Los "dos idiomas"

Hace unos años ya, en una visita a España, mi hijo, un niño en ese entonces, les decía a sus amigos en el parque infantil: «Yo soy español y dominicano y hablo los dos idiomas». Ni que decir tiene que ese «bilingüismo» precoz lo convirtió en el héroe del barrio. Me sorprendió y me enorgulleció lo que ese comentario suponía para un niño de corta edad. Su trascendencia radicaba en que manifestaba, a su manera, la experiencia de descubrir las diversas formas de hablar español.

El reconocimiento y la asunción de la diversidad es un paso muy importante para crecer como hablantes. Saber que nuestra forma de hablar es distinta de la de otras regiones hispanoparlantes y asumir que esta diferencia no nos hace mejores hablantes, pero tampoco peores, tiene mucho valor. Implica además el reto de conocer y valorar en su justa medida las características que nos son propias.

La conciencia de la diferencia debe servir para aprender de los demás: más palabras, más significados para las mismas palabras, distintos acentos. No caigamos en el error de mirarnos solo nuestro propio ombligo. Sería una verdadera lástima limitar nuestros horizontes lingüísticos cuando el español supone todo lo contrario: amplitud, diversidad y riqueza. Como hablantes, si queremos expresar nuestro orgullo por lo que somos, podríamos empezar por decir: «Somos dominicanos (o españoles, colombianos, puertorriqueños, y así hasta veintidós nacionalidades, puede que más) y hablamos en español».

Envíe sus comentarios o preguntas a la Academia Dominicana de la Lengua en esta dirección: consultas@academia.org.do

© 2010 María José Rincón
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