DARLO DE BAJA – SATISFACER – BLOOMERS – ESCRITURA
Es probable que en algún país de nuestra América Morena esta combinación tenga sentido para ellos. Con casi toda certeza “dar de baja a alguien” es contarlo entre las bajas; en las guerras las pérdidas de vidas humanas son “bajas” que se cuentan.
En la guerra, “una baja” es la muerte o la inutilización de un hombre o de uno de los elementos con los que se cuenta, tales como los aparatos o máquinas que ayudan en la lucha, ya sean aviones, tanques, etc.
Las expresiones consagradas por el uso y aceptadas por los tratadistas son, “darse de baja”, que es cesar formalmente de ejercer una actividad por la que se paga. También es dejar de pertenecer de modo voluntario a un cuerpo o asociación.
“Dar de baja” es expulsar, eliminar o suprimir a alguien de un cuerpo o asociación. También es excluir a alguien de una obligación.
SATISFACER
“No consideramos que se confundirían con ciertas cosas y no SATISFACIMOS sus necesidades”.
El verbo “satisfacer” es un verbo irregular que tiene una conjugación propia. Por la conjugación del verbo anterior, se presume que los redactores trataron de conjugar el verbo en el presente del indicativo, si fue así, fallaron; porque la primera persona del plural del presente del indicativo es “satisfacemos”.
Si lo que trataron fue de conjugar el verbo en el pretérito indefinido, también fallaron, porque esa conjugación es “satisficimos”.
Un modo de recordar la conjugación del verbo es evocar el verbo “hacer”. Sobre esta base reemplazar la hache (H) de hacer, por una efe (F) y colocarle delante satis- más F, más la terminación del verbo hacer. En los casos citados, “-acemos”; “-icimos”.
BLOOMERS
“. . .la otra me obligó a levantarme el vestido y bajarme los BLOOMERS para, según dijo, ver si tenía escondido algo más. . .”
El vocablo pertenece al inglés. La ortografía es ajena al español, pero en español se le ha usado con una pronunciación diferente y acomodada.
En inglés el término casi siempre se emplea en plural y debe su nombre a una señora, Amelia Bloomer, quien abogó por su uso como prenda de vestir. La pieza de ropa interior se inventó alrededor del año 1850; la idea se le debe a la señora Elizabeth Smith Miller de Nueva York.
Dependiendo del diccionario que se consulte, la traducción ofrecida será diferente, “calzón bombacho, bombacho (de mujer.)” Otro ofrece, “pantalones (de señora”.)
La voz que conocí en mi juventud fue “blúmers”, que es reproducción fonética de la del inglés. En toda propiedad, servía en ese entonces para cubrir dos prendas de vestir. La una exterior, de hombre, calzones, calzas o bragas. La otra interior, de mujer, que era un calzón ceñido, de seda, algodón o lana que cubría el vientre, y parte del muslo.
Una vez que los “bloomers” se hicieron más diminutos, que se abreviaron, cambiaron de nombre y pasaron a llamarse “panties”. El “Panti” produjo descendencia, el “pantimedia, plural pantimedias”. Para el panty hose, que no es más que una ropa interior, que consiste en una media con un panti incorporado arriba en una sola pieza. La palabra panti, así como el plural panties, y los derivados que se copiaron antes para traducir al español el aditamento interior corrido de medias y panti, no son reconocidos por las autoridades de la lengua.
Don Ángel Rosenblat, ese gran lexicólogo, al tocar el asunto de las prendas femeninas escribió, “. . . están en continua renovación, y aún más sus nombres. En lugar de pantaletas se está usando púdicamente, el anglicismo bloomers”.
Según la noticia que existe, la prenda antes descrita ( blúmen), no gozó de popularidad en España, y quizás por esta razón la Academia nunca se ocupó de estudiar el fenómeno.
Para entender un poco nuestra América Morena, se van a enumerar algunas de las denominaciones que soporta la prenda. Lo que en México se llama pantaletas, en Madrid se llama bragas; a eso se le conoce por calzón(es) en Guatemala, Managua, San José, Lima, La paz y Santiago; en Tegucigalpa y Bogotá se le llama “short”, mientras que en La Habana recibe el nombre bermuda. En Santo Domingo y San Salvador son “blumers”, al tiempo que en Panamá y San Juan se usa “panties”. En Quito son medias, y, bombacha en Montevideo y Buenos Aires. La información precedente se tomó del libro “Minucias del lenguaje”, del autor mexicano José Moreno de Alba. La reproducción aquí, necesariamente no indica que se compartan los conceptos vertidos.
En República Dominicana el “blumen” fue el predecesor del panti. Esto así, porque a medida que la dimensión del blumen se hizo más exigua, llegó un momento en que cambió de nombre y le dio paso a panti. En los medios urbanos de escasa formación educativa, así como en las áreas rurales de la misma característica, a esa mínima prenda interior de vestir, se le llama “pante”.
Detrás de esto quizás se esconde la sabiduría de la ignorancia, pues en español no hay ninguna palabra que comience con panti- como sonido, mientras que existen por lo menos siete vocablos que empiezan por pante-. Debe reconocerse y celebrarse este tipo de ignorancia tan lógica en su razonamiento.
A través de un familiar, conocí la expresión “baja blúmers”, que servía para mencionar el automóvil de gran lujo, imponente. Se puede afirmar que esa expresión es o fue un dominicanismo.
El Panhispánico de dudas aconseja la grafía “blúmer” con acento, y desaconseja que se escriba “blumen” como se hizo durante largo tiempo. Como consecuencia de lo anterior, el plural debe escribirse blúmeres. El celebrado Panhispánico propone la grafía “panti”, con la i latina. El plural es, pantis.
ESCRITURA
“. . .director interino encargado de iniciar la ESCRITURA del próximo presupuesto”.
Todos están contestes en que si de escribir una carta se trata, no se llama esa acción con el nombre de escritura, sino “redacción”. En la misma medida en que se va complicando el documento, se va graduando la palabra para que corresponda con la acción y el producto final. De acuerdo con este modo de discurrir, cuando se trata de un presupuesto, sobre todo si se trata del de un país, lo que se hace es que se “elabora”.
Se está en la disposición de aceptar que si se trabaja en la confección de un documento de la envergadura de un presupuesto nacional, por lo menos se diga y se escriba que se “prepara”.
En el español de la Academia, la escritura es la acción de escribir, así como el sistema de signos que se utiliza para escribir. La “escritura” es el arte de escribir. Con la misma palabra se designa la carta o el documento, el instrumento que se redacta o elabora.
En la época en que los escribientes se ocupaban de hacer los documentos, entonces en esa época con toda propiedad se podía decir y mantener que se ocupaban de la “escritura” de esos pliegos. Hay tratadistas del idioma que entienden que la escritura y la caligrafía guardan sinonimia.
La lengua se enriquece cuando se mantienen tenues matices como los señalados en los párrafos anteriores. Sobre todo es la lengua escrita la que se nutre de este tipo de gradación. Es necesario mantener el nivel de la lengua, de forma que los lectores entiendan, se diviertan y se enriquezcan con la lectura.
*IDENTITARIO
“. . .unidos por la excelencia de la creación y distinguidos según núcleos visibles de ejercicios IDENTITARIOS”.
Como en tantos otros casos se trata de un escritor que ejerce su poder creativo. La imaginación se adelanta a la memoria y le precede en la secuencia. Como resulta del proceso anterior, en lugar de traer las palabras a la memoria, lo que sucede es que inventan nuevos términos que se asemejan a los que conocían. El vocablo del título simplemente no forma parte del español aceptado, ni siquiera del tolerado.
Dependiendo del caso, se podría reemplazar el término criticado por “ejercicios de identidad”, por ejemplo. El lugar copiado sugiere que el autor ha querido expresar que son ejercicios en los cuales las partes involucradas persiguen identificar rasgos comunes que los identifican entre sí.
El caso es interesante, se podría pensar que precisamos de un vocablo que exprese la idea enunciada con la palabra sometida a estudio. Habrá quien sostenga que la necesidad la colma el término “identificación”, y que en consecuencia procede que se exprese de este modo, “ejercicios de identificación”. Cabe aquí preguntarse, ¿Será lo mismo?
*MONTUNERO
“. . .puso a un lado su abundante lenguaje MONTUNERO para entregarse a una. . .”
La palabra que encabeza esta sección no consta en el DRAE ni en los diccionarios de americanismos que se consultaron con el fin de aquietar las ansias de conocimientos.
En lugar de la voz del título lo que se encontró en todos los diccionarios consultados fue el vocablo “montuno”, que empezó en algunos países, como palabra usada por algunas personas hasta que logró ganar su entrada en el seno de la lengua oficial.
Para la Academia por excelencia, lo “montuno” es lo perteneciente o relativo al monte. En Andalucía y América es “rudo, rústico, montaraz”. Existe un tipo de música bailable que es y fue popular, el “son montuno”. Quizás al vestirse de gala y conseguir su aceptación en los salones de baile, ya el “son” dejó de ser montuno y se le conoce como “son”, a secas.
FAMILIAR
“. . .según informó una persona FAMILIAR con las conversaciones. . .”
Lo que ocurre en este texto es el fenómeno del “falso cognado”, es decir, que una palabra que se escribe igual en dos lenguas, pero no significa lo mismo en ambas; o bien, que aún cuando compartan algunos de los significados, no los comparten todos. El caso mencionado en último lugar es el que se examinará en este caso.
La palabra “familiar” existe tanto en inglés como en español. En ambas lenguas significan familia. En español además es “miembro de la familia”. Por otra parte, además, equivale a coloquial, informal.
En inglés, “familiar” es íntimo o de confianza. También en esa lengua significa que se tiene conocimiento directo o íntimo. Para este uso el diccionario añade que se emplea con la preposición “with”(=con.) Échesele un vistazo de nuevo al texto y se comprobará que el redactor le colocó la preposición del inglés también.
En español vale para expresar lo que se tiene muy sabido o en que se es muy experto. La diferencia en este caso es que la estructura de la lengua impone una construcción diferente en las dos lenguas. En inglés, “He is familiar with the conversations”. En español, “Esas conversaciones le son familiares (a él.)”
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