer orden plasman una realidad y lo que llamaremos su OTREDAD.”

La palabra del epígrafe aparece en el diccionario del 2001. La definición que ofrece la Real Academia se circunscribe al campo de la filosofía, por lo tanto debe considerársele como un concepto filosófico que al emplearlo hay que hacerlo con todas las consideraciones debidas a esa ciencia.

El concepto que las autoridades de la lengua tienen con respecto a esta “otredad” es “condición de ser otro”. De aquí se desprende que se trata de la “condición”, no de la voluntad o posibilidad de querer ser otro. Es una realidad, es el estado o la situación en que se halla algo o alguien.

Estos conceptos filosóficos hay que usarlos con respeto, pues si se usa de ellos de modo liberal se puede caer en exceso y en consecuencia en mal empleo de lo que significa en propiedad la palabra.

GENTIL 

“También emite sonidos al igual que GENTILES vibraciones.”

Este es un desliz que hace sonreír en lugar de causar enojo. Entre las muchas significaciones que tiene “gentil” ninguna es “suave”; muy al contrario, la tercera acepción que consta en el diccionario de la Real Academia es “brioso”, por lo tanto es lo opuesto.

Es muy posible que la redactora de la reseña escuchara o leyera que el aparato emitía gentles vibraciones y sin tomarse el tiempo para procesar el dato lo trasladó al español que más se le parece, de donde llegó a este “gentiles”.

La traducción para la voz del inglés es “suave, delicado, moderado”. Lo aconsejable en un caso  como este es recurrir al diccionario, o por lo menos pedirle a un profesional de la materia que le suministre la traducción conveniente en el caso.

Como se sabe desde tiempos inmemoriales, la prisa es mala consejera. Aquí una vez más quedó demostrado que la precipitación hace caer en errores lamentables hasta en la lengua.

VENTILADOR – RESPIRADOR ARTIFICIAL

“De los afectados, sólo uno ha requerido un VENTILADOR mecánico para poder respirar, y ninguno ha muerto, señaló el. . .”

Entre los ventiladores que no son mecánicos se conocen varios, entre otros el de mano, la brisa de la naturaleza y otras maneras de refrescar el ambiente que no requieren de la fuerza mecánica.

Conforme con lo que el uso ha establecido a través de los tiempos, los ventiladores son aparatos que impulsan o remueven el aire en una habitación. También de acuerdo con el diccionario es la abertura que se deja hacia el exterior en una habitación, para que se renueve el aire de ésta sin necesidad de abrir las puertas o ventanas.

Por el contexto se puede deducir lo que pretendió mencionar quien escribió la frase de la cita, es el aparato que se usa para ayudar a las personas a respirar cuando éstas tienen problemas de salud. En época pasada ya  se empleó otro vocablo para aludir a los medios mecánicos para asistir a las personas con problemas para respirar. Si la memoria no falla se llamó “pulmón de acero” al aparato en otros tiempos no tan remotos. También se le llamó “pulmón mecánico”.

No se debe ceder al primer impulso de la mente, o de la lengua, para traducir nombres de dispositivos o aparatos mecánicos, sobre todo cuando se trata de mecanismos especializados, porque con frecuencia la traducción de una lengua a otra no es la que más se asemeja en la otra lengua, sino la más difícil, pero la más apropiada.

El aparato que ayuda a los enfermos a respirar es lo que se conoce con el nombre de “respirador artificial”.

FARSESCO 

“Estados Unidos señaló los procesos como ´ juicios FARSESCOS ´, mientras que la organización. . .”

La palabra que se adivina en el fondo del vocablo que se ha creado en la cita es “farsa” que era una pieza de teatro cómica, breve y con el objeto exclusivo de hacer reír. En la actualidad se usa el término “farsa” para calificar enredos o tramas que tienen por objeto engañar.

Del último significado presentado es de donde se utiliza la palabra para llamar “farsante” a la persona que finge lo que no es o no siente.

Cuando una persona que escribe se ve precisado a transmitir una idea como la de la farsa, pero no cuenta con un vocablo que se preste para el caso, lo más adecuado es reemplazar el término de base, en este caso farsa, por otro equivalente, y encontrar un adjetivo –por ejemplo- del último término.

La farsa es un engaño, por tanto pudo el redactor usar “engañoso” para calificar los juicios. En la práctica de cada día, la forma como califican estos juicios es con ayuda de “amañados”. Otra posibilidad era emplear una palabra “pedestre” como “simulados” para ofrecer una idea acerca del tipo de juicio de que se trata.

La solución que se propone en el caso de la cita se aplica a una gran cantidad de vocablos de uso. Cuando no se encuentra la traducción correspondiente de un término cualquiera, ya sea porque no existe o porque no la conozca quien escribe, lo más acertado es recurrir a un vocablo equivalente y emplear el nombre, el verbo o el adjetivo correspondiente que sí existe. La peor solución es darle rienda suelta a la imaginación para crear vocablos nuevos, efímeros e innecesarios.

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