CIPAYO – LOCAL – ARRUNCHADO – LUKUMÍ

“Obviamente, se trata de una conducta CIPAYA indigna de nuestro país.”

Después de entrar en la materia propia de la palabra, se trazará la historia del vocablo, porque es interesante.

El columnista que utiliza el término le dio un estirón para que desempeñara funciones que no le son propias. Este vocablo nació para designar un tipo de soldado y solo se aceptaba –y se acepta- el masculino. Lo que hace el autor del artículo es aplicarlo a una persona para calificar así su conducta, lo convierte en un adjetivo. Más adelante se examinará el proceso del vocablo para terminar con el estudio del uso actual.


Conforme con lo aceptado, el término estudiado designaba al soldado indio de los siglos XVIII y XIX al servicio de Francia, Portugal y Gran Bretaña. Usado de modo despectivo significa “secuaz a sueldo”. En francés es cipaye y en portugués cipai, cipaio.

La Academia le reconoce, con un quizá, la procedencia a la palabra del persa sopahí, pasando por el portugués. La historia completa es más larga. Hay quien afirma que pasó a través del árabe sebahí, que a su vez sale del turco sipahí, que en la india era el sepoy.

En nuestra América era un soldado al servicio de tropas extranjeras. La palabra se empleó en España en la guerra civil de 1872-1876.

En su Diccionario del Español de América, Morínigo asevera que en el Río de la Plata pasó a denominar al “político al servicio de intereses extranjeros”. En Cuba y Puerto Rico tomó la connotación despectiva para llamar así al “hijo del país que servía en el ejército español”. En Puerto Rico aún se le emplea para calificar al “partidario del régimen norteamericano en la Isla”.

En el extracto reproducido en cabeza de esta sección, el uso fue apropiado, pero la forma no es la más adecuada. En lugar de lo transcrito debió escribir “. . .se trata de una conducta de cipayo indigna de. . .”

No cabe el femenino porque los soldados de las épocas durante las cuales se usó el vocablo eran hombres. Todavía no se había incorporado personal femenino a las fuerzas armadas regulares.

LOCAL 

“La casa fue construida en el año 1851 por un LOCAL llamado Asa Tift.”

Se está en presencia de un falso cognado. Lo que se observa aquí es un parecido engañoso entre el español y el inglés. La persona que escribió el artículo le reconoció al término en español un valor gramatical que no posee. Se estudiará más adelante el vocablo en español, y la misma palabra en inglés, para demostrar el equívoco.

En español general, local es, lo “perteneciente o relativo al lugar”. Puede ser también lo “relativo a un territorio, comarca o país”. Si se le opone a general o nacional, significa “municipal o provincial”. En medicina vale para decir “una parte del cuerpo”, de nuevo por oposición a general. La última significación es equivalente de “sitio cercado o cerrado y cubierto”.

Si se lee el texto con ayuda de lo antes copiado como propio del término examinado, se verá que no es posible que se escriba de ese modo, porque no se entiende.

En la segunda entrada que trae el diccionario Webster´s  de la lengua angloamericana se consigna que sirve el término local para designar persona o cosa. Ese significado así como otros que posee en lengua inglesa no lo conocemos en español. Los trenes no son *locales en español, por oposición a los expresos. Los cafés barriales tampoco se llaman usando el vocablo en estudio, sino que son barriales. Las llamadas urbanas no son locales tampoco en buen español. Otro caso en el cual no coinciden las dos lenguas es para referirse al lugar donde algo se hace de modo habitual, es decir, el sitio de costumbre.

Llegado a este punto hay que sugerir una palabra que encaje en la cita y le imprima sentido en español a lo que se intenta expresar, para eso hay que recurrir a “lugareño”. De esta manera terminará el párrafo así: “La casa fue construida en el año 1851 por un lugareño llamado. . .” El lugareño es el natural de un lugar.

ARRUNCHADO 

“Tataranietos de un príncipe lukumí ARRUNCHADOS al pie de una garita.”

El vocablo del título no lo conoce la Academia. No consta en el diccionario que publica la Honorable Corporación de la Lengua.
El autor que conoce este término es Morínigo, autor del Diccionario del Español de América, quien lo copia tal cual de Santamaría, quien escribió el Diccionario General de Americanismos.

Ambos autores reconocen que es un verbo reflexivo que se utiliza en Colombia. En ese país significa “hacerse runcho”. Los dos tratadistas sostienen que es igual que “ovillarse como un runcho”. El runcho es un ave colombiana, una especie de zarigüeya.

LUKUMÍ 

“Tataranietos de un príncipe LUKUMÍ arrunchados al pie de una garita.”

Las voces que proceden de otras lenguas se escriben como las escucha quien representa gráficamente el sonido. El escritor en este caso escribió con una “K” este lucumí, que se había encontrado en otros escritos.

Parece más natural de la lengua española que la voz del título se escriba con una “C” que con una “K”; pero como se trata de voz extranjera se hace más exótica con la “K” que con la “C”; además, en la lengua de la cual procede la voz no había representación escrita del fonema.

Un lucumí es un natural del pueblo africano de Ulcumí. La voz también desempeña funciones de sustantivo. La voz fue frecuente, o por lo menos, conocida en Cuba, país donde “se llama lucumí a las supersticiones que deben ser localizadas en los pueblos yorubas y sus vecinos”.

Fernando Ortiz, en su Glosario de Africanismos, documenta  la voz lucumí y sitúa como cierto el sitio en el África de donde proceden los naturales. La región Ulcumí está “al nordeste de Benin, casi en los deltas del Níger”.

Como puede deducirse de los párrafos anteriores, la voz “ulcumí” sufrió una corrupción que terminó en el lucumí que se conoce.

*SWINES 

“. . .ha vuelto a ser el líder ofensivo de unos Cachorros que necesitan más que nunca del poder de sus SWINES.”

La voz que ocupa el lugar del título es el plural españolizado de la voz del inglés swing.

Esta palabra es el “movimiento que hace el jugador con el brazo al tratar de batear”.

De una manera más descriptiva, es el movimiento que hace el jugador de béisbol, bate en mano, para golpear la pelota. Una vez más se está ante una voz extranjera, inglesa, que pasó con el béisbol al español.

En algunas ocasiones se ha escuchado a los narradores en los partidos de béisbol referirse al movimiento antes mencionado con el verbo “abanicar”.

No se puede pasar por alto que la voz del título se ortografía del modo en que aparece porque se le imprime el valor de plural. Se elimina la “G” del inglés y se le añade la terminación “–es” del plural español.

En el habla coloquial, si se ve a una mujer que pasa caminando con movimientos de caderas que atraen la atención de los circundantes,  es probable que se escuche que ella tiene swing y no que cimbrea al caminar. En el antes mencionado nivel del habla si se presenta una oportunidad para hacer algo y no se la deja pasar sin ponerle atención se usará de nuevo el swing acompañado del verbo “hacerle” para destacar que no pasó inadvertida.

PARQUEO

“. . .el diseño incluye un área verde, un PARQUEO y una plaza al aire libre. . .”

Hasta el año 1992, la Academia solo reconocía una acepción para “parqueo”, muy escueta por cierto, con la que según parece expresaba su desacuerdo con el uso de la palabra. Escribía la Autoridad Madrileña de la Lengua, “América. Acción y efecto de parquear”. Parquear a su vez se definía así: “América. Aparcar”.

En la última edición del diccionario, la del año 2001, además de lo ya consagrado en la edición anterior, consta esto: “Bolivia, Colombia, Cuba, El Salvador y Nicaragua, aparcamiento (lugar destinado a aparcar vehículos).

No hay duda de que la Academia se quedó corta en su enumeración sobre los países en los cuales se conoce el “parqueo” como el sitio para “estacionar” vehículos. Otro nombre con el cual se conoce el mentado sitio es estacionamiento.

La raíz del vocablo no es hispana, pero es la que se utiliza en nuestra América. De este lado del Atlántico son muchos los millones de hablantes que emplean ese vocablo para designar el aparcamiento.

RACIONALIZACIÓN 

“. . .y a los congresistas y senadores de los estados agrícolas que cínicamente promueven las exportaciones de sus granjeros con toda clase de RACIONALIZACIONES.”

Existe una diferencia entre el uso que se hace del verbo racionalizar en español y en inglés. Como consecuencia de la diferencia de lo que se entiende por “racionalizar” en ambas lenguas, al utilizar el sustantivo en español, se hace en casos que no son convenientes.

En nuestra lengua, racionalizar es reducir a normas o conceptos racionales. Además es organizar la producción o el trabajo de manera que aumente los rendimientos o reduzca los costos con el mínimo esfuerzo. En el ámbito de las matemáticas es “operar para eliminar los radicales del denominador de una fracción”. Como sucede siempre en estos casos, la racionalización es la acción y efecto de racionalizar.

Una vez que se lee el último párrafo y se relee la cita que figura en cabeza de esta sección, se percata el lector de que el empleo que se hace de la “racionalización” no se aviene con las significaciones que constan en el diccionario oficial de la lengua española.

En inglés el verbo rationalize tiene un sentido de uso frecuente y es “hacer que algo parezca razonable tratando de armonizar la razón con la causa que lo impulsa”. Otro significado utilizado muy a menudo es en el aspecto personal, al atribuir a las acciones personales motivos aceptables, pero sin análisis confiable, especialmente sin analizar los motivos del inconsciente.

Muchas veces en la lengua inglesa se emplea este tipo de razonamiento para calificar la explicación que ofrece a posteriori una persona de una acción de su vida. Es una suerte de justificación después del hecho consumado.

En el texto citado al principio, pudo reemplazarse esta “racionalizaciones” por “justificaciones”, sobre todo si se tiene en cuenta que en una de sus acepciones el vocablo propuesto vale para expresar “causa, motivo o razón que justifica”.

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