La sede de la Academia Dominicana de la Lengua fue el escenario ideal para acoger a una multitud de amantes de la palabra que acudió para ser testigo de un hito histórico en la cultura dominicana: la presentación del Diccionario del español dominicano, primer diccionario académico de la República Dominicana que representa no solo el logro más destacado de la gestión que encabeza el doctor Bruno Rosario Candelier al frente de la corporación de académicos, sino también de esta octogenaria entidad académica.
Realizada con el auspicio de la Fundación Guzmán Ariza Pro Academia Dominicana de la Lengua y la participación del equipo lexicográfico de nuestra institución, el acto estuvo encabezado por el director, Bruno Rosario Candelier, y los académicos Federico Henríquez Gratereaux, subdirector; Fabio J. Guzmán Ariza, presidente de la Fundación Pro Academia; María José Rincón, coordinadora del equipo lexicográfico; y Manuel Núñez Asencio, maestro de ceremonias. El Diccionario del español dominicano es el más importante aporte bibliográfico en el aspecto lingüístico que la Academia de la Lengua hace al país y a los interesados en conocer los dominicanismos de esta franja caribeña de la lengua española en América.
El director de la Academia ponderó el rigor científico que pautó el proceso de trabajo lexicográfico y dio cuenta de la ardua labor académica que hizo realidad esta obra monumental que recoge la diversidad de vocablos y expresiones de diferentes sectores socio-culturales del español dominicano. El texto lexicográfico es el resultado de un riguroso trabajo de investigación en la selección y descripción de las voces del español dominicano, que el equipo lexicográfico incorporó al volumen con las palabras del habla de los dominicanos. Esta obra habrá de convertirse en fuente de consulta y referencia indispensable para las investigaciones lingüísticas y los estudios lexicográficos en la República Dominicana.
Manuel Núñez Asencio inició la actividad lingüística con unas gratificantes palabras, subrayando que la República Dominicana ha contribuido al desarrollo del español en América, ya que esta isla encantada ha creado cientos de palabras que forman parte del acervo cultural de la lengua española.
Fabio J. Guzmán Ariza expresó que el Diccionario del español dominicano es la obra más emblemática y relevante publicada por la Academia Dominicana de la Lengua desde su fundación en 1927, pues cumple con uno de los objetivos fundamentales de su existencia que es, según sus estatutos, el “de realizar un acopio lingüístico general de los datos correspondientes al español dominicano”. Resaltó que en la ejecución del proyecto se contó con el talento de María José Rincón González, lexicógrafa sevillana y académica dominicana. Destacó la excelente formación lexicográfica y la intuición lingüística de Rincón González para dirigir la elaboración del diccionario.
Los trabajos de recopilación de datos para este diccionario comenzaron con la selección de unas 250 obras literarias de escritores dominicanos y de publicaciones periódicas para elegir las voces de los dominicanismos. Según Fabio Guzmán, el Diccionario del español dominicano incluye las palabras y expresiones usadas por los dominicanos que no tienen un uso común en el español general, por lo que se trata de las voces que nos identifican y definen como pueblo. Recoge unas once mil entradas con más de 8000 ejemplos, procedentes de obras de autores dominicanos y de páginas electrónicas, revistas y periódicos, o redactados por el equipo de colaboradores, que integraron Fabio J. Guzmán, Roberto Guzmán, Domingo Caba Ramos, María Dolores Jiménez, Teresa Melián, Yolanda Garisoain Iribarren y Ruth Ruiz, con la coordinación de María José Rincón y la supervisión de Bruno Rosario Candelier.
María José Rincón confesó que cuando el director de la Academia la escogió para coordinar la elaboración del diccionario del español hablado en la Rep. Dominicana le ofreció el sueño de cualquier lexicógrafo, que es el proyecto apasionante de diseñar y construir un diccionario. Los presentadores destacaron la variedad de expresiones y vocablos consignados en el diccionario que son usados por los dominicanos, unos de creación criolla, como “jalar aire”, “prender la luz” o “este diccionario es un palo”, en el sentido de éxito su ejecución y útil en su aplicación educativa y cultural; también resaltaron palabras como yipeta, vaina, lechón, pariguayo y chin, entre otros ejemplos de vocablos usados de la lengua general que el dominicano emplea con una acepción diferente, como el caso de la palabra pájaro para referirse al homesexual oguagua, que en Chile significa bebé o infante, mientras que en R. Dominicana alude al transporte público de pasajeros.
El Dr. Bruno Rosario Candelier dijo: “Para nosotros es una auténtica celebración la puesta en circulación de este Diccionario del español dominicano”. Agradeció la presencia del numeroso público y de las autoridades de la embajada española y del consulado español en la República Dominicana. Calificó el diccionario como una obra monumental y dijo que es fruto de dos mentes brillantes: la de Fabio J. Guzmán Ariza y María José Rincón. Destacó que el resultado del Diccionario del español dominicano lo podrán apreciar al ver cada uno de los vocablos allí definidos, voces dominicanas o palabras de la lengua española con una significación especial en el español dominicano, registradas con propiedad y rigor metodológico, lo que le da categoría de obra ejemplar a este diccionario del español dominicano.
Destacó que las obras de los escritores más significativos son aquellas que tienen un caudal representativo de las voces locales del país o de la región natal del autor. También expresó que a través de la sensibilidad los escritores saben conectarse con su pueblo y es el lenguaje criollo, con el conjunto de sus voces y expresiones, lo que otorga el rasgo y el perfil de identificación con una cultura, una tradición y una forma peculiar de sentir, pensar y querer, y esa es en gran parte la importancia de un diccionario de voces propias. Enfatizó que el alcance de esta obra es el sentimiento de identificación con las palabras y las expresiones que nos permiten sentir determinada compenetración intelectual, afectiva y espiritual con el alma de nuestro pueblo, y esa compenetración se logra a través de lo que esas palabras criollas, peculiares, singulares, exclusivas denotan y connotan en función de sus atribuciones y rasgos significativos. Por esa razón nuestros hablantes experimentan una identificación con sus vocablos, porque es la manera de lograr esa seña de identidad, esa compenetración lingüística con la herencia recibida de España a través de la lengua de Castilla cuyo léxico hemos enriquecido con nuestro lenguaje, dotando a la lengua española de un caudal de voces y de significaciones que aumentan el vocabulario de nuestro idioma. “Si el secreto de la palabra encierra la clave del conocimiento, el sentido de nuestras voces comprende el alma de nuestra cultura”, dijo Rosario Candelier.
Para culminar el acto, este director calificó el Diccionario del español dominicano como una obra monumental por la propiedad con que fue pensada cada palabra y el rigor y la corrección que se aplicaron siguiendo las pautas académicas y, desde luego, con la elegancia con que nos esmeramos sin obviar el rigor científico desde el punto de vista lexicográfico para la confección de esta singular obra lingüística.
Santo Domingo, 21 de noviembre de 2013.