BOLETA – CONVERSATORIO – *PELOTERIL – RECETAR – CIENTÍFICO SOCIAL – POPE

. . .un juez civil que dictó un amparo constitucional que pretende revocar BOLETAS de captura dictadas contra el ex presidente.”

El uso de la palabra “boleta” en este caso no es común. Al primer vistazo a la redacción, la reacción inmediata es pensar que aquí hay algo que no anda bien.

Tanto en la redacción de la acepción correspondiente a la edición del año 1992 del Diccionario de la Academia, como la del 2001, no aparece este uso. En la última edición lo que hizo la Rectora de la lengua fue añadir algunos usos americanos, nombrando los países, y además incorporó usos familiares o coloquiales.

. . .un juez civil que dictó un amparo constitucional que pretende revocar BOLETAS de captura dictadas contra el ex presidente.”

El uso de la palabra “boleta” en este caso no es común. Al primer vistazo a la redacción, la reacción inmediata es pensar que aquí hay algo que no anda bien.

Tanto en la redacción de la acepción correspondiente a la edición del año 1992 del Diccionario de la Academia, como la del 2001, no aparece este uso. En la última edición lo que hizo la Rectora de la lengua fue añadir algunos usos americanos, nombrando los países, y además incorporó usos familiares o coloquiales.

La pista para entender el empleo que se hace del vocablo examinado está en las definiciones que ofrece la corporación madrileña de la lengua; usa como sinónimo de “boleta” el término “cédula”. Luego, en la entrada correspondiente a la última palabra ofrece varias acepciones que entran en el campo de lo jurídico.

En algunos países, entre ellos Argentina, una cédula es un documento simple autorizado por funcionario judicial que se utiliza para notificar al interesado una providencia, auto o sentencia del juez o tribunal.

Aparte de lo escrito en el párrafo anterior, no hay pista alguna que haga suponer que el uso que se ha hecho del vocablo en el texto sea legítimo o justo.

Lo que recoge Morínigo en su Diccionario del español de América no lo asientan los demás diccionarios más modernos acerca del tema. Este autor escribe que boleta es “cédula judicial” en Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Perú y Puerto Rico.

En Chile y en otros países de nuestra América Morena se sirven del vocablo examinado con el valor de “comprobante”. Así lo empleó el chileno Morales Pettorino en el año 1984. Julio Cortázar, en su libro Rayuela escribe “hacer la boleta” con el sentido de “multar”

De nuevo se está en presencia de un uso aislado de un vocablo que pasa a los lectores de otros países por inadvertencia del autor o como un reto al español común. En esta sección se ha tratado de hacerle justicia tanto al autor como al uso de la palabra.

CONVERSATORIO

Ya se le concedió carta de ciudadanía en el ámbito del diccionario oficial de la lengua. El término ya fue aceptado, consta en la edición del 2001. Vale la pena vaciar lo que consigna a este respecto el Alto tribunal madrileño de la lengua a este respecto:

“1. m. Colombia y Perú. Mesa redonda (grupo de personas versadas en alguna materia).
2. Cuba, Ecuador, México, Panamá y República Dominicana. Reunión concertada para tratar un tema. Conversatorios de paz.  3. Honduras. Rueda de prensa”.

Ya nuestros hablantes pueden emplear el vocablo del epígrafe sin que sean censurados por ello. El colegio mayor de la lengua aceptó el vocablo con todas las acepciones que eran de mayor circulación. La Academia ha dado muestras de liberalidad con respecto a este término.

*PELOTERIL

“. . .que ha vencido a los estadounidenses las cuatro veces que se han enfrentado por el título de la justa PELOTERIL”.

Este Vocablo no consta en el Repertorio oficial de la lengua. En la última edición del vocabulario general de la lengua, ya por lo menos aparece que el término “pelota” es sinónimo de “béisbol”, pero entienden las autoridades de la lengua que es propio de las Antillas y Venezuela.

No hay que desanimarse. El deporte de los bates, los guantes y las pelotas se está acercando a que le reconozcan el nombre de “pelota” también, aunque hay un deporte practicado en una región de España que se conoce como “pelota vasca”.

Es de suponerse que en un futuro no muy lejano se hará honor a los aficionados a este deporte en el mundo -que se cuentan en millones- admitiendo que lo relativo o pertinente a la pelota es “peloteril”.

RECETAR 

“La cascada de impuestos que RECETÓ el Congreso a los mexicanos. . .”

Los escritores y los periodistas siempre andan en pos de nueva terminología que les haga brillar en la prosa. Muchos de los escritores se lanzan a recoger términos “estirados”, es decir, vocablos cuyos campos semánticos se han beneficiado de extensiones arbitrarias.

No es menos cierto que a la lengua viva no se le pueden mantener maniatada con camisa de fuerza, pues si no lo hacen los escritores profesionales, quienes la liberan son los hablantes, ese pueblo soberano.

En el caso de esta sección se encuentra uno en la situación de tener que recordarle a los lectores que el verbo recetar taxativamente tiene determinado su radio de acción. La Academia entiende y sostiene que recetar no es más que “prescribir un medicamento, con expresión de sus dosis, preparación y uso”. Además la soberana de la lengua escribe: “fig. y fam. Pedir alguna cosa de palabra o por escrito. Recetar largo”. Tan pronto se lee lo que la autoridad de la lengua escribe a  este respecto, no queda más remedio que entender que es sinónimo de “prescribir”, así como de otros dos verbos más, “formular, ordenar”.

A pesar de lo que consta en la parte in fine del último párrafo, no se puede sustituir el verbo en estudio por los otros dos a voluntad, sin respetar los usos y costumbres. Un congreso no receta, aunque sí tiene poder para legislar. Ese poder puede “mandar, establecer, estatuir, ordenar, imponer” y muchos otros verbos más que en este momento no hace falta enunciar en detalle.

Quizás es oportuno recordar el requiebro que se solía lanzar a las chicas guapas que pasaban junto a los jóvenes, “esa chica está como me la recetó el médico”.

CIENTÍFICO SOCIAL 

“La investigación, hecha por un grupo de CIENTÍFICOS SOCIALES, encontró. . .”

De nuevo aquí se está en presencia de un caso de adaptación del inglés sin estar en presencia de un texto en inglés. No se puede pretender que en español exista ninguna profesión que se llame de ese modo.

Para comenzar, los científicos son -en función de sustantivo- “las personas que se dedican a una o más ciencias”. Los franceses denominan a estas personas -lenguaje sexista- “homme de science”, si es mujer, se puede cambiar y llamarle “femme de science”. Claro, muy fácilmente si alguien usa una expresión de este género, se le acusará de ser galicista: “hombre de ciencia”. Está muy de moda que los “hombres de negocios” se reúnan para discutir la situación económica sin que esto levante ronchas lingüísticas. Nadie piensa ya que sea copia de “homme d´affaires”.

Está admitido en nuestra América que se hable de los científicos de tal o cual universidad. Para tratar de escapar al embrujo de la lengua inglesa, algunos redactores en lugar de soltar el “*cientista social”, recurren a “científicos sociales”. En este caso se usa el adjetivo sustantivado “científico” con toda propiedad, pero sin parar mientes en que para esos estudiosos de los fenómenos sociales en español contamos con otros términos: “sociólogos, especialista en ciencias sociales”. Lo escrito aquí no significa que los lectores no se puedan encontrar con algún diccionario bilingüe que le ofrezca como traducción de “social scientist”, “*cientista social”. No está de más recordar que la palabra marcada con el asterisco no es castiza. El error consta en el diccionario bilingüe editado por Oxford.

POPE 

“. . .el último vástago de esos POPES que fueron Coco Chanel, Cristóbal Balenciaga. . .”

Es lamentable que se lea un desliz como este en un periódico que se supone que se piensa y se escribe en español.

No se puede negar que el “pope” existe en español, pero anda lejos de lo que el periodista pretendió expresar al escribirlo. Este término tiene una definición muy precisa en el diccionario de la autoridad de la lengua de Madrid, allí se lee, “sacerdote de la Iglesia ortodoxa griega”. Ésa y sólo ésa es la definición que se encuentra en el lexicón mayor de la lengua. Cualquier extensión que se quiera hacer del vocablo excede lo que la vocación de la lengua comprende.

Como tantas otras veces se hace en estos estudios, cabe preguntarse, ¿de dónde demonios sacan estos señores de la prensa estos estirones semánticos? La respuesta procede del mismo lado que en otras ocasiones. . . del inglés.

En la lengua de Shakespeare, “pope”, además de las acepciones que le corresponden como el equivalente en esa lengua de nuestro “papa”, es también “alguien que se parece al papa (en cuanto a su autoridad)”.

Hay que leer “con ojos de plomo”, por analogía con aquello de “andar con pié de plomo”. No se puede dar por bueno todo lo que se lee, hay que someterlo al ojo crítico, porque de lo contrario terminarán los lectores disparatando tanto como algunos periodistas.

TERMINAL 

“. . .pero en EL TERMINAL de autobuses fue asaltado y quedó sin ropa y sin. . .”

Esta palabra del título tiene varias acepciones que pertenecen a diversos campos del saber humano. Lo que se trata de destacar en esta sección es el género al que pertenece, es decir, cuál artículo determinativo debe precederlo. En electrónica es masculino; en informática puede ser tanto masculino como femenino.

Cuando se refiere a “cada uno de los extremos de una línea de transporte público”, entonces el único género que le cabe es femenino, por lo tanto debe decirse y escribirse LA terminal.

La mayoría de los lectores saben este asunto, pero parece que la mayoría de los copistas, o en su defecto los periodistas de nuestros días no lo saben. Cada vez que se mencionan los copistas, eso trae a la memoria la época en que éstos, en los periódicos, eran tan versados en materias gramaticales que entre otras tareas tenían la de enmendarle los errores a los periodistas. Parece que en esta época moderna se perdió la virtud gramatical.

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